Sepúlveda es un municipio y villa española de la provincia de Segovia, en la comunidad autónoma de Castilla y León. La localidad está declarada conjunto histórico-artístico desde 1951 y forma parte de la asociación Los pueblos más bonitos de España. La población del término municipal asciende a 967 habitantes (INE 2020). Situada en el entorno del parque natural de las Hoces del Río Duratón, en la localidad se encuentra el centro de interpretación del parque.
El municipio incluye los siguientes núcleos de población:
Sepúlveda pertenece a la comarca de la Villa y Tierra de Sepúlveda, de la que es villa cabecera y al partido judicial del mismo nombre del que es cabeza, ubicado en el nordeste de la provincia de Segovia. Está a 55 km de Segovia capital, a 137 km de Burgos, a 119 de Madrid (por la A-1) y a 115 de Valladolid.
Los primeros datos sobre la ocupación de Sepúlveda hacen referencia a la II Edad del Hierro, entre los siglos V y II a. C., cuando se documenta la existencia de un enclave urbano (oppidum) arévaco (tribu celtibérica) en el cerro de Somosierra, al oeste de la villa. A esta pequeña ciudad pertenecía la necrópolis de incineración de La Picota.
A inicios del siglo I a. C., entre 98 y 93 a. C., el alto valle del Duratón fue conquistado por el cónsul romano Tito Didio, quien debió desalojar el núcleo indígena de Sepúlveda y fundar una nueva ciudad en el vecino lugar de Los Mercados, junto a Duratón (pueblo agregado o barrio de Sepúlveda), a siete kilómetros, donde posiblemente se localice la Confloenta de Ptolomeo (2.6.55). Este nuevo núcleo urbano administró y gestionó el territorio del valle alto del Duratón hasta el siglo V d. C. Desde el siglo I a. C. en Sepúlveda posiblemente solo se desarrollaría una pequeña aldea, adscrita al territorio confluentiense, aunque en sus inmediaciones se situaron varios santuarios romanos rurales, el de Bonus Eventus en Puente Talcano, el de Diana en Cueva Labrada y, quizás, el de Eburianus en Puente Giriego.
Con la ocupación visigoda, la ciudad de Confluentia (Duratón) se va transformando solo en una aldea, entre los siglos V y VII d. C., para quedar desocupada en el siglo VIII d. C. Los restos de la necrópolis de Duratón documentan esta etapa. Se desconoce si en Sepúlveda se estableció ya una primera población visigoda, desde la cual se desarrollaría el núcleo medieval.
La villa de Sepúlveda es citada por primera vez en la Crónica de Alfonso III. En estas crónicas se hace referencia al despoblamiento de la misma consecuencia de las correrías de Alfonso I. En el año 940 se le encarga a Fernán González, conde de Castilla, su repoblación que estabiliza una zona cristiana más allá del río Duero. Existe una leyenda en la cual se cuenta la lucha de Fernán González y el Alcalde musulmán Abubad. Esta leyenda, trasmitida por el abad de Arlanza, fray Gonzalo de Arredondo, está reflejada en la fachada de la llamada "casa del Moro". Fernán González dio fuero a Sepúlveda en su repoblación.
En el año 979 Almanzor intenta recuperar la villa sin éxito pero años más tarde, en el 984 la recuperaría, pero los castellanos la volverían a perder en los años 984 y 986. En el año 1010 la villa pasa definitivamente a manos cristianas al ser tomada por Sancho García, nieto de Fernán González.
El fuero de Sepúlveda fue confirmado en varias ocasiones. El testimonio documental más antiguo es el latino de Alfonso VI del año 1076. Este fuero encarnaba el Derecho en la Extremadura Castellana. Ampliado posteriormente y codificado en 1300, fue otorgado a otras poblaciones como a Zaragoza y Teruel y, a partir de Uclés, a muchas poblaciones de la Orden de Santiago. El territorio en el que el fuero tenía vigencia no era solo la villa de Sepúlveda, sino que se extendía en lo que se definió como Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda que todavía existe. Esta comunidad abarca 37 municipios.
