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Historia de Croacia



La historia de Croacia comienza a principios del período Neolítico. Dentro de la historia documentada, el territorio que actualmente corresponde a Croacia fue colonizado por los celtas y más tarde por los ilirios. Iliria fue un Estado soberano hasta que los romanos la conquistaran en el año 168 a. C. Los antepasados de la población eslava de Croacia se establecieron en la región durante el siglo VII.

El área conocida hoy en día como Croacia ha estado habitada durante la Prehistoria, desde la Edad de Piedra. En el Paleolítico Medio, los neandertales vivieron en Krapina y Vindija (noroeste de Croacia) y Mujina Dalmacia Pecina (central).

En el período neolítico temprano, las culturas Starčevo, Vučedol y Hvar se expandieron alrededor de la región. La Edad del Hierro dejó las huellas de la cultura de Hallstatt (ilirios primitivos) y la cultura La Tene (celtas).

Entrando en la historia documentada, el área fue habitada por tribus de Iliria, como la Delmetae, que hablaban una lengua de Iliria, una rama antigua de la familia indoeuropea. Otras tribus, como los Liburni y Iapodes, cuyo origen étnico es menos claro, habitaban diversas partes de la costa adriática y el interior entre Istria y Herzegovina.

En el siglo IV a. C. el norte de la actual Croacia también fue colonizado por los celtas, concretamente la tribu de los escordiscos. Otros pueblos celtas se encontraban asimismo integrados entre los ilirios. Las islas de Issa y Pharos, así como la localidad de Tragurion o Trogir, se convirtieron en colonias griegas desde el mismo período.

Iliria fue un Estado soberano hasta que los romanos conquistaron sus tierras en el año 168 a. C.

Los romanos organizaron la actual Croacia en la provincia romana de Iliria, que abarcaba la mayoría de la Croacia moderna (Istria y parte de la provincia de Italia). Iliria se dividió posteriormente en las provincias de Panonia y Dalmacia en el año 10. Panonia fue dividida a su vez en dos más por Trajano entre 102 y 107.

En el siglo IV el emperador Diocleciano fraccionó más el país. Este emperador era de origen ilirio, de Dalmacia. Otras personas notables de esta región en este período fueron el Jerónimo cristiano, San Marino (el constructor de San Marino), los emperadores Valentiniano I y Valente, y el papa Juan IV.

Después de la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V, las vías romanas y la población iliria con lenguas románicas (como el istrorrumano o el dálmata) se mantuvieron. Con la cada vez mayor inmigración, esta población arraigó en las ciudades a lo largo de toda la costa dálmata.

Los eslavos se dispersaron por el este de Europa a lo largo de los siglos VI y VII por el empuje de hunos, germanos y ávaros hacia el oeste y el sur. Los croatas (Chrobati, Hrvati), que se habían asentado en la zona de Galizia y en la Croacia Blanca (en el sur de Polonia), recibieron la oferta del emperador bizantino Heraclio de aliarse contra los ávaros a cambio de las tierras de Panonia y Dalmacia. Los croatas al mando del zupan legendario aceptaron el trato y lucharon contra los ávaros, atacándoles en la llanura de Panonia y dispersándose por los Balcanes. Una rama de los croatas, los byelohravati (croatas blancos) permaneció, sin embargo, en territorios que corresponden hoy al sur de Polonia, conservando una precaria independencia entre checos y polacos.

Los croatas del sur formaron estructuras autónomas bajo el mando de sus jefes tribales (zupani) en las montañas de Bosnia hasta Montenegro (croatas dináricos o Croatas rojos), a lo largo de las costas de Dalmacia (croatas de Dalmacia) y en las llanuras del Sava y el Drava (croatas de Panonia). De esta época es Radoslav, un gobernante enérgico del que se cantan aún baladas dedicadas a sus hechos y al que se le atribuye la introducción del cristianismo entre los croatas.

El ducado de Panonia se extendía a lo largo del río Drava en la zona entre el Sava y el Danubio, en las regiones de las actuales Baranja, Backa y Eslavonia. Dalmacia abarcaba la actual Croacia entre el Drava e Istria), la Krajina y el interior de la actual Dalmacia, ya que las principales ciudades costeras estaban habitadas por población de origen latino.

En el ducado dálmata hay menciones de un tal Porga de finales del siglo VII, pero realmente documentado como primer duque de Croacia-Dalmacia es Višeslav, que gobernó durante el último tercio del siglo VIII. También de finales de ese siglo es el primer duque de Croacia-Panonia, Vojnomir.

