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Gnosticismo



El gnosticismo (del griego antiguo: γνωστικός gnōstikós, "tener conocimiento") es un conjunto de antiguas ideas y sistemas religiosos que se originó en el siglo I entre sectas judías y cristianas antiguas.[1]​ Estos varios grupos enfatizaban el conocimiento espiritual (gnosis) por encima de las enseñanzas y tradiciones ortodoxas y la autoridad de la iglesia. Viendo la existencia material como defectuosa y malévola, la cosmogonía gnóstica generalmente presenta una distinción entre un Dios supremo y oculto, y una deidad menor y malévola (en ocasiones asociada con Yahveh en el Antiguo Testamento)[2]​ quien es responsable de crear el universo material.[3]​ Los gnósticos consideraban que el principal elemento de salvación era el conocimiento directo de la divinidad suprema en la forma de intuiciones místicas o esotéricas. Muchos textos gnósticos discuten no los conceptos de pecado y arrepentimiento, sino los de ilusión e iluminación.[3]

Algunas de estas corrientes sincréticas filosófico-religiosas llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era, convirtiéndose finalmente en un pensamiento declarado herético después de una etapa de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos. En efecto, puede hablarse de un gnosticismo pagano y de un gnosticismo cristiano, aunque el más significativo pensamiento gnóstico se alcanzó como rama heterodoxa del cristianismo primitivo. Según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. El ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo. El gnosticismo es una mística esotérica de la salvación. Se mezclan sincréticamente creencias orientalistas e ideas de la filosofía griega, principalmente platónica. Es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, el ser supremo frente al Demiurgo, el espíritu frente al cuerpo y el alma. El término proviene del griego Γνωστηκισμóς (gnostikismós); de Γνῶσις (gnosis): ‘conocimiento’.

Los escritos gnósticos florecieron entre ciertos grupos cristianos en el mundo mediterráneo hasta mediados del siglo II, cuando los primeros padres de la iglesia los denunciaron como herejía.[4]​ Los esfuerzos por destruir estos textos fueron exitosos en general, lo que resultó en que muy poco de los escritos de los teólogos gnósticos sobreviviera.[5]​ Sin embargo, maestros gnósticos antiguos como Valentín veían sus creencias como compatibles con el cristianismo. Cristo es visto como un ser divino que ha tomado forma humana para liderar la humanidad de vuelta a la Luz.[6]​ Sin embargo, el gnosticismo no se refiere a un único sistema estandarizado, y el énfasis en la experiencia directa da espacio a una amplia variedad de enseñanzas, incluyendo corrientes distintas como el Valentinianismo o el Setianismo. En el Imperio Persa, las ideas gnósticas se difundieron incluso hasta China a través del movimiento relacionado con el Maniqueísmo, en tanto que el Mandeísmo sigue aún vigente en Irak.

Por siglos, la mayoría del conocimiento académico sobre el gnosticismo estuvo limitado a los escritos anti-heréticos de figuras cristianas ortodoxas como Ireneo de Lyon e Hipólito de Roma. Un renovado interés en el gnosticismo ocurrió después del descubrimiento, en 1945, de la Biblioteca de Nag Hammadi en Egipto; una colección de raros y antiguos textos cristianos y gnósticos, entre los que se incluyen el Evangelio de Tomás y el Apócrifo de Juan. Una cuestión importante en la investigación académica es la descripción del gnosticismo bien como un fenómeno interreligioso o como una religión independiente. Los académicos han reconocido la influencia de fuentes tales como el judaísmo helenístico, el zoroastrismo y el platonismo, y algunos han notado posibles vínculos con el budismo y el hinduismo, aunque la evidencia de influencia directa de estas últimas fuentes no es conclusiva.[3]

La Gnosis se refiere al conocimiento basado en la experiencia o percepción personal. En un contexto religioso, la gnosis es conocimiento místico o esotérico basado en la participación directa con lo divino. En la mayoría de sistemas gnósticos, la causa suficiente de la salvación es este "conocimiento de" ("familiaridad con") lo divino. Es un "conocer" interior, comparable con aquel al que invitaba Plotino (neoplatonismo), y difiere de las perspectivas cristianas proto-ortodoxas.[7]​ Los gnósticos son "aquellos que están orientados hacia el conocimiento y el entendimiento – o la percepción y el aprendizaje – como una modalidad particular de vida."[8]​ El significado usual de gnostikos en los textos clásicos griegos es el de "culto" (aprendido o educado) o "intelectual," como lo usa Platón en la comparación entre "práctico" (praktikos) e "intelectual" (gnostikos). El uso platónico de "culto" o "aprendido" es típico de los textos clásicos.

