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Unión Democrática (Argentina)



En Argentina, la Unión Democrática (UD) fue una alianza electoral realizada en 1945 entre la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista para hacer frente a la fórmula Juan D. Perón-Hortensio Quijano en las elecciones presidenciales de Argentina de 1946.

La Unión Cívica Radical, cuya conducción estaba en manos de los alvearistas, mantenía una gran preponderancia dentro de la coalición, al punto de designar a ambos candidatos a presidente y vicepresidente: la fórmula José P. Tamborini - Enrique Mosca.

Este armado dejó fuera al sector yrigoyenista del radicalismo, el cual se dividió entre el apoyo explícito a la candidatura de Perón (Unión Cívica Radical Junta Renovadora) y la oposición interna a los denominados "unionistas", la cual estuvo encabezada por el sector "intransigente" liderado, entre otros, por Ricardo Balbín y Arturo Frondizi.

Los radicales también excluyeron del frente a sus antiguos enemigos, los conservadores, que estaban agrupados bajo el Partido Demócrata Nacional. Este exclusión fue un golpe mortal para el PDN, que acabaría por disgregarse a los pocos años, sin volver a surgir nunca un partido conservador con chances electorales.

La derrota electoral del frente el 24 de febrero determinó la disolución de la UD, y modificó notablemente la relación de fuerzas y la estrategia de los partidos que la habían conformado.

José P. Tamborini, político de la Unión Cívica Radical, pertenecía a una familia terrateniente de Junín, por parte materna, vinculada al negocio exportador de trigo y manteca a Inglaterra.[1]​ Intentó mediar en la huelga de los Talleres Vassena, lo que pronto se convirtió en un conflicto sindical generalizado que terminó con 700 muertos y cerca de 4000 heridos, y pasó a la historia como la Semana Trágica. En 1925 fue designado por el presidente Marcelo T. de Alvear como Ministro del Interior. Durante su período como Ministro de Interior se llevaron a cabo ocho de diez intervenciones federales por decreto: dos veces a Santiago del Estero (1925 y 1928), La Rioja (1925), Catamarca (1928) y Salta (1928). Paralelamente se producen conflictos referidos a la reforma universitaria, y Tamborini aprobará normativas por las cuales se limita la intervención estudiantil en la elección de las autoridades universitarias.[cita requerida]

La Unión Democrática tuvo su antecedente más inmediato en la llamada década infame (1930-1943). En ese momento los partidos Unión Cívica Radical, Socialista y Demócrata Progresista (el Partido Comunista actuaba informalmente detrás de este último) iniciaron una serie de reuniones con miras a establecer una alianza electoral para enfrentar a la Concordancia, la alianza oficialista integrada por la Unión Cívica Radical Antipersonalista, el Partido Demócrata Nacional y el Partido Socialista Independiente. Aunque existen conexiones entre ambas no debe confundirse la Unión Democrática que intentó formarse entre 1940-1942, con la que se concretó en 1945.

El nombre sugerido para denominar a la alianza opositora fue Unión Democrática o Unidad Democrática. Los partidarios de esta alianza recibieron la denominación de «unionistas» (sobre todo entre los radicales) o «democráticos».[cita requerida]

La alianza opositora finalmente no llegó a formarse debido por una parte a la oposición interna en la Unión Cívica Radical donde se oponía el sector que luego se llamaría intransigente, y por la otra, debido a la puja entre socialistas y demócratas progresistas por la vicepresidencia.

El 4 de junio de 1943 se produjo un golpe de estado militar que derrocó al presidente Ramón Castillo dando inicio a lo que se conoce como Revolución del 43. Aunque en un inicio la mayoría de los partidos políticos (excepto el Partido Comunista) apoyaron en mayor o menor medida al nuevo gobierno militar, poco a poco comenzó a formarse una amplia oposición, en la que se destacaba principalmente el movimiento estudiantil.

En 1945 la oposición comenzó a organizarse y coordinarse. La tarea fue realizada principalmente por el embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, un funcionario opuesto a los sindicatos y partidario de la política del gran garrote, que impulsaba la intervención abierta de Estados Unidos en los países latinoamericanos, con el argumento de combatir el nazismo en los años de la Segunda Guerra Mundial y el comunismo en la Guerra Fría.

La oposición se concentró sobre la denuncia de la supuesta condición nazi del gobierno militar argentino y de la política laboral que estaba llevando con apoyo de un sector mayoritario del sindicalismo, y apuntó sus críticas principalmente contra el coronel Juan D. Perón, por entonces Vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo del régimen militar.

