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Pedro Alonso Niño



¿Qué día cumple años Pedro Alonso Niño?

Pedro Alonso Niño cumple los años el 14 de agosto.


¿Qué día nació Pedro Alonso Niño?

Pedro Alonso Niño nació el día 14 de agosto de 502.


¿Cuántos años tiene Pedro Alonso Niño?

La edad actual es 1521 años. Pedro Alonso Niño cumplirá 1522 años el 14 de agosto de este año.


¿De qué signo es Pedro Alonso Niño?

Pedro Alonso Niño es del signo de Leo.


Pedro Alonso Niño (c.1468- 1502), normalmente conocido en su época como Peralonso Niño, fue un navegante y descubridor nacido en Moguer (España). Era el segundo hermano de los "Niño" que participaron activamente en el Descubrimiento de América. Fue como piloto[n. 1]​ en la nao capitana Santa María en el primer viaje descubridor. También participó en el segundo viaje colombino y en varias armadas de abastecimiento entre los años 1494 y 1496, siendo reconocido por la Corona con el título de piloto mayor.[6]​ Pedro Alonso también descubrió, en un viaje posterior a Paria, la Isla Margarita y la Punta de Araya, en las Antillas Menores.


Pedro Alonso Niño o Peralonso Niño, fue el segundo hijo de Alfón Pérez Niño, nació en Moguer, sobre el año 1468. La familia "Niño" constituía una estirpe de marinos avezados y curtidos en travesías por el Atlántico y el Mediterráneo. Fue creciendo en el ambiente marinero de su familia, formándose como marino hasta adquirir amplia experiencia.[7]​ Fue apodado como “El negro”, por su relación con el comercio de esclavos africanos.[cita requerida]

Estuvo casado dos veces, con Juana Muñiz, de cuya unión nacieron Juan Niño, Isabel Quintero y Leonor Fernández, y con Leonor de Boria, con quien tuvo a Francisco Niño. Alice Gould se inclina, sin embargo, por un solo matrimonio, argumentando las duplicidades o coincidencias en los nombres.

Tuvo una participación fundamental en los preparativos y desarrollo del viaje descubridor. Los Niño, una vez superados los primeras reticencias al proyecto de Colón, se convirtieron en férreos defensores del viaje, y pusieron todo su empeño en llevar a cabo la empresa Colombina. Convencieron a la marinería moguereña, y resto de marinos que habitualmente navegaban con ellos, para que se alistaran en el viaje colombino. Junto a sus hermanos, organizaron los preparativos de la carabela de su familia La Niña, en julio de 1492, en el Puerto de Moguer.[7][8]

En el primer viaje colombino, cuya partida se produjo el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos, Pedro Alonso fue piloto mayor, en la Santa María, de la expedición descubridora.,[8][7]​ jugando un papel fundamental[cita requerida] cuando la marinería se rebela, tras el paso de los días, por no haber hallado todavía tierra, respaldando la voluntad de Colón de continuar con el viaje. El 12 de octubre de 1492 se culmina el viaje con el descubrimiento del nuevo mundo. Tras el encallamiento de la carabela Santa María, el 25 de diciembre de 1492, La Niña se convirtió en la nave capitana. Al mando de La Niña regresa Cristóbal Colón, y Pedro Alonso Niño como piloto mayor.[7]

En 1493 participó en el segundo viaje colombino, como piloto mayor de la nave capitana. Regresaron rápidamente a la península, ya que estaba en Cádiz el 7 de marzo de 1494. Por este viaje recibió diecisiete mil maravedís.

En los primeros días de abril de 1495, Pedro Alonso Niño regresó también en las cuatro naves de Torres al puerto de Cádiz. Allí se preparó a participar en la flota de cuatro carabelas que Juanoto Berardi aprovisionaba en cumplimiento del acuerdo establecido con los Reyes Católicos el 9 de abril de 1495, y que suponía la ruptura del monopolio colombino, todo ello supervisado por el ya obispo de Badajoz, Juan Rodríguez de Fonseca. Peralonso tenía el cargo de piloto Mayor, recibiendo por ello un sueldo de 2000 maravedís al mes, además de otros 500 maravedís “que tiene de sus altesas por piloto mayor de Indias”. [9]

En enero de 1496, las carabelas, supervisadas por Américo Vespucio tras el fallecimiento en diciembre de Berardi, partieron de Sevilla, haciéndose a la mar el 3 de febrero. Sin embargo, las condiciones climáticas hicieron que la flota se hundiera en las inmediaciones de Rota. Buena parte de las provisiones de estas cuatro carabelas logró rescatarse y se embarcó rápidamente en las tres naves, que debían partir sin demora, con provisiones hacia La Española. El 11 de junio de 1496, Colón regresó al puerto de Cádiz de su segundo viaje y encontró preparada esta pequeña armada. El almirante leyó las cartas y despachos que en ellas le enviaban los Reyes y, tras leerlos, escribió a su hermano Bartolomé sobre cómo actuar en las nuevas tierras, cartas que le debía entregar Peralonso Niño.

