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Dámaso Alonso



¿Qué día cumple años Dámaso Alonso?

Dámaso Alonso cumple los años el 22 de octubre.


¿Qué día nació Dámaso Alonso?

Dámaso Alonso nació el día 22 de octubre de 1898.


¿Cuántos años tiene Dámaso Alonso?

La edad actual es 125 años. Dámaso Alonso cumplirá 126 años el 22 de octubre de este año.


¿De qué signo es Dámaso Alonso?

Dámaso Alonso es del signo de Libra.


¿Dónde nació Dámaso Alonso?

Dámaso Alonso nació en Madrid.


Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas (Madrid, 22 de octubre de 1898-Ibídem, 25 de enero de 1990) fue un escritor y filólogo español, director de la Real Academia Española, la Revista de Filología Española y miembro de la Real Academia de la Historia. Premio Nacional de Poesía de España en 1927 y Premio Miguel de Cervantes en 1978.

Dámaso Alonso nació en Madrid en una familia galaico-asturiana con raíces en Ribadeo por la parte paterna (Dámaso Alonso y Alonso) y en Los Oscos por la materna (Petra Fernández de las Redondas Díaz, natural y vecina de Madrid). Vivió en su primera infancia en La Felguera (Asturias), donde su padre, ingeniero de minas, ejercía su profesión; pero este falleció de tuberculosis cuando el futuro crítico y poeta contaba dos años.[1]​ Estudió bachillerato en Madrid, seis años con los jesuitas de Chamartín y luego en la Universidad de los agustinos de El Escorial (1917-1918), cuya revista Nueva Etapa dirigía, pasando sus vacaciones estivales en Ribadeo con frecuentes visitas a Los Oscos.

Bien dotado para las matemáticas, que estudió con Augusto Krahe, su familia abrigaba la esperanza de que se titulara como ingeniero de caminos; pero el futuro poeta ya mostraba una afición por la literatura que coincidió con la amistad que empezó a tener al veranear en 1917 entre los pinares de las Navas del Marqués. Se trataba de Vicente Aleixandre, a quien descubrió la poesía de Rubén Darío, de cuya afición pasaron después a la de Juan Ramón Jiménez, cuya poesía pura influyó en los primeros libros poéticos de Alonso. Pero como enfermó gravemente de la vista,[2]​ decidió como lo mejor para la misma licenciarse en Derecho, carrera que sin embargo aborrecía (se hacía leer el temario en voz alta por su madre y así lo memorizaba) y como alumno oficial en Filosofía y Letras, por la Universidad Central de Madrid, donde se doctora en 1928 con un estudio sobre la evolución de la sintaxis de Luis de Góngora.

Se formó en el Centro de Estudios Históricos dirigido por Ramón Menéndez Pidal (algo que rechazaba Federico García Lorca, quien le aconsejaba que se dedicara solo a la poesía) y tomó parte activa en las actividades de la Residencia de Estudiantes dirigida por el institucionista Alberto Jiménez Fraud. Allí conectó con los que serían sus compañeros de generación Federico García Lorca, Luis Buñuel, Pepín Bello, Salvador Dalí, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Pero en la Universidad le marcaron las clases de Andrés Ovejero y Américo Castro, quien lo inició en el estudio de la historia de la lengua y le consiguió el puesto de lector en la Universidad de Berlín (1921-1923), durante la terrible época de la inflación, en la que cobraba un raquítico sueldo mensual de mil millones de marcos. De allí pasó como profesor de español a la Universidad de Cambridge, en dos periodos: 1924-1926, a cuyo término publicó su traducción de Retrato del artista adolescente de James Joyce, con el que se carteó, y de 1928 a 1929.

En ese último año, después de asistir al acto fundacional de la Generación de 1927 en el Ateneo de Sevilla en reivindicación de Góngora, se casó con la filóloga y escritora Eulalia Galvarriato y marcharon como profesores a Estados Unidos, donde vivieron el verano en San Francisco, en la Universidad de Stanford, y el invierno en Nueva York, en el Hunter College de la Universidad de Columbia donde también se albergaba Federico García Lorca; allí vivieron el crack del 29 y el comienzo de la Gran depresión; además dio varias conferencias.[3]

Literariamente, él mismo se consideraba miembro de la Generación del 27 solamente como crítico, y como poeta dentro de la Primera generación poética de posguerra. Colaboró en la Revista de Occidente y en Los Cuatro Vientos, y reivindicó la segunda etapa, la culterana, de la poesía de Luis de Góngora elaborando para explicarla una gran teoría de la expresión poética dentro de lo generalmente denominado Estilística, su contribución más notable a la historia de la Filología.

