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Carlos Thays



¿Qué día cumple años Carlos Thays?

Carlos Thays cumple los años el 20 de agosto.


¿Qué día nació Carlos Thays?

Carlos Thays nació el día 20 de agosto de 1849.


¿Cuántos años tiene Carlos Thays?

La edad actual es 174 años. Carlos Thays cumplirá 175 años el 20 de agosto de este año.


¿De qué signo es Carlos Thays?

Carlos Thays es del signo de Leo.


Carlos Thays o Jules Charles Thays, según su acta de nacimiento,[1][nota 1]​ (París, 20 de agosto de 1849Buenos Aires, 31 de enero de 1934) fue un arquitecto, naturalista, paisajista, urbanista, escritor y periodista francés, que realizó la mayor parte de su obra en Argentina y varias relevantes en Uruguay.

Como Director de Paseos de la ciudad de Buenos Aires desde 1891 hasta 1920 concretó y remodeló la mayoría de espacios verdes que fueron determinantes para la conformación de la imagen urbana nacional (parques 3 de Febrero, Los Andes, Florentino Ameghino, Colón, Patricios, Chacabuco, Parque Leonardo Pereyra (Barracas, Buenos Aires), Centenario, Lezama, Avellaneda, Intendente Alvear y Parque Barrancas de Belgrano así como las plazas del Congreso, Plaza de Mayo, Rodríguez Peña, Solís, Castelli, Brown, Balcarce y otras). Construyó jardines para muy diversos edificios públicos e hizo arbolar las calles con 150.000 ejemplares.

También realizó obras paisajísticas de importancia en el resto del país destacándose el proyecto del Parque de la Independencia en en Rosario, así como otras obras en Córdoba, Paraná, Mendoza, Tucumán, Salta y Mar del Plata y construyó parques para residencias y estancias.[1]

Además de sus numerosas acciones en el urbanismo también desarrolló una gran actividad protegiendo el patrimonio natural al promover la creación del que sería el segundo parque nacional en la Argentina (el Iguazú), incentivando los estudios científicos con la formación del Jardín Botánico de Buenos Aires como centro científico de primer nivel mundial y estudiando la flora de América del Sur mediante excursiones que le permitieron conocer especies autóctonas de distintas regiones argentinas que aclimató en Buenos Aires.

Gracias a su interés por brindarle beneficios económicos a la Argentina en el cultivo industrial de la yerba mate logró develar su proceso de germinación.[1]

Carlos Thays nació en París el 20 de agosto de 1849 con el nombre de Jules Charles Thays. Era hijo de un tipógrafo belga (que murió cuando él era muy pequeño) y de una joven nacida en Versalles. Fue discípulo del renombrado arquitecto Édouard-François André, del que fue su secretario.

Cuando contaba con 41 años de edad conoció en una kermese a Cora Venturino de 16, proveniente de una familia uruguaya, con la que se casó. Tuvieron dos hijos: Ernestina y Carlos León Thays. En lo sucesivo, cada generación de la descendencia de la familia Thays adoptó la costumbre de llamar con el nombre "Carlos" a su hijo varón.

Carlos León (1894-1962) también estuvo al frente de los paseos porteños entre 1922 y 1946, y fue padre de Carlos Julio Thays quien se destacó en el diseño y ejecución de más de seiscientos parques.

A su vez, el hijo de Carlos Julio, es Carlos Thays, bisnieto entonces del francés, quien es ingeniero agrónomo.

Carlos Thays fue el creador, remodelador o ampliador de 69 plazas y paseos públicos en la ciudad de Buenos Aires y 16 en las provincias, además de haber realizado importantes obras en Uruguay.

