x
1

Titanomaquia



En la mitología griega, la Titanomaquia (en griego antiguo Τιτανομαχία Titanomakhía) es la batalla que libraron los Olímpicos contra los Titanes,[1]​ conocida coloquialmente como la Batalla de los Titanes o la Guerra Titánica.

La fuente principal de este capítulo mitológico es la que nos proporciona la Teogonía de Hesíodo. Allí se dice que los titanes — Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Crono — eran los doce hijos más jóvenes de Urano y Gea. Estos primordiales habían engendrado antes a los cíclopes («monstruos con un solo ojo») y a los hecatónquiros («cien manos»). Tras llegar a la virilidad Zeus obligó a Crono a vomitar a sus hermanos, liberó a los cíclopes y a los hecantóquiros, y se alió con ellos para vencer a su padre. Crono y sus hermanos fueron derrotados por Zeus y sus aliados en una terrible guerra, la Titanomaquia, en la que tomaron parte todos los dioses. Los titanes fueron encadenados y arrojados al Tártaro, situado en las entrañas de la tierra; pero uno de los hijos de Jápeto, Atlas o Atlante, fue condenado a llevar la bóveda del cielo sobre sus hombros durante toda la eternidad, por haber apoyado a Crono. Diez años duró la contienda entre los dioses antiguos y los más advenedizos; dos razas de deidades muy anteriores a la existencia de la humanidad. Los Titanes tomaron como su sede el monte Otris, en tanto que los Olímpicos estaban apostados en el monte Olimpo. Este monte se convertiría desde entonces en el hogar de sus nuevos gobernantes.[2]

La Titanomaquia ya es confundida por algunos autores tardíos, como Ovidio, con otra teomaquia similar, la Gigantomaquia.[3][4][5][6]​Otros incluso las incluyen en un mismo episodio.[7]

Los griegos de la edad clásica conocían varios poemas sobre la Titanomaquia aparte de la Teogonía. Un poema épico perdido titulado Titanomaquia y atribuido al aedo ciego tracio Támiris, a su vez un personaje legendario, era mencionado de pasada en el ensayo Sobre la música una vez atribuido a Plutarco. Al menos en el poema de la Titanomaquia, de la que solo se han conservado míseros fragmentos, se nos habla de personajes en contextos desconocidos en la obra, como los caballos de Helios y las Horas,[8]​ o el nacimiento de Quirón de la unión de Crono y Fílira.[9]

Los Titanes también jugaban un papel prominente en los poemas atribuidos a Orfeo. Aunque sólo se conservan fragmentos de los relatos órficos, revelan interesantes diferencias con la tradición hesíodica.[10]

Estos mitos griegos de la Titanomaquia caen dentro de una clase de mitos similares presentes en Europa y Oriente Próximo, donde una generación o grupo de dioses se enfrenta a los dominantes. A veces estos son suplantados. Otras los rebeldes pierden y son totalmente apartados del poder o bien incorporados al panteón. Otros ejemplos serían las guerras de los Aesir con los Vanir y los Jotunos en la mitología escandinava, el épico Enuma Elish babilónico, la narración hitita del «Reino del Cielo» y el oscuro conflicto generacional de los fragmentos ugaritas.[11]

El marco para esta importante batalla fue creado después de que el titán más joven, Crono, derrocase a su propio padre, Urano (dios del Cielo y primer gobernante del universo),[12]​ con la ayuda de su madre, Gea (la Tierra). Crono castró entonces a su padre, se apoderó de su trono y liberó a sus hermanos titanes, que habían sido encerrados en el Tártaro bajo el reinado tiránico y egoísta de Urano.[2]

Sin embargo, al ser usurpado su puesto, Urano profetizó que los propios hijos de Crono se rebelarían contra su gobierno igual que habían hecho él y sus hermanos. Por miedo de que sus futuros hijos se rebelasen contra él, Crono se convirtió en el terrible rey que su padre Urano había sido, y se tragaba enteros a sus hijos a medida que nacían de su esposa y hermana Rea. Sin embargo, según una leyenda arcadia recogida por el geógrafo griego Pausanias en su Descripción de Grecia, Rea logró esconder a su hijo Zeus, y en lugar de Zeus le entregó una piedra envuelta en pañales.[13]​Otros más alegan que Poseidón no fue devorado ni vomitado sino que Rea dio a Crono en lugar de él un potro y lo ocultó entre las manadas de caballos.[14]​Los cretenses, refieren que Zeus nace cada año en la misma cueva con un fuego centelleante y un chorro de sangre, y que cada año muere y lo entierran.[15]

