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Judío Errante



El judío errante es una figura mitológica del imaginario colectivo de Occidente y figura en el arte y la literatura antisemita cristiana. El mito relata que un personaje judío (su caracterización concreta varía según las versiones) negó un poco de agua al sediento Jesús durante el camino hacia la Crucifixión, por lo que Dios lo condenó a «errar hasta su retorno» (el retorno de Jesucristo a la Tierra). Por tanto, el personaje en cuestión debe andar errante por la Tierra hasta la Parusía.

A menudo se ha visto en el judío errante una personificación metafórica de la diáspora judía, interpretando desde el punto de vista cristiano en forma de mofa, que la destrucción de Jerusalén habría sido un castigo divino a todo el pueblo judío por la responsabilidad que algunos de ellos (las autoridades religioso-políticas) tuvieron en la crucifixión de Jesús por los romanos, razón por la que se considera una leyenda o mito antisemita.

Se le ha dado una gran cantidad de nombres al judío errante, algunos de los cuales son:

Sin embargo, el nombre más antiguo sea posiblemente el que aparece en una de las Cartas eruditas y curiosas del padre Feijoo. En ella se cita a Mateo de París, obispo e historiador benedictino, indicando que en el año 1229 afirmó que dicho judío existía, se llamaba Cartafilo y se encontraba entonces por Armenia.[1]

Igualmente Jacob Basnage, autor protestante, en su Historia de los judíos cuenta que hay exactamente tres judíos errantes:

El primer documento moderno que se conserva sobre esta leyenda es un panfleto de cuatro hojas llamado Kurtze Beschreibung und Erzählung von einem Juden mit Namen Ahasverus (Breve descripción y relato de un judío de nombre Ahasverus), impreso en Leiden en 1602 por Christoff Crutzer. Sin embargo, no hay registro de ningún impresor con ese nombre en los archivos de Leiden, por lo que se supone que este nombre es un seudónimo.

La leyenda se extendió rápidamente por Alemania; no menos de ocho ediciones diferentes de la leyenda aparecieron durante ese mismo año, y antes del fin del siglo XVIII había al menos 40 variantes en ediciones diferentes. Se conocen ocho ediciones en neerlandés y la primera versión en francés apareció en Burdeos en 1609. La primera versión inglesa fue una parodia de 1625 (Jacobs and Wolf, Bibliotheca Anglo-Judáica, p. 44, No. 221). También se conocen versiones en danés, checo y sueco.

Según L. Neubaur, la leyenda se inspiró en las palabras encontradas en el Evangelio de Mateo 16:28:

Esta cita figuraba en el panfleto original de 1602. Hay quienes aplican el pasaje citado a San Juan, basándose en un pasaje de su propio evangelio, concretamente 21:20-23:

Otra versión dice que Malco, el asistente del Sumo Sacerdote, al que San Pedro le cortó la oreja, es el judío errante. Juan 18:10.

Un precedente del relato del judío errante es la leyenda aparecida en el Flores Historiarum de Roger de Wendover, publicado en 1228. Un arzobispo armenio que visitaba Inglaterra relató que se había encontrado con José de Arimatea, bajo el nombre de Cartaphilus; este le contó que había apurado a Jesús durante la crucifixión, y este le respondió «iré más rápido, pero tú deberás esperar hasta que yo regrese».

El monje inglés Mateo de París (Matthaeus Parisiensis), del siglo XIII, recoge esta leyenda en su Chronica Majora, quien otra vez recoge el supuesto relato de un obispo armenio que llega a Inglaterra. Narra este la historia de un ermitaño que sería un criado de Pilatos castigado por Jesús, porque, al verle pasar, cargado con la cruz, le dice que vaya rápido. Jesús replica que él se irá, pero aquel criado le habrá de esperar hasta su retorno. De este modo, el criado rejuvenece cada vez que llega a la edad de cien años, y así hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, se ha arrepentido y está haciendo penitencia en Armenia.

Igualmente cabe mencionar como curiosidad que a menudo se ha señalado que las leyendas del holandés errante presentan similitudes y concordancias con esta leyenda.

