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Sierra de Cantabria



La sierra de Cantabria (en euskera Toloñoko mendilerroa o Kantabriako mendilerroa) es un sistema montañoso del norte de España que atraviesa las provincias de Burgos, La Rioja, Álava y Navarra. Habitualmente se subdivide en tres partes: La sierra de Toloño entre las Conchas de Haro y Peñacerrada, otra zona sin sobrenombre llamada únicamente sierra de Cantabria y la sierra de Codés.[1]​ Desde la Llanada alavesa, la sierra de Cantabria es el último límite natural antes de adentrarse en las vegas de la Rioja alavesa, en el valle del Ebro.

El origen popular y uso local emplea la denominación Sierra de Toloño, tal y como se registra desde el siglo XVII hasta la actualidad.[2]

El orónimo Sierra de Cantabria tuvo un origen académico y exógeno. El cartógrafo militar Francisco Coello usó la denominación Cordillera de Cantabria, pero tan solo aplicada a la vertiente norte del área centro-oriental de la sierra. Coello tomó esa denominación Cordillera de Cantabria del Diccionario de la Real Academia de la Historia en 1802, aunque el propio académico Martínez Marina se había referido a ella así en dicha obra: “á la qual llamáron algunos Cantabria: este nombre no conviene propiamente sino á un cerro […] enfrente y á muy corta distancia de Logroño”. Martínez Marina a su vez malinterpretaba en el diccionario una comunicación de Lorenzo de Prestamero que en realidad se refería al conjunto de montes o cordillera que se extienden desde los Pirineos hasta Santander y Asturias.[2]

La cartografía del ejército posterior al mapa de Coello fue un factor principal en la paulatina difusión de los nombres Cordillera Cantábrica y Sierra de Cantabria en los medios oficiales, pero no en el uso popular ni local.[2]​ En la década de los años setenta del siglo XX, los escritos de Gerardo López de Guereñu y Javier Malo influyeron notablemente en la propagación del nombre Sierra de Cantabria entre senderistas y montañeros. Hoy en día, después del informe de González Salazar y el dictamen de la Real Academia de la Lengua Vasca - Euskaltzaindia en 1990, y debido al registro de la denominación Sierra de Toloño como forma normativizada en la Base de Datos de Toponimia del Gobierno Vasco[3]​, su uso se está revitalizando y continúa aumentando su presencia en documentos cartográficos oficiales, publicaciones, guías culturales y medios de comunicación.[2]

Se extiende de oeste a este, separando la Llanada Alavesa al norte de La Rioja al sur. El río Ebro en su entrada en La Rioja separa la sierra de Cantabria de los Montes Obarenes, elevándose desde sus orillas sobre tierras alavesas. La sierra de Cantabria separa la Rioja Alavesa del resto de Álava, en la denominada Sonsierra. Destaca por su relieve escarpado y rocoso en su vertiente sur y por sus extensos hayedos en la vertiente norte.

Relacionando la sierra de Cantabria con las cadenas externas sur-pirenaicas aparece como una sierra subsidiaría de la pirenaico-cantábrica[4]​ como muestra el alineamiento este-oeste de todas ellas. Constituye el extremo suroccidental de la gran unidad morfoestructural pirenaica. Presenta una estructura tectónica muy compleja.[5]

Su complejidad se plasma en una morfología de crestas muy afiladas con pendientes y desniveles muy pronunciados de alrededor de 500 metros en su vertiente septentrional y unos 700 metros en la meridional.[6]

Los materiales dominantes son calcáreos aunque también afloran otros más antiguos, superpuestos sobre areniscas y margas del terciario continental de la depresión del Ebro.[8][9]

Se trata de un relieve en el que destacan algunos cerros labrados en areniscas que han quedado en resalte por la acción de la erosión diferencial al actuar sobre los bancos de arcillas y arenas. Morfológicamente hay que destacar el desarrollo de varios niveles de glacis y terrazas asociados al río Ebro, que en este sector presenta un curso formando meandros bastante pronunciados.