En el año 1111 en tierras de Sepúlveda se produjo la batalla de Candespina (hoy Fresno de Cantespino) en la que Alfonso I de Aragón y el conde Enrique de Portugal se enfrentaron y vencieron a la reina Urraca, mujer de Alfonso I de Aragón. Esta victoria dio como resultado la independencia de Portugal y la incorporación de Sepúlveda a la corona aragonesa.
Los judíos fueron expulsados en 1468 y poco después se reconoce la soberanía de los futuros Reyes Católicos, en contra de Enrique IV de Castilla.
Durante la guerra de las Comunidades de Castilla, cuando Rodrigo Ronquillo sitió Segovia en junio de 1520, esta ciudad le pidió el 22 de ese mes que definiera su postura ante la situación. La respuesta, al parecer, fue ambigua o simplemente negativa, por lo que un mes después volvió a insistir para que la auxiliase y jurara hermandad con los comuneros. En esta ocasión, Sepúlveda se negó abiertamente. Tampoco manifestó mucho entusiasmo de estar lado del rey; su postura fue más bien de neutralidad. Así, cuando el secretario real Lope Hurtado de Mendoza pasó por la villa para reclutar a las guardas viejas del reino destinadas a ir a Navarra y para convencerla de que se uniese decididamente a la causa realista, obtuvo respuestas disuasorias. El 11 de octubre el capitán comunero Pedro Girón también se personó en Sepúlveda para recoger las tropas veteranas de la expedición de Djerba. El concejo nuevamente manifestó su indiferencia hacia el conflicto. Segovia insistió el 15 de octubre enviando a Gabriel de Villareal como emisario, meses después el capitán realista, el conde de Haro, pidió recursos al concejo, y en marzo la Santa Junta comunera solicitó su apoyo. Pero en vano, Sepúlveda decidió desentenderse de la guerra civil.
El rey Carlos III visita la villa en el siglo XVIII regalando a su ayuntamiento un cuadro de su hijo Carlos IV a la edad de diecisiete años. Este cuadro es expone en el salón de plenos del ayuntamiento de la Villa.
Durante la guerra de la Independencia se produjo la Acción de Sepúlveda, el único combate en el que intervino la Guardia Imperial de Napoleón en toda la guerra. Esta acción se salda con un fracaso para las armas francesas que no logran destruir a las fuerzas españolas que, primero se retiran hacia Sepúlveda y luego, sin ser molestadas, hacia Segovia. La acción de Sepúlveda supuso un retraso del avance de Napoleón hacia Madrid previo a la batalla de Somosierra. Sepúlveda fue asediada por las tropas francesas y en su territorio actuó el Empecinado que tenía su base en las cuevas del Cañón del río Duratón.
En las guerras carlistas fue tomada en 1838 por el general Gómez. En la guerra civil española de 1936 Sepúlveda se mantuvo al lado del ejército levantado contra la república. Fue puesto de mando de las tropas que controlaban el paso por el puerto de Somosierra. En 1951, Sepúlveda fue declarada Conjunto Histórico-Artístico. En enero de 2016, pasó a formar parte de la Asociación Los pueblos más bonitos de España.
Sepúlveda tiene unos 1300 habitantes duplicándose en verano. La mayoría se dedica al turismo y a la hostelería donde se cocina su tradicional cordero asado en horno de leña.
Sepúlveda cuenta con un gran número de monumentos, muchos de ellos declarados Bien de Interés Cultural. Su rico patrimonio, tanto civil como religioso, motivó su declaración como Conjunto Histórico-Artístico en 1951.
Sus monumentos civiles más importantes son:
Del esplendoroso pasado medieval de Sepúlveda, han perdurado muchos templos románicos. Algunos de ellos son:
La gastronomía típica sepulvedana tiene una larga tradición en el cordero asado, el cordero lechal asado hecho en horno de leña, la sopa castellana y el bacalao. En repostería destaca el ponche segoviano o los “bollos de la tierra”.
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