Se denomina jingoísmo al nacionalismo exaltado partidario de la expansión violenta sobre otras naciones. Se trata de una forma de imperialismo, en la forma de patriotismo extremo que justifica una política exterior agresiva. El término jingoism fue acuñado por el radical George Holyoake en una carta al periódico británico The Daily News el 13 de marzo de 1878.
Su origen se halla en Gran Bretaña, donde el jingoísmo era el mecanismo de movilización popular del ultra nacionalismo militarista y expansionista, utilizado por políticos que consideraban necesario el Imperio, tanto los tories (Benjamin Disraeli, Neville Chamberlain) como los whigs (Gladstone, Cecil Rhodes).
Este hipernacionalismo sentimental se alimentaba con el acoso a la hegemonía británica que representaban las demás potencias europeas (Francia, Alemania, Rusia) y en menor medida los Estados Unidos (donde se recibió a su vez el término jingoísmo, que empezó a utilizarse de un modo similar).
Numerosos intelectuales se sintieron atraídos por el llamado "darwinismo social", que extrapolaba las ideas evolucionistas de Charles Darwin a las cuestiones sociales y políticas, afirmando la existencia de naciones más capacitadas para la supervivencia, pueblos inferiores y superiores, y que su éxito o fracaso se debía a su capacidad de aptitud y adaptabilidad, al igual que con el resto de los seres vivos. Tal vez el mejor representante de esta corriente sea el escritor británico Rudyard Kipling quien hablaba de "la carga del hombre blanco".
Durante la era victoriana, Rusia era vista como una amenaza tanto para el equilibrio europeo como para los intereses británicos en la India. Ya se había llegado a la guerra abierta con ocasión de la Guerra de Crimea (1854-1856). En 1878 el enfrentamiento llegó al punto de convertirse en una crisis diplomática, que se resolvió gracias al Congreso de Berlín, en el cual un grupo de potencias, entre las que se encontraba el Reino Unido, gobernado en ese momento por el primer ministro Benjamin Disraeli, forzaron al recientemente creado estado búlgaro (apoyado por Rusia, que seguía una política paneslavista) a aceptar el Tratado de San Stefano, en el que se cedía Macedonia al Imperio otomano.
Aunque algunos han señalado un improbable origen vasco (jainko, literalmente «el señor de arriba», en referencia a Dios), la palabra jingoísmo surgió de una canción patriótica del music-hall británico de 1878, del compositor G. H. MacDermott, que parece haberlo tomado de un hipocorístico coloquial del nombre de Jesús, usual en Inglaterra desde finales del siglo XVII. Dicha canción fue popularizada por el cantante G. W. Hunt. La traducción de la letra es la siguiente:
Tenemos las naves, tenemos los hombres, también el dinero,
Ya peleamos con el oso en el pasado, y mientras seamos auténticos británicos,
Los rusos no tomarán Constantinopla.
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