LA Arqueología fenicio-púnica es la rama de la arqueología que estudia lo que se refiere a las artes, a los monumentos y a los objetos de la antigüedad del pueblo fenicio-púnico, especialmente a través de sus restos materiales.
La arqueología fenicio-púnica, en Oriente está muy relacionada con la arqueología bíblica, en parte por compartir un mismo espacio (Moscati dice: "Arabia, Siria, Palestina y Mesopotamia constituyen un todo homogéneo separados de Asia por los montes de Persia y Anatolia y rodeados en buena parte por mar" ) y tiempo en determinadas épocas, también antecedentes, ya que participa de la herencia de otros pueblos semitas, y porque parte de ella, puede ser relacionada directamente con la Biblia, no obstante, tienden a divergir a partir del siglo VIII a. C. y sobre todo con la colonización fenicia de Occidente.
La presencia fenicia en Occidente es una realidad constatable, su forma de habitación para la Edad del Hierro está bien precisada: casas de planta rectangular, que en un primer momento se forman por una o varias habitaciones, ampliándose posteriormente, el pavimento de tierra batida, los muros de piedras de tamaño medio sin tallar, unidas por argamasa, techos sujetos de vigas de madera, fabricados de material orgánico recubiertos por arcilla, posiblemente las paredes también estaban recubiertas de arcilla. Las puertas eran de madera con bisagras metálicas. Los poblamientos serían un grupo de estas casas, unas junto a otras, dejando calles estrechas y a veces, formando plazuelas.
El poblado estaba rodeado de murallas defensivas, situado en islas o penínsulas con buenas condiciones para una defensa natural. Por otro lado, se aprecia una gran actividad comercial, aparte de una actividad industrial, tanto metalúrgica como alfarera. Otro aspecto que dificulta la identificación de lo fenicio es su capacidad de relación con las poblaciones indígenas,Tartessos, Íberos,...). El problema arqueológico se plantea no solo en la época colonial, sino en la pre-colonial, porque no ha estado bien definido lo que identifica y lo que no, a la arqueología fenicio-púnica para estos periodos más antiguos.
influenciadas a tal punto de hacer muy difícil la diferenciación entre lo fenicio y lo indígena (La colonización fenicia en Occidente, ha tenido una serie de retos que han hecho avanzar las distintas investigaciones, por un lado, la datación, por otro, el objeto de la misma (comercio, búsqueda de metales, la pesca y otros recursos naturales, expansión por la presión política en Oriente, o por la presión demográfica). Como comentaba más arriba, la identificación de lo fenicio también ha sido un elemento polémico, alimento para las investigaciones, así cuando se hablaba de Orientalizante, había bastantes resistencias para aceptar la importancia de la influencia y presencia de los fenicios en Occidente, cuando se hablaba de Tartessos, menos aún, y por debajo lo ibérico frente a lo alógeno, influencia frente a pertenencia, Difusionismo frente autoctonismo, un interesante debate entre especialistas a lo largo del tiempo y del espacio, que en el caso de la arqueología fenicio-púnica está en clara expansión.
Uno de los retos que se están superando es el conocimiento de los fenicios en su ámbito original, cumplido con las excavaciones de María Eugenia Aubet Semmler en Tiro. Otro puede ser avanzar en la identificación de materiales arqueológicos más antiguos con los fenicios o no, y el esclarecimiento de la relación del Megalitismo con el mundo fenicio o no.
Asimismo, conocer el alcance de las navegaciones fenicias está cada vez más cerca, por el camino del estaño, hacia las Casitérides, pasando por el norte de España, una vez que está más que constatada la presencia fenicia en Portugal y en la costa Atlántica de Marruecos. Donde los historiadores, con sus tesis y el estudio de las fuentes, necesitan de la Arqueología fenicio-púnica, no sólo de excavaciones, sino del estudio de los materiales, de su identificación y publicación.
Otro aspecto que plantea un reto intelectual es el origen de los fenicios, y luego su asimilación con el resto del mundo Mediterráneo cuando la conquista de los romanos, haciéndolos desaparecer prácticamente de la Historia.
Cuando en 1963, Manuel Pellicer Catalán excavó la necrópolis "Laurita" en el Cerro de San Cristóbal (Almuñecar, Granada) marcó un hito en las investigaciones de la arqueología fenicia de la Península ibérica, porque se empezó a hacer excavaciones sistemáticas en el mundo fenicio en España, lo que ya se estaba haciendo en el Norte de África.
En esos momentos se conocía la colonización fenicia de Iberia a través de las fuentes literarias grecolatinas (literatura griega y literatura latina), según Estrabón (Geografía III, 5,5), eran cuatro las colonias fenicias de las costas ibéricas: Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra).
Hasta ese momento, se habían efectuado excavaciones arqueológicas solamente en las necrópolis púnicas de Cádiz y con la más elemental técnica (Pelayo Quintero Atauri, 1917-1935).
