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Segorbe-Castellón



La diócesis de Segorbe-Castellón fue creada por Decreto de la Sagrada Congregación Consistorial en 1960, de acuerdo con el Concordato entre la Santa Sede y España a partir de un reajuste de lindes entre las diócesis de Valencia-Segorbe-Tortosa.

Entre los años 1160 y 1168, el caballero navarro Pedro Ruiz de Azagra, se convirtió en señor de Albarracín, y deseó refundar la supuesta antigua diócesis de la zona, pero el Papa Adriano IV, donó la Iglesia de la ciudad a la de Zaragoza, decisión apoyada por el rey de Aragón Alfonso II el Casto, que también la donó a aquella sede. Pese a ello, Pedro Ruiz de Azagra, trató de fundar silla episcopal en Albarracín. El obispo de Zaragoza, se opuso a la creación de este obispado y obtuvo dictamen favorable de la Curia Pontificia, declarando a Albarracín sujeta a la sede cesaraugustana. Pedro Ruiz de Azagra, recurrió al arzobispo de Toledo, que usando la facultad que había otorgado el Papa Urbano II al primer arzobispo de Toledo de nombrar obispos en lugares que se hubieran conquistado y él creyese oportuno, concedió a Pedro Ruiz de Azagra, su deseo. En 1172, Martín juró obediencia al metropolitano de Toledo, tomando cómo título el de obispo arcabricense, dado que durante la reconquista, no se fundaban nuevas diócesis, sino que se procuraba restablecer las antiguas.

Cuatro años más tarde, en Albarracín era ya común sentir que dicha tierra no perteneció a Arcabria, sino a la antigua diócesis de Segorbe, apoyándose en las antiguas divisiones territoriales del rey Wamba. A consecuencia de este hecho, se obligó al obispo Martín a tomar el título de obispo de Segorbe y de la silla de Albarracín, aunque Segorbe, todavía no estaba conquistada. El papa Gregorio IX y el papa Inocencio IV, exhortaron a la nobleza castellana y a la aragonesa para que tomasen dicha ciudad a los moros. Cuando se conquistó Segorbe en 1245, la sede episcopal se trasladó de Albarracín a Segorbe. Dos años después el papa Inocencio IV, ordenó que se unieran las dos Iglesias.

Gracias a los pleitos de la diócesis de Segorbe-Albarracín con la archidiócesis de Tarragona, el papa Juan XXII elevó la cátedra de Zaragoza al rango de Archidiócesis, dándole por sufragánea la diócesis de Segorbe-Albarracín.

Más tarde, Segorbe-Albarracín, tuvo grandes disputas territoriales con la sede de Valencia, ya que esta alegaba sus derechos sobre varias Iglesias de Segorbe: la Villa de Altura, Alpuente, Aras, Arcos, Andilla, Villahermosa del Río, Cortes, Zucaina, Castillo de Villamalefa, Puebla de Arenoso, Jérica y hasta 32 iglesias más, de las cuales, Valencia cobraba rentas, por la donación en 1245 por parte del Rey Moro de Valencia Zeit Abuzeit al rey Jaime I. El Obispo de Valencia Arnaldo de Peralta, tomó a mano armada la Iglesia de Segorbe y echó al Prelado segobricense. Roma, zanjó la cuestión en favor del obispo de Segorbe-Albarracín, aunque muchos de los territorios ocupados, quedaron en manos de la mitra valenciana (hasta el reajuste de circunscripciones en 1953 año en el que se desprendió un grupo de 22 iglesias que formaban un exclave en la provincia de Castellón).

La diócesis de Segorbe-Albarracín, estaba compuesta por un cabildo común, un deán común, un tesorero en común y un chantre común, pero cada Iglesia tenía un arcediano propio y seis canónigos.

El arcedianato de Alpuente, fue una de las iglesias que se quedó Valencia después de las disputas de los dos obispados. Pero, este fue el único devuelto (en 1347 por sentencia de la Curia Romana). A partir de entonces, las Iglesias de Segorbe y Albarracín permanecieron unidas 318 años.

El Papa Gregorio XIII, a instancias de Felipe II de España, disolvió la unión alegando, en una bula publicada en 1577 las siguientes razones: Segorbe pertenecía al Reino de Valencia y Albarracín al de Aragón; todos los canónigos, residían en Segorbe y, el culto en Albarracín estaba abandonado debido a la gran población morisca. También aprovechó la vacante del arzobispado de Zaragoza y la del obispado de Segorbe-Albarracín.

La orden, fue bien acogida en Albarracín, pero no en Segorbe, que retrasó la separación 20 años. El nuevo obispado de Albarracín, fue proclamado sufragáneo de Zaragoza, mientras que el de Segorbe, lo fue de Valencia.

El Concordato de 1953 y el intento de adaptar las diócesis a los límites provinciales civiles propició la configuración actual de la nueva diócesis. El Decreto de la Sagrada Congregación Consistorial De mutatione finium Dioecesium Valentinae-Segorbicensis-Dertotensis, de 31 de mayo de 1960, desmembraba del territorio de la Diócesis de Segorbe las parroquias e iglesias filiales pertenecientes a la provincia de Valencia, las cuales fueron agregadas a la Archidiócesis de Valencia. De la misma manera, de la Diócesis de Tortosa eran desmembradas las parroquias e iglesias filiales de los Arciprestazgos de Nules, Villarreal, Castellón de la Plana, Lucena y Albocácer. Lo mismo ocurrió con la parroquia de Bechí, que como enclave, perteneció a la Diócesis de Teruel hasta 1956.

Asimismo se alegó que Castellón estuviera descontenta con el obispado de Tortosa ya que, tanto el pueblo como las autoridades locales, estaban indignadas[cita requerida] por el trato recibido por parte de los obispos dertosenses, que no acudían a las grandes celebraciones religiosas castellonenses como: la Romería de les Canyes, las fiestas de la Virgen de Lidón, el Corpus Christi, etc. La propaganda del franquismo presentó la unión de las dos iglesias, como un motivo de alegría en todas las iglesias castellonenses.

Como hecho histórico Castellón fue el "centro" de la diócesis debido a que el obispo de Tortosa fray Antonio José Salinas y Moreno (1790-1814) mandó construir el palacio epíscopal en la ciudad, como residencia en sus largas estancias en Castellón.

Tras la unión, la Bula, de 24 de junio de 1960, de Su Santidad Juan XXIII, decretaba añadir a la diócesis de Segorbe el título de Castellón, pasando a denominarse tanto el obispo como la diócesis con la doble denominación de Segorbe-Castellón. Segorbe conservaba la dignidad de catedral epíscopal y se elevaba de rango a la entonces colegiata de Santa María de Castellón.

Los patrones de la Diócesis son:

Véase el artículo: Lista de Obispos de Segorbe-Castellón

En abril de 2006, Monseñor Casimiro López Llorente fue nombrado obispo titular de Segorbe-Castellón por Benedicto XVI. Monseñor López había sido obispo de Zamora durante 5 años previamente.[3]

Según el Anuario Pontificio de 2015, la diócesis contaba con:[4]

Además, según cifras oficiales, en el curso 2018-19 se formaron 18 seminaristas en la diócesis: 5 en el Seminario Mayor diocesano y 13 en el Seminario Redemptoris Mater local.[5]​ Además, se ordenó un nuevo sacerdote[6]​.

Gran Enciclopedia de la Comunidad Valenciana, Vol. 11 (mus-par). Prensa Valenciana. 2005. pp. 206-207. 84-87502-58-X. 




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