La iglesia de Nuestra Señora de la Granada es un templo católico de la localidad española de Moguer, provincia de Huelva, y sede parroquial del municipio y del Arciprestazgo Condado Occidental. Está protegida con la declaración de Sitio histórico y Conjunto histórico artístico del B.I.C. de los Lugares Colombinos.
Fue reconstruida en el siglo XVIII sobre los restos de la antigua iglesia mudéjar del siglo XIV, que fue muy dañada por el terremoto de Lisboa de 1755. De este templo, la única parte que pervivió fue la torre, si bien en el siglo XVIII se embelleció notablemente. El Arzobispo de Sevilla, teniendo presente la futura división de su Archidiósesis en la zona, encargó a Pedro de San Martín (maestro mayor de obras del Arzobispado), la construcción de una catedral, como futura sede del obispado que debía surgir en la zona. Es el templo religioso de mayores dimensiones de la provincia de Huelva.
El edificio, construido en la transición del Barroco al Neoclásico, austero en su planta y alzado, consta de cinco naves, con testero plano. Se cubre con bóvedas de aristas, tanto en la nave central como en las extremas. Las naves colaterales se cubren con bóvedas vaidas, y el crucero con media naranja sobre tambor, en cuyas pechinas se representa el fruto de la granada, elemento iconográfico que da nombre a la titular de la parroquia. Por la fachada en paralelo al Patio de los Naranjos se accede al cementerio, hoy clausurado cuyos nichos sustituirían a partir del último tercio del siglo XVIII los enterramientos particulares de la primitiva iglesia.
De interés son las portadas de ladrillo avitolado, en especial la principal o Puerta del Sol, portada-retablo de dos cuerpos con columnas toscanas y jónicas, más un pequeño remate en ático. Su esquema lo repite simplificado la puerta de la nave del Evangelio, que abre a la plaza de la Iglesia. La del costado de la Epístola comunica con el Patio de los Naranjos.
La torre hubo de construirse en 1655 tras el hundimiento de la primitiva. Del proceso se encargaron los arquitectos Juan Domínguez y José Tirado, en una obra que se extendió desde 1689 hasta 1714. Poco después fue reformada por Diego Antonio Díaz en 1722 y Pedro de Silva tras el terremoto de 1755. El cuerpo de campanas se inspira en el remate de la Giralda de Sevilla, eco que vemos en la alternancia de arco y dintel en el cuerpo de campanas, arco de triple inflexión, en los jarrones de azucenas y el remate o estatua de la Fe. Es tal el parecido que Juan Ramón Jiménez al referirse a ella, dice que "la torre de Moguer de cerca, parece una Giralda vista de lejos".
La iglesia tiene un superficie construida de 2.172 m², que sumando los almacenes y vivienda del párroco suben la superficie a 2.598 m², mientras que la superficie total de la finca es de 3.871 m², ya que además dispone de una zona ajardinada llamada "el patio de los naranjos".
Los retablos existentes pertenecen a la iglesia del Convento de San Francisco, algunos de ellos de interés. El del Sagrario y la parte central del retablo de la Inmaculada poseen factura barroca de mediados del siglo XVIII, siendo atribuido el primero al círculo de Felipe Fernández del Castillo. Es digno de mención también el retablo de los Esponsorios de la Virgen o de San Juan Bosco, obra de principios del siglo XVII. El retablo que actualmente cobija a María Auxiliadora presenta una bella factura barroca, conservando además de sus formas originales algunos tondos escultóricos barrocos. El del Cristo de la Victoria, de composición sobria, ha sido identificado como perteneciente a la Inmaculada Concepción, del XVI y, por tanto, de la primitiva iglesia mudéjar.
Entre las obras de orfebrería y forjado, sobresalen algunas como la magnífica reja de hierro forjado del XVII de la capilla Bautismal. El presbiterio, al que se accede a través de espaciosas gradas, se halla delimitado por una artística baranda de hierro forjado, decorada a base de granadas. En orfebrería, cuenta con valiosos ejemplares como el cáliz y vinajeras mexicanas del siglo XVIII, el portapaz del siglo XVI, la cruz parroquial dieciochesca o los cuatro evangelistas de plata de la misma época; por otra parte, se conservan aún varios candeleros barrocos y la corona de metal plateado de la Virgen de la Soledad, cuyas rocallas delatan su origen dieciochesco. En cambio, el bello Sagrario es obra de mediados del siglo XX, realizado en madera tallada y dorada y plata.
