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Miércoles de ceniza



El Miércoles de Ceniza es un día santo cristiano de oración y ayuno. Está precedido por el Martes de Carnaval y es el primer día de Cuaresma,[1]​ el periodo de seis semanas de penitencia antes de Pascua. Es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico y anglicano, como así también de diversas denominaciones protestantes, luterana, metodista, presbiterana y algunas bautistas.[2]

Se celebra cuarenta días antes del Domingo de Resurrección, que marca el final de la Semana Santa. La ceniza, cuya imposición constituye el rito característico de esta celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año litúrgico anterior. [3]

El Miércoles de Ceniza es una celebración litúrgica móvil, ya que tiene lugar en diferente fecha cada año, siempre relacionada con la también móvil celebración de la Pascua. Puede acontecer entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.[Nota 1]

En el siglo IV se fijó la duración de la Cuaresma en cuarenta días, esta comenzaba seis semanas antes de la Pascua —para calcular la fecha de la Pascua se usaba el Computus— en domingo, el llamado domingo de "Cuaresma". Pero en los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal. Sin embargo, surgió un inconveniente: desde los orígenes de la liturgia cristiana nunca se ayunó en día domingo por ser "día de fiesta", la celebración del día del Señor. Entonces, se movió el comienzo de la Cuaresma al miércoles previo al primer sábado del mes.

Este día, que es para los católicos día de ayuno y abstinencia, igual que el Viernes Santo,[4]​ se realiza la imposición de la ceniza a los fieles que asisten a misa. Estas cenizas se elaboran a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año anterior, y son bendecidas y colocadas sobre la cabeza de los fieles

La celebración de este día puede iniciarse con una procesión penitencial desde el exterior del templo, desde una capilla vecina, o por lo menos una entrada procesional del sacerdote celebrante y los ministros sagrados. Mientras ocurre esta procesión se cantan las letanías de los santos.

Una vez llegados al altar, omitiendo los ritos iniciales y el rito penitencial, el celebrante reza inmediatamente la oración colecta.[6]​ En seguida se proclaman las lecturas (Joel 2, 12-18; Salmo 50, 3-6.12-14.17; 2 Corintios 5,20 - 6,2) que recuerdan el sentido de penitencia, conversión y arrepentimiento de los pecados. El evangelio, proclamado por el diácono o el sacerdote celebrante (S. Mateo 6, 1-6. 16-18), recuerda cómo debe ser la penitencia, la oración y el ayuno agradable a Dios.

Luego de la homilía, se procede a la bendición de la ceniza con una breve oración pronunciada por el sacerdote celebrante, quien asperja las vasijas que contienen la ceniza. Seguidamente, el sacerdote, que puede ser ayudado por sus ministros, realiza la imposición de la ceniza sobre los fieles. El sacerdote deja caer la ceniza en su cabeza, o bien traza una cruz de ceniza en la frente de quien la recibe, según la costumbre. Mientras lo hace, dice una de las siguientes frases extraídas de las Escrituras:

Mientras se impone la ceniza, el coro entona el salmo 50 u otros cantos apropiados. El resto de la Misa se celebra conforme a la manera habitual.

Es costumbre (no obligatoria) dejar y no lavar la ceniza hasta que esta desaparezca por sí misma.

El 12 de enero de 2021, en el marco de la pandemia de COVID-19, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con sede en la Ciudad del Vaticano, emitió una nota con respecto a la liturgia del Miércoles de Ceniza. Contiene disposiciones relativas al uso de la mascarilla, la distancia social, y la imposición de las cenizas.[8]

Muchas denominaciones cristianas enfatizan el ayuno, así como la abstinencia durante la temporada de Cuaresma y, en particular, en su primer día, Miércoles de Ceniza. El Primer Concilio de Nicea habló de la Cuaresma como un período de ayuno de cuarenta días, en preparación para la Semana Santa.[9]​ En muchos lugares, los cristianos históricamente se abstuvieron de comer durante todo un día hasta la noche y, al atardecer, los cristianos occidentales tradicionalmente rompían el ayuno cuaresmal, que a menudo se conoce como el «ayuno negro» o «ayuno rápido».[10][11]​ En India y Pakistán, muchos cristianos continúan esta práctica de ayuno hasta el atardecer del Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y algunos ayunan de esta manera durante toda la temporada de Cuaresma.[12]

