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Politología



La ciencia política o politología es la ciencia social que estudia la teoría y práctica de la política, los sistemas y los comportamientos políticos en la sociedad. Su objetivo es establecer, a partir de la observación de hechos de la realidad política, explicaciones lo más certeras posibles acerca de su funcionamiento. Interactúa con otras ciencias sociales: entre otras, el Derecho, la economía y la sociología. Emplea una multiplicidad de herramientas metodológicas propias de las ciencias sociales. Entre los diferentes acercamientos posibles a la disciplina están el institucionalismo y la teoría de la elección racional. Históricamente, ha tenido su origen en la filosofía política, pero es imprescindible distinguirla de ella.[cita requerida]

Norberto Bobbio propone dos acepciones, una en sentido amplio (las ciencias políticas), y otra en sentido estricto (la ciencia política). La primera abarca todos los estudios relacionados con la política desde la Antigüedad hasta nuestros días, incluidos todos los filósofos y teóricos que han pensado, escrito y analizado la política. En sentido estricto, la ciencia política contemporánea nació a partir de la corriente conductista que trata de observar los comportamientos de los actores políticos y de los ciudadanos conforme a premisas estrictamente científicas. Esta última acepción hace referencia a lo que se denomina generalmente «ciencia política positiva», para distinguirla de la filosofía política o teoría política normativa; la otra parte de estudio de la disciplina tiene como objeto de estudio propio al poder que se ejerce en un colectivo humano. La politología se encarga de analizar las relaciones de poder que se encuentran inmersas en un conjunto social, sean cuales sean sus dimensiones (locales, nacionales o a nivel mundial).[cita requerida]

El poder, como capacidad de un actor social de influir sobre otros, se encuentra presente en todas las interacciones humanas, siempre que existan al menos dos actores que se interrelacionen. El ejercicio del poder se hace presente en diferentes manifestaciones humanas como en la guerra, la paz, la negociación, el consenso, el disenso, la autoridad, la dominación, la obediencia, la justicia, el orden, el cambio, la revolución, la participación política y cualquier otra situación donde exista un encuentro posible o real entre dos actores sociales, con intenciones manifiestas o latentes, de enfrentar sus intereses a los de otros.[cita requerida]

Hay un debate entre los politólogos sobre el objeto de estudio de la ciencia política, y se considera que la categoría teórica «sistema político» es objeto de la disciplina. Esta categoría cumple con requisitos tales como tener una naturaleza, tener referentes empíricos (ya que esto hace que la disciplina se diferencie de la filosofía política), es exhaustiva e incluyente, es decir, debe incluir a todas las materias que pertenecen al campo de estudio de la ciencia política y, a su vez, no debe quedar ninguna materia vinculada con la actividad política fuera de su campo y, finalmente, este objeto de estudio tiene una gran aceptación mayoritaria por parte de la comunidad politológica.[cita requerida]

El sistema político se define como un conjunto de interacciones que se dan entre sus unidades o partes que lo componen, y estas interacciones cambiarán o mantendrán el orden de dicho sistema. Esta categoría fue acuñada por el politólogo David Easton, quien considera la vida política como un sistema de conducta o comportamiento. El comportamiento es, aquí, la manera de proceder del individuo en relación con su entorno. La vida política tiene entonces una manera de interactuar con el entorno; en este caso, serían los ministerios, el poder ejecutivo, los partidos políticos, la sociedad, etcétera. De esas interacciones o proceder se derivan resultados que pueden mantener o cambiar el orden en el que se encontraba la vida política.[cita requerida]

En resumen, una definición más clara de ciencia política y cómo aproximarse a entenderla la ofrece el antropólogo ecuatoriano Daniel Xavier Calva Nagua (2020): "la ciencia política es una ciencia social y del comportamiento que se centra en el estudio científico de los gobiernos que controlan el aparato estatal, los actores sociales y sus acciones con las instituciones establecidas en cada sociedad, el análisis a profundidad del ejercicio y búsqueda del poder por parte de los habitantes de cada grupo humano" (p. 11).[1]

Durante la Revolución industrial y las revoluciones liberales del siglo XIX, se creó la necesidad de efectuar una crítica social a fin de evaluar los cambios sociales y políticos que sucedían, así como su impacto en la sociedad y los motivos que los habían producido. La preocupación por el cambio social, combinada con el avance que las ciencias naturales estaban logrando gracias al desarrollo del método científico, impulsó la fusión de ambas, dando lugar a las ciencias sociales. Así surgiría la sociología, y más adelante la ciencia política, asociada al estudio de la jurisprudencia y de la filosofía política.

Así pues, la ciencia política es una disciplina relativamente reciente, cuyo nacimiento (al menos en lo que concierne a la ciencia política moderna) algunos sitúan en el siglo XV con Nicolás Maquiavelo (separación de la moral y de la política). Sin embargo, ya en la Antigüedad existen formas de organización política: la polis (donde nació la palabra 'política', y que significa ciudad) en la democracia griega, la Res publica (cosa pública) que instauró la igualdad en cuanto a los derechos políticos en la Antigua Roma, a excepción de los esclavos. En el Pensamiento chino de Marcel Granet, el arte político databa de las «escuelas confucianas». La administración pública china es la más antigua, comenzando el «mandarinato» en esta época.

