Se conoce como la gira de 1925 a aquella realizada por el Club Nacional de Football por Europa en el año 1925, una de las más extensas en la historia del fútbol mundial. Comprendió nueve países —Francia, Italia, España, Países Bajos, Checoslovaquia, Bélgica, Suiza, Austria y Portugal— y veintitrés ciudades, durando 190 días entre febrero y agosto de 1925. Coincidió en parte con las giras europeas realizadas por Boca Juniors, de Argentina, y el Club Athlético Paulistano de Brasil, antecesor del São Paulo, aunque estas fueron mucho menores en comparación —la gira de Boca consistió de apenas diecinueve partidos jugados a lo largo de dos meses, y la del Paulistano de Friedenreich englobó diez partidos en un período de un mes y medio—. Nacional jugó treinta y ocho partidos de los cuales ganó veintiséis, empató siete y perdió cinco, marcando ciento treinta goles y recibiendo treinta tantos.
La realización de una gira por Europa fue consecuencia directa de la actuación del seleccionado uruguayo de fútbol en los Juegos Olímpicos de París 1924 —donde la base del equipo estaba conformada por jugadores tricolores—. El fútbol había sido deporte olímpico desde las primeras ediciones pero de manera informal. Tras dos competencias organizadas por la Football Association británica, no afiliada a la FIFA, esta convino en 1914 que reconocería al Torneo Olímpico como un campeonato mundial a condición de que se realizara de acuerdo a sus reglas. Sin embargo, fue recién con la presidencia de Jules Rimet en 1921 que la federación internacional decidió tomar para sí la propia organización del certamen, decisión que se concretó por primera vez tres años después, en París.
Por aquel entonces el fútbol uruguayo vivía su cisma, que mantenía divididos a dos grupos de clubes, unos en la Asociación Uruguaya de Fútbol, oficial, y otros en la Federación Uruguaya de Fútbol, disidente. La afiliación a FIFA por parte de la AUF en 1923 determinó que solo los jugadores asociacionistas estuvieran habilitados para integrar la selección nacional, ya que solo reconocía como oficial una institución por país. Para la Copa América de 1923 el mayor aporte numérico a la selección fue de parte de Nacional, a la sazón bicampeón uruguayo, con cinco jugadores. El dirigente tricolor —y poco después Presidente de la AUF— Atilio Narancio prometió a los jugadores uruguayos que en caso de ser campeones los llevaría a los Juegos Olímpicos de París. Tras la victoria celeste, para cumplir dicha promesa fue necesario un aporte económico personal de Numa Pesquera, presidente de Nacional, y que el propio Narancio hipotecara una chacra de su propiedad. Para disputar el campeonato olímpico, el número de jugadores de Nacional se elevó a siete.
Uruguay fue el primer equipo sudamericano en disputar el Torneo Olímpico de FútbolYugoslavia 7:0, Estados Unidos 3:0 y Francia 5:1. En la semifinal derrotó a Países Bajos 2:1, con un gol de tiro penal protestado por el equipo europeo. Por temor a represalias, la dirigencia uruguaya recusó ante el Comité Olímpico la designación de un árbitro neerlandés para el partido final, por lo que en su lugar se nombró al árbitro francés Marcel Slawick. Uruguay logró finalmente su primer oro olímpico al vencer a Suiza por 3:0. La prensa europea se hizo eco de la sorpresa que había representado el juego uruguayo y el triunfo olímpico provocó un súbito interés de parte del ambiente deportivo y el público europeo de ver a clubes y selecciones sudamericanas. Esta demanda fue prontamente satisfecha por Nacional, Boca Juniors y Paulistano.