Él mismo diseñaba y dirigía las obras; sin equipo, y solía trabajar 20 horas por día.[3]

Carlos Thays llegó a Argentina en 1889, contratado por un año luego de que fuese recomendado por su maestro André ante el empresario inmobiliario Miguel Crisol, para el diseño y ejecución de la que fue su primera obra en este país, el magnífico Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba. Al terminar su misión planeaba regresar a su país natal, pero fue demorado en Buenos Aires por el intendente Francisco Bollini, que estaba decidido a nombrarlo director de Parques y Paseos. Como Thays era un hombre de principios decidió aceptar el desafió solo si había un concurso previo, algo que gracias a sus antecedentes ganó por unanimidad a pesar de existir otros seis postulantes.[4]​ La prensa recibió complacida la noticia:

En el "informe de acción futura" que formaba parte del trabajo que cada postulante del concurso debió escribir, Thays hacía hincapié en dos conceptos que si bien ya eran conocidos en el país desde hacía un par de décadas atrás, aún no estaban suficientemente consolidados: lo natural y lo higiénico de los espacios verdes:

Y luego se refería a:

Además adelantaba lo que iba a ser su idea y motivación para la realización de bellos lugares de espacios verdes:

Desde el momento de su nombramiento participó entonces en la creación, ampliación y remodelación de gran parte de los parques y plazas públicas de todo el país. Solía decir que:

No obstante sus trabajos en diferentes provincias del interior argentino y en el exterior, sus principales contribuciones se pueden apreciar en la ciudad de Buenos Aires, donde se radicó a partir de su designación como Director de Parques y Paseos a partir de 1891. Se convirtió en el "jardinero mayor" de Buenos Aires. Esta posición le permitió influir en forma importante en el diseño de los espacios verdes de la ciudad, legado que al día de hoy aún se puede apreciar. Hacia fines del siglo XIX la ciudad casi no tenía zonas arboladas ni paseos o plazas, salvo el Parque 3 de Febrero recientemente creado por Domingo Faustino Sarmiento.

Creó el Jardín Botánico el 7 de septiembre de 1898 en Buenos Aires, que fue una de sus principales obras en el país. En su centro se encuentra la casa donde habitó con su familia (1892-1898) y como reconocimiento a su obra hay un monumento a su memoria. En el parque se puede apreciar la flora de las provincias argentinas y de varios países del mundo. En él Thays plasmó los tres tipos de diseño paisajístico: Simétrico, Mixto y Pintoresco y con un típico "espíritu" de la Belle Époque.

Ente 1891 y 1895 la Dirección de Paseos terminó 22 paseos nuevos (hasta ese momento existían 27). Entre los principales parques y plazas que Thays creó, amplió o remodeló como director deben citarse los parques Centenario, Lezama, Patricios, Los Andes, Ameghino, Colón, Chacabuco, Pereyra, Avellaneda, Intendente Alvear, Barrancas de Belgrano y las plazas Constitución, Congreso y de Mayo. No descuidó los paseos de los barrios alejados, destacándose en este sentido los trabajos en las plazas Olivera, Matheu, San Antonio -hoy Díaz Vélez- y de los parques Chacabuco, de los Patricios y Los Andes.

El estilo francés que el paisajista imprimía a sus obras puede apreciarse en muchos de estos casos (aunque en el diseño de sus jardines predominaba el estilo mixto combinación del inglés y el francés), y es una de las razones por las cuales se dice que Buenos Aires recuerda a París en muchos sentidos. Sin embargo supo aprovechar la hermosa floresta autóctona de modo que a él se debe que muchas plazas, parques y calles de Buenos Aires estén arboladas con especies del norte y del nordeste del país, como lapachos, ceibos, palos borrachos, jacarandás, tipas y yuchanes, entre otros.

Los Bosques de Palermo o Parque 3 de Febrero fueron una de las más grandes obras de remoledación encaradas por Thays, ya que cubren una importante extensión de terreno con miles de árboles y flores, un espléndido Rosedal -obra de su discípulo Benito Javier Carrasco- así como varias fuentes y monumentos, constituyéndose aun hoy día en el área verde más característica y tradicional de Buenos Aires. El arquitecto tenía como plan maestro convertir los bosques de Palermo en una suerte de Bois de Boulogne porteño. Entre otros aportes amplió el parque al agregarle una zona de lagos.