Rea llevó a Zeus a una cueva en la isla de Creta, donde este fue criado por los Curetes y las ninfas Adrastea e Ida.[16]​ Cuando Zeus se hizo mayor, Metis dio a Crono una poción emética, que provocó que este vomitara a los hijos que se había tragado. Zeus los llevó entonces a la rebelión contra los Titanes.[17]

Antes de comenzar la guerra, Zeus reunió a sus aliados e hizo un sacrificio en el altar que le habían construido los Cíclopes, para conmemorar su alianza. Zeus dedicó sus ofrendas a Urano, Gea y Helio.[18]​Este altar fue puesto entre las estrellas como la constelación de Ara, el altar.[19]​Como señal de buena ventura surgió un águila en los cielos, que Zeus también catasterizó entre las estrellas.[20]

Entonces los Olímpicos, guiados por Zeus, declararon la guerra a la anterior generación de deidades, los Titanes. En el bando olímpico se encontraban los otros Cronidas: Hestia, Hera, Deméter, Hades y Poseidón, quienes habían sido devorados por su padre y ahora buscaban venganza.[21]​La titánide Hécate también se puso del lado de Zeus, y por eso el Cronida le mantuvo su dignidad como diosa con poder en los cielos, el mar y la tierra.[22]​Por consejo de Océano, Estigia condujo a sus cuatro hijos, Crato, Zelo, Bía y Nike, al lado de Zeus; por ser la primera en acudir a su llamada, Zeus hizo a las aguas del Estigia como fuente de su juramento irrevocable, que Iris se encargaba de recoger en una cratera.[23]​Además los Hecatónquiros de cien brazos y los Cíclopes de un ojo, que habían sido encarcelados previamente por Crono, ayudaron a los Olímpicos para satisfacer su venganza. Zeus, para liberar a sus tíos — al menos a los Cíclopes — mató a la carcelera del Tártaro, Campe.[24]​Estos Uránidas ayudaron fabricando las famosas armas de Zeus, los rayos, el tridente de Poseidón y el casco de invisibilidad de Hades. Incluso se dice que Pan también se posicionó del bando olímpico, emitiendo tales alaridos que pusieron en fuga a los titanes.[25][26]​También Gea, la Tierra, que apoyaba el bando de Zeus — para vengarse del aprisionamiento de los Centímanos y Cíclopes a manos de Crono— , envió al enorme ofiotauro, esto es, un inmenso toro con cola de serpiente, que arremetió contra los titanes.[27]​Otros dicen que el ofiotauro apoyaba a los Titanes y que Éstige, alertada por las Moiras, tuvo que encerrarlo, mientras que Briareo lo destruía con un hacha de adamantina.[28]​Gea también había profetizado que Zeus conseguiría la victoria tras diez años de guerra.[29]​Los autores tardíos también incluyen a otros dioses olímpicos hijos de Zeus durante la batalla, al menos a Atenea, Ares, Dioniso, Apolo y Ártemis, pero esto parece una confusión con la gigantomaquia.[30][31]​Por lo menos de Ares se dice que poseía una «lanza destructora de titanes», aunque esto podría ser una simple metáfora bélica.[32]

Los Titanes, encabezados por Crono, incluían al menos a Ceo, Crío, Hiperión y Jápeto, así como los hijos de este, Atlas y Menecio; todos ellos participaron explícitamente en la Teogonía. De Palante, Perses y Astreo, hijos de Crío, se puede interpretar implícitamente que también estaban incluidos, pero ninguna fuente lo contempla. Otro aliado de los titanes fue Egeón, hijo de Ponto y Gea, que residía en los mares.[33]Azeo, un hijo de Gea, también luchó favoreciendo a los titanes;[34]​lo mismo que Equídnades, quien incluso fue utilizado por Crono para recibir el impacto del rayo de Zeus.[35]​Los Hecatónquiros, para agradecer su nueva libertad, ayudaron a los Olímpicos arrojando enormes piedras a los Titanes, de cien en cien, que terminaron sepultando a sus enemigos, dándole así la victoria definitiva a Zeus y los suyos. Dos diosas hermanas permanecían como heraldos en los dos bandos, siendo Iris la mensajera del bando olímpico en tanto que Arce lo era del bando titánico.[36]