Las fuertes laderas de la sierra surgen de un plegamiento de materiales mesozoicos y terciarios en dirección este-oeste.[11]​ De la era Mesozoica aparecen estratos de sus tres periodos.[12]

En el período Triásico:

En la estratigrafía aflora facies del Jurásico:

También aparece estratigrafía del Cretácico:

Insistiendo más en la importancia que tuvo hace millones de años el mar se vuelve a mostrar en el antiguo Macizo del Ebro ya emergido. La línea de costa inmediatamente al sur de la sierra de Cantabria como muestran sus componentes carbonatados.[16]

La tectónica de fractura se muestra en la situación de las fallas de componente horizontal mostrando desgarres tanto en la deformación de alineaciones cuya alineación aparente es la este-oeste, como en la distribución de los diapiros.[18]

A finales del Terciario, como consecuencia del hundimiento del Mediterráneo y la elevación de la península ibérica, la cuenca del Ebro pierde su carácter endorreico al producirse la salida del Ebro al mar. A partir de ese momento se comienza a organizar la configuración actual del relieve muy similar a como lo conocemos. Fue importante la sedimentación del Terciario continental y la evolución del substrato del mismo, primero de elevación durante la fase de rift prealpino y luego de subsidencia durante la de fase de compresión.[19]

En la era Cenozoica en la época del Oligoceno y Mioceno los sistemas lacustres han dejado constancia es estos lugares.[21]

Las calizas de las crestas,[22]​ tectonizadas y dolomitizadas en muchos puntos, tienen colores cremas o blancos y suelen estar constituidas por acumulación de fragmentos fósiles, especialmente lamelibranquios, ostreidos y diversos foraminíferos. También aparecen margas y conglomerados.

En la ladera meridional se ha origina un relieve suave y ondulado, orientado hacia el sur o sur-suroeste. Los suelos, de composición arcilloso-calcárea, pobres en materia orgánica, nutrientes y sales minerales. La abundancia de cantos rodados, restos de aluvión y grava proporcionan un drenaje y una retención hídrica óptima para cultivos tan típicos como las vides.[23]

“La Sierra de Cantabria está comprendida entre las Conchas de Haro y Lapoblación, en Navarra. Se pueden distinguir en ella tres sectores: occidental, central y oriental”.[24]​ Por tanto se diferencian tres estructuras.

También denominado sierra/macizo de Toloño.[25][26][27][28][29][30]​ Es el macizo más occidental y más norteño de esta zona geográfica.[31]​ Toloño es un monte elevado. Con tal denominación se han incluido dentro del orónimo Sierra/Macizo de Toloño los montes y alturas que rodean al Monte Toloño.[32]​ Tales montes y alturas las citamos a continuación. El macizo de Toloño propiamente dicho está entre Labastida, Salinillas de Buradón, Berganzo, Peñacerrada y Rivas de Tereso.

El área geográfica incluye las cumbres desde el puerto de Rivas de Tereso- Peñacerrada-Urizaharra hacia el oeste. Desde el punto de vista geológico está constituida por calizas cenomanenses, con inclusión de calizas y margas senonenses, terrenos cretácicos. En el extremo occidental de Salinillas de Buradón afloran rocas triásicas que se extienden por el norte hasta Ocio.

Sus cumbres más significativas son:

Incluye el área geográfica desde el puerto de Rivas de TeresoPeñacerrada -Urizaharra al oeste hasta el pico Payo Redondo, Peña Alta y el puerto de Meano como límite en el este, ya en Navarra.[38]

De oeste a este sus cumbres más significativas son:


Este sector ya en Navarra. Por el norte está el pueblo de Marañón. Por el sur Meano y Lapoblación.