Thays desarrolló su obra en Argentina durante una época en la cual el país estaba creciendo fuertemente, producto de las intensas corrientes inmigratorias provenientes de Italia y España así como de una extraordinaria prosperidad económica que le dieron a la Argentina cierta apariencia de "ínsula europea en América del Sur". Se ha dicho que de no haber sido por la insistencia del arquitecto en mantener un elevado nivel en el diseño de plazas y paseos, muchos de los espacios públicos de la ciudad no serían lo que representan hoy. Hasta 1880 las mejoras en calles y plazas habían sido escasas y en general ligadas más a los deseos y proyectos de los vecinos. En esa década la decidida acción del intendente Torcuato de Alvear y su director de paseos el francés Eugene Courtis transformó los paseos porteños del tipo español sin vegetación al verde francés. En 1891 había solo 10000 árboles de alineación que habían sido plantados por Courtois pero esa tendencia se revirtió gracias a la iniciativa de Thays de hacer plantar ese año 21.250 ejemplares (cantidad superada recién en 1925, con el cultivo de 22.000 ejemplares).[7]

También trabajó activamente en el proceso que culminó con la creación del Parque Nacional Iguazú, en la Provincia de Misiones. Este Parque Nacional fue planificado con anterioridad a su creación definitiva, que recién tomará forma a partir de 1934 con la creación de la Dirección de Parques Nacionales. El artífice y pionero de este proceso fue Thays, quien realizó el primer proyecto de creación y ordenamiento de un Parque Nacional en el país. Él realizó un prolijo relevamiento sobre los lugares en donde podían colocarse puentes y pasarelas, así como miradores. Los fundamentos de la creación del parque fueron la protección del magnífico marco paisajístico de las Cataratas del Iguazú, junto a la exuberante selva misionera, paranaense o subtropical que las rodea, con sus especies animales y vegetales características.[1]

Además emprendió labores como urbanista proyectando el Barrio Parque, en el año 1912, en Palermo Chico, en Buenos Aires; el barrio de Carrasco, en Montevideo, proyecto de la ciudad-jardín Luro Roca (Partido de San Vicente, Provincia de Buenos Aires) y anteproyecto de Pueblo Chovet, en Santa Fe. En ellos se evidencia su gusto por el uso de las diagonales, amanzanamientos irregulares, zonificaciones y otras premisas del urbanismo pintoresquista que el introdujo en la Argentina.

Si bien Thays realizó sus principales actividades en Buenos Aires, a través de los años no se privó de encarar varios proyectos cívicos en otras ciudades y lugares de Argentina: entre otros, remodelación del Parque Sarmiento (1889) en la ciudad de Córdoba, remodelación del Parque 20 de Febrero en la ciudad de Salta (1900), creación del Parque 9 de Julio en San Miguel de Tucumán (1908), Parque Independencia en Rosario, Parque General San Martín de la ciudad de Mendoza, Parque Urquiza de la ciudad de Paraná, Parque Sarmiento de la ciudad de Azul (Buenos Aires), la Bella "Plaza 25 de Mayo" de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, el Parque Santa Ana (en donde se observa una armoniosa simetría y diseño con especies arbóreas únicas en Latinoamérica) diseñado para la hija de su compatriota Clodomiro Hileret, dueño del histórico ingenio azucarero tucumano Santa Ana en Tucumán; el Paseo General Paz y Boulevard Marítimo en Mar del Plata (desaparecido en 1903 para la construcción del Casino y el Hotel Provincial), así como el proyecto de una ciudad-anfiteatro (la Mansión de Invierno) en la ciudad de Empedrado en la Provincia de Corrientes.

Su obra articuló la trama urbana de la ciudad, creando un sistema de bulevares y arboledas de calles que junto al embellecimiento de los espacios verdes logró generar una clase de espacio público con funciones recreativas, de contemplación y de paseo; algo que hasta entonces no había sido concebido. Consideraba que los parques no tenían por qué ser exclusivos de las clases altas y contribuyó al espacio colectivo al diseñar áreas para juegos infantiles, gazebos para bandas de música, áreas deportivas y baños de uso público. En los parques de mayor superficie solía incluir caminos curvos, rotondas, lagos, puentes y a veces equipamiento deportivo y sanitario, mientras que para los de menor tamaño prefería utilizar diseños más regulares y simétricos, con excepción del Parque Centenario de Buenos Aires que es totalmente radial y le suma un barrio de viviendas obrera que lo encerraba como un anillo.

La transformación que hizo de Buenos Aires fue tan espectacular que rápidamente se hizo reconocido. La revista Caras y Caretas publicó en su número 169 de diciembre de 1901 una caricatura suya, firmada por José María Cao Luaces, en la que lo llamó el “jardinero de la Nación”.