Para el periodo helenístico, el término empezó a asociarse con los misterios greco-romanos, convirtiéndose en un sinónimo del término griego musterion. El adjetivo gnóstico no se usa en el Nuevo Testamento, pero Clemente de Alejandría habla del cristiano "culto" (gnostikos) en términos elogiosos.[9]​ El uso de gnostikos en relación a la herejía se origina en los intérpretes de Ireneo. Algunos académicos consideran que Ireneo utiliza a veces la palabra gnostikos para significar simplemente "intelectual," en tanto que su mención de la "secta intelectual" es una designación específica.[10]​ El término "gnosticismo" no aparece en fuentes antiguas,[11]​ y fue acuñado por primera vez en el siglo XVII por Henry More en un comentario sobre las siete cartas del Libro del Apocalipsis, donde More usa el término "Gnosticisme" para describir la herejía en Tiatira.[12]​ El término gnosticismo se derivó del uso del adjetivo griego gnostikos (en griego γνωστικός, "culto", "aprendido," "intelectual") por san Ireneo (c. 185) para describir a la escuela de Valentín como "he legomene gnostike haeresis," la herejía llamada Aprendida (gnóstica)."[13]

Los orígenes del gnosticismo son oscuros y aún hoy motivo de debate. Los grupos cristianos proto-ortodoxos llamaron a los gnósticos una herejía del cristianismo,[14]​ pero de acuerdo con los académicos modernos el origen de la teología gnóstica está estrechamente relacionado con medios sectarios judíos y sectas cristianas primitivas.[1][15][16]​ Los académicos debaten si los orígenes del gnosticismo tienen raíces en el neoplatonismo y el budismo, debido a similitudes en sus creencias, pero su origen es actualmente desconocido. A medida que el cristianismo se desarrolló y se hizo más popular, lo propio ocurrió con el gnosticismo, y a menudo coexistían en los mismos lugares grupos cristianos proto-ortodoxos y grupos cristianos gnósticos. La creencia gnóstica era generalizada dentro del cristianismo hasta que las comunidades cristianas proto-ortodoxas expulsaron al grupo en los siglos II y III. El gnosticismo se convirtió así en uno de los primeros grupos en ser declarado herético.

Algunos académicos prefieren hablar de “gnosis” para referirse a las ideas del siglo I que luego habrían de desarrollarse en el gnosticismo, y reservar el término “gnosticismo” para la síntesis de estas ideas en un movimiento coherente en el siglo II.[17]​ De acuerdo con James M. Robinson, ningún texto gnóstico antecede claramente al cristianismo, y “el gnosticismo precristiano como tal es difícil de encontrarse, de manera tal que se pueda cerrar el debate de manera definitiva.”[18]​ Sin embargo, la biblioteca de Nag Hammadi contenía enseñanzas herméticas que puede discutirse si se remontan al Antiguo Reino de Egipto (c. 2686-2181 a. C.).[19]

Los académicos contemporáneos tienden a estar de acuerdo en que el gnosticismo tiene orígenes judeocristianos, originándose a finales del siglo I en sectas judías no-rabínicas y sectas cristianas primitivas.[1][15][20]

Muchos de los líderes de las escuelas gnósticas fueron identificados por los padres de la iglesia como judíos cristianos, y las palabras y nombres de Dios hebreas fueron aplicadas en algunos sistemas gnósticos.[21]​ Las especulaciones cosmogónicas entre los cristianos gnósticos se basaron al menos en parte en los textos místicos judíos del Maaseh Breishit y el Maaseh Merkabah. Esta tesis es propuesta particularmente por Gershom Scholem (1897-1982) y Gilles Quispel (1916-2006). Scholem encontró rasgos de la gnosis judía en el imaginario de la Merkabah, que también pueden hallarse en documentos gnósticos “cristianos,” por ejemplo en el ser “llevado” al tercer cielo que menciona el apóstol Pablo.[22]​ Quispel ve el gnosticismo como un desarrollo judío independiente, trazando sus orígenes a los judíos alejandrinos, un grupo con el que Valentín también estaba conectado.[22]