En la Iglesia católica, el Miércoles de Ceniza se observa mediante el ayuno, la abstinencia de la carne y el arrepentimiento; en concreto, es un día de contemplación de las transgresiones. El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, los católicos de entre 18 y 59 años pueden consumir una comida completa, junto con dos comidas más pequeñas, que juntas no deberían ser iguales a la comida completa, si su salud les permite hacerlo. Algunos católicos van más allá de las obligaciones mínimas establecidas por la Iglesia y emprenderán un ayuno completo o un ayuno de pan y agua hasta el atardecer. El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo también son días de abstinencia de carne —mamíferos y aves—, como todos los viernes durante la Cuaresma.[13]​ Algunos católicos continúan ayunando durante la Cuaresma, como era el requisito tradicional de la Iglesia, [14]​ concluyendo solo después de la celebración de la Vigilia Pascual. Donde se observa el Rito Ambrosiano, el día de ayuno y abstinencia se pospone al primer viernes en la Cuaresma Ambrosiana, nueve días después.[15]

El simbolismo de la ceniza se relaciona con el hecho de ser el residuo frío y pulverulento de la combustión, lo que persiste luego de la extinción del fuego.[16][17]​ La ceniza simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas, la nulidad de las criaturas frente a su Creador, el arrepentimiento y la penitencia.[16][17]​ De allí las palabras que Abraham pronuncia en el Génesis:

Los griegos, los egipcios, los judíos y los árabes, entre otros pueblos de Oriente Próximo, acostumbraban a cubrirse la cabeza de ceniza en señal de luto o duelo.[17]​ En la Biblia es un símbolo característico de penitencia interior o duelo.[18]​ Los ninivitas usaban la ceniza como gesto de arrepentimiento profundo. Los mensajeros de malas noticias solían cubrir de ceniza su cabeza.[19]

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el sacramento de la reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma solía poner las cenizas al iniciar los cuarenta días de penitencia y conversión.

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus cuarenta días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda a los que la practican que algún día vamos a morir y que el cuerpo se va a convertir en polvo.

A diferencia de su disciplina con respecto a los sacramentos, la Iglesia Católica no excluye de recibir sacramentales, como la colocación de cenizas en la cabeza, a quienes no son católicos y ni siquiera bautizados.[20]​Incluso aquellos que han sido excomulgados y, por lo tanto, tienen prohibido celebrar sacramentales, no tienen prohibido recibirlos.[21]

El Miércoles de Ceniza es observado por la religión cristiana occidental.[22]​ Sin embargo, aunque la mayoría de los católicos de ritos latinos lo hacen, no todos los creyentes observan el Miércoles de Ceniza. Las Iglesias católicas orientales, por ejemplo, que no cuentan la Semana Santa como parte de la Cuaresma, inician la temporada de penitencia el « Lunes Limpio», el lunes antes del Miércoles de Ceniza, y los católicos que siguen el Rito Ambrosiano, por su parte, lo comienzan el primer domingo de Cuaresma. Las cenizas se bendicen y se distribuyen ceremoniosamente al principio de la Cuaresma en la Iglesia Latina, en la Iglesia Católica Maronita y la Iglesia Católica Siro-Malabar. En el Rito Ambrosiano, esto se hace al final de la misa dominical o al día siguiente,[23][24]​ junto con ciertos Protestantes como Luteranos, Anglicanos,[22]​ algunas Iglesias reformadas,[25]Baptistas,[26]Nazarenos,[27]Metodistas,[28] Evangélicos,[29]​ y Menonitas.[30][31]

Un ministro metodista que distribuye cenizas a los confirmados arrodillado en los carriles del presbiterio el Miércoles de Ceniza en 2016

Un clérigo luterano distribuye cenizas durante la Santa Misa en la Iglesia Evangélica Luterana de Nazaret en Cedar Falls, Iowa, el Miércoles de Ceniza (2017)

Una cruz de cenizas en la frente de un adorador



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