Hizo una edición crítica de las Soledades (1927) de este poeta, acompañada de una paráfrasis explicativa del mismo. Más tarde publicaría otras ediciones y estudios sobre este autor, tan minuciosos como era normal en la escuela filológica de Ramón Menéndez Pidal, en lo que fue ayudado por su esposa, que también colaboró en sus estudios sobre la poesía de San Juan de la Cruz.[4]

En 1931 vuelve a Inglaterra, esta vez a la Universidad de Oxford, donde permaneció dos cursos. En 1932 escribe su ensayo El crepúsculo de Erasmo y en 1933 obtuvo en una oposición presidida por Miguel de Unamuno la cátedra de Lengua y Literatura Españolas en la Universidad de Valencia, aunque pasó con su mujer el año de 1934 en la Universidad de Barcelona.

Divulga en los cursos de verano de la Universidad Internacional de Santander la lingüística de Ferdinand de Saussure y del Círculo de Praga. Por entonces edita la poesía lírica de Gil Vicente y en 1935 publica la primera edición de Poesía española, un conjunto de trabajos donde analizaba en profundidad la estilística de los clásicos españoles; su prestigio ya es tal que es nombrado miembro correspondiente de la Hispanic Society, y el curso de 1935 a 1936 lo pasó en la Universidad de Leipzig trabajando con el filólogo suizo Walther von Wartburg para ampliar sus conocimientos de Filología románica, pues pretendía asumir la cátedra que había dejado en la Universidad Central Ramón Menéndez Pidal.

Con Ortega y Gasset y otros intelectuales, estuvo refugiado durante las primeras semanas de la guerra civil en la Residencia de Estudiantes, por miedo a represalias, pues sus cuñados eran unos conocidos simpatizantes del bando sublevado. El resto de la guerra lo pasó en Valencia, donde colaboró en la revista Hora de España; en 1937 publicó La injusticia social en la literatura española y en 1939 su edición de la comedia Don Duardos de Gil Vicente y Tres poetas en desamparo.

Tras la Guerra civil española consiguió ser depurado sin sanción y en 1941 obtuvo la cátedra de Filología Románica de Menéndez Pidal (jubilado ya con 70 años) en la Universidad de Madrid; en esta última formó, entre otros importantes discípulos, a Fernando Lázaro Carreter. También fue profesor visitante en varias importantes universidades norteamericanas. En 1942 obtiene el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua por una investigación en colaboración con su mujer Eulalia Galvarriato sobre San Juan de la Cruz. Entre otras obras, en 1944 publica también poesía: Oscura noticia e Hijos de la ira, libro este que, según expresó,

Por lo cual se considera dentro de lo que él mismo definió como Poesía desarraigada de la Posguerra, una consecuencia existencial de las terribles guerras europeas que obligaron a muchos entonces a replantearse si era cierta la presunta benignidad de la naturaleza humana. En ese mismo año su amigo Vicente Aleixandre imprime su Sombra del paraíso, que obedece a la misma inspiración. Poco después, a instancia de su amigo José Antonio Muñoz Rojas, lee al poeta jesuita inglés Gerard Manley Hopkins, que influye algunos de los poemas añadidos en la segunda edición, de 1946.

En 1945 es elegido miembro de número de la Hispanic Society,[6]​ en 1948 de la Real Academia Española y en 1959 de la Real Academia de la Historia. Viaja a Estados Unidos de nuevo en 1951 y 1954; en este país dio cursos como profesor invitado en las universidades de Yale, New Haven, John Hopkins y Harvard; en 1954 descansó durante un mes en México. Se jubila en 1968, año en que le eligen director de la Real Academia de la Lengua, sucediendo a Menéndez Pidal, pero renuncia a este cargo en 1982. Fue nombrado miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua el 29 de junio de 1973.[7]​También recibió el Premio Cervantes en 1978.[8]

Tenemos que trabajar por la lengua. No movidos por un sentimiento nacionalista. Es un sentimiento de hermandad de veinte países. Nada de nacionalismos aisladores.