Muchos de los textos de Nag Hammadi hacen referencia al judaísmo, en algunos casos con un rechazo violento al Dios judío.[15]​ Gershom Scholem describió alguna vez al gnosticismo como “el caso más grande de antisemitismo metafísico.”[23]​ El profesor Steven Bayme afirmó que el gnosticismo debería caracterizarse mejor como antijudaísmo.[24]​ La investigación reciente sobre los orígenes del gnosticismo muestra una fuerte influencia judía, particularmente de la literatura de las Hekhalot.[25]

Dentro del cristianismo primitivo, las enseñanzas de Pablo y Juan pueden haber sido un punto de partida para las ideas gnósticas, con un énfasis creciente en la oposición entre carne y espíritu, el valor del carisma, y la descalificación de la ley judía. El cuerpo mortal pertenecía al mundo de los poderes inferiores y mundanos (los arcontes), y sólo el espíritu o el alma podían ser salvos. El término gnostikos puede haber adquirido mayor significado allí.[1]

Alejandría fue de una importancia central para el nacimiento del gnosticismo. La ecclesia cristiana (es decir, la congregación, iglesia) era de origen judeocristiano, pero atraía también a miembros griegos, y varias corrientes de pensamiento estaban disponibles, como el “apocalipticismo judaico, la especulación sobre la sabiduría divina, la filosofía griega y las religiones mistéricas helenísticas.”[1]

En relación con la cristología angélica de algunos cristianos primitivos, Darrell Hannah señala que:

“[Algunos] cristianos primitivos entendían ontológicamente al Cristo preencarnado como un ángel. Esta cristología del “verdadero” ángel tomó muchas formas y puede haber aparecido ya a finales del siglo I, si en efecto es ésta la perspectiva a la que hacen oposición los primeros capítulos de la Carta a los Hebreos. Los Elcesaitas, o al menos los cristianos influidos por ellos, emparejaban al Cristo masculino con el Espíritu Santo femenino, viéndolos a ambos como dos ángeles gigantescos. Algunos gnósticos valentinianos suponían que Cristo asumió una naturaleza angélica y que podría ser el Salvador de los ángeles. El autor del Testamento de Salomón sostenía que Cristo era un ángel ‘frustrante’ particularmente efectivo en el exorcismo de los demonios. El autor de De Centesima y el ‘Ebionitas’ de Epifanio sostienen que Cristo ha sido el más alto e importante de los arcángeles creados primero, una perspectiva similar en muchos respectos a la ecuación que hace Hermas de Cristo y Miguel. Finalmente, una posible tradición exegética detrás de La Ascensión de Isaías y corroborada por el maestro hebreo de Orígenes, puede atestiguar sobre otra cristología angélica, así como una pneumatología angélica.”[26]

El texto cristiano pseudoepigráfico La Ascensión de Isaías identifica a Jesús con la cristología angélica:

[Cristo el Señor es comisionado por el Padre] Y escuché la voz del Más Alto, el padre de mi SEÑOR cuando le decía a mi SEÑOR Cristo quién será llamado Jesús, ‘Ve y desciende a través de todos los cielos…’[27]

El Pastor de Hermas es una obra literaria cristiana que era considerada como escritura canónica por algunos de los primeros padres de la iglesia como Ireneo. Jesús es identificado con la cristología angélica en la parábola 5, cuando el autor menciona un Hijo de Dios, como un hombre virtuoso lleno de un Santo “espíritu preexistente.”[28]

