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Líbero (mitología)



Liber o Líber ("el libre", también conocido como Liber Pater, "Padre Liber"), en la mitología romana, era un dios de la fertilidad, la viticultura, el vino y la libertad. Era una deidad patrona de los plebeyos de Roma y fue parte de la tríada del Aventino junto a Ceres y Libera. Su fiesta, Liberalia, que se celebraba el 17 de marzo, llegó a asociarse a la libertad de expresión y los derechos inherentes a la mayoría de edad. Su culto y funciones se asociaron cada vez más con Baco y su equivalente griego Dioniso, cuyas mitologías llegaron a compartir.[1]

Liber parece derivar de la raíz indoeuropea leudh, "el de la germinación, el que asegura los nacimientos y las cosechas". Antes de su aprobación oficial como deidad romana, Liber era compañero de dos diosas diferentes, en dos cultos separados y arcaicos de fertilidad en la península Itálica, Ceres, diosa agrícola y de la fertilidad de los pueblos helenizados de Roma y Libera, que era el equivalente femenino de Liber o bien, llegó a ser así a través de su asimilación. En el antiguo Lavinium, era una divinidad fálica. En latín, liber significa "libre" o "el libre" y cuando se combina con pater, llega a significar "el Padre Libre", que personifica la libertad y defiende los derechos que conlleva, en oposición a la servidumbre dependiente. Los escritores romanos de finales de la República y principios del Imperio ofrecieron diversas especulaciones etimológicas y poéticas sobre la base de este tropo, para explicar ciertas características del culto a Liber.[2][3]

Liber entró en la tradición histórica de Roma, poco después del derrocamiento de la monarquía romana, el establecimiento de la República y la primera de las muchas amenazas de secesiones plebeyas de la autoridad patricia de Roma. Según Tito Livio, el dictador Aulo Postumio prometió juegos (ludi) y un templo público dedicado a la tríada protectora de la fertilidad, Ceres - Liber - Libera en la colina del Aventino de Roma, c. 496 a. C..[4]​ En el año 493 a. C., la promesa se cumplió: El nuevo templo del Aventino fue inaugurado y los ludi scaenici (dramas religiosos) se celebraron en honor de Liber, en beneficio del pueblo romano. Se ha pensado que estos ludi scaenici serían los primeros de este tipo en Roma y podrían representar la primera fiesta oficial dedicada a Liber o bien, una forma temprana de su fiesta, las Liberalia.[5]​ El desarrollo formal, oficial de la tríada del Aventino pudo haber alentado la asimilación de sus deidades individuales a los equivalentes griegos: Ceres a Deméter, Liber a Dioniso y Libera a Perséfone o Kore.[2][6]

El patronazgo de Liber fue de los más grandes de Roma. La clase menos poderosa de ciudadanos (la plebe) lo asociaba con determinadas formas de desobediencia plebeya a la autoridad civil y religiosa reclamada por la élite patricia republicana de Roma. La tríada del Aventino ha sido descrita como paralela y contrapoder a la tríada capitolina de Júpiter, Marte y Quirino en la colina Capitolina, dentro de los límites sagrados de la ciudad (pomerium) y como su "copia y antítesis".[7]​ La tríada del Aventino fue instaurada, al parecer, a instancias de los libros sibilinos pero la posición de Liber parece equívoco desde el principio. Como dios de la uva y del vino, sus tempranos ludi scaenici prácticamente definen su género, a partir de entonces, como satírico, teatro subversivo en un contexto religioso legal. Algunos aspectos de su culto se mantuvieron potencialmente como costumbres de los ancestros (mos maiorum) y ofrecen un enfoque para la desobediencia civil. Liber afirmó los derechos plebeyos a la liberación extática, la auto-expresión y la libertad de expresión. Era, después de todo, Liber Pater, el Padre Libre, la libertas personificada y padre de la sabiduría y los augurios plebeyos.[8]

