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Palomo



Las colúmbidas (Columbidae) son una familia de aves del orden Columbiformes que incluye las palomas, las tórtolas y formas afines. Son, en total, unas 308 especies.

Las colúmbidas se distribuyen por todo el mundo, excepto la Antártida[n. 1]​ y el Ártico, y con centro de dispersión en América Central.[1]​ La mayor diversidad de especies la tienen la ecozona indomalaya y la ecozona de Australasia.

Son aves dotadas de gran inteligencia (si se las compara con otras aves), aunque ya entre otras aves menos inteligentes se ha descubierto una importante inteligencia que ha llegado a permitir incluso una interacción entre Homo sapiens y aves, pese a que tal interacción inteligente (como ocurre entre la especie de aves llamadas taxonómicamente Indicator indicator) no llega al grado superior existente entre la de las palomas o entre los cuervos[2]​ y monógamas; esta característica les permite un gran cuidado de sus crías e, incluso, quizás una relación afectiva (etológica) importante entre progenitores y descendencia. La monogamia entre las palomas, por otra parte, parece facilitar en gran medida una alta tasa reproductiva (pese a que también, como otros animales silvestres, las palomas sufren de una gran mortandad “infantil”). Las crías de paloma, al poco tiempo de estar listas para autosustentarse y lo suficientemente desarrolladas como para volar, son expulsadas del territorio en que anida la pareja progenitora, ya que la misma generalmente vuelve a procrear en un intervalo de tiempo corto otros dos pichones en los que la pareja, padre y madre, invierte gran cantidad de tiempo en cuidados (la madre suele quedarse gran parte de su tiempo en el sencillo nido empollando los huevos y luego cuidando a los pichones mientras el padre o palomo busca alimentos para nutrir a la familia).

Los nidos, normalmente débiles, están elaborados con pequeñas ramas, y los huevos, habitualmente dos, son incubados por ambos sexos. Naturalmente las palomas se alimentan de semillas y frutos. Ambos sexos alimentan a sus crías con una secreción muy nutritiva denominada leche de buche, que se segrega por células especiales.

Aparte de tener un gran sentido de la orientación, la paloma es una de las aves que más rápido vuela: alcanza los 56 km/h.[3]​ También caracteriza a las palomas su agudísimo sentido de la vista: entre finales de los años 70 y principios de los 80 la Guardia Costera de Estados Unidos desarrolló un sistema experimental de rescate con palomas adiestradas en reconocer colores brillantes. Consistía en equipar un helicóptero con tres ejemplares en una pequeña cabina con ventanales en la parte inferior del vehículo cubriendo así los 360° del arco de visión. Las palomas conseguían una efectividad en la localización de objetos flotantes del 93 %, frente al 38 % de los humanos en las mismas condiciones. El proyecto Project Sea Hunt fue definido por la Guardia Costera como el "mejor sistema de búsqueda con luz diurna". Este sistema nunca pasó de la fase experimental y fue cancelado en 1983 por recortes presupuestarios sin que las palomas pudiesen tener la posibilidad de salvar ninguna vida.[4]

Las palomas o Columbidae superarían la prueba del espejo, por la cual cada individuo se reconocería a sí mismo o tendría una consciencia de su "personalidad", si es que la palabra "personalidad" puede aplicarse a otro animal que no sea el "humano", ya que personalidad significa un enmascaramiento. Que las palomas se reconozcan como seres individuales o tengan una autoconsciencia es obvio, dado que pueden reconocer las diferencias individuales de seres de otras especies, como otras aves inteligentes, y reconocen muy fácilmente a otros individuos de su misma especie; igualmente saben diferenciar a los seres humanos que les ayudan de los que las agreden. Por otra parte, de acuerdo a los más recientes descubrimientos (año 2017), las palomas son capaces de "leer" o, mejor dicho, distinguir distintos grafos y llegar a tener algún entendimiento en la diferencia de tales grafos.[5]

Las palomas jóvenes se denominan pichones, y las personas que crían palomas se denominan columbicultores; los afectos por esta ave colombófilos.

Debido a la presión de las circunstancias (por ejemplo la pérdida de fuentes de alimento o lugares para anidar), el estrés puede provocarles violencia intraespecífica, en la cual pueden matarse entre ellas y matar a los pichones de otras parejas de congéneres para intentar subsistir.[cita requerida]

Las especies de la familia Columbidae se caracterizan por poseer un tronco muy robusto con, en comparación, una cabeza pequeña aunque el área del encéfalo es bastante desarrollada, los picos son cortos e hinchados y las patas cortas con cuatro dedos, uno de ellos oponible tal cual ocurre con el dedo pulgar. Poseén además alas relativamente grandes y especialmente fuertes, alas que les hacen particularmente adecuadas para el vuelo.[6]

Las dimensiones entre las especies varían considerablemente, van desde los gura de Nueva Guinea que alcanzan las dimensiones de un pavo a las tortolitas que son poco más grandes que un pájaro, la primacía de la especie de menos longitud corresponde a la frugívora enana (Ptilinopus nainus) que mide apenas 13 cm de longitud. El plumaje suave y ancho, también es muy variable: algunas especies tienen un color blanco y negro y poco visible, mientras que otras, especialmente las palomas que comen fruta del género Ptilinopus y las palomas del género Treron y Alectroenas poseen características de libreas de varios colores muy llamativos.[7]

Algunas especies se han adaptado al entorno urbano, hasta tal punto que se han convertido en un problema en ciudades como Venecia, donde han tenido que tomar medidas porque la corrosión provocada por las deyecciones de este animal está deteriorando gravemente el patrimonio artístico y arquitectónico de dicha ciudad.

