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Hungría Real



(1000) Flag of Hungary (11th c. - 1301).svg

Flag of Austria-Hungary (1869-1918).svg (1867)
Flag of Hungary (1918-1919).svg (1918)
Coa Hungary Country History (19th Century).svg (1526)


El Reino de Hungría (en húngaro, Magyar Királyság; en latín, Regnum Hungariae; en alemán, Königreich Ungarn; en eslovaco, Uhorské kráľovstvo; en croata y serbio, Kraljevina Ugarska o Краљевина Угарска; en rumano, Regatul Ungariei) fue un reino que existió en Europa Central desde el año 1000 hasta 1919, con una interrupción de cinco meses durante la cual existió la República Soviética Húngara. Tras el derrocamiento del régimen comunista se restauró el Reino de Hungría (1920-1945). Surgió en la actual Hungría occidental y se extendió, en su cénit, por el resto de la actual Hungría, Transilvania (hoy Rumania), Eslovaquia, Cárpato-Ucrania, Croacia (después Croacia-Eslavonia),[1][2][3]Voivodina (hoy Serbia).

El término "Reino de Hungría" se usa para referirse a aquella duradera configuración multiétnica de territorios distinguiéndola del moderno estado de Hungría, significativamente más pequeño y étnicamente homogéneo. Antes y durante el siglo XIX, el término húngaro designaba a cualquier habitante de ese Estado, independientemente de su etnicidad.

Los términos latinos "natio Hungarica" y "Hungarus" se referían a todos los nobles del reino, aunque según el Tripartitum de Esteban Werbőczy, se referían solo a los nobles del privilegiados, sujetos a la Santa Corona, independientemente de su origen étnico. Sin embargo, la conciencia de "Hungarus" (lealtad y patriotismo por encima de los orígenes étnicos) se dio entre todos los habitantes de ese Estado.

Los magiares tienden a enfatizar la continuidad del estado húngaro y consideran el reino de Hungría como una fase de su desarrollo histórico. La idea de continuidad se refleja en los símbolos nacionales y en las festividades nacionales, así como en la conmemoración oficial del milenio de historia en el año 2000. Según este punto de vista, el reino de Hungría fue en principio un país del pueblo magiar, aunque no se niegue ni menosprecie la presencia e importancia de otras nacionalidades.

El reino de Hungría fue junto con el de Inglaterra, Francia, Polonia, España y el Sacro Imperio Romano Germánico -reinos que en algunos casos ya han desaparecido como regímenes monárquicos- una de las potencias europeas de la Baja Edad Media y parte de la Edad Moderna.

El reino de Hungría fue fundado en el 1000 por el rey san Esteban I y tuvo 57 reyes a lo largo de más de un milenio de existencia, resistió los ataques de tribus bárbaras de Oriente, como los cumanos y pechenegos, repelidos por los reyes Salomón de Hungría, Geza I de Hungría y san Ladislao I de Hungría. Tras la muerte del rey croata en 1091, san Ladislao anexionó los territorios del reino de Croacia a Hungría, disolviéndolos dentro de las fronteras húngaras.

El reino húngaro enfrentó al Imperio bizantino en varias oportunidades en guerras como la del rey Geza II de Hungría entre 1148 y 1155, tras la cual el emperador Manuel I Comneno consiguió extender la influencia bizantina bajo el reinado de Bela III de Hungría, hijo de Géza II. Posteriormente la debilidad de Bizancio ante los turcos hizo que, concentrado en su propia defensa contra los ejércitos otomanos, este imperio perdiera interés en Hungría.

Entre 1217 y 1221 el reino de Hungría participó en la Quinta cruzada bajo el reinado de Andrés II, y en 1241 sufrió la invasión de los mongoles de Batú Kan, que arrasaron el territorio húngaro. Esto forzó al rey Bela IV a reconstruir el Estado y a crear una línea de defensa de más de 100 castillos a lo largo del reino.

En 1301 muere Andrés III de Hungría, último miembro de la Casa de Árpad. Tras una transición caótica, en 1307 ascendió al poder Carlos I Roberto, de la Casa de Anjou-Sicilia, bisnieto por línea materna de Esteban V de Hungría. El nuevo monarca restableció el debilitado poder real y venció a los caudillos nobles cada vez más poderosos en Hungría. A su muerte, en 1342, tras un largo reinado, lo sucedió su hijo mayor Luis I, quien al heredar el trono de su tío el rey polaco, al final de su reinado se convirtió también en rey de Polonia.

Desde el reinado de Luis I el Grande los húngaros lucharon contra los turcos otomanos que realizaban incursiones invasivas en Europa. Posteriormente, el rey Segismundo de Hungría llegó a ser soberano de Polonia, Bohemia y del Sacro Imperio Romano Germánico, fue la figura más importante en la Europa de su tiempo y enfrentó nuevamente a los turcos.