Su salud se deterioro rápidamente y en sus dos últimos años perdió el habla. Falleció de un infarto en enero de 1990 en su casa de Madrid. En su funeral, su esposa recitó dos versos de Hijos de la ira:

Virgen María, Madre, / dormir quiero en tus brazos hasta que en Dios despierte.[10]

La trascendencia de Dámaso Alonso, dentro de la cultura española, supera con facilidad los límites establecidos tradicionalmente en torno a la figura de un poeta, de un creador, ya que en el autor madrileño confluyen cualidades creativas, estéticas y existenciales de su obra poética, la dimensión de su obra filológica, crítica y estilística junto a una militancia constante, de medidas universales en defensa de nuestra lengua común. Con todo, no es posible enjuiciar la labor del escritor sin hacer una reflexión de su obra de estudioso.

No solo por Hijos de la ira hay que considerar al escritor un poeta extraordinario. A pesar de ser llamado por Rafael Ferreres un poeta a rachas, destaca de su obra una permanente constancia. La poesía de Alonso se ha estado elaborando durante casi setenta años si tenemos en cuenta que su primera obra Poemas puros, poemillas de ciudad comenzó a escribirse en 1918 y que su última obra publicada, Dudas y amor sobre el Ser Supremo, aparece a finales de 1985.[11]

Se clasifica como poesía pura de inspiración juanramoniana a su libro Poemas puros, poemillas de la ciudad (1924). A partir de 1939, el gran aldabonazo de la Guerra Civil y de la no menos desesperada posguerra le conmueven profundamente y publica Oscura noticia, el título de la cual procede de San Juan de la Cruz -«La noticia que te infunde Dios, es oscura»- y su obra más importante, Hijos de la ira (1944; segunda edición corregida y aumentada en 1946) donde, inspirándose en el procedimiento estilístico del paralelismo progresivo presente en la poesía bíblica de los salmos penitenciales y en la filosofía existencialista de posguerra, expresa una visión desgarrada y sombría de la condición humana, utilizando largos versículos y un lenguaje violento que da cabida al léxico vulgar y malsonante. Acusa, maldice y protesta el grotesco espectáculo del mundo, inmerso entonces en una terrible guerra global.

Siguieron a esta obra señera, que inaugura e inspira la llamada Poesía desarraigada (junto a Sombra del paraíso de su amigo Vicente Aleixandre), Hombre y Dios (1955), un lírico libro de poesía desarraigada de muy personal religiosidad. Se deja notar una impronta existencialista y es visible la influencia de James Joyce, cuya novela Retrato del artista adolescente había traducido Alonso bajo el anagramático seudónimo de Alfonso Donado en 1926. En esta temática religiosa su última incursión es Duda y amor sobre el Ser Supremo (1985).

A esta etapa corresponde también su importante labor filológica, fundamentalmente dentro del campo de la estilística, representada por los siguientes estudios: La poesía de San Juan de la Cruz (1942), Poesía española: Ensayo de métodos y límites estilísticos (1950) y Estudios y ensayos gongorinos (1955). Sus obras completas han sido editadas en diez tomos por la Editorial Gredos.

En 1957 publicó Notas gallego-asturianas de los tres Oscos, un estudio lingüístico sobre el gallego asturiano hablado en la comarca nativa de su madre. En 1969 volvió sobre el tema de la fala de los Oscos en Narraciones orales gallego-asturianas (San Martín de Oscos): I. Recuerdos de niñez y mocedad, publicadas en Cuadernos de Estudios Gallegos, a las que siguió una segunda parte en 1977, Narraciones orales en el gallego-asturiano de los Oscos. Relatos, fórmulas curativas y ensalmos de Carmen de Freixe (San Martín de Oscos), trabajo incluido en el volumen homenaje dedicado por la Universidad de Oviedo a su discípulo Emilio Alarcos Llorach.

Fundó la colección Biblioteca Románica Hispánica dentro de la Editorial Gredos y fue director de la Revista de Filología Española. Como director de la Real Academia Española procuró unir en un trabajo común a las restantes academias americanas de la lengua, a fin de evitar o retrasar la temida fragmentación lingüística del idioma. Su amplísima biblioteca especializada fue donada a su muerte a la Real Academia Española (RAE).




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