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Santa Muerte



Santa Muerte, Santísima Muerte o Muerte es una figura popular mexicana que personifica la muerte y es objeto de culto. Diversas iglesias como la católica, bautista, presbiteriana, metodista, anglicana, entre otras, rechazan y condenan su veneración, considerándola diabólica.

Algunas corrientes cristianas (incluyendo el catolicismo) se oponen a que se le adjudique el título de santidad pues carece de las características tradicionales para recibirlo, cabe destacar que los collares se pueden prestar(a excepción de los Arcángeles, solo los seres humanos reciben el título de Santos cuando han llevado una vida en la que ejercitan heroicamente las virtudes cristianas alcanzando un estado de comunión y amistad con Dios llamado Santidad -no se confunda con Sacralidad-) para la mayoría de los cristianos la muerte es un estado y no una entidad personificada ni personificadora lo que deriva en que se considere pecado de idolatría cualquier intento de mistificarlo.

En México, desde el año 2005, al culto que promovía a la Santa Muerte se le canceló el registro constitutivo por la Secretaría de Gobernación de México (SEGOB) debido a que su adoración «desvía gravemente los fines establecidos en los estatutos de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México».[1]

Los ritos con la Santa Muerte suelen ir asociados a rituales y hechizos, teniendo un componente más esotérico.

La historia del culto tiene un largo proceso de evolución que se puede dividir en dos etapas. Una larga etapa de gestación donde se fueron conjugando los distintos elementos que va desde la época prehispánica, pasando por el catolicismo de la época virreinal, llegando hasta la mitad del siglo xx. Una rápida etapa donde el conjunto de estos elementos da a la figura su actual apariencia; esto último achacado a un entorno de marginación social, pobreza y delincuencia.

El origen muestra detalles de un sincretismo entre distintos elementos del culto prehispánico por los muertos, los dioses aztecas y mayas relacionados y de la iglesia católica.[2]​ Los principales elementos encontrados que se pueden distinguir son los siguientes:

La siguiente tabla muestra el supuesto nexo entre el Hades de la cultura helenística que aparece en el Apocalipsis y los dioses prehispánicos que resguardaban los inframundos:

Las raíces de la creencia datarían de la época prehispánica, bajo el nombre de Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl como el dios y diosa de la muerte, la oscuridad y el Mictlán "la región de los muertos" (se manejaba un concepto de dualidad en la religión azteca). A este lugar iban los hombres y mujeres que morían de causas naturales. Pero el camino no era fácil. Antes de presentarse ante el Señor y Señora de la muerte había que pasar numerosos obstáculos; piedras que chocan entre sí, desiertos y colinas, un cocodrilo llamado Xochitonal, viento de filosas piedras de obsidiana, y un caudaloso río que el muerto atravesaba con la ayuda de un perro que era sacrificado el día de su funeral (Xoloizcuintl). De esta rama se puede asociar el animismo prehispánico con el variado santoral católico, al estilo de la santería cubana, que combina tradiciones animistas africanas con el catolicismo.

En la tradición, se le entregaba a los dueños del inframundo ofrendas. Este detalle es muy importante ya que con el tiempo estas ofrendas seguirían presentes en los altares de la Muerte.

Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl fueron sin lugar a dudas las deidades a quienes se encomendaban a los muertos pero también eran invocados por todo aquel que deseaba el poder de la muerte. Su templo se encontraba en el centro ceremonial de la antigua ciudad de Tenochtitlán.

Algo de estas creencias prehispánicas aún sería latente en la cultura popular mexicana, concretizándose así en este culto, el cual el 2 de noviembre o Día de Muertos, se festeja el día con los antepasados muertos, o la idea de que a los muertos no hay que recordarlos con tristeza, si no con alegría como ellos vivieron, por lo que es muy popular el llevar música bailable a los entierros.

En la santería la Muerte se sincretiza con Oyá y en Palo Mayombe con Centella Ndoki.

