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Onteniente



Onteniente[3][2]​ (en valenciano y oficialmente Ontinyent) es un municipio de la Comunidad Valenciana (España), capital de la comarca del Valle de Albaida, situada en el sur de la provincia de Valencia y en el centro de las Comarcas Centrales. Es de dominio lingüístico valenciano. Cuenta con 35 395 habitantes (INE 2018).

Se sitúa a orillas del río Clariano. El relieve es muy montañoso, constituido en su mayor parte por la Sierra Grossa, que sirve de murallón que cierra la comarca por el oeste.

La ciudad tiene un clima mediterráneo típico, con inviernos templados que pueden recibir algunas heladas esporádicas durante las olas de frío; los veranos son calurosos y pueden superar varias veces los 35 °C debido a las olas de calor. La primera y el otoño son mayoritariamente cálidos. La nieve es rara, no ocurre todos los años.

Desde Valencia, se accede a esta localidad a través de la A-7 para enlazar con la CV-40 y finalizar en la CV-650. Cuenta con una estación ferroviaria perteneciente a la línea 47 de Renfe Media Distancia, también conocida como línea Valencia-Játiva-Alcoy.

El término municipal de Onteniente limita con los de Agullent, Ayelo de Malferit, Bocairente, Fontanares, Mogente y Vallada de la provincia de Valencia, y con los de Alfafara y Bañeres de la provincia de Alicante.

Las evidencias de poblamiento más antiguas existentes en el municipio corresponden a los últimos estadios del período neolítico, como parece testimoniar el yacimiento del Castellar situado entre el Barranco dels Tarongers y el Barranco del Averno en Bocairente. También hay que tener en cuenta los rasgos neolíticos del Arenal de la Costa, aunque su adscripción más segura sea calcolítica (circa 1900 a. C.). Este yacimiento, situado al oeste del núcleo urbano actual, no se encuentra excavado en su totalidad, pero hasta ahora se ha sacado a la luz un poblado, como demuestran los silos y fosas, o los agujeros de poste y los fondos de cabaña.

Con todo, el período más importante de la prehistoria ontiñentina parece documentarse durante la Edad del Bronce. Durante el llamado Bronce Valenciano (1900-900 a. C.), se desarrolla en la zona de Onteniente toda una red de poblamientos y organizaciones políticas estructuradas a partir de un núcleo de jefatura que controlaría una zona de influencia, y dándose prioridad a los asentamientos situados en lugares escarpados y altos de difícil acceso. No suelen ser poblados muy grandes y se basan en la explotación agropecuaria. El yacimiento más importante de este período parece ser, hasta el momento, el Cabezo de Navarro, y toda el área de influencia de la Lometa del Gorgorrobio, satélites del asentamiento principal. En el Cabezo de Navarro, además de utensilios de piedra pulida , cerámica lisa (característica del Bronce Valenciano) se cuentan punzones de cobre y bronce arsenicado. La zona del llamado Barranco dels Tarongers es asimismo un importante núcleo de yacimientos del Bronce, y se encuentra muy relacionada con la zona anterior como se puede comprobar en el siguiente mapa.

Núcleos como Alto del Tarongers, con niveles con cerámica a mano y lascas de sílex rojo, o el Abrigo del Gigante, con arte rupestre esquemático perteneciente a la Edad del Bronce permiten seguir toda una red de asentamientos hasta Fontanares y Bocairente, respectivamente, en la que contamos con yacimientos del Bronce como el Tossal del Pou Clar, Abrigo del Gigante, el Tossalet de l'Aire hacia Bocairente, y el Cabezo de Navarro, la Lometa del Gorgorrobio, Altet de Cals Frares o la Lometa de la Arcada dirección Fontanares. Aunque existen importantes yacimientos en la zona norte, es sobre todo la zona suroccidental, llamada la Ombría, la que representa mejor este período de la prehistoria de Onteniente.

No sabemos con seguridad que los contactos que se llevan a cabo en Iberia durante el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro con las civilizaciones orientales (griegos y fenicios sobre todo) se produjeran de manera sistemática en el territorio ontiñentino. No obstante, y asegurada la ausencia hasta el momento de todo tipo de rasgo orientalizante, parece que estas tierras no fueron pisadas por fenicios ni griegos durante la época clásica de las colonizaciones entre los siglos VIII-VI a. C. Es muy posible que sí hubiera asentamiento cartaginés, pero eso es algo que tampoco ha sido documentado.

La presencia de gentes autóctonas es más comprobable a partir del siglo V a. C., si bien la mayoría de restos ibéricos que se conservan son del período Ibérico tardío. Lo que se puede comprobar es una mayor estructuración territorial por toda la comarca del Valle de Albaida, la utilización del torno, seguramente introducido aquí por contacto con las gentes occidentales de tradición turdetana, el empleo del hierro, la acuñación y uso de la moneda, cuya ceca más cercana parece ser Saitabi, y una escritura propia.

Los poblados se sitúan en alto en lugares de fácil defensa, como El Castellar. Otros, también del Ibérico pleno hacia el siglo I d. C. comparten el uso en época romana. En la mayoría de ellos, además de cerámica ibérica encontramos terra sigillata africana e hispánica. Los más importantes son el asentamiento de La Casa Calvo al sur del núcleo urbano actual, o El Pontó, al norte de la población. Igualmente ibérico-romano es el poblado de Les Animetes-I, aunque tiene niveles más antiguos del siglo II y I a. C., en los que se han localizado fragmentos de cerámica ibérica pintada. Más antiguos, pero peor conocidos y conservados, son los asentamientos de La Ploradora-I cerca de la Casa Pérez en el Camí Vell de Agullent, el Pinaret de Ferrero o La Serratella, con niveles hasta del siglo V anterior a nuestra era. En todos ellos el fósil característico es la cerámica.

