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Isla de Perejil



Perejil (en árabe, ليلى o تورا‎, Laila; en bereber, Tura) es un islote deshabitado en disputa territorial entre España y Marruecos.[nota 1]​ Se encuentra situado en el estrecho de Gibraltar (entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico), a unos 250 metros de la costa continental de África y a unos 8 kilómetros al noroeste del núcleo urbano de la ciudad española de Ceuta.

En la actualidad se encuentra deshabitada y sin que exista ningún símbolo de soberanía por parte de ninguno de los dos países que reclaman el islote como propio. España afirma que la isla forma parte de su territorio, si bien su situación político-administrativa es oscura, ya que no es ni parte de la ciudad autónoma de Ceuta (el proyecto de estatuto de autonomía ceutí[2]​ incluía el islote como territorio de la ciudad, pero tal referencia se retiró ante las protestas de Marruecos) ni considerado plaza de soberanía. Para Marruecos, su soberanía no ofrece dudas jurídicas y forma parte de su territorio nacional, por lo que le disputa su posesión a España, lo que dio lugar a un célebre incidente en 2002 (en el comunicado de prensa emitido por la agencia oficial marroquí MAP, equivalente a la Oficina de Información Diplomática española, el islote se describe como situado en l’intérieur des eaux territoriales du royaume, «en el interior de las aguas territoriales del reino»).[3]​ Tras este incidente, ambos países firmaron una nota en la que se comprometían a volver a la situación anterior al incidente, de forma que el islote sería desalojado, sin abandonar ninguno de ellos, sin embargo, sus pretensiones territoriales.[1]

Apenas doscientos metros separan la isla del continente. La profundidad del agua a sus pies llega a alcanzar entre 20 y 30 metros. Entre la isla y la tierra firme está el fondeadero de Perejil, que puede dar cobijo a pequeñas embarcaciones, y ha sido utilizado tanto por pescadores, que en mal tiempo buscaban su protección, como por contrabandistas, que encontraban resguardo ante la belicosidad de los habitantes cercanos.

En la costa este aparecen dos pequeñas caletas, llamadas la más septentrional del Rey y la más meridional de la Reina.[4]​ Cercana a esta caleta se hallan los restos de una torre y de un aljibe construidos por los portugueses. La isla cuenta con una cueva de tamaño suficiente para albergar en su interior a unas doscientas personas.

Se encuentra deshabitada y apenas tiene algún tipo de flora o fauna. El clima es de tipo mediterráneo. Se registran temperaturas que oscilan entre los 15 °C en invierno y los 35 °C en verano.

Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, describía la isla del Perejil, dentro de la entrada dedicada al estrecho de Gibraltar, de la siguiente forma:[5]

La soberanía sobre el islote es reclamada tanto por España como por Marruecos. Uno de los argumentos españoles para dar fe de que la isla es española se basa en que el proyecto de autonomía de Ceuta de 1987 incluía el islote Perejil dentro del término municipal de la ciudad. Sin embargo, esto no quedó recogido en el texto definitivo de 1994 del Estatuto de autonomía de la ciudad.[6]

Tras la llegada de un grupo de gendarmes marroquíes al islote en 2002, posteriormente relevados por infantes de marina y subsecuentemente desalojados por tropas españolas, la isla ha vuelto a quedar desalojada (statu quo ante), sin que exista ningún tratado bilateral o multilateral acerca de quién tiene la soberanía sobre el islote. Ni en el Tratado de Fez de 1912 ni en el tratado de independencia de Marruecos (Declaración conjunta hispano-marroquí de 7 de abril de 1956) se menciona la isla de Perejil. De acuerdo con la comparecencia de la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, ante la Comisión Conjunta de Asuntos Exteriores y Defensa del Congreso de los Diputados, el 17 de julio de 2002, dicho statu quo implica:[7]

La mayor parte de las poblaciones española y marroquí ignoraban su existencia hasta que el 11 de julio de 2002 un grupo de seis gendarmes marroquíes instalaron tiendas de campaña en una pequeña explanada situada entre las escarpadas paredes de roca de la isla, según Marruecos, para usarla como observatorio contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Este hecho provocó el incidente diplomático[8]​ ante el que España exigió la vuelta al statu quo anterior a la ocupación marroquí.[9]

