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Villaverde de Guadalimar



Vista general de la localidad.

Villaverde de Guadalimar (antiguamente hasta 1916 Villaverde[1]) es un municipio español situado al sureste de la península ibérica, en la provincia de Albacete, dentro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Está ubicado en la comarca de la Sierra de Alcaraz. Se encuentra a 125 km. al suroeste de la capital provincial.

Está formado por la localidad homónima (cabecera municipal) y las pedanías de El Bellotar, Campillo, La Resinera, Venta del Tabaquero, Carrascosa y Venta de Mendoza.

Parte de su término se integra en el Parque natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima. Su extensión es de 69,08 km² y en 2020, según datos del INE, tenía una población de 325 habitantes.

Junto a las localidades de Villapalacios, Bienservida, Riópar y Cotillas, forma parte del Señorío de las Cinco Villas, subcomarca histórica dentro de la misma sierra de Alcaraz.

El terreno que ocupa el municipio es montañoso, donde destacan el macizo del Padrón (Pico de La Sarga, 1.769 metros) al norte, el Padroncillo (1.587 metros) al este, y la Piedra del Cambrón (1.552 metros) al oeste. Hacia el sur, el terreno es más suave, constituyendo la cabecera del río Guadalimar, el cual se forma por la unión del Arroyo del Tejo y el de la Vaqueriza; a partir de aquí, el Guadalimar fluye hacia el suroeste hasta entrar en la provincia de Jaén, tras recibir los arroyos de Carrascosa por la margen derecha, y de Cotillas y Arroyo Frío por la izquierda.

El clima es mediterráneo, de matiz continental, con veranos cálidos (unos 24 °C de media en julio) e inviernos fríos (unos 5 °C de media en enero). Las precipitaciones son abundantes, con una media de 891,4 mm anuales de media para el período 1942-1975, con máximo en diciembre (135,1 mm) y mínimo en julio (11,7 mm).

La vegetación se compone en su mayor parte de pinares (pino carrasco y negral), existiendo otras especies con menor presencia como el quejigo y el tejo. En cuanto a la fauna, destaca la cabra montés y el jabalí.

El territorio del actual municipio de Villaverde de Guadalimar ya se hallaba poblado desde el Neolítico, aunque destacaba más por ser tierra de paso (como lo atestiguan la vía romana que comunicaba Cástulo con Sagunto o la Cañada Real de Andalucía), y también por ser coto de caza o reserva de madera. Si bien las crónicas y descripciones de época moderna no aclaran el origen de la actual población de Villaverde, el trazado de las calles revela su existencia ya en época musulmana.

Sería tras la conquista de Alcaraz por Alfonso VIII en 1213, cuando Villaverde pasó a ser aldea del recién creado concejo de Alcaraz, hasta que tras la toma de Huéscar (1436) es entregada por Juan II a don Rodrigo Manrique de Lara, Conde de Paredes, pasando así a formar parte del Señorío de las Cinco Villas, junto a Bienservida, Riópar, Villapalacios y Cotillas hasta su disolución en el siglo XIX.

En el siglo XVI, Villaverde de Anbas Aguas (que es como se conocía a la villa en esta época) fue, junto a Albacete y Alcaraz, la localidad de la actual provincia de Albacete que más emigrantes proporcionó para la colonización de América, principalmente hacia Cuba y Nueva España.

En el siglo XVIII, la nueva división administrativa de España hace que Villaverde de Guadalimar pase a formar parte de la provincia de La Mancha hasta 1833, en que se incorpora a la provincia de Albacete, dentro del Partido Judicial de Alcaraz.

El 31 de agosto de 1907, a pocos kilómetros de Villaverde en dirección Riópar, en un paraje montañoso de olivares, se produce la captura y muerte del bandolero andaluz Francisco Ríos, El Pernales, y de su compañero El Niño del Arahal a manos de la Guardia Civil, cuando huían a Valencia para embarcar hacia América. A partir de entonces, nació la leyenda mitificada que ha llegado a nuestros días, del bandolero que robaba dinero a los ricos para entregárselo a los pobres.

En el siglo XX, destaca el motín de subsistencia de 1914 con características propias del Antiguo Régimen.

A partir de 1940, finalizada la Guerra Civil, es cuando comienza la emigración de gran parte de la población hacia zonas más prósperas, con la consecuente despoblación del municipio y el envejecimiento de la población como característica demográfica más destacada en la actualidad.

La población está en fuerte retroceso, descendiendo de forma continua a partir del máximo histórico alcanzado en 1940 (1.728 habitantes), hasta los 349 habitantes en 2017. Esto se debe al movimiento emigratorio que comenzó tras la Guerra Civil, y que se prolongó durante las décadas siguientes, en las que buena parte de la población del municipio se fue a lugares como Barcelona, Madrid, la zona levantina, Baleares o Albacete, en busca de trabajo en la industria y, sobre todo, en los servicios. Se trataba de población joven, lo que contribuyó al progresivo envejecimiento de la población, cuyas consecuencias son apreciables en la actualidad y constituyen un problema para el desarrollo económico.

La distribución de la población por el municipio, con datos de la revisión censal de 2015, tiende a ser dispersa: cabecera municipal (232 habitantes), El Bellotar (63 habitantes), Campillo (19 habitantes), Carrascosa (41 habitantes) y Venta de Mendoza (18 habitantes).

Históricamente la economía del municipio se basó en la resina de los pinos, existiendo una fábrica para su tratamiento en la aldea de La Resinera.

La economía del municipio se basa en las actividades primarias (agricultura, ganadería y explotación forestal), destacando el cultivo del olivo y la producción de aceite en la cooperativa que comparte con el vecino municipio de Cotillas.

Desde la década de 1990 ha ido adquiriendo importancia el turismo rural, creando una infraestructura turística a tal efecto (casas rurales, cabañas, restaurantes, zonas de acampada, etc.), impulsada también por la declaración del Parque natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima.

En la actualidad, salvo las ruinas del convento franciscano, no se conservan los restos del castillo o ciudadela que dominaba la parte alta de la villa (fue derribada en la década de 1930 para construir la Casa Cuartel de la Guardia Civil), así como tampoco de las ermitas, ni de la iglesia románica (siglo XII), que fue hundida a finales de la década de 1970 (con el pretexto de su mal estado de conservación) para levantar la actual Parroquia de San Mateo.



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