La tórtola doméstica (Streptopelia risoria) es utilizada en actos de ilusionismo por su gran docilidad, principalmente del macho. Además, esta especie cuenta entre sus variedades con ejemplares totalmente blancos, que son los generalmente usados en estos espectáculos.

La fama de las palomas de animales insalubres para los humanos se ha exagerado mucho.[8]​ El contacto con las deposiciones de las palomas supone un riesgo menor de contraer histoplasmosis, criptococosis y psitacosis[9]​ y la exposición prolongada a sus heces y plumas puede causar la pneumonitis conocida como pulmón del cuidador de aves. Por ello, en algunas ciudades de Estados Unidos y Europa, se controlan las poblaciones de palomas usando diferentes métodos[10]​. Algunos métodos utilizados para disminuir este riesgo a la salud humana son: prohibición de alimentarlas, exterminación o uso de anticonceptivos, aunque existe debate sobre cuál es la mejor forma de atender el problema.[11]

En cambio, las palomas son un riesgo potencial por ser posibles portadoras, como otras aves, de la gripe aviar. Pero un estudio ha demostrado que las palomas adultas no son susceptibles de contraer la cepa más peligrosa de gripe aviar, la H5N1, por lo que no pueden trasmitírsela a los pollos.[12]​ Y se ha descubierto que son «resistentes o tienen una susceptibilidad mínima» a otras cepas de la gripe aviar, como la H7N7.[13]​ Otros estudios han mostrado que presentaban signos clínicos de lesiones neurológicas resultantes de la infección, pero que no trasmitían la enfermedad a los pollos que estaban en contacto directo con ellas.[14][15]

La paloma es también un animal con significado simbólico, con connotaciones y denotaciones positivas o benignas en la mayor parte de las culturas. En el Antiguo Testamento de la Biblia se relata que Noé dejó ir una paloma desde el arca después del Diluvio para intentar encontrar tierra firme, y que aquella regresó con una rama de olivo en el pico. Además, en el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo descendió desde los cielos con apariencia de paloma sobre Jesucristo en el momento en que este era bautizado.[16]

Por otra parte, el profeta llamado en español Jonás, en su genuino nombre hebreo es llamado יוֹנָה (Yonah), es decir, ‘Paloma’.

La paloma es el símbolo del candor, la sencillez y la inocencia, y especialmente de la correcta paz o la armonía. Estaba consagrada a Venus, que la llevaba en la mano y la ataba a su carro, según Apuleyo. Eliano añade que algunas veces se transformaba ella misma en paloma, por lo que el comerlas estaba reservado a sus sacerdotes. Homero cuenta que unas palomas se tomaron el cuidado de alimentar a Zeus, fábula fundada en la circunstancia de que una misma palabra significa en lengua fenicia ‘sacerdote’ y ‘paloma’.[17]

Los habitantes de Ascalonia tenían un gran respeto por estas aves, en las que creían transformarse después de la muerte, no atreviéndose a comer ni matar ninguna por el temor de comerse o matar a sus mismos padres, y alimentaban con particular cuidado a todas las palomas que nacían en la ciudad. Eran estas aves también tenidas en mucho respeto por los asirios, porque creían que el alma de Semirámide, su reina, ascendió al cielo en forma de paloma. Sófocles dijo que algunas palomas de la floresta de Dodona anunciaron a Hércules el fin de sus días.[17]

Actualmente, la representación de una paloma blanca con una rama de olivo en el pico es un símbolo de paz y pureza en las sociedades occidentales, imagen inmortalizada por Pablo Picasso en su Paloma de la paz.

La paloma era una diosa íbera,adorada principalmente por los turdetanos, su epíteto era la blanca paloma.

En marzo de 2016 en la ciudad Nueva York en la zona del World Trade Center se inauguró la World Trade Center (Autoridad Portuaria Trans-Hudson), diseñada por Santiago Calatrava la entonces estación de metro más grande del mundo denominada The Oculus (El Ojo) representada esculturalmente por una gran paloma.[18][19]

Por causa de las matanzas efectuadas por el ser humano fueron extinguidas la paloma de la Carolina (Ectopistes migratorius) que era archicomún en el oriente de Norteamérica y dos especies gigantes cuyo gigantismo era debido en gran medida al secular aislamiento insular: el dronte (Raphus cucullatus) de la isla Mauricio y el solitario (Pezophaps solitaria) de la isla Rodrigues.

La familia Columbidae se subdivide en cinco subfamilias y numerosos géneros:[20]

Subfamilia Columbinae

Subfamilia Otidiphabinae

Subfamilia Gourinae

Subfamilia Raphinae (didinos)

Subfamilia Didunculinae

Subfamilia Treroninae



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