Se conoce muy poco de los cultos, oficiales o no, de Liber desde la primera a la media época republicana. Sus elementos dionisíacos o báquicos parecen haber sido considerado como tolerablemente antiguos, de cosecha propia y manejables por las autoridades romanas hasta el 186 a. C., poco después del final de la segunda guerra púnica. Tito Livio, escribió 200 años después del evento, una descripción muy teatral de la introducción de las Bacchanalia por parte de un adivino extranjero, un "griego de media condición... una persona que se dedicaba a los sacrificios". El culto se extiende en secreto, "como una plaga". Las clases más bajas, plebeyos, mujeres, jóvenes, débiles moralmente y hombres afeminados son particularmente susceptibles: estas personas tienen leuitas animi (mentes volubles o sin educación), pero incluso la élite romana no es inmune. Las sacerdotisas de las Bacanales instan a su engañada manada a romper todas los límites sociales y sexuales, incluso a asesinatos rituales de aquellos que se les oponen o traicionan sus secretos: pero un sirviente leal lo revela todo a un asombrado Senado, cuyo rápido pensamiento, acciones sabias y piedad salvan a Roma de la cólera divina y el desastre, que de otro modo habría sufrido. La dramatis personae de Livio, sus florituras estilísticas y tropos probablemente dibujan más una representación satírica romana que la propia Bacanal.[9]

Los cultos de las Bacchanalia pudieron haber desafiado a los valores tradicionales, oficiales y morales de Roma, pero se practicaron en la Italia romana durante varias décadas antes de su supuesta revelación, y probablemente no fuesen más secretos que cualquier otro culto mistérico. Sin embargo, la legislación en su contra, el Senatus consultum de Bacchanalibus del 186 a. C., se enmarcó como respuesta a una inesperada y grave emergencia nacional y religiosa, y su ejecución no tiene precedentes en cuanto a rigor, amplitud y ferocidad. Los estudiosos interpretan esta reacción como la afirmación del Senado en cuanto a su propia autoridad civil y religiosa en toda la península itálica, tras la reciente segunda guerra púnica y la posterior inestabilidad social y política.[10]​ El culto estuvo oficialmente representado como si fuese un funcionamiento de un estado secreto e ilícito dentro del estado romano, una conspiración de sacerdotisas e inadaptados, capaz de cualquier cosa. El mismo Baco no era el problema, al igual que cualquier otra deidad, tenía el derecho de culto. Para no arriesgarse a su ofensa divina, las Bacanales no fueron prohibidas por completo. Se vieron forzadas a someterse a la regulación oficial, bajo amenaza de feroces penas: se piensa que unas 6.000 personas fueron condenadas a muerte. Los cultos báquicos reformados se parecía muy poco a las antiguas Bacanales de muchedumbres incontroladas, enfervorizamiento y desinhibición: todas las sesiones del culto se limitaron a cinco iniciados y cada uno de ellos previo consentimiento de un pretor. Restricciones similares puede que se hayan impuesto a los cultos de Liber, pues los intentos de romper las asociaciones reales o percibidas con las Bacanales parecen claros a partir de la transferencia oficial de los ludi de la Liberalia del 17 de marzo a la Cerealia de Ceres del 12 al 19 de abril. Una vez que la ferocidad de la represión oficial decayó, los juegos de Liberalia se restablecieron oficialmente, aunque probablemente en forma modificada.[5]​ Las Bacanales ilícitas persistieron en secreto durante muchos años, particularmente en el sur de Italia, su probable lugar de origen.[11][12]

Liber estaba estrechamente, a menudo de manera intercambiable, identificado con Baco, Dionisio y su mitología, pero no fue totalmente absorbido por ellos. En la época republicana tardía, Cicerón insistiría en la "no-identidad de Liber y Dioniso" y describía a Liber y Libera, como hijos de Ceres. Liber, al igual que sus compañeras del Aventino, llevaban varios aspectos de sus cultos más antiguos a la religión oficial de Roma. Protegió diversos aspectos de la agricultura y la fertilidad, incluyendo la vid y la "semilla blanda" de sus uvas, el vino y los vasos del vino, y la fertilidad masculina y la virilidad.[13]​ A medida que su poder divino fue encarnado en la vid, la uva y el vino,[14]​ se le ofrecía el primer sagrado prensado de la vendimia, conocido como sacrima.[15]

El vino producido bajo el patronazgo de Liber era su regalo a la humanidad, y por tanto, apto para uso profano (no religioso): podía ser mezclado con vino viejo a efectos de fermentación, y de otro modo, adulterado y diluido según gusto y circunstancias. Para fines religiosos, era ritualmente "impuro" (vinum spurcum). La ley religiosa romana exigía que las libaciones ofrecidas a los dioses en sus cultos oficiales debían ser de vinum inferium, un vino fuerte de vintage puro, también conocido como temetum. Estaba hecho de lo mejor de la cosecha, seleccionado y prensado bajo el patronazgo de la deidad suprema de Roma, Júpiter y ritualmente purificado por su flamen (sacerdote principal). El papel de Liber en la viticultura y vinificación fue así tan complementaria como subordinada al de Júpiter.[16]

