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Cíclope



En la mitología griega, los Cíclopes eran los miembros de una raza de gigantes con un solo ojo en mitad de la frente.

Hesíodo describió a tres cíclopes de un solo ojo que servían como constructores, herreros y artesanos: Brontes, Estéropes y Arges, hijos de Urano y Gea, hermanos de los Titanes. Homero describió otro grupo de cíclopes, hijos de Poseidón. Los cíclopes también aparecen en otros relatos escritos por el dramaturgo Eurípides, el poeta Teócrito y el poeta épico romano Virgilio. En la Teogonía de Hesíodo, Zeus libera tres cíclopes del pozo oscuro del Tártaro. Estos proporcionan el rayo de Zeus, el casco de invisibilidad de Hades y el tridente de Poseidón, y los dioses usan estas armas para vencer a los Titanes.

En un episodio de La Odisea de Homero, el héroe Odiseo se encuentra con el cíclope Polifemo, hijo de Poseidón y Thoosa, que vive con sus compañeros cíclopes en un país distante. La conexión entre los dos grupos ha sido debatida en la antigüedad y por los estudiosos modernos. Es sobre la cuenta de Homero que Eurípides y Virgilio basaron sus cuentas de las criaturas míticas. Estrabón describe otro grupo de siete cíclopes originarios de Licia, que habían construido las murallas de Tirinto y tal vez las cavernas y los laberintos cerca de Nauplia, a los que se llamaba muros ciclópeos.

Los Cíclopes de la primera generación eran hijos de Urano y Gea y conocidos artesanos y constructores. Eran gigantes con un solo ojo en mitad de la frente y un temperamento horrible. Según Hesíodo eran fuertes, testarudos, y de «bruscas emociones». Con el tiempo, sus nombres llegaron a ser sinónimo de fuerza y poder, y se usaban para referirse a armas especialmente bien manufacturadas.

Fueron tres: Brontes, Estéropes y Arges (aunque algunas fuentes cambian a Arges por Acmónides o Piracmón). Había también otros cuatro llamados Euríalo, Elatreo, Traquio y Halimedes, que presumiblemente eran hijos de los tres primeros.

Urano temía su fuerza y los encerró en el Tártaro. Más tarde Crono, otro hijo de Urano y Gea, liberó a los Cíclopes, junto con los Hecatónquiros y los Gigantes. Le ayudaron a derrocar y castrar a Urano, pero Crono los volvió a encarcelar en Tártaro, donde permanecieron, guardados por Campe, hasta que Zeus los liberó. Forjaron rayos para que Zeus los usase como arma y le ayudaron en la guerra para derrocar a Crono y a los otros Titanes (Titanomaquia). Los rayos que se convirtieron en el arma predilecta de Zeus fueron forjados por los tres Cíclopes: Arges ponía el brillo, Brontes el trueno, y Estéropes el relámpago.

Esta primera generación de Cíclopes también creó un tridente que producía terremotos para Poseidón, el arco y las flechas de Artemisa, y el casco de invisibilidad que Hades le dio a Perseo en su búsqueda para matar a Medusa. Ayudaron a Hefesto y se dice que construyeron el primer altar, así como las murallas y fortificaciones de Tirinto y Micenas en el Peloponeso, entre otras. Los ruidos que surgían del corazón de los volcanes se atribuían a sus operaciones.

Se cuenta posteriormente que fue Apolo quien mató a los Cíclopes, después de que Zeus matase a su hijo, Asclepio, con un rayo forjado por ellos.

La segunda generación de Cíclopes fue una primitiva tribu de enormes monstruos de un solo ojo descubierta por Odiseo en una remota isla (en ocasiones identificada con Hesperia). Se decía que estaban estrechamente relacionados con los gigantes y con una tribu fenicia (los Phaiakai) surgidos de las gotas de sangre que cayeron sobre Gea (la tierra) cuando Urano fue castrado.

Sin embargo, el cíclope más conocido de esta generación era un hijo de Poseidón y la ninfa Toosa llamado Polifemo, quien pierde el ojo por culpa de Odiseo. Otro de los cíclopes de la segunda generación fue Telemo, un vidente.

Tras la «Edad Oscura» los helenos vieron con asombro los enormes bloques pulidos, llamados estructuras ciclópeas, que se habían usado en las edificaciones micénicas, en lugares como Micenas y Tirinto, o en Chipre, y llegaron a la conclusión de que sólo los Cíclopes reunían la habilidad y fuerza necesarias para construir de forma tan monumental.

Robert Graves ha sugerido que los cíclopes podrían haber sido un gremio de forjadores de metal en la Edad del Bronce que probablemente tenían tatuados en la frente anillos concéntricos como muestra de homenaje al sol por ser su fuente de energía.[1]



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