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Juan Fernández de Heredia



Juan Fernández de Heredia (Munébrega, Zaragoza, c. 1310-1396), fue un escritor, mecenas, político y diplomático español al servicio de Pedro IV de Aragón y gran maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén.

Heredia nació hacia 1310 en Munébrega (cerca de Calatayud), localidad perteneciente a la Corona de Aragón, en la actual provincia de Zaragoza. En 1328 ya era miembro de la Orden de San Juan, siendo freire de la encomienda de Villel. Ocupó su primer cargo de responsabilidad como comendador en la encomienda de Alfambra (1337). Llegó al honor de castellán de Amposta en 1345, la dignidad más alta de la Orden en la Corona de Aragón.[2]​ En 1355 es prior de la Orden en Castilla.

Desde 1356, el apoyo del papa Inocencio VI le vale ser prior de Saint-Gilles, afincándose en la corte papal de Aviñón, donde el Papa lo nombra gobernador de la ciudad y le encarga su defensa, para la que mandará construir unas famosas murallas. Mantendrá buenas relaciones con los siguientes papas Urbano V y Gregorio XI, así como con el también aragonés Benedicto XIII (antipapa); de hecho, y siempre según el gran historiador aragonés Jerónimo Zurita, cuando Pedro Martínez de Luna, Cardenal de Aragón y ya papa Benedicto XIII, llegó a ocupar el trono pontificio en el exilio papal de Aviñón, encontró pignorados incluso los ornamentos sagrados de la capilla reservada al titular de la Sede de Pedro y fue don Juan quien, con sus bienes, rescató a don Pedro de tanta necesidad y le permitió, con ello, inaugurar con fuerza su largo y dramático mandato. Desde la Sede papal Heredia fue embajador de los monarcas de Aragón Pedro IV y Juan I.

Fue investido Gran Maestre de la Orden de San Juan del Hospital el 24 de septiembre de 1377 y lo fue hasta su muerte en 1396. Desde tales cargos, Heredia colaboró tanto con el Papado como con los reyes de Aragón y Castilla, a cuya disposición puso la fuerza militar más compacta de la Cruzada en aquel momento. En 1377, el Maestre preparó una expedición militar a Morea, a donde se dirigió desde Nápoles para anexionar Acaya a las posesiones del Hospital, y conquista Naupacto (Lepanto) a los albaneses, si bien el buen comienzo de la expedición se estropeó cuando Heredia fue capturado en el golfo de Arta. Navarros y albaneses reconquistaron Naupacto, pero Heredia pasó en cautiverio dos años. Repuesto de estas malandanzas, Heredia supo resistir al Imperio otomano durante las dos décadas de su mandato y defendió la sede de los Hospitalarios de Rodas; es más, ocupó Corinto y defendió con éxito Morea. Fue enterrado en la colegiata de Santa María la Mayor de Caspe, en un hermoso sepulcro monumental que resultó destruido durante la Guerra Civil.

En cuanto a sus trabajos literarios, históricos y humanísticos, Heredia fue el patrocinador de un escritorio similar al que en Castilla produjo Alfonso X El Sabio. La mayor parte de su obra manuscrita fue a parar a manos de don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, mientras que otros ejemplares recayeron en la biblioteca de Benedicto XIII, el "Papa Luna". Finalmente se conservan en su mayoría en la Biblioteca Nacional y escurialense, hasta donde acabaron llegando desde las colecciones reales. Toda su obra fue vertida en su redacción definitiva al aragonés.

Lo más importante sin duda fue que gracias a la presencia de Heredia en Rodas se encargaron las primeras traducciones de Tucídides y Plutarco a una lengua romance. Y, como observa Luttrel, las traslaciones y compilaciones de Heredia no son la obra de un humanista precoz, sino la de un inteligente bibliófilo apasionado por cualquier aspecto de la historia universal. Si su Grant Crónica de Espania es una compilación de obras familiares a Occidente, en la historia griega no solo utilizó textos vertidos a lenguas vulgares como el Roman de Troie, sino que intentó construir una historia medieval de Grecia, Francia y Bizancio. Y esto es un principio ambicioso para una época en la que Grecia aún no era vista en términos de pasado clásico y su historia era desconocida en Occidente.