Se habían analizado los materiales fenicios de la colección malagueña de Loring, procedente en su mayoría de la necrópolis del Cortijo de Montáñez en Churriana (Manuel Rodríguez de Berlanga y Rosado, 1881-1903), se atribuían indeterminadamente a Málaga capital.
Antonio García y Bellido había publicado varias síntesis, pero arqueológicamente insuficientes (1942, 1948, 1954, 1960), y su discípulo Antonio Blanco Freijeiro, con intuición clarividente, había estudiado una serie de materiales suntuarios de carácter fenicio y orientalizante (1953, 1956, 1960), conservados en museos y colecciones privadas, generalmente descontextualizados.
Fue Miquel Tarradell, a propósito de sus excavaciones en Lixus, quien pronosticó expresamente la necesaria riqueza arqueológica fenicia de las costas meridionales hispanas (1950, 1951, 1952, 1954, 1960).
Los resultados y los materiales de las ricas y extensas necrópolis de Baria, en Villaricos, con más de 2000 tumbas excavadas por Luis Siret a principios del siglo XX (1908), permanecieron prácticamente inéditos hasta la aportación de Miriam Astruc (1951), quien puso cierto orden en la tipología y grupos de enterramientos con sus ajuares púnicos.
Pellicer, nos cuentaPierre Cintas y Antonio García y Bellido, quienes la consideraron íntimamente relacionada con Cartago, aunque el primero tendía a fecharla en un momento anterior al s. VII a.C. y el segundo en un momento posterior, en el s. VI a. C. Hermanfrid Schubart, subdirector del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, me propuso publicar el trabajo en la serie «Madrider Mitteilungen», apareciendo, traducido al alemán por él, en el tomo 4 de 1963, con el título «Ein altpunisches Gräberfeld bei Almuñecar (prov. Granada)», págs. 9-58.
que en la denominación de necrópolis «púnica» siguió el consejo deA raíz de la publicación de «Laurita» se discutió la terminología aplicable al mundo fenicio de Almuñécar, considerado, según los diferentes investigadores, como púnico (Pierre Cintas, 1950), paleopúnico (H. Schubart), Cartaginés (J. Ferrón, 1970), fenicio (Hans Georg Niemeyer), fenicio occidental, fenicio arcaico,... Habiendo prevalecido la denominación de fenicio occidental frente a la de púnico, reservado para Cartago y yacimientos directamente relacionados con esta metrópoli y para el mundo postfenicio occidental prerromano.
Los yacimientos fenicios de España son numerosos, tienen una datación desde finales del siglo X o comienzos del IX a. C. hasta la época Bárquida. Algunos datos relevantes sobre las excavaciones:
Los principales yacimientos fenicios de Marruecos son: Lixus, Essaouira (Mogador), Sidi Abdeselam del Behar en la desembocadura del Río Martín, Emsá, Cabo Espartel (Ras Achakar) Ain Dalhia Kebira (Tánger), Gandori (Tánger), Djebila, Dar-Shiro, Sidi Drish en la desembocadura del Río Amekram, Mogogha-es-Srira, Kuass (Arcila),.
Los principales yacimientos fenicios de Argelia son Les Andalouses, Mersa Madakh, Rashgún, Djidjelli, Guraya o Gouraya y Collo.
Los principales yacimientos fenicios de Portugal son: Alcaçova de Santarem, Abul, Santa Olaia, Cerro de Rocha Branca, Quinta do Almaraz, Alcácer do Sal, Castelo de Castro Marim, Tavira y probablemente en Olissipo (Lisboa).
Los principales yacimientos fenicios de Libia son: Leptis Magna, Trípoli y Sabratha.
Los principales yacimientos fenicios de Túnez son: Cartago, Hadrumetum, Leptis Minor - Leptis Parva- y Tapso.
Los principales yacimientos fenicios de Italia son: Temesa (cerca de Nápoles, Motia (Sicilia), Nora -Nurri-, Sulcis / Sulky, Tharros -San Giovanni di Sinis-, Bithia y Olbia (Cerdeña).
Los principales yacimientos fenicios de Grecia son: Creta, Rodas, Thasos, Melos y Paros.
También en el Mediterráneo Oriental, hay yacimientos fenicios en Malta y en Kition (Chipre).
Fenicia no constituyó nunca una entidad política unitaria de carácter nacional. Por el contrario, la región se hallaba fragmentada en una serie de ciudades-estado de mayor o menor importancia, que políticamente eran autónomas e independientes entre sí. Su territorio abarcaba desde la desembocadura del río Orontes al norte, hasta la bahía de Haifa al sur, comprendiendo áreas de los actuales Israel, Siria y Líbano, una región denominada antiguamente Canaán, con cuya denominación se engloba muy a menudo en las fuentes.