La economía ibérica se basa, por lo general, en modelos mixtos. El modelo quizá más adecuado a la zona es el que plantean Arturo Ruiz y Manuel Molinos en su libro Los Iberos. Análisis arqueológico de un proceso histórico, que para el área levantina proponen en el sur un modelo agrario en el cual hay un claro dominio del cereal, pero complementado por el desarrollo del ganado vacuno. Por otro lado, para la zona al norte de Crevillente y hacia el interior, aunque sigue existiendo un modelo preferentemente agrícola cerealístico, el complemento pecuario está definido por el auge de la oveja. Con todo, en Levante, como en todas las áreas ibéricas, vamos a encontrar modelos excepcionales, como el que se da en Olocau (El Puntal dels Llops), donde existe un modelo de carácter más pastoril sin ausencia del cereal. Este mapa con los yacimientos ibéricos más importantes y su aprovechamiento del suelo nos ayudará a entenderlo.

Los yacimientos que se conocen de la época romana son de corta duración, algunos de ellos no llegan siquiera a superar el medio siglo de ocupación. Son pequeños asentamientos agrícolas situados en el extrarradio de lo que luego será el núcleo urbano medieval. Sin embargo, parece probable que uno de estos asentamientos romanos, una explotación agrícola, podría haber dado origen al nombre de la villa: el pagus Untinianus. De ahí surgiría la derivación en época medieval hacia las formas en que aparece en la documentación antigua: Ontinient, Hontinient, Ontinyent...

La villa de Onteniente también está documentada con orígenes musulmanes desde el siglo XI. Allí nació el poeta al-Untinyaní, y se sabe que el castillo de Onteniente (hisn Untinyân) constitutía una etapa de paso en el camino de Murcia a Valencia. Aunque en la ciudad han pervivido pocos restos estructurales, las ventanas del Pou Clar o las famosas covetes dels Moros, que se encuentran en barrancos entre Onteniente y Bocairente, muestran la importancia de la civilización islámica en la zona. Las cuevas eran probablemente graneros comunales que pertenecían a las comunidades campesinas de la época andalusí, construcciones que tenían su origen en la tradición del pueblo bereber asentado allí.

Onteniente fue conquistada por las tropas de Jaime I en el año 1244 e incorporada al Reino de Valencia. Se le otorgó un término más amplio que el actual, pues comprendía los lugares de Agullent (hasta 1585), así como la partida de Fontanares (hasta 1927).

En el siglo XVIII, tras la aplicación de los Decretos de Nueva Planta, se castellaniza la administración en todo el Reino de Valencia y con ello el nombre de ésta villa, que cambia su raíz "Onti-" a "Onte-" de un modo bastante arbitrario. La forma castellana Onteniente pasa a ser la oficial hasta finales del siglo XX, cuando se recupera la raíz latina original del nombre, y que enlaza con ejemplos como Ontiñena (Aragón) y Ontignano (Italia).

En la división provincial de 1822 fue adscrita a la provincia de Játiva y en la división de 1833 a la de Alicante, pasando definitivamente a la provincia de Valencia en 1836.

Onteniente recibió el título de ciudad en el año 1904.

El municipio, que tiene una superficie de 125,43 km²,[4]​ cuenta según el padrón municipal para 2017 del INE con 35 534 habitantes y una densidad de 281,77 hab./km².

A continuación, se expone gráficamente el devenir demográfico del municipio a lo largo de la época estadística:

     Población de derecho según los censos de población del INE.[5]      Población según el padrón municipal de 2017.[6]

Entre los censos de 1920 y 1930, disminuyó la población por independizarse Fontanares.

Onteniente contaba con 35 534 habitantes en 2016. Onteniente contaba con 35 347 habitantes en 2019.

La economía de Onteniente descansa principalmente en la industria textil, con grandes empresas que a lo largo de los años han sido referencia en España e internacionalmente: ATRIVM, Manterol, Colortex, Paduana, Revert, Tejidos Reina, "Textils Mora, SAL", "Mopatex", son solo algunos ejemplos. Sin embargo, la crisis del sector textil se ha hecho patente en la comarca y en la ciudad han cerrado no solo empresas que por su fortaleza eran bandera de la industria ontiñentina, como textil Paduana y dentro del género de punto la fábrica de Joaquín Torró, sino también muchas otras de menos fuerza y algunas industrias y empresas de otros sectores que dependían del sector textil.

Además posee una riqueza agrícola considerable. Su vegetación la constituyen fundamentalmente pinos y otras como tomillo, romero y la aulaga. Los cultivos que ocupan el fondo de los valles son: vid, olivos, algarrobos, almendros, cereales y frutales.

Cuenta asimismo con una cierta tradición turística debida a sus fiestas de Moros y Cristianos.

La ciudad es igualmente sede de la única caja de ahorros estrictamente valenciana: la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Onteniente, de relevante importancia de ámbito intercomarcal y autonómico.

El concepto de deuda viva contempla solo las deudas con cajas y bancos relativas a créditos financieros, valores de renta fija y préstamos o créditos transferidos a terceros, excluyéndose, por tanto, la deuda comercial.

     Deuda viva del ayuntamiento en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[9]

La deuda viva municipal por habitante en 2014 ascendía a 433,12 €.[10]

En el año 2019 se situaba en 201 €.

Platos típicos de su cocina son el "arroz al horno" (llamado cassola"), la paella negra (con pelota y alcachofas), la "morcilla de cebolla" ("botifarra de ceba") o sus excelentes "setas" ("coques de pebrassos") cocinadas habitualmente durante la "Feria" con lo cual, también son llamadas "coca de fira". Como postre las "monjàvines" (una masa dulce, cocinada al horno) y el melón de oro, autóctono del lugar.



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