Bajo el reinado de Matías Corvino (1458-1490), Hungría fue el primer reino europeo, después de Italia, en adoptar el Renacimiento, con lo que tuvo un impulso cultural y tecnológico superior al de cualquier otra nación europea de su tiempo. Sin embargo, para 1526, tras la derrota en la batalla de Mohács y la muerte del rey Luis II de Hungría, el reino cayó en el olvido y la ocupación turca otomana generó una constante situación de guerras y defensas de ciudades y fortalezas en el país, hasta que 1541 cayó Buda, capital del reino.

El reino húngaro se dividió en tres partes: una controlada por los Habsburgo y el Sacro Imperio, otra el Vilayato de Buda, dominado por los turcos y una tercera independiente, pero vasalla de los otomanos, conocida como Principado de Transilvania. Esta situación continuó hasta 1686, cuando los ejércitos cristianos aliados de los europeos liberaron al reino de la ocupación turca y pronto lo reunificaron bajo la figura del emperador germánico como su rey.

Tras la derrota sufrida en Mohács en 1526, el conde Juan de Zápolya, voivoda de Transilvania, se hizo coronar como rey húngaro, y al mismo tiempo Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador germánico, también fue coronado monarca de Hungría. Ambos monarcas actuaron como antirreyes por un tiempo hasta la muerte de Szapolyai, cuando Fernando se hizo con el poder, y a partir de entonces solo la Casa de Habsburgo ostentó la corona del reino.

La región de Transilvania se convirtió, con el hijo de Szapolyai, Juan Segismundo de Zápolya, en el Principado Independiente de Transilvania, y a partir de este siguió irradiando la cultura húngara en medio del caos político-administrativo. Algunos Príncipes de Transilvania llevaron a cabo guerras independentistas contra los Habsburgo, a fin de reunificar el Reino de Hungría bajo una figura húngara, pero como vasallos del sultán turco. Las guerras de los Príncipes Esteban Bocskai y Gabriel Bethlen fracasaron y el reino continuó prácticamente dividido hasta 1686, cuando los ejércitos germánicos del emperador Leopoldo I de Habsburgo irrumpieron en Hungría y expulsaron a los turcos otomanos. El Principado de Transilvania fue disuelto tal y como había sido creado dentro del reino húngaro, y la figura del Príncipe desapareció.

Antes de este proceso, los dos últimos Príncipes de Transilvania, Emérico Thököly y Francisco Rákóczi II, hicieron guerras independentistas para obtener la independencia del poder de los Habsburgo, pero todas fracasaron como las de sus predecesores.

El reino fue reunificado bajo la figura del monarca germánico y pronto le siguió un proceso de reoccidentalización y germanización por el emperador germánico y rey húngaro. Sus descendientes, la Reina María Teresa I de Austria y su hijo José II de Habsburgo, intensificaron dicho proceso, manteniendo muy cerca de ellos el reino y en muchas ocasiones marginando a los aristócratas húngaros. Tras la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico por Napoleón Bonaparte, iniciado el siglo XIX, surgió el Imperio austríaco con el emperador Francisco I de Austria, quien era al mismo tiempo también rey de Hungría y de Bohemia.

En 1848, se llevó a cabo una protesta, promovida por el nacionalismo húngaro, que culminó en una revolución húngara contra el dominio austriaco. Esta falló igual que las anteriores guerras de independencia. Tras una serie de derrotas austriacas, contra Cerdeña en 1859 y Prusia e Italia en 1866 (Guerra austro-prusiana), una comitiva de nobles húngaros se reunieron con el emperador Francisco José reclamando una mayor participación en los asuntos de Estado, surgiendo así, el Compromiso austrohúngaro, y dando paso a la formación del Imperio austrohúngaro (un Estado federal dual), declarado en 1867, del que Francisco José I fue el emperador.

El Reino húngaro participó de la Primera Guerra Mundial y en 1920, tras su derrota, se le aplicó el tratado de Trianón, que privó al reino del 70 % de su territorio y lo otorgó a Rumania, Yugoslavia y Checoslovaquia, dejando así a muchos húngaros como minorías en los Estados recientemente formados.

El debilitamiento económico en Hungría entre las dos guerras fue canalizado y corregido por el regente Nicolás Horthy, quien condujo al Reino en la Segunda Guerra Mundial al lado de las potencias del Eje. Si bien no era de postura pronazi, Horthy se vio forzado a pactar su participación en la guerra y posteriormente a aceptar la ocupación alemana. En 1945, tras la entrada del ejército soviético en el Sitio de Budapest, Hungría pasó a la esfera de influencia soviética y el Reino fue eliminado de inmediato, en favor de la república de orientación soviética.




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