Tradicionalmente la sierra de Cantabria ha sido un lugar de escaladas de montañeros riojanos, navarros y alaveses. Una clásica es la ascensión a pico Palomares a través de la cresta que lo une con el collado de Recilla. La vía Sartara, que asciende por la cara sur del macizo de La Rasa, es un clásico pocas veces repetido.[49]​ En los últimos años el sector más oriental, de Peñalta y Monte el Tajo, reúne vías de dificultad que siguen creciendo en número.[50]

[51]

También resulta ser una zona de agradables paseos montañeros con ascensiones de mediana dificultad a sus cumbres.[52]

La disposición estructural dirección este-oeste condiciona el clima no sólo el de su área sino el de la Llanada Alavesa y el de La Rioja Alta. La Sierra de Cantabria forma una barrera natural que impide la penetración de la influencia que las bajas presiones procedentes del Océano Atlántico y el Mar Cantábrico; en consecuencia la vertiente norte es mucho más lluvioso que las áreas del sur.

Actúa como una barrera climática. Se produce un efecto de sombra orográfica al sur de la misma quedando retenidas en la cara norte buena parte de las nubes cargadas de humedad que llegan desde el Cantábrico y que vienen impulsadas por vientos dominantes del noroeste.[53]​ Los frentes cálidos y fríos van descargando buena parte de su humedad al chocar con las distintas sierras del noroeste peninsular y en esta sierra encuentran otro obstáculo. El efecto de pantalla pluviométrica provoca que las precipitaciones en la Sonsierra sean mucho menores y determinen los contrastes paisajísticos.[54]​ A pesar de todo, algunas áreas no suelen superar los 300 l x m² de lluvia útil.[55]

Esta sierra, con cumbres de 1200 metros de altitud, protege de los fríos vientos del norte y dota a las tierras del sur de un clima de carácter mediterráneo-continental, caracterizado por inviernos fríos (media de 7 - 8 ºC), heladas frecuentes y veranos cálidos (media en torno a los 23 ºC). Así pues la zona muestra características del clima mediterráneo, continental y atlántico.[56]

La alineación montañosa aísla a La Rioja de la influencia marítima. Las precipitaciones, que se producen principalmente en primavera y otoño, oscilan entre los 400 l x m² anuales en las proximidades del Ebro y los 900 l x m² en las zonas de mayor altitud.

Esta sierra no condiciona la cuenca a la que vierten sus aguas los diversos ríos que en ella nace. Todos vierten sus aguas a la cuenca del Ebro pues a él fluyen como afluentes de primer, segundo o tercero orden. Por tanto todos pertenecen a la cuenca del Ebro en su margen izquierda.

En la ladera norte de la sierra de Cantabria dos ríos drenan esta área. Son el río Inglares y el río Ega. La cuenca alta de ambos la separa el Monte Semendia de 1.042 m.[57]​Los manantiales son muy abundantes en esta ladera; tienen variaciones de su caudal dependiendo de las precipitaciones.

Río Inglares. Nace en las proximidades del Monte San León en Pipaón, discurriendo de este a oeste hasta desembocar en las proximidades de Santa Cruz del Fierro. Atraviesa Peñacerrada-Urizaharra, Berganzo y Ocio. Como afluentes tiene el San Baules, Arambalza, Niguaran, Santiama, San Vicente, Los Loros, Articuacha, Salsipuede, río del Molina y río de la Mina. Drena una parte muy importante de la unidad hidrogeológica Sierra de Cantabria.[58]

Río Ega. La Fuente de San Bartolomé y la Fuente de la Fábrica dan origen a este río. Desde Lagrán recorre de oeste a este la vertiente norte de esta sierra pasando por Marañón. A él también vierte aguas la ladera norte de la Sierra de Codés.

En la ladera orientada al sur hay barrancos, arroyos y ríos que no siempre llevan agua como a ello alude a veces su hidrónimo. De oeste a este entre otros discurren los siguientes:

Entre Briñas y Labastida discurre el Arroyo del Valle. Luego el Barranco Bardallo. El barranco Valseca nace en las proximidades de Rivas de Tereso al igual que el barranco La Sota; este último de corto recorrido hasta desaguar en el Barranco Rueda de Toloño, próximo a San Vicente de la Sonsierra.