En la Biblia se menciona un pasaje donde Dios, después de ver que Caín había matado a su hermano, lo maldice así: Cuando cultives la tierra, no te dará frutos; andarás errante y fugitivo sobre la tierra. Caín le contesta: Tú me arrojas hoy de esta tierra, y me dejas privado de tu presencia. Si he de ser un errante y he de andar vagando sobre la tierra, cualquiera que me encuentre me matará. Pero Dios le dice: No será así: me vengaré siete veces de quien mate a Caín. Y entonces Dios puso una marca a Caín para que no lo matara el que lo encontrara.

Se dice que el judío errante fue visto en Hamburgo en 1547; en España en 1575; en Viena en 1599; en Lübeck en 1601 y 1603; en Praga en 1602; en Baviera en 1604; en Bruselas en 1640 y 1774; en Leipzig en 1642; en París en 1644; en Stamford en 1658; en Astracán en 1672; en Múnich en 1721; en Altbach en 1766 y Newcastle en 1790. Otra aparición mencionada parece haber sido en los Estados Unidos en el año 1868, visitando al mormón llamado O'Grady. También fue visto hacia 1910 en la Villa Imperial de Carlos V "Potosí, Bolivia". En la Navidad de 1993 un fraile toledano tuvo una visión y afirma que bajo el nombre de Asuero se había afincado en Toledo, muy cerca de su cenobio. El Abad le ordenó silencio y no habla desde entonces. Posteriormente, y esta vez bajo el nombre de Catáfilo, fue visto en Miami (Estados Unidos), Quito (Ecuador), Bogotá, Tunja y Pereira (Colombia) y Estambul (Turquía), donde estableció contacto con los judíos sefarditas en la fiesta anual de Ispahan en agosto de 2005 de la Torre Gálata, cantó con ellos en español y en el calor de la fiesta hizo múltiples referencias a Toledo (España) y su provincia. Aunque nadie sabe a ciencia cierta su número, pueden ser tres o dos o todos el mismo (Samar, Asuero o Catáfilo), ni su identidad actual ni su paradero exactos, mientras que algunas personas dicen que se le vio por última vez sentado en la puerta de Damasco justamente el día en que se declaró la independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948.

La figura de un pecador condenado, forzado a recorrer el mundo sin esperanza de descansar en paz, impresionó de tal manera que el judío errante no tardó en aparecer en la literatura popular. En los países germanófonos se lo llamó Der Ewige Jude (el judío eterno o inmortal) mientras que en los países de lenguas romances es conocido como Le Juif Errant y L'Ebreo Errante; la forma inglesa se inspiró en esta última y se lo llamó The Wandering Jew. La tradición española lo bautizó como Juan Espera en Dios.

El Padre Feijoo dedica al personaje la carta 25 del segundo tomo de sus Cartas eruditas y curiosas, publicado en 1745. En ella niega veracidad a la historia, considerándola de invención reciente. Como precedente señala la conservación del profeta Elías sobre la tierra hasta el fin del mundo.

La leyenda es el tema de poemas de Schubart, Schreiber, W. Müller, Lenau, Chamisso, Schlegel, Julius Mosen y Koehler. También inspiró las novelas de Franzhorn, Oeklers y Schucking y las tragedias de Klinemann (Ahasuerus, de 1827) y Zedlitz (1844). Hans Christian Andersen hizo a su Ahasuerus el ángel de la Duda, y fue imitado por Heller en su poema El viaje de Ahasuerus desarrollado en tres cantos. Robert Hamerling, en su Ahasver in Rom (Viena, 1866), identifica a Nerón como el judío errante. Goethe escribió el boceto de un poema al respecto, cuyo esquema está en su obra Dichtung und Wahrheit.

