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Villa de los Papiros



La Villa de los Papiros o Villa dei Papiri es una casa particular de la antigua ciudad romana de Herculano (actualmente, el municipio de Ercolano).[1]​ Situada al noroeste de la ciudad, la residencia queda a medio camino en la ladera del volcán Vesubio sin otros edificios que obstruyan el panorama.[1]​ Fue propiedad del suegro de Julio César, Lucio Calpurnio Pisón Cesonino.[2][3]​ En el año 79, la erupción del Vesubio cubrió todo Herculano con unos 30 metros de ceniza volcánica. Los restos fueron excavados por vez primera entre 1750 y 1765 por Karl Jakob Weber a través de túneles subterráneos. Su nombre deriva del descubrimiento de una biblioteca en la casa con 1.785 rollos de papiro carbonizados[1]​ con textos de filosofía epicúrea, los cuales estaban empaquetados para su traslado a un lugar más seguro cuando el edificio fue alcanzado por el flujo piroclástico.[4]​ Desde el año 1997 forma parte del sitio Patrimonio de la Humanidad llamado «Zonas arqueológicas de Pompeya, Herculano y Torre Annunziata», en concreto con el código 829-004.[5]

El frente de la villa discurría a lo largo de más de 250 metros paralelo a la línea de la costa. Estaba también rodeada por un jardín cerrado por pórticos, pero con una amplia franja de jardines de verduras, viñedos y bosques hasta una pequeña bahía. Situada a unos cientos de metros de la casa más cercana en Herculano, la casa de Pisón tenía cuatro niveles dispuestos en una serie de terrazas en la ladera y era una de las casas más lujosas de todo Herculano y Pompeya. La Villa de los Papiros también albergaba una amplia colección de ochenta esculturas de magnífica calidad, muchas de ellas conservadas actualmente en las salas de los grandes bronces en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.[1]​ La villa permanece fiel en su disposición general al esquema estructural y arquitectónico fundamental de una villa suburbana en el campo alrededor de Pompeya. El atrio funcionaba como un vestíbulo y un medio de comunicación con las diversas partes de la casa. La entrada se abría con un pórtico de columnas hacia el lado del mar. Alrededor del cuenco del impluvio del atrio había once estatuas surtidor representando a sátiros vertiendo agua de un cántaro y putti lanzando agua de la boca de un delfín. Otras estatuas y bustos se encontraron en las esquinas alrededor de las paredes del atrio.[1]

El primer peristilo tenía diez columnas a cada lado, y una piscina en el centro. En este recinto se encontraron el herma[6]​de bronce de un Doríforo, una réplica del atleta de Policleto, y el herma de una amazona hecho por Apolonio hijo de Arquias de Atenas.[7]​ El segundo gran peristilo puede alcanzarse pasando por un gran tablinum en el que, bajo un propileos, estaba la estatua arcaica de Atenea Promacos. Una colección de bustos de bronce estaban en el interior del tablinio. Entre ellos estaban la cabeza de Escipión el Africano.[1]

Las auténticas dependencias para vivir y recibir están agrupadas alrededor de los pórticos y las terrazas de manera que la luz del sol y la vista del campo y el mar pueden disfrutarse más directamente por los ocupantes e invitados a la casa. En la zona de habitación, instalaciones de baños fueron sacadas a la luz y la biblioteca de papiros carbonizados colocados dentro de capsae de madera, algunos de ellos en baldas ordinarias de madera y alrededor de las paredes y algunas en los dos lados de una serie de baldas en el medio de la habitación.[1][3]

Las tierras incluyen una gran zona de jardines cubiertos y descubiertos para pasar a la sombra o en el calor del sol. Los jardines incluían una galería de obras de arte consistentes en estatuas, bustos, hermas y estatuillas de bronce y mármol. Estaban colocadas entre columnas en medio de la parte abierta del jardín y en los bordes de la gran piscina.[1]

Calpurnio Pisón creó una biblioteca sobre todo de carácter filosófico. Se cree que la biblioteca fue reunida y seleccionada por el amigo de la familia y cliente de Pisón, el epicúreo Filodemo de Gadara.[2]​ Los seguidores de Epicuro estudiaban las enseñanzas de este filósofo natural y moral. Esta filosofía enseñaba que el hombre era mortal, que el cosmos es el resultado de un accidente, que no hay ningún dios providencial, y que el criterio de una buena vida es el placer y templanza. Las conexiones de Filodemo con Pisón le dieron la oportunidad de influir a los jóvenes estudiantes de literatura griega y filosofía que se reunían alrededor de él en Herculano y Nápoles. Gran parte de su obra se descubrió en alrededor de mil papiros en la biblioteca filosófica recuperada en Herculano. Aunque su obra en prosa es detallada en el estilo nervioso típico de la prosa griega helenística anterior al resurgimiento del estilo ático después de Cicerón, Filodemo superó el estándar literario medio al que aspiraban la mayor parte de los epicúreos. También tuvo éxito al influir en los romanos más cultos y distinguidos de la época. Ninguna de sus obras en prosa era conocida hasta que los rollos de papiro se descubrieron entre las ruinas de esta villa.[2][3]