Habiendo logrado por fin la victoria tras toda una década de guerra, los Olímpicos dividieron el botín entre ellos y se decidieron entonces por el reparto del lote del universo. No obstante aquí existen dos versiones. La homérica nos dice que los tres Cronidas hicieron un sorteo: A Zeus le tocó el dominio del cielo, el del mar a Poseidón, y el del inframundo a Hades; pero la tierra quedó como territorio común.[37]​La versión hesiódica dice que tras finalizar la teomaquia y por indicación de Gea, animaron a Zeus a ser el soberano de los inmortales, y este les distribuyó a sus dos hermanos cada lote.[38]

Decidieron entonces encerrar y encadenar a los Titanes derrotados[39]​ en el Tártaro, las más hondas profundidades del inframundo;[40]​ se dice que Poseidón había construido los muros de bronce.[41]​ Desde entonces los titanes son llamados dioses ctónicos.[42]​Una fuente especifica que Océano no participó en la titanomaquia.[43]​En cuanto a las seis titánides hesiódicas, Hesíodo dice que «lucharon todos, hembras y varones, los dioses Titanes y los que nacieron de Crono»,[44]​ pero ninguna fuente nos proporciona más datos al respecto. No debieron ser castigadas, porque después de la titanomaquia el autor cita, en el catálogo de esposas de Zeus, al menos a las titánides Metis, Temis, Eurínome, Mnemósine y Leto.[45]Metis ayudó a Zeus a derrocar a Crono por lo que suponemos que, aunque no participase en la guerra, estaría alineada a favor de los olímpicos.[17]​ A Dione se la describe morando en el Olimpo,[46]​y en ninguna fuente se nos dice que Rea fuera condenada, pero tampoco se la cita habitando en el Olimpo. En realidad en ninguna fuente se nos habla de que las titánides fueran condenadas en el Tártaro, con la única excepción de Arce.[47]​También se cuenta que durante la guerra los titanes enviaron desde Bactriana a los Coribantes para que custodiaran a su hermana Rea.[48]

Otros titanes que no fueron encerrados en el Tártaro fueron Atlas, Epimeteo y Prometeo; no obstante a Menecio lo fulminó Zeus con un rayo «por su insolencia».[49]​Urano, el cielo, casi se había derrumbado sobre la tierra tras la guerra debido al enorme estruendo que había provocado la devastadora contienda bajo él; una enorme humareda se levantó, llegando incluso al mismísimo Caos.[50]​Zeus dispuso que Atlas, como castigo ejemplar, sujetase la bóveda celeste por toda la eternidad sobre sus fatigados hombros.[51]​ Por su parte Prometeo había arengado a sus parientes de que se abstuvieran de combatir contra Zeus, pues ya estaba predestinada la victoria de los Olímpicos. Prometeo era un titán sabio y supo prever su destino, convenciendo a su hermano Epimeteo de que siguiera sus pasos y no participase en la batalla; por ello ambos hermanos tampoco fueron castigados.[52]

Sobre el destino de Crono existen al menos dos variantes míticas: la tradición más antigua, reflejada en ciertas fórmulas homéricas y hesiódicas,[53]​ supone que Crono habita en el Tártaro rodeado por el resto de los titanes. Una tradición posterior señala que Crono fue luego liberado por voluntad de Zeus, y que quedó reinando en las islas de los Bienaventurados.[54]​ Esta versión queda atestiguada en una interpolación a Trabajos y días,[55][56]​y en algunos versos de Píndaro.[57]​Los Hecatónquiros quedaron montando guardia en el Tártaro sobre los prisioneros.[58]​También Poseidón, para agradecer la ayuda que le prestó el centímano Briareo, lo casó con su hija Cimopolea.[59]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Titanomaquia (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!