En el campo de la escultura, la imagen más interesantes del templo es la Divina Pastora. Se trata del origen de una Inmaculada del siglo XVIII procedente del Convento de Capuchinos de Sevilla, donde fue bendecida por el Beato Diego de Cádiz tras su reconversión iconográfica. En 2003 fue restaurada por José María Leal. Antes de ocupar su actual altar estuvo al culto en el convento de Santa Clara y presidió durante un tiempo los salones parroquiales.
Es también reseñable la imaginería perteneciente a la Hermandad de la Vera+Cruz. La Virgen de la Soledad es una imagen de vestir del siglo XVII. Su impronta actual se debe a las intervenciones de Joaquín Moreno Daza y José María Leal. El Crucificado de la Vera Cruz es una imagen de Joaquín Moreno Daza de 1988, realizada según las trazas del antiguo Cristo de Enrique Orce de 1939. La Virgen de la Paz fue realizada por José María Leal en 2005. La acompaña un San Juan de Enrique Orce de 1939. Nuestro Padre Jesús de la Victoria es un Cristo con la cruz a cuestas realizado por Enrique Orce de cara a la Semana Santa de 1939.
Hay otras imágenes de Orce repartidas por el templo. La Virgen de Belén, de vestir, fue realizada en 1930. Nuestra Señora del Carmen, por su parte, data de 1938. El conjunto de San José con el Niño es de 1941. En este mismo año realizó la imagen de la Virgen de la Granada, que preside el presbiterio cobijada por un templete.
Son también reseñables la imagen de San Ginés del siglo XVIII que ocupa el ático del retablo de San José o el Niño Jesús de similnar cronología que figura en el ático del retablo del sagrario.
La obra de más interés del apartado de pintura es el óleo sobre lienzo de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, de fines del siglo XVI o inicios del XVII. Reseñables son también los lienzos del siglo XVIII que se conservan en la sacristía, como la Estigmatización de San Francisco o la Imposición de la Casulla a San Ildefonso. La Inmaculada Concepción que pende de otro de los muros de la Sacristía procede de los siglos XVIII o XIX. Del siglo XX es el mural de la capilla bautismal, una obra de Rafael Blas Rodríguez que representa el Bautismo de Cristo.El mismo autor decoró la Capilla Sacramental con un mural de la Cena de Emaús y las pinturas de las bóvedas, con temática eucarística. La gran pintura de la Asunción que figura sobre el templete del altar mayor fue realizada por Juan Antonio Rodríguez entre 1993 y 1995.
Cabe destacar también algunas obras de bordado de los siglos XVIII y XIX, como frontales de altar, paños de altar y paños de púlpito. Obra barroca un terno litúrgico completo, denominado el Terno de la Granada.
La primitiva parroquia, de estilo mudéjar del siglo XIV, era de menores proporciones que la actual. Disponía de tres naves, capillas y dependencias auxiliares.
El descubrimiento de las Indias tuvo un impacto extraordinario en el contexto social y económico de Moguer, y muy en particular en su parroquia, una de las instituciones más beneficiadas por la emigración de los moguereños. De las aproximadamente 77 capellanías fundadas en el XVI en esta iglesia mayor, un gran número fueron instituidas directamente por indianos y por parientes de residentes moguereños en Indias, que escogieron la iglesia parroquial como lugar de enterramiento.
Entre los indianos que fundaron capellanías nos encontramos con las dos del capitán Pedro Montes Doca, cuya lápida sepulcral aún se conserva junto al umbral de la puerta principal; las dos del arcediano de Cuzco Juan Alonso Cota; o las de Fray Francisco Ruiz, dominico residente en la ciudad de Los Reyes (Perú), Juan Vanegas, fallecido en Panamá, Antón Quintero, fallecido en la isla de Santo Domingo; Francisco Ruiz Tirado, fallecido en Panamá; la de Catalina Rodríguez la Ximona, fallecida en Yaguana, isla de Santo Domingo; la de Pedro Benítez Camacho, rico propietario con hacienda en la ciudad de La Plata: o la de Alonso Ruiz de Abrego, residente también en la ciudad de La Plata (Perú). Todos ellos dotaron sus capellanías en la parroquia de Moguer con fuertes sumas de dinero enviadas desde las Indias. Otros envíos y donaciones de moguereños ausentes en diversas partes del continente americano sirvieron para enriquecer la hacienda y el patrimonio artístico de la parroquia, e incentivar igualmente la economía de su numeroso clero.