En el año 810, el poder de Croacia-Dalmacia pasó a Borna, que a su vez colocó en el otro ducado a su sobrino Ljudevit Posavki (Posavski significa del río Sava). Borma había aceptado ser vasallo de los emperadores francos, mientras que su sobrino luchó contra ellos hasta que en 823 fue derrotado y huyó al ducado de su tío, que por complacer a los carolingios lo encarceló hasta su muerte. Una sublevación contra los carolingios llevó al zupan Ratimir (r. 829-838) a tomar el control de Panonia, pero de nuevo los francos sometieron Panonia en 838.

En Dalmacia se sucedieron los zupani vasallos de los francos, Vladislav (r. 821-835) y Mislav (r. 835-845), pero su sucesor, Trpimir I (r. 845-864), se independizó y le fue reconocido el título de Dux Croatorum, fundando una nueva dinastía (los Trpimirovic) que gobernaron Croacia hasta la llegada de los húngaros.

Panonia continuó bajo el vasallaje de los francos con Pribina (r. 849-860), Kocelj (r. 861-872) y Mucimir (r. 872-873); solo Braslav (r. 880-897) disfrutó de una precaria independencia que debía soportar el empuje de las hordas magiares, que bajo su rey Árpád conquistaron el norte del ducado (Baranja y Backa), quedando el sur en manos de los croatas de Dalmacia, mientras que el este de Eslavonia (Sirmia/Srjem) fue ocupada también por los húngaros. De este modo la frontera norte de Croacia quedó fijada en el río Drava.

Trpimir I asentó el ducado de Croacia, aunque tuvo que luchar con una naciente potencia en el mar Adriático, la República de Venecia. Su sucesor e hijo, Zdeslav (864, 878-879) fue depuesto por su primo Domagoj (864-876), y a su vez el hijo de este Iljko (r. 876-878) fue derrotado por Zdeslav, restaurado en el ducado gracias al apoyo de los bizantinos. Su hijo Branimir (879-892) consiguió que las ciudades de la costa, tributarias de los bizantinos, se convirtieran en vasallas de los croatas, con lo que sus tributos pasaron de esta forma a las arcas del ducado. Por este motivo el papa Juan VIII, en un documento del 7 de junio de 879, entregó a los croatas el primer reconocimiento internacional como Estado. A Branimir le sucedieron sus hijos Mutimir (Muncimir o Mucimir) (r. 892-900) y Petar (r. 900-910), que unificaron el ducado incorporando la Eslavonia occidental. Tomislav (r. 910-928), probablemente hijo de Mutimir, amplió las fronteras y el prestigio de Croacia, de forma que en 925 el papa Juan X le reconoció como rey de los croatas.

Bajo los sucesores del rey Tomislav Croacia alcanzó su máxima extensión, gobernando las actuales Croacia, Eslavonia, una parte ínfima de Dalmacia y gran parte de Bosnia. El resto de las ciudades costeras de Dalmacia estuvieron bajo dominio de la República de Venecia (Fiume/Rijeka, Zara/Zadar, Šibenik, Trogir, Spalato/Split)) hasta 1358, que, con la firma del tratado de Zadar, que le da el estatus de República a Ragusa (Dubrovnik), o Cattaro (Kotor) que nominalmente pertenecían al Imperio bizantino. La capital, de donde procedían la mayoría de los gobernantes, estaba en la costa dálmata, en Biogrado (Biograd na moru).

A Tomislav le sucedió su hermano menor Trpimir II (r. 928-935), y a este su hijo Krešimir I (r. 935-945), que dividió el reino entre sus dos hijos: Miroslav (r. 945-949) y Miguel Krešimir II (r. 945/949-969). El hermano mayor, sin embargo, no permitió gobernar al más joven y se alzó como único gobernante.

En 949 el zupan Pribina se sublevó y logró vencer al rey, que fue sustituido por su hermano. Aprovechando las luchas internas, Časlav Klonimirović, zupan de Rascia (Serbia), invadió los territorios de Travunia, Zachlumia, Neretva y Bosnia, así como los distritos orientales de Croacia, tal vez invitado por los insurgentes. Con la muerte de Časlav en 960 luchando contra los húngaros, Krešimir II recuperó algunos territorios con ayuda de Predimir, ban autónomo de Doclea, teniendo bajo su control toda Bosnia y consiguiendo en su reinado la máxima extensión de Croacia.