En el momento de la erupción del Vesubio en el año 79, la valiosa biblioteca, empaquetada en cajas preparadas para el traslado a un lugar más seguro, fue sorprendida por un flujo piroclástico; con el tiempo, la erupción depositó unos 20-25 metros de ceniza volcánica sobre el lugar, chamuscando los rollos pero conservándolos, de manera que es la única biblioteca que ha sobrevivido de la Antigüedad clásica, al endurecerse la ceniza formando toba volcánica.[1][3]

Aún quedan 2,800 m² por excavar en esta villa suburbana, la más lujosa del lugar de vacaciones de Herculano. Bajo la zona excavada, nuevas excavaciones realizadas en los años noventa revelaron dos plantas previamente desconocidas de la villa, que estaba construida sobre una serie de terrazas que daban hacia el mar.

La razón de que el resto del lugar no se haya excavado es que el gobierno italiano está practicando una política de conservación y no excavación, y está más interesado en proteger lo que ya ha sido descubierto. David W. Packard, que ha dotado de fondos a la obra de conservación en Herculano a través de su Packard Humanities Institute, ha manifestado estar dispuesto a financiar la excavación de la Villa de los Papiros cuando las autoridades lo permitan; pero ninguna obra se permitirá aquí hasta que se complete un análisis de viabilidad, que se ha estado preparando durante varios años. La primera parte del estudio ha aparecido en 2008 pero no incluye calendario o coste, puesto que la decisión sobre seguir excavando es de carácter político [1] (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)..

Usando imagen multiespectro, una nueva técnica que se desarrolló a principios de los noventa, es posible leer los papiros quemados. Con estas imágenes multiespectro, muchas imágenes de papiros ilegibles se toman usando diferentes filtros en el registro infrarrojo o ultravioleta, muy afinada para capturar ciertas longitudes de onda de la luz. Así, la porción espectral óptima puede encontrarse para distinguir la tinta del papel en la superficie oscurecida del papiro. Mediante escáneres no destructivos podrán, se espera, proporcionar descubrimientos importantes al leer los frágiles rollos de pergamino no abiertos sin destruirlos en el proceso.[3]

El museo original J. Paul Getty en Pacific Palisades es una copia libre de la Villa de los Papiros, tal como se publicó en Le Antichità di Ercolano. El edificio del museo se construyó a principios de los setenta por la firma arquitectónica de Langdon y Wilson. El asesor arquitectónico Norman Neuerburg y curador del Getty de antigüedades Jiri Frel trabajó estrechamente con J. Paul Getty para desarrollar los detalles interiores y exteriores. Puesto que la Villa de los Papiros estaba quemada por la erupción y gran parte de ella permanece sin excavar, Neuerburg basó muchos detalles arquitectónicos y paisajísticos del museo en otras casas romanas antiguas en las ciudades de Pompeya, Herculano y Estabia.[8]

Con el traslado del Museo al Centro Getty, la «Villa Getty» tal como se la llama actualmente, fue renovada; se reabrió el 28 de enero de 2006.

Varias escenas de la novela superventas de Robert Harris Pompeya se ambientan en la Villa de los Papiros, justo antes de que la erupción la tragara. Se menciona la villa como propiedad del aristócrata romano Pedius Cascus y su esposa Rectina. (Plinio el Joven menciona a Rectina, a quien llama esposa de Tascio, en la Carta 16 del Libro VI de sus Epístolas.) Al comienzo de la erupción, Rectina prepara la biblioteca para evacuarla y envía un mensaje urgente a su viejo amigo, Plinio el Viejo, quien comanda la Armada romana en Miseno al otro lado del Golfo de Nápoles. Plinio inmediatamente envía un barco de guerra, y llega a la vista de la villa, pero la erupción le impide tomar tierra y llevarse a Rectina y su biblioteca, de manera que queda la misma para que los arqueólogos modernos la encuentren.

Según la publicación de 1908 Buried Herculaneum de Ethel Ross Barker, había bustos de Atenea, Apolo, una amazona, Dioniso o Platón (¿Poseidón?), Epicuro, un doríforo , Mercurio, Homero, entre otras figuras antiguas y mitológicas.[9]



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