En la nueva armada, compuesta por una nao, la “Bretona”, y dos carabelas, “Santa María de la Guía” y ”Lázaro”, Niño ocuparía nuevamente el cargo de piloto de la capitana, la ”Santa María de la Guía”, del moguereño García Álvarez. Partieron del puerto de Cádiz el 16 de junio, disfrutando de un viaje rápido y feliz. Esta sería la época de mayor importancia de Pedro Alonso, de la que existen numerosas menciones. Es el caso de su asiento como piloto; su gestión en la compra en La Gomera de cien cabezas de ganado ovino y caprino en el viaje de ida; el tener a su cargo la comida de los esclavos que iban a bordo de las dos carabelas y una mención fortuita en el inventario de materias.

De regreso, tras tocar en Azores, Madeira y Portugal, las dos carabelas llegaron a Cádiz el 10 de noviembre de 1496, quedando la nao retrasada hasta el 2 de diciembre en que llegó a dicho puerto. Los tripulantes de estas naves, en lugar de presentarse inmediatamente, como debían, a los recaudadores de la Hacienda, pusieron rumbo a Palos, llevándose consigo papeles, encargos y objetos de La Española y un cargamento de esclavos indios que fueron utilizados varias veces en lugar del dinero que faltaba, escribiendo desde allí que todo estaba a buen recaudo y que traían gran cantidad de oro.

Cuando algunos meses después, en febrero de 1497, se hizo la entrega oficial, se comprobó que todo era una exageración y que los anhelados tesoros, esperados por los Reyes para los gastos de guerra del Rosellón, y por el propio Colón para su tercer viaje, se reducían a algunas muestras de las escasas riquezas de La Española y un puñado de esclavos. Además, los informes sobre el estado de la colonia y la riqueza natural de la tierra eran muy desfavorables. Los Reyes se dieron por bien servidos, pero Colón se sintió algo defraudado y así lo deja entrever en carta dirigida a su hermano. No hay más noticias de Niño hasta que Colón prepara su tercer viaje en la primavera de 1498. Pedro Alonso estaba alistado para ir como piloto con el almirante, y todo parece indicar que así fue.

Posteriormente, Niño regresó en las carabelas que el mismo Colón mandó, el 18 de octubre de 1498, desde Santo Domingo, con las cartas escritas por el descubridor acerca de Paria y las nuevas de las perlas halladas y con la teoría sobre la forma de la Tierra en forma de pezón, el mapa de los nuevos descubrimientos hecho por el almirante, llegando a España el 10 de diciembre. En abril de 1495 los Reyes pretendieron romper el monopolio colombino, idea que perdió su valor al regresar Colón a la Península y lograr que se restituyeran sus privilegios. Sin embargo, con la llegada de noticias del tercer viaje, con escasos beneficios económicos y la increíble teoría “pezonoidal” del globo presentada por Colón a los Reyes Católicos, estos decidieron abrir las nuevas tierras a viajes de particulares conocidos como “Viajes de Descubrimiento y Rescate”.

En ese momento crucial de la política colombina pudo ser decisiva la opinión de Peralonso, que estaba en la corte enseñando a cartear al príncipe Don Juan, diciendo que había visto el mapa que envió el almirante de lo descubierto. Fue entonces cuando Fernando el Católico consideró necesario organizar una expedición de comprobación para que fueran Ojeda, Cosa y Niño a tantear doscientas leguas a uno y otro lado de lo descubierto por Colón.

Pedro Alonso Niño planteó realizar una expedición[10]​ particular a las tierras recién descubiertas, en la Costa de las Perlas (Paria), la cual había dejado deslumbrados a los exploradores de los primeros viajes colombinos. Para ello buscó la financiación de Luis Guerra, el bizcochero de Triana, rico comerciante al que impuso que su hermano Cristóbal Niño fuera el capitán de la expedición, quedando Pedro Alonso Niño de piloto mayor de la nave, una carabela con 33 hombres.[8]​ La marinería estaba compuesta por gentes de la confianza de Pedro Alonso como, Alonso García, Juan Barrero, que habían estado ya en el lugar y, por lo tanto, estaban familiarizados con lo que se iban a encontrar. Este primer viaje realizado por particulares dio a Pedro Alonso Niño fama por sus magníficos resultados económicos.