Su hijo Esteban Držislav (r. 969-997), debido a la presión de los búlgaros sobre el Imperio bizantino, obtuvo de los emperadores Basilio II y Constantino VII el dominio total de Dalmacia y le fue otorgado el título de rey de Croacia y Dalmacia. El emperador de los búlgaros Samuel vio con desagrado la alianza entre bizantinos y croatas, atacando a estos últimos, venciendo al zupan Vladimir y marchando hacia Zadar, donde sitió al rey en la ciudad de Nin. No consiguió tomarla y regresó a Bulgaria a través de Bosnia, permitiendo a Držislav recuperar su reino.

El reinado de sus hijos Svetoslav Mucimir Suronja (r. 997-1000), Krešimir III (r. 997-1030) y Gojislav (r. 997-1020) fue más turbulento debido a que Svetoslav se arrogó todo el poder y los hermanos menores, apoyados por la nobleza croata, comenzaron una guerra civil que acabó con la vida del primogénito. El dux de Venecia, Pietro II Orseolo, aprovechó la ocasión para liberar las ciudades de Dalmacia, eliminando el tributo a los reyes croatas y conquistando para la república gran cantidad de islas adriáticas. El emperador Basilio II, vencedor de los búlgaros, reconoció a los hermanos como reyes de Croacia pero, viendo el peligro que suponía Venecia, tomó para sí el control de la costa dálmata y de grandes zonas de Bosnia.

Esteban I (r. 1030-1058), hijo de Krešimir III, decidió apoyar la revuelta del príncipe serbio (de origen croata), Dobroslav (Stjepan Vojislav), primero sin éxito en el 1036, y más tarde en 1040-1042, esta vez derrotando a los bizantinos y expulsándoles de Serbia. El emperador Miguel IV el Paflagonio se vio obligado a ceder Dalmacia a Stjepan II, pero el dux veneciano Domenico Contarini aprovechó la ocasión para tomar Zara.

A Esteban I le sucedió el último gran rey croata, Pedro Krešimir IV (r. 1058-1074), que restauró poco a poco todo el reino reconquistando Zara a los venecianos y expulsando a los bizantinos de Bosnia y Dalmacia. También tuvo especial cuidado en la difusión del cristianismo entre la población, estableciendo obispados en Biogrado (1060), Vrhbosna (1061) y Trogir (1063). Impulsó la implantación del rito latino en las iglesias frente a los usos bizantino y eslavónico a pesar de la oposición del clero del interior del país. Krešimir IV no tenía hijos y su primo Esteban sufría una grave enfermedad, por lo que decidió nombrar a Demetrio Zvonimir, ban de Eslavonia, su consejero y sucesor otorgándole el título de duque de Croacia.

Petar Krešimir IV murió en la primavera de 1074, y en la Dieta Nacional los nobles consideraron que Zvonimir no era uno de los suyos, por lo que eligieron como rey al duque de Neretva, Slavac (r. 1074-1075), apoyado por el clero eslavónico que estaba en contra de la liturgia latina. A su vez, las ciudades del oeste de Croacia (en general latinas) no estuvieron de acuerdo con esta elección, por lo que pidieron ayuda al duque normando de Amalfi, Amico, que tomó las ciudades adriáticas desde Zadar hasta Split, haciendo prisionero a Slavac. Mihajlo, ban de Duklja, tampoco apoyó la elección de Slavac y se proclamó independiente en el sur de Croacia. Venecia, que veía en peligro sus redes comerciales por la competencia normanda, entró en la liza. El nuevo papa, Gregorio VII, decidió intervenir en las disputas dinásticas enviando un legado, Gerhard, arzobispo de Sipanto, que en la Dieta de Salona consiguió que se aceptara como rey a Demetrio Zvonimir (r. 1074-1089), coronándolo el 19 de octubre del 1076 como rey de los croatas y los dálmatas. Zvonimir recuperó de los venecianos las islas del mar Adriático y formó una gran flota para defender la costa dálmata; según algunos cronistas, este reinado fue la edad de oro del reino croata.

Con la muerte de Zvonimir subió al trono Esteban II (r. 1089-1090) y resurgieron las luchas dinásticas. Zvonimir estaba casado desde 1063 con la princesa Helena de Hungría (r. 1088-1091), hija del rey Bela I de Hungría, que gobernaba en Eslavonia. El partido húngaro era mayoritario en el norte del país, principalmente en Eslavonia, y eligió como sucesor de su hermana a Ladislao I de Hungría (r. 1091-1092), que fundó el obispado de Agram (Zagreb), que pronto se convirtió en el centro eclesiástico de Croacia. Ladislao renunció al trono y nombró sucesor a su sobrino Almos (r. 1091-1093), que controló la zona entre el Sava y el Drava.