y, tras una breve gira preparatoria en España, se transformó en la sensación de la competencia al vencer aEn distintos momentos previos y simultáneos a la gira, surgió en la prensa la duda respecto al carácter amateur de los jugadores uruguayos. La discusión entre deporte amateur y deporte profesional que ya se venía dando desde hacía décadas surgía al respecto tanto de las altas remuneraciones exigidas por los encargados de negociar con las distintas entidades deportivas la fijación de los partidos,Federación Alemana de Fútbol prohibió una serie de seis encuentros proyectados en acuerdo con el Hamburgo, subcampeón de Alemania. Sin embargo, la posibilidad de jugar en Alemania seguía siendo sostenida por los organizadores de la gira, al punto que se tomaba esta hipotética etapa como el núcleo principal del viaje. El Cónsul uruguayo en Hamburgo entretanto intentó infructuosamente convencer a la Federación Alemana de que los futbolistas eran verdaderos amateurs, que el viaje a Europa había sido posibilitado por la deportividad de parte del Estado y los demás empleadores. Tal aclaración se repitió por parte de los delegados tricolores en otras instancias. Explicaban que el Presidente de la República había expedido una licencia paga por medio año a aquellos jugadores empleados del Estado, e intercedido ante las empresas de que fueran empleados los demás para que actuaran análogamente, recibiendo solamente dos negativas.
como de la larga duración del propio viaje. Dichas exigencias hicieron caer momentánea o definitivamente algunos partidos, por no poder ciertas instituciones asumir tales riesgos económicos. La duda acerca del carácter amateur de los tricolores ya había llegado al límite a comienzos de febrero, cuando laDel mismo modo que la motivación principal para realizar una gira europea había sido el éxito de la selección uruguaya en los Juegos Olímpicos del año anterior, la prensa europea normalmente se refirió a Nacional como «Uruguay», «los uruguayos», y también como «los campeones olímpicos» o «los campeones del mundo», ya que varios jugadores habían obtenido ese logro en Colombes: Andrade, Mazali, Romano, Petrone, Scarone, Urdinarán y Zibechi, más Arispe, refuerzo cedido por Rampla. Esta situación se agravaría más adelante con la llegada de tres olímpicos cedidos especialmente por otros clubes: Cea, Ghierra y Nasazzi.
Simultáneamente al arribo del plantel a Europa surgió un plan ideado desde la Federación Francesa para aprovechar la presencia en el viejo continente de los tres equipos sudamericanos —Nacional, Paulistano y Boca— y organizar una Copa de países latinos, a realizarse en Francia a fines de mayo. Participarían los tres equipos mencionados además de las selecciones de Francia, Italia y España. Posteriormente se agregó al campeonato proyectado la participación de Portugal y Rumania, pero se aplazó hacia comienzos de junio. A pesar de rumores iniciales que aseguraban el acuerdo tanto de parte de las dirigencias clubistas como de las federaciones, la condición económica propuesta por los organizadores de que cada equipo costeara sus propios gastos, terminó por impedir la realización del torneo. De hecho, el Paulistano ya había concluido su gira y vuelto a Brasil a comienzos de mayo. A pesar de no llegar a concretarse, la intención y gestiones que buscaron organizar esta Copa de países latinos, pudo haber motivado el pedido de refuerzos.
El 7 de febrero el equipo abordó el barco a vapor Re Vittorio en Montevideo,Génova tras escala en Barcelona. De allí partió el 1 de marzo hacia París. El debut fue el 8 de marzo en el propio Estadio Olímpico de Colombes ante una multitud —calculada entre 25 000 y 35 000 espectadores— ganándole 3:1 al seleccionado de la Liga de París, con arbitraje a cargo de Marcel Slawick, árbitro de la final olímpica. En este primer partido ocurrieron las primeras lesiones: Scarone sufrió un pequeño desgarro que lo obligó a perderse cuatro partidos, mientras que Urdinarán padeció una lesión en el tobillo y Andrade comenzó a sentir dolores lumbares.
desembarcando el 26 de febrero enUna semana más tarde Nacional enfrentó a la selección de la Liga de Normandía en Ruan. Entre 10 y 12 000 personas asistieron al Stade des Bruyères y el equipo uruguayo venció 5:0, con cinco goles de Petrone.