La primera acción coordinada de la oposición se concretó el 16 de junio de 1945 con el Manifiesto del Comercio y la Industria en el que 321 organizaciones patronales, lideradas por la Bolsa de Comercio y la Cámara Argentina de Comercio cuestionaban duramente la política laboral. La principal queja del sector empresario era que se estaba creando «un clima de recelos, de provocación y de rebeldía, que estimula el resentimiento, y un permanente espíritu de hostilidad y reivindicación».[2]

El movimiento sindical, en el que aún no predominaba el apoyo abierto a Perón,[3]​ reaccionó rápidamente en defensa de las leyes laborales y el 12 de julio la CGT organizó un multitudinario acto bajo el lema «contra la reacción capitalista».[4]​ Según el historiador radical Félix Luna esa fue la primera vez que los trabajadores comenzaron a identificarse como peronistas.[5]

La polarización social y política continuó escalando. El antiperonismo tomó la bandera de la democracia y criticaba duramente las actitudes antidemocráticas de sus adversarios; el peronismo tomó como bandera la justicia social y criticaba duramente el desprecio por los trabajadores de sus adversarios. En sintonía con los términos de la polarización, el movimiento estudiantil expresaba su oposición con la consigna «no a la dictadura de las alpargatas»[6]​ y el movimiento sindical respondía con «alpargatas sí, libros no».[7]

A mediados de agosto se creó una Junta de Coordinación Democrática, presidida por el radical Ricardo Garbellini, e integrada por Justiniano Allende Posse (Centro Argentino de Ingenieros), Germán López (Federación Universitaria Argentina), Bernardo Houssay (científico), José Santos Gollán (rector de la Universidad Nacional del Litoral), Alejandro Lastra, Joaquín de Anchorena (Sociedad Rural Argentina), Laureano Landaburu (PDN), Juan José Díaz Arana (Partido Demócrata Progresista), los radicales antipersonalistas José M. Cantilo y Diógenes Taboada, los socialistas Nicolás Repetto y Alfredo Palacios, el demócratacristiano Manuel Ordóñez y el radical Gabriel Oddone, Carlos E. Díaz Cisneros, y Rodolfo Aráoz Alfaro.[8]

El 19 de septiembre de 1945 la oposición apareció unida por primera vez con una enorme manifestación de más de 200.000 personas, la Marcha de la Constitución y la Libertad, que se dirigió del Congreso a la Recoleta. Cincuenta personalidades de la oposición encabezaban la marcha, entre ellos los radicales José P. Tamborini, Enrique Mosca, Ernesto Sammartino y Gabriel Oddone, el socialista Nicolás Repetto, los radicales antipersonalistas José M. Cantilo y Diógenes Taboada, el conservador (PDN) Laureano Landaburu, los demócratas cristianos Manuel Ordóñez y Rodolfo Martínez, el comunista Luis Reissig, el demócrata progresista Juan José Díaz Arana, el rector de la UBA Horacio Rivarola. La Bolsa de Comercio conspiraba en secreto y presionaba a la Cámara de Comercio para cerrar todos los establecimientos de la ciudad puerto el día de la marcha. Según algunos autores la marcha era el inmovilismo agrarista en abierta rebelión contra la revolucionaria legislación social de la Secretaría de Trabajo y Previsión.[9]

El historiador Miguel Ángel Scenna comenta aquel hecho diciendo que:

Se ha dicho que la manifestación estaba mayoritariamente integrada por personas de clase media y alta, lo que resulta históricamente indiscutible.[11]

La marcha opositora impactó de lleno en el poder de Farrel-Perón y desencadenó una sucesión de asonadas militares antiperonistas que se concretaron el 8 de octubre cuando las fuerzas militares de Campo de Mayo, al mando del general Eduardo J. Ávalos, exigieron la renuncia y detención de Perón. El 11 de octubre Estados Unidos le pidió a Gran Bretaña que dejara de comprar bienes argentinos durante dos semanas para producir la caída del gobierno.[12]​ El 12 de octubre Perón fue detenido y llevado a la Isla Martín García. En ese momento los líderes del movimiento opositor tuvieron el país y el gobierno a su disposición. «Perón era un cadáver político»[13]​ y el gobierno, presidido formalmente por Farrel, estaba en realidad en manos del general Ávalos quien, aunque miembro del GOU, sólo pretendía entregar el poder a los civiles lo antes posible.