En Francia, Edgar Quinet publicó su versión épica de la leyenda en 1833 y Eugène Sue escribió su Juif Errant en 1844. Esta última cuenta la historia de Ahasuerus como Herodes, un explicación muy popular. El poema de Greniuer (1857) sobre este tema puede haberse inspirado en los dibujos de Gustave Doré, uno de los más impactantes del grabador francés. Guillaume Apollinaire hace del judío errante el personaje principal de su cuento Le Passant de Prague, incluido en su libro L'Hérésiarque & Cie. (1910).[2]

En Inglaterra se publicó una balada dedicada al tema, en el libro de Percy Reliques y English and Scotch Ballads, de Francis James Child. Matthew Gregory Lewis le da un papel secundario de cierta importancia en la novela gótica El Monje (1796). Andrew Franklin escribió el drama The Wandering Jew, or Love's Masquerade en 1797. Percy Bysshe Shelley presentó a Ahasuerus en su Queen Mab, mientras que el libro de George Croly Salathiel trató el tema de forma imaginativa en 1828. Rudyard Kipling escribió el cuento The Wandering Jew.

Posteriormente, Heinrich Heine y Jean d'Ormesson escribieron novelas sobre la leyenda. Stefan Heym escribió Ahasver y Charles Maturin se inspiró en él para el protagonista de la novela Melmoth el Errabundo.

La figura del judío errante aparece asimismo en la novela de Jan Potocki El manuscrito encontrado en Zaragoza, donde se intercalan las diferentes historias a modo de muñecas rusas. La historia del judío errante es una de más largas del libro y abarca muchas jornadas (capítulos) del mismo.

En el tercer tomo de Los Sonámbulos, de Hermann Broch, se hace una analogía entre Ahasverus camino a Sion y la desesperada humanidad actual en búsqueda de un sistema de valores que dé respuesta a su existencia y los resguarde de la muerte.

En el cuento El Inmortal, Jorge Luis Borges le da al narrador el nombre de Joseph Cartaphilus, inspirado en uno de los alias del judío errante. Igualmente otro escritor argentino que utilizó la figura del judío errante en varias novelas es Manuel Mújica Láinez (El unicornio, Bomarzo...).

El libro "Mis primeros dos mil años" de George Sylvester Viereck y Paul Eldrige, se centra en las aventuras del judío errante llamado: Isaac Cartaphilus que era un capitán romano de origen judío, en la época de Poncio Pilatos y que fue maldecido por Jesús por burlase de Él cuando iba cargando la cruz camino al Monte de las Calaveras. En este libro, Cartaphilus es un hombre de 30 años de edad y que nunca envejece.

Igualmente aparece en Cien años de soledad y Los Funerales de la Mamá Grande, de Gabriel García Márquez. En la primera, se describe al personaje "como un híbrido de macho cabrío cruzado con hembra hereje, una bestia infernal cuyo aliento calcinaba el aire y cuya visita determinaría la concepción de engendros por las recién casadas", y se atribuyen a su paso por el pueblo de Macondo las irregularidades naturales que ocurrían en ese entonces, definiéndolo como "la mala influencia del judío errante"; aunque al matarlo "pesaba como un buey, a pesar de que su estatura no era mayor que la de un adolescente, y de sus heridas manaba una sangre verde y untuosa. Tenía el cuerpo cubierto de una pelambre áspera, plagada de garrapatas menudas, y el pellejo petrificado por una costra de rémora, pero al contrario de la descripción del párroco, sus partes humanas eran más de ángel valetudinario que de hombre, porque las manos eran tersas y hábiles, los ojos grandes y crepusculares, y tenía en los omoplatos los muñones cicatrizados y callosos de unas alas potentes, que debieron ser desbastadas con hachas de labrador".

El Judío Errante es un personaje importante en la novela los Pecados de Inés de Hinojosa del periodista y escritor colombiano Próspero Morales Pradilla publicada en 1986, pues representa la desgracia para el pueblo de Tunja que en 1570 presenció el escándalo y el crimen por la pasión y el pecado de sus más prestantes habitantes. Si bien el Judío Errante no era un personaje físico (salvo por la estatua cuidada celosamente por los religiosos), su presencia cumplía el papel de chivo expiatorio de encomenderos, hombres ilustres y sus esposas. En 1988 la productora colombiana de televisión, RTI, llevó a las pantallas la historia de las Hinojosas en una miniserie de diez capítulos dirigida por Jorge Alí Triana y protagonizada por Amparo Grisales, Margarita Rosa de Francisco y Diego Àlvarez.[3][4]

El autor rumano Mircea Eliade, en su cuento Dayan le hace aparecer e interaccionar con el protagonista, hablar en español, y pone en su boca el anhelo del fin del mundo (la vuelta de Cristo a juzgar a los hombres). Se puede decir que dicho cuento gira alrededor de su figura.