De vuelta en París, jugó contra la selección francesa en el Estadio Buffalo ante más de 35 000 espectadores. La Federación Francesa de Fútbol había dispuesto que se jugaran dos tiempos de solo treinta minutos, en atención a que los jugadores franceses debían salir al otro día hacía Turín para enfrentar a Italia. El partido terminó en empate sin goles, pero el público y la prensa locales celebraron la paridad como una victoria memorable, al punto de que una multitud llevó en andas a sus jugadores.
El siguiente partido fue contra el seleccionado de la Liga del Norte, en el Parque Jean-Dubrulle de Roubaix con entre 15 000 y 20 000 personas en las tribunas. Previo al partido, el dirigente Numa Pesquera había prometido al plantel un premio de mil francos franceses si se ganaba por la misma diferencia de goles que el Paulistano había conseguido una semana antes —7:0—. Con cinco goles de Petrone, uno de Castro y otro de Sufiotti los jugadores ganaron el partido y el premio prometido.
El último partido de la primera etapa francesa de la gira enfrentó a Nacional con el campeón de la Liga del Sudoeste, el Stade Bordelais. Lo venció 4:0 en el Parque de Deportes de Burdeos ante más de 20 000 aficionados.
Antes de que el plantel abandonara Francia, se supo que a los jugadores que ya estaban en Europa se agregarían nuevos refuerzos de otros clubes uruguayos, en particular los olímpicos Nasazzi, Cea y Ghierra. Se calculó que su llegada a Europa les permitiría integrar el plantel durante los partidos en Barcelona, pero esto no ocurrió hasta más tarde. De hecho la travesía de los nuevos futbolistas se efectuó recién después de jugados los partidos de la ciudad condal.
El viaje continuó atravesando la Costa Azul, pasando por Cannes y Niza, hasta llegar a Génova donde lo esperaba el bicampeón de la liga italiana, el Genoa Cricket & Football Club. Esta única presentación en la península itálica además de enfrentar a los dos campeones nacionales funcionó a modo de revancha por el partido en que una selección uruguaya había derrotado al Genoa en el Gran Parque Central de Montevideo por 2:1 como parte de la gira sudamericana del club ligur. De aquel partido repitieron siete jugadores genoveses y por los uruguayos solamente Zibechi y Scarone. Ante una multitud –además del público en las tribunas, la disposición del estadio Marassi permitía la presencia de varios miles de espectadores en las laderas de las montañas circundantes– Nacional venció al campeón italiano por 3:0, con un gol de Petrone y dos de Scarone en su regreso tras la lesión. Los dos primeros goles fueron marcados en el correr de los dos primeros minutos de juego. Esta victoria generó el elogio del conjunto italiano al asegurar que Nacional era el mejor equipo que había pisado su campo de deportes.
La delegación partió hacia Barcelona en tren por la costa mediterránea, llegando tras dos trasbordos el 8 de abril a la estación barcelonesa, donde una multitud entre la que se encontraba el presidente del FC Barcelona, Hans Gamper, la plana mayor de la Federación Catalana, y el Cónsul de Uruguay, esperaba ansiosa a los campeones olímpicos.
La organización de los partidos en España había sido problemática, habiendo coexistido versiones que daban por asegurado un par de partidos ante el Athletic de Bilbao al tiempo que quedaba en duda la presencia tricolor en Barcelona, con otras que confirmaban los partidos en Cataluña. Cuando se evidenció la superposición de fechas, se sucedieron negociaciones en el Comité Nacional de la Federación Española en Madrid entre los presidentes del Barcelona y el Esportiu Europa, Gamper y Joan Matas i Ramis, con el del Athletic, Ricardo de Irezábal Goti. La cercanía de la definición de la Copa del Rey, en la que el Barcelona todavía estaba participando, pesó para que el directivo bilbaíno aceptara ceder las dos fechas en favor de los catalanes. La Federación consiguió que el Español de Barcelona sustituyera a Nacional las dos fechas en Bilbao, al tiempo que la llegada de Nacional al País Vasco quedaba reprogramada para el 26 de abril.