Liber también personificaba el poder masculino procreador, que se eyaculaba como "semilla blanda" del semen humano y animal. Sus templos mantenían la imagen de un falo. En Lavinium, este era el foco principal de su fiesta, de un mes de duración, cuando según San Agustín, el "miembro deshonroso" era puesto "en un carro pequeño" y llevado en procesión alrededor de los santuarios locales en los cruces de los caminos, y luego, en el foro local para su coronamiento por una honorable matrona. Los ritos debían asegurar el crecimiento de las semillas y repeler cualquier encantamiento malicioso (fascinatus) de los campos.[17]

Las fiestas dedicadas a Liber se programaban para el despertar de la primavera y la renovación de la fertilidad en el ciclo agrícola. En Roma, su fiesta anual pública, Liberalia, se celebraba el 17 de marzo. Se portaba por los barrios de Roma (vici) un santuario portátil. Un Liber envejecido, con sacerdotisas coronadas de hiedra que ofrecían pasteles de miel (los liba) para su venta, y ofrecían sacrificios en nombre de aquellos que los habían comprado. El descubrimiento de la miel se atribuía a Liber-Baco. Inmersos en la Liberalia, más o menos a nivel ritual, estaban las diversas libertades y derechos vinculadas a las ideas romanas de la virilidad como fuerza divina y natural.[2]​ Los jóvenes celebraban su mayoría de edad, cortaban y dedicaban su primera barba a los Lares de su hogar y los ciudadanos llevaban su primera toga virilis, la toga principal, que Ovidio, tal vez a modo de etimología poética, llama toga libera (la "toga de Liber" o la "toga de la libertad"). Estos nuevos ciudadanos inscribían su ciudadanía en el foro y eran entonces libres para votar, para salir de la domus de su padre, para elegir una pareja para casarse y, gracias a la dotación de la virilidad de Liber , padre de sus propios hijos. Ovidio también hace hincapié en las libertades menos formales y los derechos de la Liberalia, pues Liber era, después de todo, un dios del vino. Desde su lugar de exilio, donde fue enviado por un delito no identificado contra Augusto, teniendo que ver con la libertad de expresión, Ovidio lamentaba el compañerismo perdido de sus amigos poetas, que aparentemente veían la Liberalia como una oportunidad para hablar sin inhibiciones.[18]

Augusto cortejó con éxito a la plebe, apoyando sus deidades patronas y comenzando la restauración del templo de la Tríada del Aventino, que fue rededicada por su sucesor, Tiberio.[19]​ Sin embargo, no ha quedado rastro, y sólo algunos registros históricos y epigráficos dan algunos detalles para sugerir su ubicación exacta. Plinio el Viejo describe su estilo y diseño como griego, lo que puede ser una prueba más de la larga tradición y conexiones culturales de los plebeyos con la Magna Grecia, hasta bien entrada la era Imperial, cuando Liber es encontrado en alguno del triple aspecto de agrupamiento complementario de deidades del culto imperial, como figura salvadora, como Hércules y como el propio Emperador.[20]Septimio Severo inauguró su reinado y dinastía con juegos en honor de Liber/Shadrapa y Hércules/Melqart, las deidades-héroes romanizadas fundadoras de su ciudad natal, Leptis Magna (Norte de África) y luego se les construyó un enorme templo y un arco en Roma.[21]​ Más tarde, Liber Pater es una de las muchas deidades servidas por el erudito y profundamente religioso senador Vettio Agorio Pretestato (c. 315 a 384).[22]​ Un santuario de la comunidad báquica dedicado a Liber Pater se estableció en Cosa (en la actual Toscana), probablemente durante el siglo IV. Se mantuvo en uso "aparentemente por décadas después de los edictos de Teodosio del 391 y 392, ilegalizando el paganismo". Su abandono, o tal vez, su destrucción "por cristianos integristas", fue tan brusco que gran parte de la parafernalia de su culto sobrevivió prácticamente intacta debajo del edificio colapsado.[23]

Antiguas fuentes describen el templo de la Tríada del Aventino como construido en estilo griego. Vitruvio recomienda que los templos de Liber sigan un modelo griego jónico, como "justa medida entre la severa forma dórica y la ternura del corintio" respetuoso con las características de la parte-femenina de la deidad.[24]

Los dioses Liber y Libera juegan un papel importante en la novela de viajes a través del tiempo/ciencia ficción, Household Gods de Harry Turtledove y Judith Tarr.



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