Aprovechando la ocasión, el dux veneciano Vitale Faliero reconquistó grandes zonas de la costa adriática. El reino croata quedó nuevamente dividido: en el norte los nobles ofrecieron el trono a los reyes húngaros y en el sur la dieta de nobles coronó a uno de ellos, Petar Svačić (r. 1093-1097), que se enfrentó al rey húngaro Colomán I, al que apoyaban los croatas de Panonia. El ejército de Petar fue vencido en la batalla de la montaña Gvozd en la que él mismo pereció. A partir de ese momento el reino croata se integró en el Estado húngaro, aunque conservó su estructura político-administrativa y sus habitantes tuvieron iguales derechos civiles que los húngaros. De esta manera, los croatas pasaron a ser una de las etnias más estimadas y respetadas por los magiares.

La asociación de Croacia al reino de Hungría se estableció por el Pacta Conventa (pactos convenidos) que fue supuestamente firmado por el rey Colomán de Hungría (en húngaro: Könyves Kálmán) y un grupo de nobles croatas en 1102. Existe un antagonismo histórico hasta el día de hoy, ya que los húngaros no reconocen la existencia de dicho pacto y solo indican la subordinación incondicional de los croatas a su corona y, por consiguiente, el error de señalarse herederos de sus posesiones en el Adriático, puesto que nunca tuvieron igualdad de derechos y sólo fue un pueblo sometido.

En dicho pacto se establecía que la unión era simplemente personal, es decir, que ambos reinos permanecían independientes con sus propias instituciones y leyes y solo el rey era común a ambos. De esta forma Croacia conservaba el Sabor (la dieta nacional), sus leyes y el gobierno, que era encargado a un ban elegido por los propios croatas de entre su nobleza. La frontera entre ambos reinos se establecía en el Drava y Croacia se extendía hasta la costa adriática.

Durante el reinado de Colomán de Hungría (r. 1102-1116), Croacia disfrutó de una época de prosperidad y tranquilidad que no conocía su turbulenta historia. El reino se fortaleció, se estableció una nueva administración controlada por el sabor y los virreyes (ban) y el ejército croata se reorganizó. Los reyes húngaros sucesores de Colomán (Esteban II de Hungría (r. 1116-1131), Bela II el Ciego (r. 1131-1141) y Géza II (r. 1141-1162)) respetaron las instituciones croatas y defendieron su territorio de los ataques de venecianos y bizantinos, considerándolos tan importantes como ciudadanos húngaros.

La muerte de Géza II provocó las guerras sucesorias en la familia Arpad: por un lado el hijo de Geza, Esteban III de Hungría (r. 1162-1172), y por otro sus tíos (hermanos de Géza), Ladislao II (1161-1163) y Esteban IV (1163). Al extender su influencia sobre el reino húngaro, el emperador bizantino Manuel I Comneno aprovechó los años de guerra para anexionarse parte del territorio croata entre los Alpes dináricos y el Adriático, formando los ducados bizantinos de Dalmacia-Croacia y Dalmacia-Dioclia. Sin embargo, puesto que el hijo menor de Géza II había crecido en la corte bizantina y tomado por esposa a una noble ortodoxa, las relaciones pronto mejoraron. Así, cuando el joven Béla III(1172-1196), protegido del emperador bizantino, regresó a Hungría y reclamó el trono tras la muerte de su hermano Esteban III, se recuperó el ducado bizantino de Croacia. Por otra parte, los territorios del sur fueron recuperados de los bizantinos por el duque de Croacia Andrés de Croacia en 1198, durante el reinado de Emerico (1196-1204).

Posteriormente, durante los reinados de Ladislao III de Hungría (r. 1204-1205), Andrés II de Hungría (r. 1205-1235) y Béla IV de Hungría (r. 1235-1270), la feudalización que comenzó en la época de Bela III se agudizó en gran manera, provocando que el reino croata se fuera disgregando y que incluso se formaran dietas diferentes en diversos territorios, separándose los reinos de Croacia y de Eslavonia. Al mismo tiempo, se producían continuas disputas entre Hungría y Venecia por el dominio de la costa adriática, lo que llevó poco a poco a la separación de Dalmacia del reino croata. Varios miembros de la Casa de Árpad fueron nombrados duques de Croacia o de Eslavonia y gobernaron de forma autónoma en varias ocasiones, como Colomán (r. 1208-1241) en Croacia, y Esteban (r. 1263-1271) en Eslavonia.