La fijación de tres partidos en días consecutivos fue tomada por los uruguayos como un error, pero las gestiones realizadas por sus delegados intentando cambiar el encuentro frente a la selección catalana del 13 al 15 no tuvieron éxito, pues los dirigentes del Barcelona, vigente bicampeón de Cataluña, se opusieron al tener la primera semifinal de la Copa del Rey ante el Athletic Club de Madrid el 19 de abril. La dirigencia del Europa aceptó pasar su partido del 11 al 15, pero incluso así era imposible dejar sin efecto la primera fecha, ya que se habían vendido todas las entradas para dicho encuentro. Quedaron establecidos entonces cuatro partidos en total, para el primero de los cuales Nacional presentó su equipo reserva, que fue bautizado por los jugadores como el Rápido Tereso. El partido se jugó en el Camp del Guinardó y finalizó 1:0 a favor de los catalanes.
Al día siguiente Nacional disputó el trofeo ofrecido por la sucursal local de la Alfa Romeo ante el FC Barcelona en el estadio de Les Corts, colmado por 50 000 personas, al punto que la Guardia Civil debió intervenir para evitar accidentes. El conjunto catalán se adelantó dos veces a través de José Samitier pero Nacional empató con goles de Urdinarán y luego Héctor Scarone. Debido al empate definitivo, el director de Alfa Romeo en España, el ingeniero Rafael Andrés Gónzalez y Fabiá se quedó en propiedad la copa, la cual guardan sus nietos en Madrid.
El campo de Les Corts tenía un suelo muy duro, sin pasto, y se había especulado sobre cómo esto podría afectar el juego uruguayo.Petrone jugó con zapatos de tapones altos, al haberle prestado los que tenía de suela lisa a Andrade, quien se había presentado sin los suyos. En determinado momento del primer tiempo intentó girar en la rapidez de una jugada, los tapones tenían afirmado el pie y la violencia del giro le provocó una rotura de meniscos que lo obligó a ser sustituido. La gravedad de la lesión hizo temer a varios allegados que se tratara del fin de la carrera del jugador. Estuvo varios días en Barcelona acompañado por integrantes de la delegación y posteriormente regresó a Montevideo para ser operado.
La lesión de Petrone no fue la única del partido ante el Barcelona: minutos antes ya el half derecho local Bosch había sido sustituido por Elías, pero había retomado su lugar poco antes del fin del primer tiempo. A poco de comenzado el segundo, el defensa Josep Planas también fue sustituido, en este caso por Solà, pero minutos más tarde el equipo catalán utilizó el mismo sistema, reapareciendo el titular. Cuando este volvió a retirarse más adelante, los tricolores protestaron al considerar que esa ida y vuelta entre titular y suplente generaba una ventaja antideportiva, logrando que el suplente permaneciera hasta el final del encuentro.
Al día siguiente, Nacional volvió a Les Corts para enfrentar en el tercer partido consecutivo a la selección de Cataluña, compuesta por jugadores del Europa y el Barcelona, cayendo 2:1.Conde de Lavern, la cual fue disputada eventualmente entre el Europa y el Barcelona, quedándosela este último al ganar dos partidos por 2:1.
Al final de este partido, reconocido como la primera derrota del equipo titular, Nacional había sufrido las bajas de Mazali y Héctor Scarone, que se perdieron los dos partidos siguientes. El seleccionado local conquistó una copa otorgada por elNuevas gestiones permitieron postergar un día el último partido, la revancha ante el Europa, para el 16 de abril. Dicho partido terminó en empate a un gol.