Aunque su verdadero desarrollo como disciplina científica es posterior a la Segunda Guerra Mundial, antes de dicho periodo se asociaba al estudio de la y el término «ciencia política» tenía algún uso, lo que hace que la cuestión de a qué autor atribuírselo pueda ser un tema discutible. Para algunos autores fue acuñado Herbert Baxter Adams, profesor de historia de la Universidad Johns Hopkins en 1880. Otros autores afirman que el término Ciencia Política es propuesto por Paul Janet, quien lo utiliza por primera vez en su obra Historia de la Ciencia Política y sus relaciones con la Moral escrita a mediados del siglo XIX.

Mientras el estudio de la política es encontrado primero en la Antigua Grecia e India, la ciencia política llegó tarde en los términos de las Ciencias Sociales. Sin embargo, la disciplina en sí tiene un claro conjunto de antecedentes como ética, filosofía política, economía política, historia y otros campos relacionados con determinaciones normativas de como deben ser y deducir las características y funciones del estado ideal. En cada período histórico y en casi toda área geográfica podemos encontrar a alguien estudiando política y aumentando el entendimiento político.

En la India Antigua pueden encontrarse textos que reflexionan sobre la política desde el épico-mitológico Rig-veda (fines del II milenio a. C.) y el Canon Pali budista (c. siglo VI a. C.). Chanakia Pandit, es considerado como uno de los primeros pensadores políticos y economistas; y de hecho se le denomina como el «Maquiavelo hindú». Sobre la base de sus enseñanzas se escribió el Artha-shastra (siglo II a IV d. C.).

Los antecedentes de la ciencia política occidental se pueden rastrear mucho tiempo antes de Platón y Aristóteles, particularmente en las obras de Homero, Hesíodo, Tucídides, Jenofonte o Eurípides. Platón analizó distintos sistemas políticos y los resumió en estudios más orientados hacia la literatura y la historia, aplicando un método de acercamiento que más cercano a la filosofía. Aristóteles fundamentó el análisis de Platón incluyendo evidencias históricas empíricas en su análisis.

Historiadores como Polibio, Tito Livio y Plutarco documentaron el ascenso de Roma y la organización e historia de otras naciones; mientras estadistas como Julio César o Cicerón proveían con ejemplos de las políticas y guerras de Roma como república y después como imperio. El estudio de la política se orientaba hacia el entendimiento histórico, y la descripción y comprensión de diferentes formas de gobierno.

Proporcionando certezas dogmáticas para las relaciones entre la Iglesia y el Estado, que no obstante fueron objeto de durísimas controversias entre los poderes universales (Papa y Emperador) durante todo el periodo. En el mundo islámico, autores como Avicena y Averroes, y el hebreo Maimónides, continuaron la tradición analítica y empírica del aristotelismo; mientras que Ibn Jaldún anticipó varios conceptos de las modernas ciencias sociales.

Durante el Renacimiento italiano, fue Nicolás Maquiavelo quien hizo observación empírica directa de los actores e instituciones políticas (El Príncipe). Se considera a Maquiavelo como uno de los teóricos políticos más notables del Renacimiento, pues con su aporte se abre camino a la modernidad en su concepción política y a la reestructuración social. Tradicionalmente, se ha encontrado una aporía en el pensamiento maquiaveliano como consecuencia de la difícil conciliación de sus dos obras principales, los Discursos sobre la primera década de Tito Livio y El príncipe.

En los Discursos, Maquiavelo se declara partidario de la república, partiendo del supuesto de que toda comunidad tiene dos espíritus contrapuestos: el del pueblo y el de los grandes (que quieren gobernar al pueblo), que están en constante conflicto. Para Maquiavelo el mejor régimen es una República bien organizada (toma como ejemplo la República Romana), aquella que logre dar participación a los dos partidos de la comunidad para de esta manera contener el conflicto político dentro de la esfera pública. Maquiavelo señala, y de aquí la calificación de bien organizada, que es primordial que en dicha república se disponga de las instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin las cuales la república se desarmaría. Ninguna de las otras formas de gobierno como la aristocracia, la tiranía, la democracia o la monarquía logran el equilibrio de los partidos dentro del régimen por lo que son inestables.

Los intérpretes proclives a las tesis republicanas han pretendido, desde Rousseau, conciliar la contradicción entre los Discursos y El príncipe considerando que este último supone un ejercicio de ironía que sencillamente desnudaba a la luz pública lo que eran las verdaderas prácticas del poder. Sin embargo, la oposición a la república que podría inferirse en El príncipe, debe tenerse en cuenta que cuando Maquiavelo lo escribe está escribiendo para mostrar a Lorenzo II de Médici como debe desempeñarse si es que quiere unificar Italia y sacarla de la crisis en la que se encuentra. Maquiavelo aclara también que puede existir un hombre cuya virtud política (saber aprovechar los momentos de fortuna y escapar de los desfavorables) supere a la república en conjunto pero dicha virtud política morirá con el mortal que la posea, cosa que no ocurriría en una república bien organizada.

