Carlos Bousoño Prieto (Boal, Asturias, 9 de mayo de 1923-Madrid, 24 de octubre de 2015) fue un poeta, profesor universitario de literatura y crítico literario español.
Nació en Boal, Asturias, en 1923. A los dos años sus padres se trasladaron a Oviedo, donde transcurrieron su niñez y adolescencia. Estudió los dos primeros años de la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y se trasladó a Madrid a los diecinueve años para concluirlos en 1946 en la Universidad Central, hoy Complutense, con premio extraordinario. En esa misma universidad se doctoró en 1949 con la primera tesis en España sobre un escritor aún vivo, Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27 galardonado más tarde con el Premio Nobel de Literatura (1977). Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre, 1950) y sigue considerándose hoy el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de este autor.
En 1951 publicó con Dámaso Alonso, su gran maestro y compañero dentro de la disciplina estilística, Seis calas en la expresión literaria española y su más famoso libro teórico, varias veces reeditado y ampliado, Teoría de la expresión poética (1952). Entre sus obras fundamentales cabe también mencionar El irracionalismo poético. (El Símbolo) (1977), Superrealismo poético y simbolización (1978) y una obra muy ambiciosa que no llegó a concluir: Épocas literarias y evolución (1981). Reunió su poesía completa en 1998, revisada bajo el título Primavera de la muerte.
Se casó en 1976 con Ruth, una exalumna puertorriqueña de la que tuvo dos hijos, y enseñó Literatura española en varias universidades norteamericanas (Wellesley, Smith, Vanderbilt, Middlebury, New York University, entre otras). Impartió la materia estilística en la Universidad Complutense de Madrid, de la que fue en sus últimos años profesor emérito. Obtuvo el premio Fastenrath de la Real Academia Española en 1952 y fue nombrado miembro numerario de la misma en 1979, pronunciando su discurso de ingreso en 1980. Un año antes, había ganado el Premio Nacional de Ensayo por El irracionalismo poético y el simbolismo. En 1990 le fue otorgado el Premio Nacional de Poesía por '‘Metáfora del desafuero’', libro clave en su evolución desde el realismo al simbolismo y fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Turín. En 1993 fue merecedor del Premio Nacional de las Letras Españolas y en 1995 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Fue además «Honorary Fellow» de la Hispanic Society of America y Presidente de honor del Premio Loewe de Poesía, uno de los más importantes de España. Además fue finalista en dos ocasiones del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (mayo de 1993 y junio de 1994) y en diciembre de 2000 fue candidato al Premio Cervantes, en el que quedó entre los cuatro finalistas, galardón para el que compitió también en 1998, 2001 y 2002.
Durante muchos años fue votado como el mejor profesor de la Universidad Complutense. También fue un deslumbrante conferenciante. Sus clases en la Universidad Complutense fueron siempre lecciones magistrales que Bousoño decía sin mirar ni un solo apunte. Su fama como profesor llevó a sus aulas a los más destacados poetas y escritores que estudiaron en la Universidad Complutense. Entre sus amigos más importantes cabe destacar, aparte del propio Vicente Aleixandre, cuyo archivo heredó, a Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Francisco Nieva, Mario Vargas Llosa, José Olivio Jiménez, y Giannina Braschi, entre otros.
Durante toda su vida mantuvo una estrecha relación de amistad con Vicente Aleixandre, de quien recibió correspondencia amorosa que no se hizo pública hasta su muerte.
Falleció en Madrid el 24 de octubre de 2015 a los 92 años. En el momento de su muerte era el académico de la RAE más antiguo.
Su obra poética es muy abundante. Su primer poemario, Subida al Amor (1945), descubría la vena reflexiva existencialista o de poesía desarraigada de los jóvenes poetas que asumieron dramáticamente tras la Guerra Civil española el conflicto entre una visión existencialista de la vida y una profunda fe religiosa. En la misma línea y más cerca de cierto misticismo siguió Primavera de la muerte (1946); ambos libros reeditados juntos con el título Hacia otra luz (1950). De sus libros posteriores destacan Oda en la ceniza (1967, premio de la Crítica), Las monedas contra la losa (1973, premio de la Crítica), Metáfora del desafuero (1988, premio Nacional de Poesía) y El ojo de la aguja (1993). En todas estas obras su estilo fue evolucionando entre realismo y simbolismo y, aunque nunca abandonó su raíz existencial, su mirada se hizo más solidaria y su estilo se hizo menos sobrio.
Desde muy joven, se interesó por la investigación de los fenómenos poéticos, en especial las diversas formas de metaforización, desde la clásica comparación que decía Tu mano es como la nieve, para resaltar la blancura de aquella, hasta llegar a los difíciles símiles superrealistas, como la aleixandrina espadas como labios. Como teórico de la literatura investigó en profundidad el fenómeno poético y la poesía simbolista. En especial, mostró un gran interés por la lírica superrealista de Vicente Aleixandre.
Su obra Teoría de la expresión poética (1952) fue una obra teórica fundamental sobre el tema en lengua española en las décadas del 50 y el 60. En ella Bousoño trata de desentrañar los secretos del fenómeno poético: cómo surge el lenguaje poético de la deslexicalización del lenguaje cotidiano; y en qué se diferencia aquel del chiste, por ejemplo.
Posteriormente, publicó El irracionalismo poético. El símbolo (1979) y Superrealismo poético y simbolización, en el que esclarece por primera vez, y a nivel mundial, por qué es tan difícil la poesía superrealista: en ella el poeta puede decir "A" es igual a "B", sin que exista ningún parecido objetivo entre ambos elementos, algo indispensable en la metáfora tradicional. Basta con que ambos elementos produzcan sentimientos similares en el lector, es decir, simbolicen los mismos sentimientos; a este tipo de metáfora la llamó imagen visionaria.
Otro libro teórico importante es Épocas literarias y evolución, en el que analiza las épocas literarias y la peculiar forma en que evolucionaron.
René Wellek declaró que Bousoño era el teórico que más le interesaba de Europa.
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