Conexiones gnósticas con el neoplatonismo fueron propuestas por primera vez en la década de 1880.[22]​ Ugo Bianchi, quien organizó el Congreso de Messina de 1966 sobre los orígenes del gnosticismo, propuso también orígenes órficos y platónicos.[22]​ Los gnósticos tomaron varias ideas y términos importantes del platonismo,[29]​ usando conceptos filosóficos griegos a lo largo de sus textos, incluyendo conceptos tales como el de hipóstasis (realidad, existencia), ousia (esencia, sustancia, ser), y demiurgo (Dios creador). Tanto los gnósticos setianos como los valentinianos parecen haber sido influidos por Platón, por el platonismo medio y por las academias o escuelas de pensamiento del neopitagorismo.[30]​ Las dos escuelas intentaron "un esfuerzo hacia la conciliación, incluso la afiliación" con la filosofía antigua posterior,[31]​ esfuerzos en los que fueron rechazados por algunos neoplatónicos, incluyendo a Plotino.

Las primeras investigaciones sobre los orígenes del gnosticismo proponían orígenes o influencias persas, dispersándose hasta Europa e incorporando elementos judíos.[22]​ De acuerdo con Wilhelm Bousset (1865–1920), el gnosticismo fue una forma de sincretismo iraní y mesopotámico,[22]​ y Richard August Reitzenstein (1861–1931) famosamente situó los orígenes del gnosticismo en Persia.[22]

Carsten Colpe ha analizado y criticado la hipótesis iraní de Reitzenstein, mostrando que muchas de sus hipótesis son insostenibles.[22]​ Sin embargo, Geo Widengren (1907–1996) propuso que el origen del gnosticismo (mandeísta) estuvo en el zurvanismo zoroastrista (mazdeano), en conjunto con ideas del mundo mesopotamio aramaico.

En 1966, en el Congreso de Median, el budólogo Edward Conze señaló puntos fenomenológicos en común entre el budismo mahayana y el gnosticismo,[32]​ en su artículo Budismo y Gnosis, tras una idea anterior adelantada por Isaac Jacob Schmidt.[33]​ La influencia del budismo en cualquier sentido en bien el gnostikos Valentín o en los textos de Nag Hammadi (siglo III) no ha recibido soporte en la investigación moderna, si bien Elaine Pagels (1979) lo denominó una "posibilidad".[34]

El gnosticismo cristiano, pagano en sus raíces, llegaba a presentarse como representante de su tradición más pura. El texto gnóstico de Eugnosto el Beato parece ser anterior al nacimiento de Jesús de Nazaret.

La enorme diversidad de doctrinas y "escuelas gnósticas" hace difícil hablar de un solo gnosticismo. Algunos aspectos comunes de su pensamiento, no obstante, podrían ser:

Algunos cristianos identifican como gnóstico a Simón Mago, personaje que aparece en una narración en Hechos de los apóstoles en el Nuevo Testamento. Su personalidad más relevante fue Valentín de Alejandría, que llevó a Roma una doctrina gnóstica intelectualizante. En Roma tuvo un papel activo en la vida pública de la Iglesia. Su prestigio era tal que se le tuvo en consideración como posible obispo de Roma. Otro gnóstico de renombre es Pablo de Samosata, autor de una célebre herejía sobre la naturaleza de Cristo. Carpócrates concibió la idea de la libertad moral de los perfectos, en la práctica una ausencia total de reglas morales.

Finalmente, el amplio rango de variación moral del gnosticismo fue visto con recelo y el obispo Ireneo de Lyon lo declaró herejía en el 180 d. C., parecer que comparte la Iglesia católica.

En 1945 fue descubierta una biblioteca de manuscritos gnósticos en Nag Hammadi (Egipto), que ha permitido un conocimiento mejor de sus doctrinas, anteriormente solo conocidas a través de citas, refutaciones, apologías y heresiologías realizadas por Padres de la Iglesia.

El gnosticismo moderno o neognosticismo incluye una variedad de movimientos religiosos, derivada de la antigua sociedad helenística en torno al Mediterráneo. En el siglo XIX se publicaron estudios populares que hicieron uso de textos recientemente redescubiertos. En este período también hubo reactivación del movimiento religioso gnóstico en Francia. La aparición de la biblioteca de Nag Hammadi en 1945 aumentó considerablemente la cantidad de textos disponibles.



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