El judío errante también aparece en la novela de ciencia ficción Un cántico a San Leibowitz, de Walter Miller Jr. En las novelas de Russel Griffin, el judío errante es un robot destinado a espiar a los humanos.

La figura del judío errante aparece asimismo como personaje de un cuento del escritor inglés J. G. Ballard, "The Lost Leonardo" (1964). En esta obra se lo representa en un intento eterno de mostrar su arrepentimiento por haberse mofado de Jesús.

Aparece asimismo en el cuento "La tarde" del escritor ecuatoriano Carlos Vásconez en el cual el judío tiene como objetivo redimirse, para lo cual se dispone a criar a un ser humano con las cualidades de Jesucristo y convencerlo que lo es. Al final, su destino es inaplazable y crucifican a su hijo, a quien él no puede dar de beber agua, por mayores que fueran sus intentos.

Otra aparición del judío errante la podemos hallar en el libro El Mártir del Gólgota, de Enrique Pérez Escrich, donde se narra que cuando Jesús en su camino al calvario pasa por la casa de él y le pide agua de su pozo, pero él se la niega contestándole: Anda, anda... y es cuando Jesús le dice que él será errante y será quien después andará hasta que Él regrese.

En una novela del escritor argentino Néstor Barron ("Váyanse todos a la mierda, dijo Clint Eastwood", de 2007), el judío errante, con el nombre de Ahasvero, interviene en el último tercio de la historia, andando por las calles de la ciudad de Buenos Aires junto al protagonista de la novela, intentando lograr un encuentro con otro personaje muy especial que podría liberarlo de su condena eterna, y mostrando de una manera muy original el cansancio metafísico de su condena a la espera.

También se alude a él en el libro de Torcuato Luca de Tena La edad prohibida, donde un mozalbete se ufana de haber dado vida, a través de una escultura en la arena, al judío errante.

Un episodio de la serie de cómics de Asterix, El adivino, hace referencia directa a este tema literario.

En el universo de DC Comics, el personaje del Fantasma errante tendría como uno de sus posibles orígenes al judío errante.

El escritor de origen judío Joseph Roth (nacido en Brody, en la región de Galitzia, por entonces en el Imperio austrohúngaro) escribió en 1927 Los judíos errantes (Juden auf Wanderschaft). En este ensayo, Roth analiza la diáspora y la asimilación de entreguerras de los judíos del este de Europa, que llegaban a la Europa Occidental desde Rusia, Ucrania o Polonia. Se refleja asimismo la añoranza de un mundo, de una estructura religiosa perdida y de una imagen de Europa que desapareció con la caída de los Habsburgo.

En el año 2008, el escritor español César Vidal Manzanares le dedicó su novela El Judío Errante, narrando la angustiosa espera del Judío, hasta la parusía, el día en que volviese Jesús para juzgar al mundo.

Desde el año 1998 hasta la fecha, el Semanario Noticias y Protagonistas de la ciudad de Mar del Plata, Argentina, publica una columna titulada Cartas de un judío a la Nada, donde se publican historias supuestamente escritas por el judío errante en sus viajes a través de los años.

En Misteriosa Buenos Aires de Manuel Mujica Lainez de 1988 aparece la figura del judío errante en el relato "El vagamundo".

En el manga Mahou Tsukai no Yome de Yamazaki Kore el antagonista principal es un mago inmortal llamado Cartaphilus, y al explicar su historia desvelan que los magos le llaman "El Judío Errante", condenado por el hijo de Dios a la inmortalidad.

Existe una planta con este mismo nombre, cuyo nombre científico es Tradescantia pendula.

Cartafilo aparece recurrentemente como antagonista en el manga y anime Mahoutsukai no Yome

El Judío errante también se menciona en el libro Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez



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