Los últimos reyes de la dinastía Arpad, Esteban V de Hungría (r. 1270-1272), Ladislao IV de Hungría el Cumano (1272-1290) y Andrés III de Hungría el Veneciano (r. 1290-1301), fueron reyes muy débiles y en sus reinados algunos nobles se hicieron totalmente independientes a lo largo de todos los territorios húngaros, croatas y eslavonios. Así, Pavao I Suric (r. 1292-1312) se independizó en Croacia y Eslavonia, asumiendo además el gobierno de gran parte de Bosnia. Su sucesor, Mladen II (r. 1312-1322), continuó en esta situación mientras duraron las luchas dinásticas en Hungría. A la muerte de Andrés III, el trono húngaro fue ocupado por un miembro de la familia de los Premyslidas, Wenceslao III de Bohemia (r. 1301-1305), nieto de Kunigunda, hija del fallecido rey húngaro Béla IV. Sin embargo, la corona húngara pasó pronto a manos de Otón III Duque de Baviera (r. 1305-1308), quien era hijo de Isabel, hija del rey Béla IV.

Finalmente fue Carlos Roberto de Anjou quien venció en las disputas dinásticas, proclamándose rey. El nuevo rey deseaba centralizar el poder y obligó a Mladen II a devolver el poder de Croacia a la corona húngara. Ante estas pretensiones, Mladen y su hermano Pavao II se rebelaron y fueron derrotados por las tropas angevinas que reunificaron Croacia, poniéndola bajo el mando del ban Ivan Babonic y encarcelando a los duques rebeldes.

La ciudad de Dubrovnik/Ragusa fue fundada en el siglo VII a partir de los invasores ávaros y eslavos que destruyeron la ciudad romana de Epidaurum. La supervivencia de la población romana se escapó a una pequeña isla cerca de la costa, donde fundaron un nuevo asentamiento. Durante la Cuarta Cruzada de la ciudad cayó bajo el control de la República de Venecia hasta el tratado de Zara en 1358, cuando Venecia, derrotada por el Reino de Hungría, perdió el control de Dalmacia y la República de Ragusa se convirtió en un afluente de aquel reino.

A través de los próximos 450 años la República de Ragusa sería una afluente República protegida por los otomanos y los Habsburgo hasta que Napoleón la abolió en 1808, cuando Ragusa, Dalmacia, Croacia, Eslovenia y Bosnia pasaron a formar las Provincias Ilirias.

La república se convirtió en la cuna más importante de la literatura eslava, durante los períodos renacentista y barroco. Aparte de los poetas y escritores como Marin Držić e Ivan Gundulić, cuyas obras eran importantes para el desarrollo de la literatura sudeslava, la persona más famosa de la República de Ragusa fue el científico croata Ruđer Bošković, que era un miembro de la Royal Society y la Academia Rusa de Ciencias. La república sobrevivió hasta 1808 cuando fue anexada por Napoleón. Hoy en día la ciudad de Dubrovnik está en la lista de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y es un famoso destino turístico.

Durante todo el siglo XVI, el Imperio otomano avanzó poco a poco hacia el norte. En 1565, Solimán el Magnífico invadió Hungría avanzando exitosamente hasta la pequeña fortaleza de Siget (Szigetvár), donde el conde Nikola Šubić Zrinski resistía obstinadamente. Tras un mes de duro asedio cayó, pero el retraso producido en el ejército turco por esta batalla de Szigetvár permitió al ejército austríaco reorganizarse antes de que los otomanos llegaran a Viena.

Por órdenes reales, en 1553 y 1578, amplias zonas fronterizas de Croacia y Eslovenia se convirtieron en la Frontera Militar (Vojna Krajina), bajo autoridad directa del alto mando militar de Viena. La cercanía al enemigo turco las convirtió en tierras deshabitadas, por lo que la monarquía austríaca animó a serbios, checos, húngaros, eslovacos, alemanes, ucranianos y otros pueblos eslavos a asentarse en la zona como colchón.

En 1592, solo pequeñas zonas de Croacia quedaban libres del domino turco. Estos 16 800 km² fueron llamados «los vestigios de los vestigios del una vez gran reino de Croacia».