El culto de la Muerte se remonta a 1795, cuando los indígenas adoraban un esqueleto al que llamaban Muerte en un poblado del centro de México y hay testimonios de que este culto permaneció oculto en los últimos dos siglos.[6]​ La leyenda popular, que se supone transmitida de boca en boca, indicaría que este culto haya estado naciendo alrededor de los años sesenta. Cuando en Catemaco, Veracruz, México, un local vio la figura de la Muerte dibujada en las tablas de su choza. Fue a pedirle al cura local que verificara la imagen y la canonizara, pero este se negó rotundamente tachándola como rito de satanismo, de ahí que este culto se difundiese de persona a persona[cita requerida], sin tener una organización fija[cita requerida], por el temor a ser visto como satánico[cita requerida]. Por lo menos, hasta el día de hoy.

A ella se daría a conocer el culto en el estado de Hidalgo, México, en el año de 1965. La Muerte es así adorada o venerada sobre todo por personas que cotidianamente ponen en riesgo su vida; pero los habitantes urbanos de hoy en día, también invocan a esta figura para la protección y la recuperación de la salud, artículos robados, o aun miembros secuestrados de la familia. La similitud con el culto a San La Muerte Paraguayo/Argentino se evidencia en esta solicitud de aquellos que ponen en riesgo su vida; también en el culto sudamericano se pide a San Muerte por una muerte no violenta ni dolorosa.

La Muerte puede ser representada como una figura masculina o femenina; de forma masculina lo visten de manera tenebrosa, con guadaña y un rosario. Otras ocasiones, la Muerte es femenina, vestida con una túnica larga blanca de satín y una corona de oro.

El presidente Carlos Salinas de Gortari emprendió reformas a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público con la finalidad de mejorar las relaciones entre el estado y los distintos tipos de religiones, otorgando mayores libertades por medio de modificaciones que les permitirían gozar de personalidad jurídica.

La mayor libertad de ejercer un culto desde 1992 y la crisis económica de México de 1994,[2]​ desencadenaron el deterioro de las condiciones sociales provocando marginación, pobreza y delincuencia aunados con un aumento del fervor por nuevos cultos, mismos que le permitieron a la Iglesia católica tradicional y al culto de la Muerte emprender su crecimiento independientemente. Pero en algún punto, no muy bien esclarecido, los dos cultos que independientemente crecían se vieron reforzados y se fusionaron en una forma de conveniencia.

Durante el año 2000 la Iglesia Católica Tradicionalista mexicana-estadounidense (ISCAT Mex-USA) solicita formalmente su registro a la Secretaría de Gobernación (SEGOB), omitiendo en tal solicitud el culto a la imagen de la "Muerte". El registro es otorgado el 4 de abril de 2003 empezando a mostrar un crecimiento considerable de su presencia en los medios de comunicación a lo largo de todo el territorio nacional valiéndose de la imagen de la Muerte, misma que declararon como figura de veneración en una fecha posterior a la obtención del registro durante el 15 de agosto de 2003.

A la par con la desregulación durante los gobiernos de alternancia en México se vio un incremento de las fuerzas y pugnas entre los carteles del narcotráfico y entre los carteles y el estado. Muchos atribuyen también el aumento de seguidores al culto debido a una apología popular (narcocorridos) de los grandes jefes de la droga o de secuestradores, de los cuales también se cuentan muchos seguidores de la "Muerte" como Osiel Cárdenas Guillén o Daniel Arizmendi López.

El 29 de abril de 2005 la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la SEGOB emitió en su boletín número 87 que el culto practicado por la Iglesia Católica Tradicionalista mexicana-estadounidense infringió los estatutos dispuestos en el Artículo 29, fracción VIII de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México, haciéndose acreedores del retiro de registro por parte de tal dependencia.[1]​ Oficialmente tal disposición fue resultado de una denuncia expuesta por Noé Guillén Ibáñez, anterior ministro del mismo culto, quien había sido expulsado por sus propios compañeros debido a confrontaciones de índole personal con otro ministro.[7]

El retiro de tal registro tendría las siguientes consecuencias para el culto:

Según la revista semanal del diario Milenio en el año 2006 los líderes del culto volvieron a solicitar su registro a la SEGOB, el cual esta dio a conocer a través del oficio AR-02-P/1442/2007 que de acuerdo con la ley a partir del 23 de julio se contabilizarán cinco años para volver a considerar la probabilidad de otorgar el registro nuevamente. No obstante, las iglesias de esta denominación pueden operar sin tener registro.[8]

De acuerdo con el diario mexicano La Jornada, del 22 de noviembre de 2007, p. 46, “la Secretaría de Gobernación otorgó 'toma de nota', como agrupación religiosa, a la Iglesia Católica Tradicionalista mexicana-estadounidense, identificada popularmente como la 'Santa Muerte'" según declaró David Romo Guillén, considerado "arzobispo primado de esa agrupación".

