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Inmigración boliviana en Argentina



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La inmigración boliviana en Argentina se refiere a un movimiento migratorio desde Bolivia hacia uno de sus países vecinos, Argentina.

Con un total de 345.272 residentes (de acuerdo al censo nacional de 2010), la comunidad boliviana constituye la segunda colectividad de extranjeros más importante en el país, así como también la segunda más económicamente activa, solo por detrás de la paraguaya, y la mayor de bolivianos en el exterior. Medido en términos históricos, se posiciona como la cuarta corriente inmigratoria más grande que ha recibido Argentina, únicamente superada por la de los paraguayos, los españoles, y los italianos.

La inmigración boliviana hacia Argentina ha sido constante desde la época colonial. Ambos países estaban bajo control español, como parte del Virreinato del Perú y luego del Virreinato del Río de la Plata hasta las guerras de independencia hispanoamericanas. Durante estos tiempos había muchos enlaces entre Buenos Aires y el Alto Perú (actual Bolivia).

A principios del siglo XX, la inmigración boliviana se dirigía al norte argentino para trabajar en las temporadas de cosecha de la caña de azúcar y el tabaco. A partir de los años 1950, se constituyó en una parte importante del mercado de trabajo relacionado con los cultivos de tomate, pimientos, y bananos, entre otros, en el norte argentino. Durante los años 1960 y los años 1970 se hicieron presentes en la vendimia y otros cultivos del oeste del país y comenzaron a mantener una presencia permanente en la ciudad de Buenos Aires destacándose en el trabajo hortícola. Desde entonces se encuentran presentes en todo el país.[4]

Los primeros flujos migratorios de la era moderna se realizaron en los años 1940, tras la facilidad de ingreso que otorgaba el gobierno argentino participando en las zafras azucareras de Tucumán, Salta y Jujuy. En la década de 1960 se desplazaron a la provincia de Mendoza para la recolección de la frutas y hortalizas, o para la recolección de las hojas de tabaco. Luego muchos se trasladaron al Gran Buenos Aires para trabajar como obreros, albañiles, etc.[5]​ Algunos hasta que se desplazaron también a tierras australes como Comodoro Rivadavia, y al norte de la provincia de Chubut a causa del boom petrolero.

Durante su niñez, en los años 60, el expresidente de Bolivia, Evo Morales, vivió y estudió en la escuela número 4136 de la localidad de Campo Santo (provincia de Salta), cuando su padre trabajaba en la zafra del pueblo de Calilegua.[6]

Durante la Guerra de Malvinas en 1982, unos 25 000 bolivianos residentes en el norte argentino, principalmente de Salta, manifestaron su decisión de actuar como voluntarios en la defensa de las islas.[7]

El censo nacional de 2001 registró un total de 233.464 personas nacidas en Bolivia.[8]

En el año 2003 se implementaron una serie de medidas migratorias tendientes a facilitar la radicación de personas provenientes de países del Mercosur, favoreciendo su inserción social plena y disminuyendo su vulnerabilidad.[9]​ En el marco de esas políticas, en 2006 se implementó el Plan Patria Grande, que hasta agosto de 2010 había regularizado la situación de 104.984 inmigrantes bolivianos.[10][11]

Para las elecciones generales de Bolivia de 2014, unos 121.290 bolivianos fueron inscriptos para participar de los comicios en 21 recintos de la Provincia de Buenos Aires, y 24 de la Capital Federal. Para el evento se firmaron acuerdos entre el Tribunal Electoral de Bolivia (TEB) y la Dirección Electoral de Argentina (DEA). Según estimaciones, en Argentina residen alrededor de 450.000 personas habilitadas para votar.[12]​ Debido a dicha cifra, Liborio Flores, embajador boliviano en Argentina ha expresado:

El Tribunal Superior Electoral (TSE) boliviano ha manifestado que Argentina es el país con más votantes en el extranjero, seguida por España y Brasil. En Bolivia, la aprobación del voto en el extranjero ocurrió en 2009; en las elecciones de ese año, se realizaron comicios en algunas ciudades argentinas.[13]

