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Hermenegildo Sábat



Hermenegildo Mariano «Menchi» Sábat Garibaldi (Pocitos, Montevideo; 23 de junio de 1933 - Buenos Aires, 2 de octubre de 2018), fue un dibujante de prensa uruguayo nacionalizado argentino que vivió y trabajó en Buenos Aires.[1]

Proveniente de una familia de artistas, su abuelo fue Hermenegildo Sábat Lleó, nacido en España, que llegó a Uruguay a corta edad, se dedicó a la pintura y fue un popular caricaturista; su padre fue el dibujante, periodista y escritor Juan Carlos Sábat Pebet; su madre era de Buenos Aires.

Publicó sus primeros dibujos a los quince años en el diario Acción de Montevideo. Trabajó como fotógrafo, impresor ófset, redactor, periodista. Fue nombrado en 1965, redactor del diario El País, ocasión en la que tomó la decisión de renunciar, porque no deseaba asumir la tarea de conducir un periódico, convirtiéndose en artista plástico.

Desde 1966 en la Argentina y hasta su muerte desarrolló su carrera de caricaturista en los periódicos La Opinión, Primera Plana y Atlántida. Cuando lo contrataron en La Opinión puso como condición que a sus dibujos no le agregaran texto al publicarlos, como garantía de que no serían manipulados. El director Jacobo Timerman aceptó resignado, el diario apareció en mayo de 1971 y a las pocas semanas ya estaba entusiasmado con ellos.[3]​Desde 1973 ilustró la página de política de Clarín y cuando el diario le pidió un dibujo para ilustrar una nota inventada para vincular a Horacio Verbitsky con la dictadura, se negó y se lo contó diciéndole "Yo soy un tipo agradecido. Les dije que no me iba a prestar a esa porquería”.[3]

Durante la dictadura militar publicó en Clarín una caricatura de Emilio Massera sonriendo mientras miraba su imagen en un espejo. Dice Robert Cox sobre ella "la esencia del malvado almirante estaba allí para que todos la vieran: un tiburón asesino amándose a sí mismo. Yo temblé pensando cuál podría ser su reacción pero, increíblemente, Massera no vio ninguna crítica en esa descripción. Su vanidad lo había hecho impermeable al mensaje. Se limitó a pedirle el dibujo original, lo que Sábat cumplimentó."[4]

Otro militar Guillermo Suárez Mason le envió un mensaje grabado advirtiéndole que si seguía publicando sus "pequeños dibujos" de los comandantes militares podría acabar tirado en el río (refiriéndose a los vuelos de la muerte utilizados en esa época para hacer desaparecer detenidos-desaparecidos.[4]

Se nacionalizó argentino en 1980. En su necrológica, Clarín publicó:

Ha recibido numerosos homenajes: el Premio Konex en 1982 y el Konex de Brillante en 2017.[6]​ El premio Maria Moors Cabot, otorgado por la Universidad de Columbia en 1988. Fue declarado «personalidad emérita de la cultura argentina» y «Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires» en 1997. Recibió el doctor honoris causa de la Universidad de la República de Uruguay y fue declarado «ciudadano ilustre de Montevideo (2003), entre otros galardones.

Ha sido reconocido por su «conducta intachable frente al poder».[7]​Robert Cox escribió que

Dio su testimonio en el filme Gardel, el alma que canta dirigido en 1985 por Carlos Orgambide y en Tango, Bayle nuestro dirigida en 1988 por Jorge Zanada. Era miembro de la Academia Nacional de Periodismo.

Fue ganador del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la modalidad Homenaje, entregado por CEMEX y por la Fundación Nuevo Periodismo presidida por Gabriel García Márquez.

En 2009 participó con un original de una caricatura de El Dante, realizado para el diario Clarín, en la muestra Bicentenario: 200 años de Humor Gráfico que el Museo del Dibujo y la Ilustración realiza en el Museo Eduardo Sívori de Buenos Aires, homenajeando a los más importantes creadores del Humor Gráfico en Argentina.

En 1982 creó la Fundación Artes Visuales, la cual presidió, donde en su taller de Monserrat enseñaba dibujo, pintura, grabado e ilustración, en procura de infundir «respeto por el arte».

En 2008, durante el conflicto patronal agropecuario, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, manifestó en un acto su rechazo hacia una ilustración de Sábat —en la que él la había dibujado con la boca vendada—, calificándola como «mensaje cuasi mafioso».[8]

Personas afines a la presidenta, como el periodista Horacio Verbitsky, quien además es el titular del Centro de Estudios Legales y Sociales, defendieron al dibujante:

El dibujante respondió «No hubo ni militares ni civiles que me acusaran de acosar al sexo masculino», agregando que su única opción era «No dibujarla más». Sabat recordó que, entre otras mujeres, había dibujado a Billie Holiday, Alicia Moreau de Justo, Tita Merello y Frida Kahlo y afirmó que hasta ese momento nunca se le había acusado de abusar, opinar o atacar de manera canallesca al sexo femenino.[10]

El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) expresó su «rechazo» por los dichos de la presidenta y afirmó que Sabat «es un maestro de periodismo y un artista reconocido a nivel internacional por su talento y convicciones democráticas».[8]

En 2012, en el marco de un fallo judicial contra la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual —impulsada por la presidenta— y favorable al Grupo Clarín, Sábat publicó en ese diario una caricatura de la presidenta con un ojo golpeado, que suscitó repudios de diversos sectores.[11]

Días después, la Legislatura porteña repudió la caricatura al entenderla como un «acto simbólico de violencia de género».[12]​ La consideró sexista, misógina y que constituía violencia simbólica contra la mujer, prohibida por la ley 26 485.[13]​ Sábat publicó en Clarín varios otros dibujos sobre la expresidenta en la misma línea, de interpretación controvertida, incluyendo uno en que se la muestra reducida de tamaño y arrodillada frente al juez estadounidense Thomas Griesa.[14]

Sobre esto habló en la última entrevista que dio:

El 6 de septiembre de 2017, Eduardo van der Kooy escribió en el diario Clarín sobre Santiago Maldonado en momento de hallarse desaparecido; la caricatura de Sábat con la que editorializa las notas mostraba el rostro del joven con sus rasgos modificados;[16]​ la iconografía a la que Sabat parecía estar recurriendo al alterar la foto icónica de Maldonado alargando su cara y angulando sus cejas son imágenes de Rasputín y el Judío Errante.[17][18][19]

En otra nota, días después de la muerte de Sábat, Verbitsky ratificó sus dichos de 2008 sobre el dibujante.[20]

Posteriormente a la muerte de Claudio Bonadío, juez de la llamada causa de los cuadernos, se conoció que el operador judicial tenía en su despacho enmarcado frente a su sillón del juez, un dibujo que Sàbat le hizo, el cual dejaría en evidencia la inexistente imparcialidad que tenían contra la ex presidenta tanto él como su autor. Así también el juez tenía en su despacho de un retrato de sí mismo hecho por el autor.[21]


Escribe la periodista Lucía Salinas para Clarín en un artículo titulado La intimidad de la investigación que lo convirtió en el gran enemigo K:



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