De acuerdo con el diario El Universal en su sitio de internet del 22 de noviembre de 2007: La Secretaría de Gobernación (SEGOB) afirmó hoy que la iglesia de la Muerte carece de personalidad jurídica, por lo que advirtió que de ostentarse como asociación religiosa podrían hacerse acreedores a sanciones; precisa que: “no cuenta con personalidad jurídica alguna y de hecho la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público prevé sanciones a quien se ostente como asociación religiosa, sin contar con el registro constitutivo correspondiente”.

Tales declaraciones emitidas por los dos diarios se pueden ver en el boletín número 314 de la subsecretaría de población, migración y asuntos religiosos de la SEGOB.[9]

Al poder operar iglesias de esta denominación sin tener registro David Romo Guillén, líder del culto, anunció que la Muerte tendrá su catedral en la Ciudad de México para el año 2010 teniendo una extensión de mil 200 metros cuadrados, dos niveles, capacidad para 500 personas sentadas y lugar para criptas con un costo total de 38 millones de pesos[10][11]

El papa católico Francisco, en su visita a México durante el año 2016, condenó al culto de la Santa Muerte argumentando que «hay tantos que seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte».[12][13]

En el año 2012 se sentenció a 66 años de cárcel al líder del culto David Romo Guillén por robo simple, secuestro, y extorsión.[14]

El 28 de marzo del 2012, la policía estatal de Sonora detuvo ocho personas señaladas como responsables del asesinato de dos niños y una mujer, así como de utilizar su sangre en rituales relacionados con el culto a la Muerte.[15]

Este es un culto que ve a la muerte como algo innegable en la vida, una ley natural y que se tiene que aceptar. Se entiende a la muerte como un ser sufriente que se encarga de un trabajo penoso, que se le dio un gran poder pero una carga aún más grande. Recibe su poder de Dios, a quien obedece, al ser la muerte un elemento indispensable para la vida. Bajo esto se ve a la Muerte más como un ángel que como cualquier otra cosa.

«La muerte es justa y pareja para todos pues todos vamos a morir». Este es el ideal principal de la personalidad que se entiende de la Santísima (como también se le conoce) por lo que cuando se pide algo se sobreentiende que no es recomendable pedir nada negativo para una persona. Al pedir algo a la Santísima se puede o no ofrecer alguna ofrenda a cambio, mismas que pueden variar en todo sentido, pueden ser desde algo material como veladoras o mejoras al altar o cosas simbólicas como el cantarle, «echarse un tequila juntos», sacarla a pasear o vestirla de fiesta, también son válidas cosas como hacer las paces con algún familiar, cambiar algún hábito o cualquier cosa que dicte el corazón e imaginación del orante. La Santísima espera que se le cumpla lo que se le dice, por lo que es más recomendable no ofrecer nada a cambio del favor que ofrecer algo que no se tiene la seguridad de cumplir o que puede ser olvidado.

El trato que se tiene a las imágenes de la Muerte y el culto en general es un trato más de sinceridad y compañía, algo muy diferente del habitual temor a los rituales religiosos. El caso es tratar a la imagen como un miembro más de la familia y mostrarse ante ella sin temerle ni faltarle el respeto.

Cuando una persona se informa sobre el culto, la primera información que recibe es que se debe retractar antes de iniciar, si es que tiene algún temor al respecto y que nunca deberá faltarle el respeto a la Santísima. El trato que debe de recibir debe ser el mismo que se le da a una persona real por lo que es muy común poner dulces en los altares, que se platique con la imagen en voz alta, o que se tome junto a los altares. Se trata de hacer con la Santísima lo mismo que con los amigos más respetados que tenemos.