Bartolomé de las Casas relata la gesta de Alonso de esta forma:

En junio de 1499, una vez realizados todos los preparativos y cargada la carabela con unas cincuenta tonelada (mercancías para intercambiar) y 33 hombres, salió de la barra de Saltes del puerto de Palos. Siguieron la ruta de Ojeda, contando con vientos favorables de manera que atravesaron el océano en veintitrés días, llegando a las costas de Paria por el sur. Siempre avanzando hacia el oeste, la carabela recorrió más de 150 leguas de costa en medio de todos los peligros, dando pruebas su piloto de un valor y una pericia increíbles. En las costas de Paria fueron recibidos cordialmente por los indígenas, que les dieron una buena cantidad de palo del Brasil. Adelantándose a Ojeda, recorrieron las costas de Curiana, desembarcaron en la Isla Margarita donde realizan el intercambio de mercancías, consiguiendo una enorme cantidad de perlas, en palabras de Pedro Mártir de Anglería "cargaron perlas como si fuera paja". Llegan a Cumaná y siguen consiguiendo perlas. Estos intercambios se hacían por mercancías que, para los españoles, tenían poco valor, al igual que para los indios las perlas, dicen los indios quedaron muy contentos, pensando que iban engañados los cristianos, que adquirieron entonces en sus rescates más de 150 marcos de perlas.[11]

Desde allí reconocieron el territorio de los cumaganotos, hasta el punto de la actual Coro (Venezuela) y llegaron a Cumaná, donde permanecieron tres semanas aprovisionándose de víveres. Seis jornadas más adelante, siempre al oeste, reconocieron unas minas de oro, pero súbitamente se vieron atacados por un ejército de indios en canoas, que tuvieron que dispersar a tiros desde la carabela, y regresaron a Cumaná, donde reanudaron el lucrativo comercio. Niño visitó la Boca del Dragon y la punta de Araya, donde descubrió las famosas salinas del mismo nombre,[8]​ comenzando allí su viaje de regreso. Peralonso se aproximó a la Equinoccial más que ningún otro de los descubridores anteriores, e influyó poderosamente en las siguientes expediciones de descubrimiento.

La vuelta, cargados de un valioso botín de oro, plata, perlas del tamaño de avellanas, fue a mediados de 1500. Entraron en el puerto de Bayona la Real en Pontevedra (Galicia). En Bayona vendieron 96 marcos de plata y, al parecer quedan con otros tantos. Al no declarar las ganancias y por consiguiente no pagar a los reyes el quinto real, Alonso fue detenido y juzgado, saliendo absuelto y volviendo a Moguer en agosto de 1501.

Permaneció en Moguer hasta febrero de 1502, afectado por los acontecimientos y con el favor real perdido, a pesar de haber sido declarado inocente, y seguir siendo uno de los mejores navegantes de su tiempo

El último viaje que realizó, lo hizo en la flota del nuevo gobernador Nicolás de Ovando, en cuyo rol lo encontramos como piloto de resguardo, y no como piloto mayor, cargo para el que fue elegido al parecer por el propio Fonseca. La armada de Ovando, formada por treinta y dos barcos, zarpó el 3 de febrero de 1502. Pedro Alonso Niño fue añadido por orden expresa de la Corona como piloto extraordinario de la capitana “Santa María del Antigua”, además del piloto normal Diego Ortiz.[12]​ En Canarias la flota se dividió en dos.

A principios de julio, cuando Antonio de Torres regresaba en dicha nao, donde sí iba en esta ocasión Pedro Alonso Niño, un huracán a la altura de Santo Domingo destruyó la flota, no dejando rastro de la misma. Fue sin duda un gran desastre, pues en ella pereció, además de Torres, el comendador Francisco de Bobadilla y Pedro Alonso Niño.

Su desaparición supuso un duro golpe para la navegación y, sobre todo, para su familia, su viuda y sus hijos. La estela de este intrépido y experimentado navegante, fiel a sus raíces, la siguió primero su hijo Francisco, y el hijo de este llamado también Pedro Alonso Niño, quien acabaría por instalarse, después de hacer la conquista y poblamiento de la provincia de Santa Marta, en la actual Colombia, donde se casó y procreó hijos legítimos y naturales, fruto estos últimos de la unión extramarital con una indígena. Esta circunstancia aceleró un proceso de aculturación que con el tiempo se convertiría en la seña de identidad del pueblo americano. En la ciudad de Tunja y en Oiba (Santander), el apellido Niño arraigó y ha permanecido inalterable durante siglos(Carradine, 1994, 2009). Algunos de sus descendientes actuales mantienen el apellido. El Prócer de la independencia Colombiana Juan Nepomuceno Niño era descendiente directo de Pedro Alonso Niño.

El viaje de Pedro Alonso Niño a la Costa de las Perlas supuso, aparte de los rescates, un gran avance en los descubrimientos geográficos, pues fue el navegante que más se aproximó a la línea equinoccial y se divulgó rápidamente como una leyenda dorada; muchos lo tuvieron por providencial y aun milagroso, y en todas partes del reino se avivó el ansia de descubrimientos y aventuras en las misteriosas Indias, hasta el punto de que la Corona, para evitar expediciones furtivas, tuvo que recordar (3 de septiembre de 1501) la necesidad de licencia real para nuevas expediciones bajo pena de perder “el navío o navíos o mercaderías, mantenimientos e armas e pertrechos e otras cualesquier cosas que llevaren”.




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