Además de esto, debe recordarse que el Príncipe presenta analogías con la figura romana y republicana del dictador, investido de poderes absolutos durante un breve período y teniendo que rendir cuentas posteriormente ante la república. En este sentido, la contradicción entre los dos textos principales de Maquiavelo no es tal. Si es así, entonces el principado y la república deberían ser entendidos como formas de gobierno subordinadas a la auténtica preocupación política de Maquiavelo: la formación de un Estado moderno en la Italia de su tiempo.

Maquiavelo entiende que todo Príncipe debe tener virtud y fortuna para subir al poder: virtud al tomar buenas decisiones y fortuna al tratar de conquistar un territorio y encontrarse con una situación (que no fue provocada por él mismo) que lo ayuda o beneficie conquistar. Aquel príncipe que obtenga el poder mediante el crimen y el maltrato, siendo este vil y déspota; debe entender que una vez subido al poder tiene que cambiar esa actitud hacia el pueblo. Dándole libertad al pueblo, para ganarse el favor del mismo, ya que al fin y al cabo estos serán los que decidan su futuro. Maquiavelo fue, además, un auténtico precursor del trabajo de los analistas políticos y columnistas de nuestros días: «Todos estos príncipes nuestros tienen un propósito, y puesto que nos es imposible conocer sus secretos, nos vemos obligados en parte a inferirlo de las palabras y los actos que cumplen, y en parte a imaginarlo». (Carta a Francesco Vettori, julio de 1513).

Entre los principales escritores contemporáneos que contribuyeron al desarrollo y consolidación de la ciencia política como disciplina autónoma podemos citar entre los más relevantes a Carl Schmitt, Norberto Bobbio, Leo Strauss, Robert A. Dahl, Gabriel A. Almond, Maurice Duverger, Hannah Arendt, David Easton, Harold D. Lasswell, Samuel P. Huntington, Juan J. Linz, Arend Lijphart, Sydney Verba, Stein Rokkan, Dieter Nohlen, Gianfranco Pasquino, Giovanni Sartori o Guillermo O'Donnell, entre otros.

La llegada de la ciencia política como una disciplina universitaria en Estados Unidos es evidente por el nombramiento de facultades y de directores de facultades llevando el título de ciencia política, poco tiempo después de la guerra civil. En 1857, Francis Lieber fue nombrado como el primer Profesor de Historia y Ciencia Política en la Universidad Columbia. En 1880, Columbia formó la primera Escuela de Ciencia Política. La disciplina estableció la Asociación Americana de Ciencia Política en 1903. La integración de estudios políticos del pasado en una disciplina unificada es un proyecto en curso, y la historia de la ciencia política ha proporcionado un campo rico para el crecimiento de ambas ciencias políticas (normativa y positiva), con cada parte de la disciplina compartiendo algunos predecesores históricos.

En las décadas de 1950 y 1960, una revolución de conducta haciendo énfasis en el estudio científico y riguroso del comportamiento individual y grupal barrió la disciplina. Al mismo tiempo de que la ciencia política avanzaba hacia una mayor profundidad de análisis y más sofisticación, también avanzaba hacia una relación de trabajo más cercana con otras disciplinas, especialmente con sociología, economía, historia, antropología, psicología y estadística. De manera creciente, estudiantes de conducta política han usado el método científico para crear una disciplina intelectual basada en el postulado de hipótesis seguidas por la verificación empírica y la inferencia de tendencias políticas, y generalizaciones que explican acciones políticas individuales y de grupo. A través de la generación pasada, la disciplina puso un énfasis creciente en la relevancia o el uso de nuevos enfoques y metodologías para resolver problemas políticos y sociales.

En 2000, el auto-llamado Movimiento Perestroika fue introducido como una reacción en contra de los partidarios del movimiento llamado la matematización de la ciencia política. Los perestroikanos se pronuncian por una pluralidad de metodologías y enfoques en ciencia política y por una mayor relevancia de la disciplina para aquellos afuera de ella.

Las principales áreas de investigación y análisis de la ciencia política son:

Algunos de los principales enfoques conceptuales en la ciencia política son:

Los principales paradigmas teóricos en discusión dentro de la ciencia política son:

Los métodos empleados por la ciencia política son principalmente los de las ciencias sociales. Giovanni Sartori[2]​ distingue cuatro métodos, en orden decreciente de fuerza de control:

Por su parte, Arend Lijphart presenta los primeros tres de la lista anterior y adiciona un quinto método: Análisis de caso.[3]

La ciencia política, como todo estudio científico, se relaciona con distintas ciencias y en ocasiones hasta se mezcla con otras, apareciendo en el mejor de los casos como una parcela superpuesta. En los estudios actuales se halla una gama variada de ciencias conectadas con la Politología, debido a la politización que sufren los distintos aspectos de la vida humana, es decir las sociedades, al ser alcanzados por el Estado, institución preponderante que exhibe el Poder, y en la ausencia de este, una vinculación directa con el Poder. Las ciencias que hoy están relacionadas con cuestiones políticas y sus resultantes de los estudios en el tema son:



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