x
1

Incidente de la isla Perejil



El incidente de la isla de Perejil fue un conflicto armado que involucró a España y Marruecos, el primero librado en el siglo xxi por ambos países,[1]​ desarrollado entre el 11 y el 20 de julio de 2002. El casus belli fue la ocupación militar de la isla de Perejil por una dotación de presa de la Marina Real de Marruecos. Tras un cruce de declaraciones entre ambos países, las tropas españolas desalojaron finalmente a los infantes de Marina marroquíes que habían relevado a los marinos.

La ocupación de la isla Perejil vino precedida de una escalada de tensión en la relación diplomática entre España y Marruecos desde la llegada al trono del rey Mohamed VI (julio de 1999), que supuso la retirada de su embajador en España en octubre de 2001, un gesto diplomático nada amistoso.

Las razones de la ocupación de la isla no han sido comunicadas oficialmente por las autoridades de Marruecos, pero los gendarmes involucrados afirmaron formar parte de una operación antidroga. A pesar de ello, ciertos sucesos pudieron estar detrás de las acciones marroquíes:[1]

Se trató de solucionar las relaciones por vía diplomática: primero, Marruecos envió a dos ministros tras la declaración de Aznar, según la cual la cancelación de los acuerdos pesqueros «traería consecuencias»; y también por parte española, entre las que destacan la visita del entonces líder de la oposición José Luis Rodríguez Zapatero.

En la mañana del 11 de julio de 2002, un grupo de marinos marroquíes al mando de un suboficial perteneciente a la dotación de un patrullero desembarcaron en la isla y colocaron dos banderas de Marruecos. Una patrullera de la Guardia Civil se percató de los hechos y decidió acercarse para investigar. Tras enviar una zodiac para desembarcar y advertir a los que allí se encontraban que debían retirarse, los marinos marroquíes espetaron a los agentes españoles: «Marchaos de aquí, esto no es tierra española». En ese momento se produjo una breve pero tensa discusión que quedó zanjada cuando los marroquíes encañonaron con sus AK-47 a los españoles y amenazaron con dispararles «por error». Los agentes españoles, armados únicamente con sus pistolas reglamentarias, se retiraron y comunicaron a su base el incidente.[3]

La razón esgrimida por los marroquíes fue la participación en una operación antidroga: la isla de Perejil fue utilizada durante algunos años como refugio de piratas y contrabandistas. Desde Rabat (capital de Marruecos) se informó esa misma noche que el islote no sería abandonado, puesto que «pertenece a Marruecos».

El desalojo de la isla de Perejil fue realizado mediante la Operación Romeo-Sierra para devolver la isla de Perejil a su estatus anterior.

El desalojo constituyó el primer incidente armado que involucró a España tras el retorno de la democracia,[1]​ la primera vez que entraron en combate fuerzas españolas después de las operaciones en la antigua Yugoslavia[4]​ y la primera intervención desde la unificación de los tres ejércitos librada en el siglo XXI.

El 17 de julio, componentes del Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra tomaron tierra en el islote y detuvieron a las tropas marroquíes, entregándoselas a las tropas de operaciones especiales de la Armada Española.

Al día siguiente llegaron legionarios desde Ceuta e impidieron que descendieran a tierra algunos marroquíes que trataban de llegar a la isla con al menos una pequeña embarcación particular.

Los soldados marroquíes capturados fueron devueltos por la frontera de Ceuta y finalmente, pocos días después, se firmó un acuerdo entre España y Marruecos, por el que se decidió volver al statu quo anterior. Las tropas españolas abandonaron el islote, que quedó deshabitado de nuevo.

Los dirigentes españoles llevaban estudiando emprender una operación militar tras varios incidentes en la isla de Perejil, con la ocupación del islote por parte de marinos marroquíes que no dudaron en expulsar a punta de fusil a los guardias civiles españoles que, habiéndose percatado de los hechos a las pocas horas, se habían aproximado para advertir a los marroquíes de que debían desalojar el islote,[5]​ la colocación de dos banderas de esa nacionalidad, el cambio de aquellos por infantes de marina, la intención de levantar estructuras estables y, el día 16 de julio, la convocatoria de la prensa internacional a una visita al islote.

Ya desde el mismo día 11, horas después de conocerse la noticia de la ocupación, llevaban en alerta elementos del GOE (Grupo de Operaciones Especiales) III. Incluso el día 14 se ordenó preparar el asalto, pero la operación fue cancelada con todo el equipo listo en los helicópteros.

Esta ocupación militar por parte de Marruecos es difícil de entender, dado que el valor estratégico de la isla ya ha desaparecido con los nuevos medios militares[1]​ y su valor económico siempre ha sido nulo. Por ello este hecho debe enmarcarse dentro de la reclamación de los territorios españoles en África por parte de Marruecos, que junto con el precedente de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, decidieron al Gobierno de España a emprender una medida de fuerza limitada que expulsara al ejército marroquí de la isla.