Un venerador tiene como ideales el evitar toda actitud que límite la vida humana, como los miedos, las tristezas, el odio, envidias, etc. Psicológicamente, desde que se empieza a analizar los miedos y a irlos perdiendo, ya sea confrontándolos o aceptándolos como es el caso del hecho de que vamos a morir, la persona tiende a reflexionar más sobre lo que en verdad quiere de la vida y las cosas que lo hacen feliz.

Este culto se basa en el respeto, así que no va en contra de ninguna religión, aunque en el caso de la cristiana, esta va en contra del culto a la muerte pues cuando Cristo resucitó al tercer día, la venció para quitarle su poder sobre la humanidad y así podamos tener resurrección juntamente con Cristo.

Las estatuas de la Santa Muerte se hacen en colores rojo, blanco, y negro (para el amor, la suerte, la protección, respectivamente). Las ofrendas a la Muerte incluyen flores, tequila, comida e incluso tabaco y marihuana. Las capillas públicas a la Muerte se adornan con rosas y botellas de tequila, y se encienden velas en su honor.

En México los principales elementos característicos de la estatuilla de la "Muerte" son una balanza que representa la justicia, una guadaña con la que cosecha las almas y un pequeño mundo que carga en una de sus manos representando su impacto en el mismo, y un reloj de arena que señala el paso del tiempo. La figura es humanoide andrógina aunque tiende a tener más semejanza con la figura femenina, esto debido a la idea de que si nacimos de una mujer, morimos por una. Es un esqueleto cubierto con una túnica que cubre todo menos la cara y las manos.

En la frontera entre México y Estados Unidos se hacen y se venden al público novenas de la Muerte, medallas, y velas. De manera similar a otras culturas alrededor del mundo, las figuras de viejos cultos en México están sincretizados a veces como santos.

Por otra parte, puede representar simplemente una reinterpretación religiosa de la gente tradicional y católicos, ortodoxos practican el rezo para recibir una muerte bendecida en un estado de tolerancia. Sus rezos, oraciones,[16]​ y los novenas contienen a la Santísima Trinidad. Mientras que existe una cierta visión de la Muerte como figura de la magia negra, existen otras opiniones de ella como, específicamente, un santo católico digno de veneración.

Durante la historia reciente del culto han existido distintas denominaciones y líderes que han tratado monopolizar el culto a la Santa Muerte, ya sea por competencia o mediante intentos de obtener registro ante la SEGOB en México. No obstante, a la fecha no existe ninguna denominación registrada en la SEGOB que profese culto a la Santa Muerte.

El sentimiento que tiene gran parte de la sociedad mexicana hacia el culto de la Santa Muerte es de rechazo, incluso al punto de llegar a sentir miedo. Sus devotos suelen ser percibidos como personas asociadas a la delincuencia, el pandillerismo, la prostitución, el narcotráfico y la mala vida en general. Esto se debe a que muchas personas perciben la muerte como algo negativo y malo. Sin embargo, para sus seguidores la Muerte no es buena pero tampoco es mala, sino que sólo cumple con su función equitativamente, sin hacer distinciones entre un ser y otro.

Entre los seguidores de la Santa Muerte se advierte que algunas personas autodenominadas "devotas" solamente usan la imagen de "La Flaca" para aparentar rudeza y causarle temor a la gente. Otros la utilizan para negocio y llegar a obtener los mayores beneficios posibles, frutos del lucro con su imagen. [cita requerida]

La Iglesia católica ha condenado su devoción, aduciendo un argumento teológico basado en la cita del Apocalipsis de San Juan en donde se menciona que la Muerte será lanzada a un pozo de lava hirviendo:

O bien, se debe a las oraciones del rito del sacramento de la unción de los enfermos en la que se pide a Dios una «muerte», es decir, «morir en amistad con Dios», en el caso de que el enfermo se encuentre en estado terminal.

Desde el punto materialista, la muerte no es una persona, sino un estado de los seres vivientes. Otros autores identifican a la muerte no como entidad susceptible de adoración, sino como un evento u ocurrencia del devenir del ser.

La Iglesia Católica Tradicionalista mexicana-estadounidense se define a sí misma como una rama veterocatólica con tintes propios de la identidad mexicana, como la santa muerte.[3][22][23]​ La siguiente tabla muestra las principales diferencias y similitudes entre los dos credos:



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