Tras la batalla de Sisak de 1593, que terminó con la derrota otomana y la expulsión de los turcos de Croacia, se recobró la mayor parte del territorio en manos turcas, que solo pudieron conservar Bosnia. En 1699 se produjo una reorganización administrativa y se unieron el Reino de Croacia y el Reino de Eslavonia para crear el Reino de Croacia-Eslavonia.

Durante la guerra de sucesión austriaca, Croacia fue una de las tierras imperiales que obedecieron la Pragmática Sanción de 1713 de Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico y apoyaron a su hija María Teresa I. En consecuencia, la emperatriz concedió numerosos privilegios a Croacia, cambiando el control de la Frontera Militar y reduciendo la carga fiscal y los privilegios feudales. También incorporó el hasta entonces puerto libre de Rijeka al reino de Croacia en 1776. Sin embargo, ignoró y finalmente disolvió al parlamento croata, reduciendo su presencia en el Consejo de Hungría a un solo asiento, ocupado por el ban de Croacia.

Con la caída durante las guerras napoleónicas de la República de Venecia en 1797 y la posterior abolición de la República de Ragusa en 1808, Francia cedió sus posesiones adriáticas a Austria. Ocho años después, derrotada Austria, Francia recuperó la costa dálmata, fundando las Provincias Ilirias, que, sin embargo, y tras la caída de Napoleón en 1815, fueron anexionadas de forma definitiva por Austria hasta 1918.

Durante estos siglos de unión con Austria y Hungría, Croacia sufrió un proceso de asimilación: el croata carecía de uso oficial y se produjeron numerosos asentamientos de austriacos y húngaros en Croacia. En el siglo XIX, durante el renacer nacionalista del Romanticismo, el espíritu nacional croata resurgió en oposición a esta germanización y magiarización. En la década de 1830 surge el movimiento ilirio que influyó en la cultura croata y en su lengua. Su mayor representante fue Ljudevit Gaj, primer estandarizador del idioma croata. Esa misma década, las metas del movimiento pasaron de ser meramente culturales a oponerse al centralismo húngaro. Esto llevó a la prohibición por Metternich, el 11 de enero de 1843, del uso del nombre o los símbolos, lo que frenó el avance del movimiento, pero no lo detuvo.

Jelačić, gobernador de Croacia, logró abolir la servidumbre, eliminando el lastre feudal y reduciendo el poder de la aristocracia latifundista. La consiguiente división de tierras produjo una parcelación en propiedades muy reducidas, muchas veces incapaces de alimentar a una familia, lo que propició la emigración, comenzando así la diáspora croata.

El Ausgleich supuso la ratificación de la pérdida de la autonomía croata. Según el acuerdo hungarocroata de 1868 (hrvatsko-ugarska nagodba), el gobernador sería nombrado por Hungría, el 55 % de los impuestos irían al gobierno de Budapest y el puerto de Rijeka quedaría bajo control directo húngaro.

El reino de Croacia y Eslavonia fue entonces dividido en ocho condados. Se incorporaron a este reino las tierras habitadas por los croatas de la costa dalmática y, dada la desaparición de la amenaza turca, se reintegraron los territorios de la Frontera Militar a los condados civiles en 1881.

Como parte de dicho acuerdo, el Reino Tripartito de Dalmacia, Croacia y Eslavonia retuvo su estatus histórico, conservando su bandera y escudo. Sin embargo, Dalmacia se convirtió en parte de Cisleitania, mientras que los otros dos territorios estaban en Transleitania. La situación política de Dalmacia era mejor, pues gozaba de sufragio universal masculino, mientras que en Croacia-Eslavonia a principios de siglo apenas ciento noventa mil hombres tenían derecho al voto de una población de dos millones seiscientas mil personas.[1]

Croacia-Eslavonia tuvo un cierto desarrollo a finales del siglo XIX y principios del XX, que permitió el crecimiento de la industria ligera y la reducción de la proporción de población rural del 84 % en 1900 al 70 en 1910.[1]​ La producción cerealística, sin embargo, siguió siendo insuficiente, apenas mayor que la de la Macedonia otomana.[1]​La baja productividad de las tierras, la falta de industria y el amplio analfabetismo (apenas un 20 % de la población estaba alfabetizada) fomentaron la emigración, primordialmente a Norteamérica: en los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, alrededor de un cuarto de millón de campesinos empobrecidos (serbios y croatas), abandonaron el territorio.[1]​ La situación económica en Dalmacia era aún peor.[1]

Croacia formó parte en otoño de 1918 del Estado de los Eslovenos, Croatas y Serbios, que tenía capital en Zagreb, que posteriormente se fusionó con el Reino de Serbia para crear el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, desde 1929 llamado Reino de Yugoslavia.