En el embellecimiento de la primitiva parroquia trabajaron artistas de renombre: el proyecto de nuevo templo fue realizado por Hernan Ruiz en 1566; los retablos de las capillas del Arcediano y de Antón García Vanegas fueron realizados por Juan de Oviedo, Pedro de Villegas y Juan de Saucedo, obras contratadas en 1575 y 1577 respectivamente; el retablo mayor con la imagen de la Virgen de la Granada, como titular, fueron sustituido luego por un baldaquino de Pedro de Silva, ejecutado en las reformas del templo tras el terremoto de 1755, y una amplia relación de objetos artísticos acumulados durante siglos: pintura, imaginería, orfebrería, ornamentos, patrimonio documental, la sillería del coro tallada en caoba, el espléndido órgano situado en la cabecera detrás del templete, los catorce retablos barrocos distribuidos por el templo, etc; que fueron expoliados, destruidos o bien desaparecieron en el saqueo de las tropas francesas en marzo de 1810, el efecto de las desamortizaciones, y sobre todo la guerra civil de 1936.
Tras el terremoto de 1755, su estado era ruinoso, según se desprende del informe emitido por Pedro de San Martín, maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla, después de visitar el edificio en abril en 1756, estimando el coste de las reparaciones en 22.500 reales de vellón. El Arzobispo de Sevilla, teniendo presente la futura división de su Archidiósesis en la zona, encargó a Pedro de San Martín, la construcción de una catedral, como futura sede del obispado que debía surgir en la zona.
La construcción del nuevo templo, obra de José Álvarez, comenzó en los primeros meses de 1776 con un presupuesto de 50.000 reales de vellón, finalizando el 28 de mayo de 1783. Durante el tiempo que duraron las obras, la Capilla del Hospital del Corpus Christi, concentró el servicio parroquial, diversificándose la actividad por los templos conventuales de Santa Clara y San Francisco. La torre parroquial (siglo XIII) fue también objeto de reformas. Las obras de reconstrucción de la torre se iniciaron en junio de 1758 finalizando justamente dos años más tarde. Las mismas fueron realizadas por Antonio Guerrero, maestro albañil moguereño, y el sevillano Lucas Cintora.
El saqueo de las tropas francesas en marzo de 1810, el efecto de las desamortizaciones, y el expolio llevado a cabo en repetidas ocasiones provocaron la desaparición del rico patrimonio artístico de la parroquia.
Posteriormente la guerra civil provocó nuevos destrozos en el templo. El edificio fue incendiado, lo que provocó el desplome de las bóvedas. La reconstrucción de la iglesia se terminó en 1944. Entre tanto, la vida parroquial de trasladó al Monasterio de Santa Clara.
Es de destacar, como hecho relevante, la visita de Su Santidad Juan Pablo II, dentro de su recorrido por los Lugares colombinos y El Rocío en 1993, con motivo del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.
En el orden eclesiástico, la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Granada fue sede de la vicaría de Moguer, desde mediados del XV, en la que se englobaba los municipios de Moguer y Palos de la Frontera.
Después se convirtió en sede del Arciprestazgo de Moguer, quedando integrado por los municipios de Bonares, Lucena del Puerto, Moguer, Niebla, Palos de la Frontera y San Juan del Puerto.
En 1967 el Arciprestazgo de Moguer pasó a denominarse Arciprestazgo Condado Occidental, estando compuesto por las parroquias de Beas, Bonares, Gibraleón, Lucena del Puerto, Moguer, Niebla, Palos de la Frontera, San Juan del Puerto y Trigueros. Desde el año 2014 ejerce de Arcipreste, el párroco titular de la iglesia, el Sr. José Manuel Raposo Hernández.
Desde ella procesiona en la Semana Santa moguereña la Real, Ilustre y Franciscana Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Victoria, María Santísima de la Paz y San Juan Evangelista y la Muy Antigua, Fervorosa, Venerable, Real, Ilustre y Franciscana Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz y Ntra. Sra. de la Soledad.
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