Países Catalanes (en catalán Països Catalans) es un término ambiguo, que bien puede hacer referencia, en el ámbito lingüístico y cultural, a los territorios donde se habla el idioma catalán, o bien, en referencia a la política y la sociología, a un proyecto de nación que aglutinase tanto los territorios del dominio lingüístico catalán como, con frecuencia, otra serie de territorios donde el catalán no es una lengua de uso tradicional. Los Países Catalanes –una delimitación solo basada en la similitud lingüística– nunca existió como sujeto político, aunque la comunidad de territorios catalanohablantes tiene su origen histórico en la expansión de la Corona de Aragón.
Aunque el término aparece documentado en la segunda mitad del siglo xix, fue popularizado por el escritor valenciano Joan Fuster, que lo empleó en sus ensayos políticos en la década de 1960, publicados en su libro Nosaltres, els valencians.
Se trata de un término controvertido, en cuanto, identificado con el pancatalanismo, alude a la reclamación de un proyecto nacional y geopolítico con una fundamentación discutida que no cuenta con gran apoyo popular, especialmente fuera de la comunidad autónoma de Cataluña, donde puede ser percibido como una idea con connotaciones de primacía de Cataluña sobre otros territorios, como la Comunidad Valenciana o las islas Baleares.
El dominio lingüístico del idioma catalán comprende a Andorra, la mayor parte de Cataluña, una parte del este de la comunidad autónoma de Aragón —la llamada Franja de Aragón—, las Islas Baleares, la parte costera y más poblada de la Comunidad Valenciana, la mayor parte del departamento de Pirineos Orientales, la ciudad sarda de Alguer y también un pequeño territorio en la Región de Murcia, llamado El Carche. Los territorios donde el catalán no es una lengua autóctona que con frecuencia son adscritos al concepto de Países Catalanes son la zona interior de la Comunidad Valenciana (incluyendo territorios históricamente monolingües en castellano) y las comarcas del Valle de Arán y la Fenolleda, donde la lengua autóctona es el occitano, en la primera comarca en su variedad aranesa.
El término «Países Catalanes» se encuentra documentado por primera vez en la monumental obra del valenciano Bienvenido Oliver, Historia del Derecho en Cataluña, Mallorca y Valencia. Código de las Costumbres de Tortosa, I (Madrid, 1876); de manera nacionalista y cultural. Este autor valenciano, natural de Catarroja (provincia de Valencia), historiador del Derecho y miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, consigue, durante la Renaixença catalana de finales del siglo XIX, hacer fortuna en la acuñación del término como sinónimo de "territorios de habla catalana» y reivindicando el carácter nacional de estos territorios. En este sentido, el término apareció también en el año 1886 en un artículo de José Narciso Roca Farreras en la revista "L'Arc de Sant Martí".
El término «Países Catalanes» fue popularizado principalmente por el ensayo Nosotros, los valencianos publicado en 1962. Fuster, por otra parte, definía un concepto territorial de los Países Catalanes estrictamente lingüístico y pancatalanista: la lengua del cual sería la base para proponer su proyecto nacional, siendo el nombre Países Catalanes provisional hasta que se produjera la unificación nacional de los territorios de habla catalana, que deberían llamarse Cataluña (supuso que la pluralidad del término podría refrenar los impulsos particularistas de algunas regiones). Por tanto, como consecuencia de esta premisa, el ensayista consideraba que las comarcas castellanoparlantes eran no solo prescindibles, sino también un obstáculo para el éxito de este proyecto nacional.
Históricamente, se han utilizado otros términos similares, con implantación menor, reducida o nula.siglo XX, Josep Guia propuso utilizar Cataluña para denominar todo el territorio de los 'Países Catalanes', y no solo el territorio del 'Principado de Cataluña' ('Es muy sencillo: decidle Cataluña, 1985); aducía voluntad política, sobre todo, pero también se documentaba el uso medieval, moderno y contemporáneo ("Valencia: 750 años de nación catalana", 1988), mientras que Francesc de Paula Burguera reivindicó en 2005 la existencia del término alternativo de «Comunidad Catalánica», usado en 1961 por Xavier Casp y Miquel Adlert en oposición al de «Países Catalanes».
A finales delA menudo se representan territorialmente los Países Catalanes con una convergencia de motivaciones históricas y lingüísticas cuando se pretende darle un cuerpo político. Es decir, para algunos el territorio de unos Países Catalanes políticos representaría el conjunto de entidades políticas históricas de la antigua Corona de Aragón que tienen o tenían el catalán como lengua principal en sus instituciones. Bajo esta premisa, el territorio comprendería los históricos Principado de Cataluña, Reino de Mallorca (Islas Baleares y Rosellón), y Reino de Valencia (con los añadidos posteriores de Villena y la comarca de Requena).
A partir de la escisión en 1968 del sector universitario y de jóvenes del FNC, que estaban muy influenciados por la recuperación de la conciencia nacional desde el ámbito cultural, emergieron las primeras propuestas políticas, bajo las siglas del recién creado PSAN, que reclamaban el marco de los Países Catalanes. Posteriormente surgieron diferentes organizaciones que heredaron el bagaje político surgido en aquel momento y siguieron reclamando ese marco, caso del Moviment de Defensa de la Terra (MDT), surgido como organización en 1984, que defendió «liberar de España y Francia» y de la «opresión capitalista» a los «Países Catalanes» o varias organizaciones terroristas catalanas, hoy extintas, que reivindicaron a lo largo del tiempo la creación de los Países Catalanes, entre ellas el Exèrcit Popular Català y Terra Lliure. Esta última se definía a sí misma en su documento de constitución como organización revolucionaria que lucha por la independencia total de los Países Catalanes y empleaba llamamientos como ¡Independencia o muerte! ¡Viva la lucha armada! Una sola nación, ¡Países Catalanes!
En la Comunidad Valenciana organizaciones como Esquerra Republicana del País Valencià, el Partit Socialista d'Alliberament Nacional y Acció Cultural del País Valencià defienden una dimensión nacional de los «Países Catalanes».
La extensión de la independencia de Cataluña al resto de territorios encuadrados por la CUP como «Países Catalanes» (la Comunidad Valenciana, las islas Baleares, el Rosellón y la Franja de Aragón) forma parte de uno de sus ejes ideológicos.
Los territorios a los que hace referencia el término en su definición extensiva son: las comunidades autónomas españolas de Cataluña, las islas Baleares y la Comunidad Valenciana; el microestado pirenaico de Andorra, la Franja de Aragón (un territorio perteneciente a la homónima comunidad autónoma española contiguo a la comunidad autónoma de Cataluña), la ciudad italiana de Alguer (en la isla de Cerdeña), el territorio histórico del Rosellón (perteneciente al departamento francés de Pirineos Orientales), y el pequeño territorio de El Carche (perteneciente a la Región de Murcia).
El término Països Catalans —concepto con connotaciones que han sido percibidas como problemáticas y controvertidas a la hora del establecimiento de relaciones entre Cataluña y otras zonas del dominio lingüístico catalán—Germà Bel como una «inapropiada y desafortunada expresión que carece de cualquier base histórica, política o social». Núñez Seixas señala las dificultades a la hora de unir una concepción historicista vinculada a la pertenencia a la Corona de Aragón de estos territorios con un constructo principalmente lingüístico. El historiador José Vicente Gómez Bayarri, académico de la RACV, afirma que «la entelequia de los países catalanes es una megalomanía, una ambición que está en plena virulencia, una ficción antihistórica manipuladora y tergiversadora de lo que muestra la documentación archivística».
fue tachado por el autor independentista
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