Este estado balcánico que existió desde el 1 de diciembre de 1918 al 2 de diciembre de 1945. Comprendía el área de los actuales estados de Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro, Macedonia, así como la mayor parte de los territorios de Croacia y Eslovenia.

Tras la disolución del Imperio austrohúngaro, la idea de crear una nación para los eslavos en los Balcanes cobró impulso y apoyo de la comunidad internacional. El Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (latín serbocroata: Kraljevina Srba, Hrvata i Slovenaca; cirílico: Краљевина Срба, Хрвата и Словенаца; esloveno: Kraljevina Srbov, Hrvatov in Slovencev: macedonio: Кралство на Србите, Хрватите и Словенците; nombre corto: Kraljevina SHS, Краљевина СХС), vino a satisfacer esta demanda. Este reino se formó en diciembre de 1918 y pervivió hasta 1929, momento en el que la denominación fue sustituida por la de Reino de Yugoslavia.

El 29 de octubre de 1918, el Sabor croata (el parlamento) declaró la independencia y en su soberanía manifestó su voluntad de ingresar en el nuevo Estado de los Eslovenos, Croatas y Serbios. Para enfrentar la amenaza del ejército italiano que ingresaba por el sur y el occidente en el territorio de este nuevo estado, los croatas negociaron con el Reino de Serbia y el 23 de noviembre de 1918 enviaron una delegación a Belgrado para proclamar la unión.

El 1 de diciembre de 1918 fue proclamado el reino por Alejandro Karađorđević, príncipe regente por su padre, el rey Pedro, que formalmente era el rey de Serbia. El nuevo reino fue formado a partir de los antiguos reinos independientes de Serbia y Montenegro, así como también con una cantidad sustancial del territorio que antiguamente fue parte del Imperio austrohúngaro. Las tierras de Austria-Hungría que formaron el nuevo estado incluían Croacia, Eslavonia y Vojvodina de la parte húngara del imperio; Carniola, parte de Estiria y la mayor parte de Dalmacia del lado austríaco, además de la provincia imperial de Bosnia-Herzegovina. Se llevó a cabo un plebiscito en la provincia de Carintia, la cual optó por seguir en Austria. La ciudad puerto dálmata de Zadar y unas cuantas islas dálmatas fueron otorgadas a Italia. La ciudad de Rijeka fue declarada ciudad-estado libre, pero pronto fue ocupada y anexada en 1924 por Italia. Las tensiones en la frontera con Italia continuaron, con los italianos reclamando más áreas de la costa dálmata y Yugoslavia reclamando por su parte la península de Istria, parte de la antigua provincia costera austríaca que había sido anexada a Italia pero que contenía una población considerable de croatas y eslovenos.

El nuevo gobierno intentó integrar al nuevo país tanto política como económicamente, una tarea difícil debido a la gran diversidad de idiomas, nacionalidades y religiones existentes en el nuevo Estado, la historia diferente de las regiones y a las grandes diferencias entre ellas en cuanto al desarrollo económico.

En 1924 una decisión de apenas la mitad más uno de los diputados de la Asamblea Nacional estipuló en la constitución el carácter centralista del estado. Esta decisión propiciada y cumplida con autoritarismo por el primer ministro Nikola Pašić, causó la oposición de los croatas, quienes lucharon desde entonces por establecer su autonomía, objetivo central para el Partido Campesino Croata, principal partido croata.

Las tensiones entre el nacionalismo serbio (envalentonado por el carácter centralista del estado) y el resto de los pueblos del país estalló con el asesinato en el parlamento del reino del líder del Partido Campesino Croata Stjepan Radić, por parte de un diputado montenegrino. Ello llevó al rey a clausurar el parlamento y asumir el gobierno del país de una manera dictatorial. Los croatas solamente dieron tregua en su lucha por autonomía entre 1926 y 1927 ante la amenaza que para la existencia del reino eslavo significaba la coalición integrada por Italia con Albania, Hungría, Bulgaria y Rumania. La oposición croata se revivió cuando el rey capituló a las exigencias italianas de libre tránsito en Dalmacia y firmó con Benito Mussolini el Tratado de Nettuno, en 1928, supuestamente para dar tranquilidad al país.