Durante el III milenio o la Edad del Bronce Antiguo fue Biblos el centro políticamente más importante, y el hecho de que los archivos de la ciudad siria de Ebla, con la que comerciaba, no mencionen nunca a los monarcas de otras ciudades cananeas como Tiro, ha llevado a pensar que tal vez Biblos las controlara en el marco de un estado que las abarcara con sus territorios.
Fuera de algunas exploraciones menores del siglo XIX, la mayoría de las excavaciones más importantes se hicieron entre las dos guerras mundiales. Y últimamente se ha podido volver a excavar como veremos.
Ugarit se distinguió, junto con la misma Biblos, durante casi todo el II milenio (Edades del Bronce Medio y Reciente), para dejar paso, tras su destrucción por los Pueblos del Mar, a Sidón. En 1928, Mahmoud Mella az-Zir, un campesino local alauíta descubrió la entrada a la Necrópolis de Ugarit. Este fue el descubrimiento moderno de la ubicación exacta de las ruinas de la ciudad, de la cual sólo se tenían referencias históricas. Su descubrimiento arqueológico moderno permitió abrir un importante campo de exploración, la cual fue principalmente efectuada por el arqueólogo francés Claude F. A. Schaeffer. Buena parte de sus descubrimientos se encuentran en el Museo Prehistórico y Galorromano de Estrasburgo, Francia.
Sidón fue una importante ciudad de Fenicia, fundada en la misma época que Tiro, Biblos (hoy Djebail) (Montet efectuó excavaciones en Biblos con mucho éxito, desde 1922 hasta 1926 y luego Dunand hasta 1939.) y Beritos (hoy Beirut), en el III milenio a. C. El lugar del templo de Eshmún fue redescubierto en 1900 por cazadores de tesoros locales, que despertaron la curiosidad de los estudiosos internacionales. Maurice Dunand, un arqueólogo francés, excavó cuidadosamente el sitio desde 1963 hasta el comienzo de la Guerra Civil Libanesa, en 1975. Desde 1998, Sidón se ha excavado por un equipo del Museo Británico y de la Dirección General de Antigüedades de Líbano, a cargo de Claude Doumet-Serhal.
Tiro, llamada "la reina fenicia de los mares", se fundó en una pequeña isla en el tercer milenio antes de Cristo, y fue codiciada por grandes conquistadores, como el rey de Babilonia Nabucodonosor o Alejandro Magno. El monarca de Tiro Hiram unió con terraplenes los islotes y ganó terreno al mar, lo que ayudó a que los comerciantes comenzaran a navegar y fundaran numerosas colonias por el Mar Mediterráneo. Las colonias reportaron a este pueblo de navegantes por excelencia una gran riqueza, especialmente de las industrias de la púrpura y el vidrio.
Entre los años 1997María Eugenia Aubet Semmler, Francisco J. Núñez Calvo y Laura Trellisó Carreño han excavado, a partir de diferentes misiones, cerca de trescientas tumbas fenicias. Estos restos estaban situados en un cementerio fenicio (la Necrópolis de Tir-Al-Bass), en la entrada de la ciudad, datada entre los siglos IX a. C. y X a.C., y de la cual han extraído cientos de ánforas funerarias, amuletos y joyas. Todo este material ha sido guardado en un lugar seguro, en un depósito construido junto al nuevo pabellón del Museo de Tiro, que se prevé inaugurar durante este 2014.
y 2009, el equipo deDespués de tres años de ausencia, el Laboratorio de Arqueología de la UPF, dirigido por María Eugenia Aubet, catedrática de Prehistoria del Departamento de Humanidades de la UPF (Universidad Pompeu Fabra), reanudó desde el mes de mayo de 2014 sus tareas de excavación en la mítica ciudad de Tiro, en el sur del Líbano.
Y lo hará con un gran reto, ya que serán los primeros que han obtenido el permiso de las autoridades libanesas para excavar en la zona de lo que era el centro de Tiro, la antigua isla y la parte noble, en la que estaban ubicados los templos, palacios y mercados.
María Eugenia Aubet, que en sus trabajos estará acompañada por Francisco J. Núñez Calvo (CSIC) y Laura Trellisó Carreño (UPF), además de dos investigadores libaneses, consciente de que "no tenemos mucho dinero para sacar adelante el proyecto" y que "tendremos que movilizarnos para obtener fondos", asegura la experta en los pueblos fenicios.
Por las ánforas encontradas por el Laboratorio de Arqueología en la Necrópolis de Tir-Al-Bass través de las descripciones de los monumentos de aquella época, atribuidas a los profetas de Israel, y hechas alrededor del año 1000 antes de Cristo, se tiene una idea de lo que se puede encontrar en estas excavaciones, como muros de dos puertas y edificios civiles y religiosos.
Según afirmó María Eugenia Aubet: "aquí estaba el palacio del rey, los templos, casas y almacenes, y tal vez incluso podamos encontrar objetos de la vida cotidiana, utensilios de cocina o ánforas con víveres para sus habitantes".
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