Inmediatamente después de la renuncia de Perón, la Casa Radical de la calle Tucumán en Buenos Aires, se convirtió en el centro de deliberación de la oposición. Pero los días pasaron sin que se tomara ninguna resolución y el 17 de octubre de 1945 se produjo una gran manifestación obrera que obtuvo la liberación de Perón y la convocatoria a elecciones libres.

Luego del llamado a elecciones los partidos Socialista, Comunista, Demócrata Progresista y el Partido Demócrata Nacional, insistieron en la necesidad de realizar una alianza con la Unión Cívica Radical. Esta sin embargo se mantuvo indecisa, debido a la oposición del sector intransigente, encabezado por Amadeo Sabattini, Arturo Frondizi y Ricardo Balbín, entre otros.

Finalmente, el 14 de noviembre de 1945 se impuso el sector unionista de la UCR para crear la Unión Democrática (UD) pero con la condición de que la fórmula presidencial fuera exclusivamente radical y que se excluyera al Partido Demócrata Nacional. El radicalismo eligió como candidatos a dos unionistas: José P. Tamborini y Enrique Mosca.[14]​ Los historiadores coinciden en señalar los valores morales de Tamborini pero también su falta de «estatura política» para enfrentar a Perón.[15]

Los otros partidos también criticaron la exclusión del Partido Demócrata Nacional, a quien la UCR no perdonaba la represión y el fraude electoral sistemático que había desplegado durante la Década Infame. De todos modos el PDN dio orden de votar la fórmula Tamborini-Mosca, pero su exclusión de la alianza antiperonista facilitó su fragmentación. Mas, en algunos casos, como en Córdoba, el PDN integró formalmente la alianza.[14]

Adhirieron también a la UD pequeños partidos, como el Partido Popular Católico y la Unión Centro Independientes, así como importantes organizaciones estudiantiles (Federación Universitaria Argentina, Federación Universitaria de Buenos Aires, etc.), patronales (UIA, SRA, CAC, etc.), y profesionales (Centro de Ingenieros, Asociación de Abogados, Sociedad Argentina de Escritores, etc.).

La UD llevó candidatos únicos para la fórmula presidencial pero permitió que cada partido llevara candidatos propios en los distritos. La UCR concurrió efectivamente con candidatos propios en todos los casos, pero las otras fuerzas utilizaron diversas variantes. Los demócratas progresistas y comunistas establecieron en la Capital Federal una alianza llamada Unidad y Resistencia que llevaba como candidatos a senadores a Rodolfo Ghioldi (PC) y Julio Noble (PDP). En Córdoba la alianza incluyó a los conservadores del PDN. Los socialistas se inclinaron también por presentar candidatos propios.

En general las fuerzas políticas y sociales de la época preveían una segura y amplia victoria de la Unión Democrática. El diario Crítica calculaba que Tamborini obtendría 332 electores contra sólo 44 de Perón.[16]​ Incluso, en febrero de 1946, los demócratas progresistas y los comunistas habían preparado un golpe de estado conducido por el Coronel Suárez, que la Unión Cívica Radical consideró innecesario porque la elección estaba ganada.[17]​ Incluso el socialista Nicolás Repetto declaraba al cierre del comicio que:

Durante la campaña electoral sucedieron dos hechos que tuvieron importantes consecuencias en el resultado final:

Contra todos los pronósticos y las expectativas de ambos bandos, en las elecciones del 24 de febrero ganó Perón por 1.527.231 votos (55%) contra 1.207.155 votos a favor de Tamborini (45%), ganando además en todas las provincias menos Corrientes y Córdoba.[20]​ La derrota fue particularmente decisiva para los partidos Socialista y Comunista, que no lograron ninguna representación en el Congreso Nacional, en el caso del socialismo por primera vez desde 1912.

La derrota electoral fue tomada como una debacle para la mayor parte de las fuerzas políticas que actuaron en la Unión Democrática, que nunca más volvió a reunirse.

En la UCR, los intransigentes criticaron duramente a los unionistas hasta desplazarlos definitivamente del control del partido.

Los partidos Socialista y Comunista iniciaron una decadencia prolongada que los dejó casi sin representación en la clase obrera, sus electores naturales. En el caso del socialismo, desde ese momento, las diferentes posiciones a adoptar frente al peronismo fragmentaría al partido en gran cantidad de pequeños núcleos.

El Partido Demócrata Nacional (conservador) desapareció y nunca más reapareció en Argentina un partido conservador con posibilidades electorales.



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