Sin embargo, esto solo reavivó las tensiones internas. De hecho, pocos años después un guerrillero macedonio contratado por el nacionalismo croata ustacha asesinó en Marsella el 9 de octubre de 1934 al rey Alejandro I y al ministro de Exteriores francés. Le sucedió en el trono su hijo Pedro, pero al ser menor de edad asumió la regencia su tío el príncipe Pablo.

En agosto de 1939, amenazada Yugoslavia por un inminente ataque de Italia y la Alemania nazi, el primer ministro Dragiša Cvetković firmó con el dirigente del Partido Campesino Croata Vladko Maček el Acuerdo Cvetković-Maček para la creación de la Banovina de Croacia, una entidad autónoma que incluía la actual Croacia y parte de Bosnia y Hercegovina. Maček fue nombrado viceprimer ministro.

El príncipe Pablo gobernó hasta que, el 27 de marzo de 1941, un golpe de Estado contra la política filoalemana del regente llevó al trono de manera anticipada a Pedro II. De manera fáctica el Reino de Yugoslavia dejó de existir cuando, diez días después, el 6 de abril de 1941, la aviación alemana atacó Belgrado y en las semanas siguientes el país se vio invadido por las tropas de Alemania, Italia, Bulgaria, Hungría, Albania y Rumanía.

El rey y el gobierno huyeron a Londres dando prolongación formal y legal al país hasta 1945.

El Estado Independiente de Croacia (NDH, del croata Nezavisna Država Hrvatska) fue un estado organizado por los nazis tras la derrota del Reino de Yugoslavia en la primavera de 1941. Fue gobernado por el Ustaše y se anexionó Bosnia-Herzegovina. Llevó a cabo una política de genocidio de la población serbia, gitana, judía y de los antifascistas croatas. Dependiendo de las fuentes, el exterminio se calcula entre las 250 000 y el millón de víctimas.

Croacia llegó a ser parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia en 1945, la cual era dirigida por el Partido Comunista de Yugoslavia bajo la tutela de Tito. Tito, al ser hijo de padre croata y madre eslovena también, adoptó una cuidadosa política para manejar las conflictivas ambiciones nacionales de los serbios y croatas.

Croacia fue una república socialista, miembro de una federación de seis partes. Bajo el nuevo sistema comunista, la propiedad privada fue nacionalizada y la economía se basó en la idea del socialismo de mercado. El país desarrolló un proceso de reconstrucción debido a la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial. Además dio inicio a la industrialización y comenzó a desarrollar el turismo.

La constitución de 1963 equilibró el poder en el país entre serbios y croatas, y alivió el hecho de que estos últimos estuvieran nuevamente en minoría. Sin embargo, después de 1965 se formó la primavera croata la cual en 1970-1971 produjo varias manifestaciones a favor de una mayor libertad civil y de una autonomía croata. El régimen sofocó las protestas públicas y encarceló a sus líderes, pero esto llevó a la ratificación de una nueva constitución en 1974, la cual concedió más derechos a cada una de las repúblicas.

En 1980, después de la muerte de Tito, las dificultades políticas, étnicas y económicas comenzaron, y el gobierno federal comenzó a desmoronarse. La emergencia de Slobodan Milošević en Serbia y muchos otros eventos provocaron una muy mala reacción en Croacia, seguida por un aumento del nacionalismo y de los movimientos disidentes.

El parlamento croata (Sabor) proclamó la soberanía de la república el 22 de diciembre de 1990. En el referéndum del 19 de mayo de 1991, el 90 % de los votantes se pronunciaron a favor de un estado independiente y, tras una decisión parlamentaria en el mismo sentido, el presidente Franjo Tudjman proclamó unilateralmente la independencia el 25 de junio.

La guerra croata de independencia se desarrolló en el período comprendido entre 1991 y 1995. La nueva república tuvo que enfrentarse a las fuerzas rebeldes de la minoría serbia, que proclamaron la República de Krajina, siendo apoyadas por el Ejército Popular Yugoslavo. El conflicto, de connotaciones étnicas, concluyó con la Operación Tormenta llevada entre el 3 y el 5 de agosto de 1995, recuperando zonas declaradas como Áreas Protegidas por las Naciones Unidas. Este día es celebrado como una fiesta nacional llamada Día de la Victoria y de Acción de Gracias por la Patria.



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