España fue apoyada sin reservas por la inmensa mayoría de los países de la Unión Europea, con la excepción inicial de Francia y Portugal. En la mañana del 17 de julio, en la llamada «Operación Romeo-Sierra» —códigos radiofónicos de las letras R y S, «Recuperar Soberanía»— y cuyo coste final fue inferior al millón de euros,[10]​ los seis soldados marroquíes que sustituyeron a los gendarmes fueron desalojados sin oponer resistencia alguna por tropas españolas pertenecientes al Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, en una acción conjunta con la Armada, que desplegó numerosos buques, y el Ejército del Aire, que proporcionó cobertura con aviones F/A-18 con base en Morón (Sevilla). Los gendarmes marroquíes fueron conducidos en helicópteros a la Comandancia general de la Guardia Civil de Ceuta, desde donde se les trasladó a la frontera con Marruecos. A lo largo de ese mismo día, las tropas especiales españolas fueron sustituidas por miembros de la Legión que permanecieron en el islote hasta que Marruecos, por mediación de los Estados Unidos, acordó el retorno al statu quo previo al 11 de julio en la isla, que ha quedado de nuevo desierta.

En su momento se apuntó como principal causa del incidente la reclamación por parte de Marruecos de Ceuta y Melilla. De hecho, diversos analistas apuntaron posteriormente que la desproporción de la fuerza militar empleada por España para recuperar el islote llevaba una advertencia implícita a Marruecos con respecto a sus reclamaciones sobre las dos ciudades norteafricanas y como posible maniobra de distracción sobre la situación en el antiguo Sáhara español y así poder incumplir las recientes resoluciones al respecto tomadas en el seno de la ONU y su Consejo de Seguridad.[cita requerida]

Ya en el siglo XIII a. C. hubo marineros micénicos que pasaron el estrecho de Gibraltar en busca de una ruta más segura para llegar a los ricos yacimientos de ámbar de los mares Báltico y Norte. Estos marineros trajeron las historias de ricas tierras pobladas de cabezas de ganado, árboles frutales e inmensas minas de metales preciosos y, como era costumbre en la cultura griega, fueron forjando mitos sobre ellas y atribuyéndoselas al explorador por antonomasia de su cultura: Heracles.[11]

En su poema Gerionesis o Canción de Gerión, Estesícoro cuenta cómo Hércules separó las dos columnas que llevan su nombre y encontró una isla en el Océano del Oeste a la que llama Eritia[12]​ (‘la roja’, como una de las Hespérides[cita requerida]). Esta narración es de gran importancia para la historiografía ibérica, pues constituye el primer texto escrito donde menciona la existencia de Tartessos, que después confirmó la arqueología. Según algunos autores contemporáneos, como Iván Burgos, Eritia sería la isla de Perejil, descrita como situada más allá de las columnas de Hércules, al oeste del Mediterráneo, ya en el curso del Océano.[12]

En Eritia, Heracles debía terminar su décimo trabajo, que también debía ser el último. Según el mito, Eritia era la guarida del monstruo Gerión, que allí vivía con su manada de bueyes, el pastor Euritión y su fabuloso perro de tres cabezas Ortro (hermano de Cerbero). El mito cuenta que este héroe tuvo que cruzar el desierto de Libia y amedrentar al dios Helios con su arco para poder utilizar su copa (con la que la divinidad cruzaba el océano todas las noches para salir por el otro lado) y llegar hasta «más allá de las Torres de Hércules», matar a Euritión para robar los bueyes y llevárselos a Euristeo, rey de Tirinto.[13]

El propio Estesícoro, así como Estrabón, en el tercer volumen de su Geografía, sitúan a Eritia en Tartessos.

Sin embargo, la identificación del monte Hacho de Ceuta como una de las columnas de Hércules no es unánime, siendo también frecuente identificar la columna africana como el monte Musa, a cuyos pies se encuentra la isla de Perejil. La Historia Natural de Plinio el Viejo identifica a Eritia con Gades, la actual Cádiz. Tampoco Hope en su libro Mitología Clásica identifica Eritia con ninguna isla actual. Pero sin duda, quedan descartadas las islas Canarias, Madeira o las Azores, lugar del mítico Jardín de las Hespérides, al que Heracles nunca llegó; fue Atlas el que lo hizo, razón por la que Euristeo no contabilizó ese trabajo.[13]

Algunos autores, como el francés Victor Bérard, han identificado esta isla como la de Ogigia, en la cual, según la Odisea, la ninfa Calipso retuvo a Ulises durante siete años.[14]

En la película El Niño, dirigida por Daniel Monzón, aparece el islote y en concreto su cueva como lugar elegido por los dos contrabandistas para ocultarse de la Guardia Civil.[cita requerida]

Las actuaciones de ambas partes en este asunto no prejuzgarán sus respectivas posiciones en relación con el status de la isla. Ambas partes aplicarán este entendimiento de buena fe.




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