Hacia 2014, unos 300 bolivianos estudiaban gratuitamente en la Universidad Nacional de Salta.[14]​ A fines del mismo año, el balance del flujo migratorio en las fronteras del departamento de Tarija develó que unos 2000 bolivianos ingresan diariamente a territorio argentino. Además de la inmigración, otros motivos de ingreso es realizar turismo y compras, ya que los productos argentinos son de menor costo. En el caso de Yacuiba, en la frontera con San José de Pocitos y Salvador Mazza, el promedio normal es de 1200 personas que salen de Bolivia hacia Argentina y 578 que ingresan. En Bermejo, 700 salen y 400 entran.[15]

En octubre de 2019, de 161.057 habilitados, unos 98.458 residentes bolivianos emitieron su voto para las elecciones generales de Bolivia de ese año, de los cuales 78.226 (un 82,52%) lo hicieron por el entonces primer mandatario, Evo Morales. En tanto, el líder opositor Carlos Mesa apenas logró 8.260 sufragios (un 8,71%).[16][17]

El 12 de diciembre de 2019, Evo Morales fue garantizado asilo político en Argentina por el gobierno de Alberto Fernández. Morales había renunciado a la presidencia de Bolivia el pasado 11 de noviembre en medio de intensas protestas en su país por un presunto fraude electoral e intento de perpetuarse en el poder en los comicios de octubre. Posterior a eso, el exmandatario aceptó una oferta del presidente de México, Andres Manuel López Obrador, para exiliarse allí por un tiempo indefinido (que resultó ser de aproximadamente un mes) y luego tuvo una breve estadía en Cuba previo a su arribo a Buenos Aires.[18][19]

A fines de 2016 y comienzos de 2017, comenzó un debate sobre una reforma de la ley migratoria en Argentina.

La administración de Mauricio Macri (2015-2019) decidió impulsar dicha modificación con la finalidad de prevenir delitos cometidos por extranjeros y personas vinculadas al narcotráfico. Las medidas fueron precedidas en gran parte por comentarios de individuos del gobierno nacional, los cuales fueron catalogados como «discriminatorios, xenofóbos y divisorios» por algunos sectores de la oposición y repudiados por funcionarios cuyos países tienen una gran cantidad de residentes en Argentina.

En enero de 2017, Macri firmó un decreto cambiario de la ley de migraciones para acelerar el proceso de deportación de extranjeros que cometan delitos en territorio argentino.[20]

Años antes, en diciembre de 2010, cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Macri fue denunciado por discriminación y promover la xenofobia cuando sostuvo que una de las causas de la toma del Parque Indoamericano, donde murieron tres personas (entre ellas dos bolivianos) se debió a una «inmigración descontrolada y el gobierno ausente», vinculándola con el narcotráfico y la delincuencia. Debido a esto, la embajadora boliviana en Buenos Aires, Leonor Arauco, reclamó que Macri pidiera disculpas públicas ante la comunidad boliviana por sus dichos. Pese a esto, Macri rechazó pedir disculpas.[21][22][23]

En línea con la reforma impulsada por el presidente Macri, la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, apuntó contra los ciudadanos de nacionalidad boliviana, paraguaya y peruana residentes en el país, acusándolos de cometer delitos de narcotráfico y pidió «ordenar» las relaciones bilaterales con Bolivia, Paraguay, y Perú. Presentó cifras de presos en Argentina, indicando que «en las cárceles federales, el 33 por ciento de presos extranjeros son por delitos federales» y quienes provienen de «los países productores de algún estupefaciente la relación aumenta enormemente». También declaró que: «Acá vienen ciudadanos peruanos y se terminan matando por el control de la droga; acá vienen ciudadanos paraguayos y se terminan matando por el control de la droga, no tanto bolivianos».[24]

Las críticas contra las colectividades de inmigrantes, por parte de algunos sectores políticos y de la sociedad, llevaron incluso a pedidos de construcción de un muro en la frontera con Bolivia, similar al muro fronterizo Estados Unidos-México, que fue descartado por el gobierno argentino.[25]

Debido al enojo de las autoridades bolivianas, el entonces presidente boliviano Evo Morales respondió a estos hechos pidiendo que «no se continúe» con las «políticas migratorias del norte» (refiriéndose a las políticas tomadas por el estadounidense Donald Trump en materia de inmigración), y reafirmando su compromiso con la patria grande.[26]​ Asimismo, aseguró que enviaría una misión integrada por miembros de su gobierno para dialogar al respecto con sus pares de Argentina, y con la numerosa colonia de residentes bolivianos en ese país para evaluar el efecto de las reformas migratorias.[3]