Más hacia el este fluye el Riera la Canoca que pasa por Peciña. Hacia el este está Arroyo Hondo que discurre al lado de Ábalos. En Samaniego nace el Arroyo de Majahonda y el Arroyo Herrera. Este último desemboca en Mañueta al igual que el Río Salado.

Por Leza pasa el Río Mayor que pasa por Navaridas. Antes de llegar al Ebro en Elciego desemboca en él el Río Rubialgas y el Barranco de Rioseco. En Lapuebla de Labarca desemboca el Barranco del Valle que antes pasa por Laguardia. Luego hacia el este el Río San Ginés y Río Uneba que pasa por Elvillar y que desemboca en el Río Galijo al igual que el Río Vinaspre formando el Río Assa cuando llegan a El Campillar. Hacia el este el Barranco de Formosa.

Por Yécora Río Grande de la Solana y el Río Conchaval que llega a Oyón donde también está el Río de los Pozos. Por Barriobusto pasa el Río de Valdebuesa que desemboca en el Río Barriobusto. Éste y el Río Horcajo también afluente del Barriobusto en Moreda de Álava se unen y el Río Perezuela lleva sus aguas al Ebro.

Antes se ha señalado cómo influye en el clima y la pluviometría de esta extensa área geográfica.[59]​ “La unidad hidrogeológica de la Sierra de Cantabria presenta un gran número de captaciones fundamentales”.[60]​ En definitiva, la sierra ha condicionado los cursos de agua tanto al norte como al sur aunque unos y otros vierten sus aguas al Ebro.[61]

La sierra de Cantabria es un mosaico variado de condiciones ambientales lo cual condiciona las diferentes especies tanto botánicas como zoológicas que en ella se desarrollan. Producto de su acción sobre la circulación de la atmósfera en superficie se han generado diferentes ecosistemas.Esta sierra actúa como una barrera bioclimática.

Cubierto en su ladera septentrional por bosques frondosos, representa una de las áreas de mayor valor natural de Álava. Constituye una importante barrera biogeográfica. La vegetación es densa y variada,[62]​ predominando el bosque caducifolio. Se dan robledales, hayedos, marojales, brezales y avellanos. En las proximidades de los cursos de agua se genera un bosque de ribera con alisos ( Alnus glutinosa), acompañado de fresnos, alamedas (Populus alba), choperas (Populus nigra), saucedas (Salix alba) y fresnedales de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia). En las orillas pedregosas se forman saucedas y mimbres (Salix purpurea).

En las estribaciones occidentales las masas de roble en la zona de Montoria y haya alternan con masas de brezal y pequeñas extensiones de praderas. Con frecuencia predomina el hayedo, como el de Lagrán,[63]​ a menudo asociado con boj, que llega hasta la base rocosa, llegando el boj hasta la cresta.

La ladera meridional tiene menos arbolado.[64]​ Predominan los madroñales en contacto directo con hayedos pobres; es frecuente la gayuba (Arctossaphykis uvaursi) que cubre laderas muy pendientes y sometidas a la erosión. También hay bosque caducifolio en las áreas más elevadas pero menos frondoso que en la ladera septentrional. Según se va descendiendo empieza una vegetación de tipo mediterráneo constituida por quejigales y carrascales, al aumentar la aridez climática, el carrascal se presenta con abundante coscoja. En general no se encuentran bosques extensos, sino pequeñas manchas.