Fuese cual fuese la operación planificada, debía cumplir cuatro objetivos:

Tres fueron las alternativas propuestas:

La segunda fue la elegida, pese a la controversia existente y que continuó después.

El dispositivo fue levantado por miembros de los tres ejércitos:

El diario español ABC explicaría todos estos movimientos y gestos con la frase «y todo esto por una isla que no vale ni el combustible de los helicópteros».[6]

Sin embargo, la opinión entre políticos, diplomáticos y militares no era unánime sobre la conveniencia ni el éxito de la operación (ver más adelante).

La noche del 16 de julio, narró el entonces ministro Federico Trillo en rueda de prensa al día siguiente, estaba reunido parte del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa. Tras exponer la situación al presidente Aznar, continuó explicando el ministro, este salió al balcón para reflexionar y a la vuelta dijo:[7]

Se desplegaron cazabombarderos F-18 y los Mirage F-1 armados con misiles aire-aire para cubrir el espacio aéreo. Los helicópteros del escuadrón 803 llevaban montadas ametralladoras en las puertas y dos de ellos despegan para cubrir la operación.[8]

A las 23:43 despegan los tres helicópteros AS 532 Cougar de su base en Alicante con los miembros del Equipo 31 del GOE III camino de Cádiz para recoger cinco miembros del Tercio de Armada, tres miembros de la Unidad de Operaciones Especiales y dos miembros de un equipo ACAF (Adquisición y Control de Apoyos de Fuego) encargados de coordinar el apoyo aéreo cercano y el fuego naval.

Poco después de las 02:00 se cierra el espacio aéreo español. Los aviones en vuelo aterrizan en los aeropuertos, los que están en tierra son retrasados y los que se aproximan aguardan autorización. De las bases de Torrejón de Ardoz, Morón, Zaragoza y Los Llanos despegan los cazas.

La flotilla la forman cuatro helicópteros Eurocopter Cougar que transportan a los miembros de operaciones especiales y tres UH-1H de menor tamaño para cubrirlos de cerca. Uno de ellos recorrería la isla emitiendo por los altavoces instalados un mensaje en árabe y en francés para los infantes de marina marroquíes, mientras los otros UH-1H artillados le cubren.

Desde el buque de asalto Castilla (L-52), que permanece inmóvil en el estrecho, se dirige la operación. Distintos buques de la Armada dan cobertura y protección. Entre ellos, la fragata Navarra, de la clase Santa María.

A las 06:17 (hora H), cuando el mando español consideraba que los centinelas estarían dormidos o cansados de hacer guardia, llegan los helicópteros a la isla y comienzan a desembarcar los hombres en la parte más oriental. El descenso por cuerda rápida es descartado, al no estar los helicópteros Cougar equipados para ello, y los soldados saltan a tierra desde las aeronaves, encañonan al primer grupo de infantes marroquíes y los reducen sin encontrar resistencia.

Parte de la escuadrilla continúa su vuelo hasta la parte más occidental y más elevada del islote, donde duerme el grueso de los soldados.

Mientras uno de los Cougar rodeaba la isla emitiendo varias veces su mensaje grabado en los dos idiomas y otro cubre con tiradores a bordo, el resto de las aeronaves alcanzan la zona más occidental para dejar en tierra al resto de los soldados. Nuevamente, las máquinas se detienen para permitir el salto con cierta seguridad; pero el viento, de 37 nudos y de costado, zarandea uno de los helicópteros y un aspa choca contra el suelo; no obstante, el piloto logra enderezar la aeronave y evita lo que podía haber convertido la operación en un desastre. Sin embargo, el fuerte viento tiene sus consecuencias: uno de los asaltantes se golpea la rodilla al saltar, aunque seguirá con la operación. Son las 6:20 cuando los comandos ponen pie en tierra en el islote.

Los infantes de marina son detenidos sin oponer resistencia y los españoles descienden a la parte más baja por si aún quedaran fuerzas marroquíes no localizadas, mientras el resto cuida de los prisioneros y se interroga al brigada marroquí al mando. A los infantes de marina marroquíes se les incautan dos subfusiles Heckler & Koch MP5 y cuatro fusiles de asalto Kalashnikov.

En menos de diez minutos la posición está tomada y consolidada, pese a que las tareas para cerciorarse de que no había más efectivos se prolongaron por más tiempo.

A la mañana siguiente llegan al islote nuevos helicópteros que traen, entre otras cosas, una bandera española. Un soldado sube a la parte más alta de la isla y la clava en tierra (la escena fue fotografiada desde Marruecos por un fotógrafo británico que llevaba varios días esperando con su equipo de varios teleobjetivos).

Los soldados marroquíes son llevados a Ceuta y entregados a la Guardia Civil, que siguió las órdenes de tratarlos como inmigrantes ilegales. Mientras, los miembros de operaciones especiales son relevados por soldados de la Legión Española. Estos permanecen en la posición algunos días, impidiendo que nadie desembarque, y levantan un puesto de telecomunicaciones con piedras obtenidas del propio enclave.