No sin antes dejar establecido su interés por volver más adelante a Barcelona –ciudad que dejaban sin conseguir victorias–, y al tiempo que en la prensa seguían sucediéndose rumores acerca de la Copa de los Países Latinos,Valencia para enfrentar en Mestalla al campeón regional levantino, el Valencia C.F. en dos encuentros. De estos partidos se jugó finalmente uno solo, cuya fecha los dirigentes uruguayos intentaron posponer, nuevamente sin éxito. El arbitraje estuvo a cargo de Carlos Scarone, secundado en las líneas por Mazali y Augusto Milego —fundador y primer presidente del club— y concluyó en igualdad a dos goles, anotando para Nacional el manco Castro en dos ocasiones, y Llago II y Montes para el conjunto valenciano.
o un enfrentamiento extraordinario entre Nacional y Boca en Barcelona, la delegación marchó haciaEl cansancio provocado por los numerosos partidos –once en poco más de cuarenta días, en siete ciudades distintas–, sumado a las lesiones sufridas en los últimos encuentros, llevaron a que la delegación decidiera partir hacia Mallorca para tomarse un descanso. Esto obligó a reorganizar la agenda del plantel, ya que se debió suspender varios partidos pactados: uno en Madrid el 23 de abril, y el de Bilbao ante el Athletic el 26, por cuya suspensión la delegación debió pagar quince mil pesetas. También se postergó la posterior partida de España para disputar una revancha contra Francia el 1 de mayo, y enfrentar a Bélgica el 3 de mayo. La suspensión del partido en Bilbao generó algún revuelo, ya que pocos días antes –el 5 de abril– se había desarrollado un encuentro que generó controversia entre el Athletic y Boca Juniors. Además, el enfrentamiento contra los bilbaínos había sido de los primeros en pactarse, incluso antes que los partidos en Barcelona. Durante su estadía en Baleares los uruguayos disputaron cuatro partidos contra equipos locales —el F. C. Manacor, el Baleares F. C., la Real Sociedad Alfonso XIII y un combinado de esta última y el Real Murcia— convirtiendo veinticinco goles y recibiendo solo tres.
Mientras esperaba la llegada de los refuerzos desde Montevideo para mediados de mayo,Países Bajos. La presencia de los futbolistas uruguayos provocó cierta polémica ya que al interés compartido con el de todo el continente por apreciar el juego de los campeones del mundo, se sumaba el recuerdo de la semifinal de los Juegos Olímpicos, en que Uruguay había vencido a la selección de los Países Bajos en un partido que generó debate en la prensa neerlandesa, al punto que esta declaró vencedora moral a su equipo por sobre el juego violento de los uruguayos. Las conversaciones originales habían tenido como contraparte a la sociedad De Zwaluwen y al Sparta Rotterdam, pero ya a comienzos de febrero los primeros habían decidido no participar. Simultáneo a la primera serie de partidos en Francia se sucedieron nuevas negociaciones, primero a través del dirigente de FIFA Carl Hirschman, y luego directamente con la Federación de Ámsterdam, que parecieron posibilitar un partido ante la selección de dicha federación el 26 de abril en el Nederlandsch Sportpark. Sin embargo, dichas gestiones quedaron en la nada y fue recién tras la etapa española de la gira que nuevamente a través del Sparta se reflotó la posibilidad de llevar a Nacional a Holanda, logrando finalmente concretar un partido ante una selección de la Federación de Fútbol de Róterdam. En dicha selección se encontraban dos jugadores que habían formado parte de la selección neerlandesa en París, Kees Pijl del Feyenoord y Ber Groosjohan del V.O.C., pero el último declinó la invitación por motivos familiares. La imposibilidad de enfrentar a una selección absoluta de los Países Bajos era producto de un acuerdo informal entre los jugadores locales con la misma KNVB para no volver a enfrentar a los uruguayos, como consecuencia del partido jugado en París. De hecho, la concreción del partido con la selección roterdamesa, al igual que la información de que algunos directivos de la KNVB se harían presentes, generó sorpresa e indignación en parte del ambiente futbolístico neerlandés, encabezado por el propio capitán de la selección de los Países Bajos, Harry Dénis. Haciéndose eco de esto, clubes como los Nederlandsche Corinthians pidieron oficialmente a sus seguidores que boicotearan el espectáculo. A pesar de está polémica el público llenó el estadio del Sparta. Tras cuarenta minutos de juego, Nacional logró ponerse en ventaja por 2-0 en los últimos minutos del primer tiempo y convirtió cinco goles más en el segundo para completar un abultado 7-0.