Alternan los bosques de carrasca, que en su momento era la vegetación primitiva de toda la zona, con pino de repoblación, especialmente en zonas más bajas. La vegetación es densa y variada.[65]​En los terrenos más estables y secos, hasta una altitud de 900 metros, se hallan comunidades dominadas por un carrascal seco de encina carrasca ( ilex rotundifolia) con boj (Buxus sempervirens). En las zonas más frescas y encajonadas se observan quejigales (Quercus faginea). Son enclaves de interés natural los carrascales de Leza, además de “otras masas forestales y bosquetes distribuidos tanto en la zona central del área funcional”.[66]​ También aparecen algunas masas espontáneas y relictas de pino carrasco (Pinus halepensis). También los tejos aunque de manera marginal.[67]

La pluviometría primaveral determina un tipo de vegetación submediterránea con el predominio del boj y del madroño en algunos valles.[68]

La importancia de la vegetación asociada a los cursos de agua permanentes es destacada. Ese interés se mantiene.[69]

Estos escarpados montes son el hábitat de muchas rapaces como el alimoche, halcón peregrino, águila real, buitre leonado, águila perdicera y búho real. Por ello está incluida dentro de la zonas de especial protección denominada Red Natura 2000.

Las características antes señaladas han influido a lo largo de la historia en los diversos modos de producción sean ganaderos, agrícolas, forestales y/o de cualquier otro tipo.

Muchos de los picos aluden precisamente a esa acción antrópica como muestran los hagiotopónimos y orónimos de algunas de sus cumbres.[70]

Ya desde la prehistoria tiene importancia.

En el yacimiento de Peña Parda (Laguardia) los resultados obtenidos en las investigación desarrollada han aportado interesantes datos sobre el paisaje vegetal existente en la ladera sur durante la Edad del Bronce.[72]​ Peña Parda se sitúa en el piedemonte de la sierra de Cantabria en un relieve estructural que va descendiendo en graderío hacia el Ebro. Un experto sobre esta área geográfica y este campo de estudio es el catedrático Javier Fernández Eraso,[73]​al cual remitimos para la ampliación de esta temática.

Sirva como introductorio el siguiente texto:

También se aprovecharon los bosques para hacer carbón vegetal. Como todavía en la actualidad se puede apreciar por los restos dejados por esta actividad en el pasado. Existe una ruta de las carboneras en la que hay restos tres.

La protección de esta sierra permitió el cultivo de cereales y sobre todo de la vid.[75]

Relativamente próxima a esta área geográfica en la actualidad se dan vides silvestres de modo natural.[76]​ Ello ha posibilitado el cultivo de tal especie desde periodos antiguos. Ya en la edad Media la explotación de las vides era un cultivo extendido. Los lagares excavados en roca aparecen dispersos por el extremo sudoeste de Álava y estuvieron en actividad durante la expansión agraria de los siglos X-XIII. En las proximidades de Labastida se encuentran un total de 28 lagares individuales en rocas. Los lagares al aire libre son constructivamente muy simples, relacionados con las formas más arcaicas de elaboración de vino. Se construyeron excavados sobre afloramientos rocosos, siempre en ligera pendiente, con una pileta o superficie de pisado generalmente redondeada de unos 1,6 metros de diámetro y cerca de 20 centímetros de fondo; existen sin embargo ejemplares de plantas más cuadrangulares o incluso irregulares, aprovechando en parte un contorno natural. [77]

En la actualidad se utiliza el orónimo sierra de Cantabria aplicado a la enología. A los pies de esta sierra se encuentra San Vicente de la Sonsierra, villa de gran tradición vinícola. Tal municipio alberga la bodega Sierra Cantabria.

Es zona idónea para practicar senderismo.

Durante cinco siglos, según documentación historia referenciada desde el siglo X al siglo XVI, fue el límite septentrional de una región geográfica denominada en los escritos de la época "Sonsierra de Navarra" y que limitaba por el sur con el río Ebro, por el oeste con las conchas de Haro; en la confluencia del río Ebro y la sierra de Toloño, y por el este con el valle del río Linares, que nace en Aguilar de Codés y desciende hasta el Ebro por Torres del Río, Lazagurría y Mendavia.

Esta región ya aparece descrita en el fuero de fundación de La Guardia de Navarra, donde marca su límite oriental en el Soto Galindo, en el Ebro frente a la desembocadura del río Leza, actualmente jurisdicción de Viana.[79]



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