Llegado a un acuerdo entre los Gobiernos español y marroquí, la isla es abandonada.


RS o su deletreo en el Alfabeto fonético de la OTAN como Romeo-Sierra no fue explicado a qué palabras sustituía. Se ha postulado «Restaurar Soberanía», pero el Gobierno no lo aclaró. Otras hipótesis señalan que podrían ser las iniciales de «Respuesta Segura».

El texto, las traducciones y la grabación de dicho mensaje fue materia clasificada desde el comienzo.

El Gobierno afirmó que la seguridad de sus hombres era lo fundamental; además la Operación constituía una ocasión para probar la coordinación entre los ejércitos, pero desde fuentes militares se mantiene que tantos riesgos y esfuerzos de coordinación resultaban innecesarios o incluso indeseables.[9]

Tampoco existen certezas sobre las razones para lanzar una acción tan arriesgada, que finalmente le fue perjudicial desde la perspectiva internacional. Se postula la necesidad del nuevo rey Mohamed VI en acallar las críticas sobre su desentendimiento de la política nacional (retrasó su incorporación a las tareas de gobierno para continuar esquiando en los Alpes, por ejemplo), para lo que acudió a sus viejas reivindicaciones nacionalistas que tantos éxitos les depararon a sus antecesores. También se mantiene la posibilidad de que no fuera el Rey quien ordenara iniciar la acción, sino partes de su gobierno deseosas de desgastarlo.

La Operación RS o Romeo Sierra representó, desde sus comienzos hasta su ejecución, un acto principalmente simbólico.[1]​ El gobierno español quería demostrar su disposición a emplear todos los medios a su alcance, incluida la fuerza armada, para detener las acciones marroquíes en materia territorial. Además de reafirmar su decisión, no iba a ceder, como había sucedido en los años 60 con el enclave de Ifni y en los setenta con el Sahara español. En lo territorial, no habría ni cesión ni negociación.

El ministro Trillo explicó toda la operación renunciando a siglas militares y utilizando un lenguaje más prosaico que comenzaba con «al alba y con fuerte viento de levante». Estas palabras fueron empleadas por distintos líderes políticos, como Rodríguez Zapatero, que se refirió a la Operación como «los sucesos ocurridos al alba».

Tras la Operación, el respaldo político no fue unánime. El PSOE saludó la acción del Gobierno, IU estuvo en contra y los nacionalistas vascos y catalanes manifestaron su indiferencia por el tema.

Por su parte, fuentes militares afirmaron que, si bien la Operación demostró que los tres ejércitos podían trabajar conjuntamente, no había ninguna necesidad de ello, pues los miembros del grupo de Operaciones Especiales del Tercio de la Armada se encontraban en el lugar y contaban con los medios y la capacitación para desalojar a los infantes de marina marroquíes, como lo demostró días después con el abordaje al So San.

Pasados los años el monarca marroquí declaró haberse sentido «abofeteado y humillado».[10]

El respaldo internacional no fue unánime: Estados Unidos prefirió mantenerse al margen; Francia volvió a ponerse del lado de Marruecos; en cambio, Italia dio su apoyo total al gobierno español; el resto de la Unión Europea dudó en un primer momento, pero la presidencia danesa se alineó enérgicamente con la postura española y el Presidente del Consejo de Europa cambió parcialmente su discurso sobre la naturaleza interna del conflicto entre las dos naciones por el que defendía la necesidad de volver al statu quo anterior.

La falta de apoyos internacionales, especialmente de los principales socios de la OTAN, formuló la teoría según la cual en caso de un conflicto con el norte de África las Fuerzas Armadas españolas estarían solas, por lo que modernizar y reequipar dichas fuerzas era un requisito importante.

El Incidente de Perejil no fue el único suceso armado protagonizado por España a lo largo de esos años. A finales del siglo XX, en la década de los 90 se produjo la llamada guerra del fletán, en la que la Armada canadiense detuvo a un pesquero español en aguas internacionales junto a las costas de Terranova argumentando que no tenía documentación reglamentaria para poder pescar en dichas aguas,[14]​ motivo por el cual dos patrulleros de altura de la Armada española fueron movilizados al Atlántico Norte para proteger a la flota de altura española.[15]​ Antes, cazabombarderos F-18 participaron en operaciones de ataque sobre la Antigua Yugoslavia.[16]​ Aún antes, cascos azules españoles corrieron peligro de ser atacados en distintos destinos de África y Europa.[cita requerida] Lo que hace diferente el caso de Perejil fue que en aquella ocasión lo atacado fue un territorio desconocido para la inmensa mayoría de los españoles, pero que traía recuerdos de la continua escalada de reclamaciones de Ceuta y Melilla, y las obtenciones territoriales de Tarfaya, Ifni y el Sáhara español por parte de Marruecos.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Incidente de la isla Perejil (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!