Heredia viajó a Rodas en 1354-55 como enviado papal junto a Raimundo Berenguer y Pedro de Cornillán, pero fue durante su segunda estancia entre 1379-82 cuando organizó la producción de su futura obra histórica. El encargo de las traducciones de textos griegos recayó en un primer momento en un salonicense de nombre Demetrio Calodiqui, que aparece mencionado en el prólogo de la versión italiana; este tenía por cometido traducir del griego clásico al griego vulgar, mientras que un segundo personaje, obispo de Adrianópolis, trasladaba el texto del griego vulgar al aragonés:

Los documentos certifican que Heredia concedió a Calodiqui y a perpetuidad una escribanía en Rodas y que, en diciembre de 1383, le autorizó a apoderarse de los códices de un tal Gavidiotti; uno de ellos puede ser el de las Vidas Paralelas cuya traducción auspició el Gran Maestre. El segundo traductor utilizado por Heredia era el dominico Nicolás, obispo de Drenópolis (Adrianópolis, en Etolia), que había servido de traductor en el viaje de Juan V Paleólogo a Roma (a. 1369). De 1380 a 1384 se encontraba en Rodas, ejerciendo de vicario del arzobispo. De 1384 a 1386 vivió en Aviñón, a donde trasladó los textos reunidos por Heredia.

La traducción al aragonés de las Vidas Paralelas de Plutarco fue utilizada en sus obras la Grant Crónica de los Conquiridores y en la Grant Crónica de Espanya (poco antes de 1385). El humanista Coluccio Salutati consiguió una copia de la versión aragonesa antes de 1388 y sobre ella se realizó una versión italiana hacia 1396, cuyo prólogo ha proporcionado la valiosa información ya transcrita sobre la gestación del proceso. Se trata de 39 vidas de un total de 50 del original griego. Adelino Álvarez ha hecho la edición crítica de las mismas en 2009 (dos vols.), bajo el título de Vidas semblantes.

La traducción encargada por Heredia de la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides se conserva en el Matritensis 10.801, copiada circa 1384 en Aviñón, pero es, desgraciadamente, parcial, puesto que se limita solo a los discursos.

La traducción del Epítome Historiarum fue utilizada en la primera parte de la Crónica de los Conquiridores (que abarca el período 780-1118); el texto recibió el título de Libro de los emperadores que fueron en Grecia. La segunda parte, propiamente dicha la Crónica de los Conquiridores, se divide en 18 libros, cada uno dedicado a un conquistador ilustre de la Antigüedad y la Edad Media (Marco Antonio, Octavio, Tiberio, Atila, Carlos Martel, Carlomagno, Tarik, Muza, Genghis Kan, Fernando III el Santo y Jaime I el Conquistador entre otros). Las fuentes son Plutarco, Trogo Pompeyo (a través de Justino), las Fleurs des histoires d'Orient y las Crónicas de San Fernando y Jaime I. Se conserva en el Matritensis 10.134 bis.

La Crónica de Morea es una narración anónima de la conquista franca de la Morea (Peloponeso), desde la Primera Cruzada hasta 1292. Se conserva en cuatro versiones: griega, francesa, italiana y aragonesa, y algunos extractos aparecen en la Crónica de Doroteo de Monemvasiá. No existe acuerdo sobre si la versión original era griega o francesa. No es fiable en absoluto sobre los sucesos fuera de la Morea. La versión aragonesa, que abarca el período de 1197 a 1377, no se limita a reproducir la versión original sino que incluye material de otras procedencias (los cronistas Villani, Ernoul y Baudoin d'Avesnes). Fue copiada por Bernardo de Jaca en 1393 (fue conplido et acabado de escrivir digous a. XXIII del mes de octubre en el anyo de nuestro senyor M.CCC.XC.tercio. Bernardos est dictus qui scripsit, sit benedictus. De Iaqua vocatur qui scripsit, sit benedictus. Amen). La traducción al aragonés había sido encargada por Juan Fernández de Heredia en 1377, e incluida en la Grant Crónica de los Conquiridores.

Algunas obras se han perdido, aunque se conoce su existencia por la correspondencia con los reyes aragoneses: unas historias de un monje negro traducidas al catalán y una Summa Historiarum.

Tuvo cuatro hijos naturales legitimados, Toda López de Heredia, Donosa Fernández de Heredia, Teresa Fernández de Heredia y Juan Fernández de Heredia. De Teresa Fernández de Heredia provienen los condes de Fuentes.




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