La comitiva llegó a principios de febrero de 2017, reuniéndose con autoridades del gobierno argentino. José Alberto Gonzales, presidente del senado boliviano declaró: «hoy hemos sido contundentes, hemos mostrados unas cifras y son elocuentes, el hecho de querer estigmatizar, vincular a la colectividad boliviana por narcotráfico es una injusticia, un exceso, un atropello».[28]

Entre todos los grupos de inmigrantes en el país, la colectividad boliviana cuenta con un total de 345.272 habitantes, en partes iguales para varones y mujeres, lo que representa el 19,1% del total de extranjeros allí, solo por debajo de la paraguaya (30,1% del total) y aventajando por más de 150.000 a la que se encuentra en el tercer puesto, la chilena (10,6%), de acuerdo a las cifras del censo nacional de 2010.[1]

A pesar de esto, se considera que los datos oficiales han infravalorado ampliamente la magnitud de la comunidad boliviana residiendo en el país. En esa línea, tanto la Asociación Folklórica Artística y Cultural San Martin (AFAC) del Barrio Charrúa como la Federación de Asociaciones Civiles Bolivianas (Facbol), ambas organizaciones pertenecientes a la colectividad, estiman que en el país austral habitan entre dos y tres millones de bolivianos hacia el año 2018.[29][30][31][5]

Las estadísticas indican que la población boliviana residente en Argentina ha crecido de manera sostenida y constante a lo largo del tiempo, siendo una evolución ininterrumpida desde al menos, 1980, cuando en aquel año se registraron un total de 118.141 bolivianos en el país. Para 2010, esa cifra había trepado a 345.272 habitantes, teniendo en ese periodo de tiempo un incremento del 192,25%.[32]​ En comparación, un flujo con números equiparables a la boliviana en 1980, como era la uruguaya, en dicho año tenía 114.108, pero su aluvión se estancó y para 2010 eran 116.592 (solo 2,18% de crecimiento).[1]

Las cifras de la migración boliviana son aún más impactantes si se tiene en cuenta que (junto con la paraguaya) ya se posiciona entre las cuatro corrientes migratorias más grandes de toda la historia argentina, habiendo logrado superar en cantidad a los franceses, quienes entre 1857 y 1940 llegaron a contabilizar unos 239.000 habitantes; en ese lapso, solo los italianos (2.970.000 inmigrantes) y españoles (2.080.000) pudieron registrar mayores números.

Los motivos de la migración se deben mayormente a la abundancia económica que se puede encontrar en Argentina, a las favorables oportunidades laborales que tienen los extranjeros en el país vecino, y la buena calidad de la educación y la salud, servicios cuyo uso es universalmente gratuito y sin costos. Además de esto, muchos ciudadanos bolivianos se benefician con la doble nacionalidad que se permite en ambos lados de la frontera. La suma de estos factores convierten a la Argentina en el destino más popular para los emigrantes bolivianos, con un 52,98%, seguido por España, con un 18,53%.[33]

Miles de inmigrantes bolivianos se han integrado a la vida cotidiana argentina, aportando en áreas tan diversas como la construcción, la educación, la salud, el deporte y la música. Además, los elementos de la gastronomía de Bolivia se han vuelto populares en algunas zonas en las que la comunidad es grande.

La mayoría de los bolivianos viven en el Gran Buenos Aires, principalmente en los partidos de La Matanza, Lomas de Zamora, Morón, Tres de Febrero y Escobar. Dentro de la Ciudad de Buenos Aires, residen principalmente en los barrios porteños de Flores, Parque Avellaneda, Villa Soldati, Villa Lugano, Liniers y Nueva Pompeya.[5]​ También hay asentamientos muy importantes en las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán. Además, en las provincias de Mendoza, Río Negro y Neuquén, se estima que hay un total de 50.000 bolivianos.[34]

Fuente: INDEC[1][35]

El censo argentino de 2010 registró 345.272 personas nacidas en Bolivia. La siguiente tabla muestra la distribución en las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:[36]