el plantel se dirigió a losAnte una multitud de entre 28 y 35 000 personas que colmaron el Estadio de Letná, el 14 de mayo Nacional enfrentó a Sparta Praga, en plena época del «Sparta de Hierro». La expectativa del público llegó al extremo de que había espectadores en los techos de las casas vecinas. La policía debió cerrar la entrada al estadio para evitar lesiones. Nacional no mostró su mejor juego y tras un primer tiempo parejo fue superado por el Sparta finalizó 1:0 en favor de los locales. El partido terminó cinco minutos antes del tiempo reglamentario por el árbitro František Cejnar debido a la oscuridad.
El 17 de mayo se produjo un hecho sin precedentes, al disputar Nacional tres partidos en manera simultánea, en París, Bruselas y Montevideo. Por una parte, en la Ciudad Luz venció a un seleccionado del Club Français y la Union Sportive Suisse por 3:0. Se trató del primer partido en el que se alinearon los refuerzos llegados de Montevideo: Nasazzi, Ghierra, Cea, Borjas y Zubizarreta. El resto del plantel principal venció en Bruselas al combinado belga por 2:1 y en Montevideo empató con Bella Vista por el Campeonato Uruguayo de aquel año, por un tanto contra uno.
La delegación se juntó en Francia cerca de la frontera con Alemania, en donde enfrentó a Liga de Alsacia, la cual se presentó con una selección del norte de Francia. El partido terminó en victoria por 2:1 para Nacional. El 24 de mayo de 1925, se modificó la regla del offside al bajar la exigencia de que existan tres jugadores adversarios entre el jugador que recibe la pelota y el arco contrario a solo dos. Ese mismo día, Nacional se enfrentó al combinado Belga, al que venció por 5:1. José Nasazzi creó varias jugadas para adaptarse al cambio de reglas, utilizando chapitas sobre una mesa. Cabe destacar que el conjunto Belga se encontraba disminuido por un partido entre Bélgica y Suiza, por lo que se acordó la revancha que se jugó ante 55 000 espectadores en el Estadio Olímpico de Amberes, donde en 1920 los belgas ganaron el oro olímpico. El conjunto de Bélgica convocó a sus mejores jugadores que estaban jugando en otros países. El partido finalizó 2:1 a favor de los locales. Luego, Nacional Viajó a París para enfrentar por segunda vez a la selección francesa, a la cual derrotaron por 6:0.
La delegación partió hacia Suiza. Durante meses habían mantenido negociaciones con el Servette, a la sazón ganador del Grupo Oeste y posterior campeón de la Serie A suiza, pero estas se habían visto demoradas por las altas tarifas exigidas por los uruguayos. Gracias a la intervención de una sociedad local, la Association des intérêts de Plainpalais, se llegó a un acuerdo para enfrentar al equipo uruguayo con una selección de la Suiza Romanda en Ginebra el 7 de junio. Sin embargo, el desarrollo del torneo nacional determinó que el Servette, base de dicha selección regional, tuviera que jugar el partido definitorio que lo consagraría campeón de Suiza el mismo 7 de junio. Como consecuencia, Nacional debió encontrar un nuevo rival y se dirigió a Basilea para enfrentar a un seleccionado de dicha ciudad. El partido se jugó en el Landhof, el viejo estadio del FC Basel, y concluyó en victoria para Nacional por 5:2. En Viena igualó 1:1 con el seleccionado de Viena ante 70 000. Aceptando una invitación, Nacional se dirigió hacia la ciudad de Innsbruck donde derrotó por 6:0 al seleccionado de Tirol. La delegación partió hacia Suiza para jugar en Zúrich contra el seleccionado de Suiza, al que venció 5:1. Luego se dirigió a Viena, donde venció 2:1 al Rapid Viena y tres días después ante 50 000 espectadores a la selección de Austria por 2:0, con dos goles de José Nasazzi, quien a pesar de ser defensa jugó de centrodelantero.
El equipo dejó Viena en ferrocarril y, tras atravesar los Alpes, Italia, y la costa mediterránea francesa llegó nuevamente a Barcelona, donde volvió a enfrentar al Europa F.C. y cayó derrotado por 1:0. Luego venció por 4:0 en Gerona a la Unión Deportiva Girona. En el siguiente volvió a enfrentar a una selección de Cataluña compuesta por jugadores del Europa y del Barcelona, reciente campeón de la Copa del Rey, en una suerte de revancha por haber sido dicho conjunto el responsable de la primera derrota del equipo principal. En el colmado estadio del Europa, Nacional se despidió del público barcelonés logrando su única victoria en aquella ciudad por 4:0. El equipo catalán sufrió la lesión, promediando el primer tiempo, de Vicenç Piera, que se resintió de una anterior lesión y debió salir del campo. El conjunto local no tenía suplentes, pero lo pudo sustituir con Peiró, jugador de la reserva europeísta, que se encontraba por casualidad en el público. Los catalanes terminaron con diez hombres igualmente por una lesión de Serra
Casi al final de su gira, Nacional llegó a Portugal, en donde triunfó en los tres partidos disputados. Primeramente venció 7:2 a la selección de Oporto. El segundo partido ante el Sporting Lisboa —campeón de Lisboa y vicecampeón de Portugal— debió ser aplazado un día debido a uno de los numerosos levantamientos militares que terminarían con la caída de la Primera República y el advenimiento de la Ditadura Nacional. Se jugó finalmente el 20 de julio y terminó 5:0 a favor del equipo uruguayo. El último partido, ante un combinado de Portugal, fue una nueva victoria por 5 a 2.
Finalmente, el conjunto uruguayo llegó a Galicia para disputar los tres últimos partidos de la gira. Tras empatar el primero 2:2 contra el Celta de Vigo disputó dos partidos ante el Deportivo La Coruña. El primero terminó en igualdad sin goles, en parte gracias a la actuación del arquero Cándido Martínez Collar —prestado por el Real Madrid—. Finalmente, el segundo partido ante el Deportivo y último de la gira fue victoria de los uruguayos por 3:0, con tres goles anotados sobre el final del encuentro.
A pesar gestiones de último momento desde Barcelona para concretar nuevos partidos allí, la delegación tricolor embarcó en Vigo en el vapor Almanzora,millas náuticas y aproximadamente 15 000 kilómetros más por carretera y ferrocarril. Los máximos goleadores fueron Héctor Scarone con veintiséis tantos, seguido de Héctor Castro con diecinueve, René Borjas con diecisiete y Pedro Petrone con quince, jugando este último seis partidos de los treinta y ocho disputados. Al regresar, el gobierno de Uruguay felicitó al club con una nota dirigida al presidente de la AUF, Atilio Narancio, firmada por el Ministro de Instrucción Pública en nombre del Poder Ejecutivo.
desembarcando en Montevideo el 30 de agosto. Fue el fin de un periplo europeo que les insumió seis meses, en los que recorrieron 15 000Se disputaron treinta y ocho partidos en nueve países.
Fuente: Giovaninni, Eduardo. La gira de 1925.
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