Según el censo argentino de 2010, del total de 345.272 personas nacidas en Bolivia y viviendo en Argentina, 171.493 son hombres y 173.779 mujeres. Del total de hombres, 50.662 tienen entre 0 y 14 años, 451.693 entre 15 y 64, y 75.299 son mayores de 65 años de edad. Del total de mujeres, 50.610 tienen entre 0 y 14 años, 524.200 entre 15 y 64, y 92.590 son mayores de 65 años de edad.[37]

La inmigración de personas aimaras, habitantes del actual altiplano boliviano, región llamada Alto Perú durante la época colonial española, fue de importancia en la población inicial del actual territorio argentino. La primera civilización agroalfarera, Tafí (200 a. C.) se ha atribuido a una migración de personas procedentes del altiplano boliviano.[39]​ Durante la colonia, las relaciones entre la estructura minera establecida alrededor del cerro Potosí y el norte del actual territorio argentino, productor de tejidos y animales de carga, mantuvo una constante migración en ambos sentidos entre ambas regiones.[40]​ A su vez, la Universidad de Chuquisaca, fue un importante factor de atracción para población rioplatense.

El levantamiento de Túpac Catari, en 1781, y su cruenta represión, produjo una importante migración de revolucionarios altoperuanos por razones políticas hacia Buenos Aires.[41]

Los residentes bolivianos en Argentina cuentan con varios centros culturales y sociedades donde participan en eventos en los cuales se comparte y se difunde diversos temas como la cultura, las lenguas y las tradiciones típicas bolivianas haciendo un gran aporte cultural en su país de acogida.

Desde el año 2011, en Buenos Aires se organiza cada mes de octubre un desfile conocido como «La integración cultural latinoamericana». Se trata de la festividad cultural más importante de la comunidad boliviana en Argentina, en la que se rinde homenaje a la Virgen de Copacabana, patrona de la colectividad. La misma fomenta y afianza las relaciones históricas, sociales y culturales entre ambos países.[42]

Muchos inmigrantes bolivianos en Argentina (quizá por su origen amerindio y/o mestizo) han sufrido de discriminación y violencia racista[43][44][45]​ o han sido víctimas de esclavitud sexual[46]​ y trabajo esclavo en talleres textiles.[47]

La palabra boliguayo, resultado de la unión de «boliviano» y «paraguayo», es un término sumamente despectivo aparecido en la década de 1990-2000 y en plena expansión en la primera década del siglo XXI. Su carácter peyorativo proviene precisamente de la indiferencia del hablante por la identidad del migrante, como sucede también con el término «indio» o «sudaca». Asimismo, se utilizan los gentilicios «bolita» o «bolancha» para referirse, con connotación xenófoba, a un nativo de Bolivia en lugar de utilizar la denominación apropiada de «boliviano».

En 2008, la justicia argentina condenó a 22 años de prisión a un policía que lesionó e intentó asesinar a un joven por el solo hecho de ser boliviano. La pena reflejó el agravante contemplado en la ley antidiscriminatoria 23.592, cuando el delito «sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad».[cita requerida]

Fotos del desfile por la calle Diagonal Norte con el obelisco de fondo en Buenos Aires, acto por la Integración Cultural de la comunidad boliviana en Argentina. Realizado en la Plaza de Mayo, Argentina, 2015.

Festival boliviano en Buenos Aires.

Caporales de Villa Lugano en avenida 25 de mayo, Buenos Aires, Argentina, 2014.

Caporales de Villa Soldati en el desfile Integración Cultural boliviana en Argentina, 10 de octubre de 2015.

Durante los años 2010, la inmigración de ciudadanos bolivianos hacia Argentina continúa siendo un fenómeno importante, teniendo un pico de 73.971 radicaciones (temporarias y permanentes) en 2012. En 2018, con 37.203 radicaciones (la menor cantidad en toda la década), los bolivianos fueron desplazados al tercer puesto en el ranking de inmigrantes. Su lugar fue ocupado por los venezolanos, quienes los superaron ampliamente con 70.531 migrantes, y los paraguayos, con 47.391, la caída debiéndose mayormente a la mala situación económica que sufre el vecino país.[48]

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y Dirección Nacional de Migraciones (DNM).



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