Fue además el director de tesis del destacado paisajista argentino Benito Javier Carrasco, quien se graduó con dicha tesis en el año 1900. En esta tesis Carrasco evaluaba el escaso desarrollo de los estudios paisajísticos y urbanísticos en el país y daba inicio a su labor por el impulso de los estudios académicos y teóricos sobre la materia.[8]

Carlos Thays también realizó importantes urbanizaciones con parquización en Uruguay, en donde se destacan el barrio de Carrasco (Montevideo), el Bulevar Artigas, la Plaza Independencia (Montevideo), el Parque Batlle,[9]​ el Parque José Enrique Rodó,[10]​ la ornamentación de la Plaza de Cagancha,[11]​ y los jardines del castillo de Idiarte Borda.[12]

Una plaza del barrio Carrasco lleva el nombre de "Carlos Thays" en su memoria y agradecimiento a su labor.

Carlos Thays, además de su incansable actividad en el sector público, como paisajista sobresalió en la tarea privada. Las élites argentinas apreciaron sus dotes profesionales y lo contrataron.

Esta simbiosis le permitió realizar eximios trabajos en las tierras de la aristocracia de su época creando bellísimos parques particulares, muchos de las cuales están hoy abiertos al público. En general presentaban un mismo patrón de diseño: incorporaba el agua, ya sea en forma de lago, riacho, estanque o fuente y luego agregaba esculturas, pérgolas, o abras para ver campos cercanos. Alrededor de la casa principal el jardín era de estilo francés, rígido y geométrico, mientras que para el resto del parque dejaba que la naturaleza se adentrara con el entorno, buscando un diseño más libre y salvaje.[3]

Entre las numerosas obras privadas en la provincia de Buenos Aires, se destacan las de las estancias: Villa María, de la familia Pereda, en la localidad de Máximo Paz; La Candelaria, de los Piñero, en Lobos (de castillo estilo francés, parquizó 100 hectáreas e introdujo 240 especies como araucarias, palmeras, ombúes, casuarinas y pinos); Un Durazno, de Carlos Díaz Vélez, en Rauch; San Luis, de Mercedes Saavedra Zelaya, en Junín; San Pablo, de los Egaña-Díaz Vélez, en Monte; Dos Talas, de la familia de Pedro Luro, en Dolores; La Porteña, de los Guerrico-Güiraldes, en San Antonio de Areco (aquí sembró eucaliptos, cedros del Líbano, robles y una avenida de acceso con un árbol originario del Mediterráneo, el almez), La Rica, de los López, en Chivilcoy y La Larga y La Argentina, ambas del expresidente Julio Argentino Roca, en Daireaux y San Andrés de Giles respectivamente. A ellas se suman, además, las estancias: La Concepción, en Lobos; La Cautiva, en Coronel Vidal; La Benquerencia, en San Miguel del Monte; San Eliseo, en San Vicente; La Tradición, en Moreno, El Mirador, en Cañuelas y el chalet con parque para la familia Sansinena en General Daniel Cerri.

En la provincia de Córdoba, Thays diseñó los parques de los establecimientos: La Paz, también del expresidente Julio Argentino Roca, en Ascochinga, Provincia de Córdoba, el parque del Chateau Carreras al oeste de la ciudad de Córdoba y los jardines del Palacio Ferreyra (1913) en la misma ciudad.

Pero la labor particular del señor jardín no se limitó a los parques y jardines de los ricos sino que tanto trabajó para los estancieros como para los obreros. Estuvo siempre dispuesto a construir plazas, a solicitud de los vecinos que se así se lo pidieran.

Para promover la plantación de árboles tuvo la idea de instaurar, el 11 de septiembre y en conmemoración del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, el día del árbol. Era la forma a través de la cual se acercó a todos los vecinos y a los alumnos, en particular, que concurrían a las plazas a plantar árboles.

Junto al Perito Moreno y otras destacadas figuras fundó el 4 de julio de 1912 la Asociación de Boy Scouts Argentinos.

Carlos Thays fue un estudioso de la flora sudamericana y realizó numerosas excursiones científicas que le sirvieron para conocer especies autóctonas argentinas y aclimatarlas en el Jardín Botánico de Buenos Aires. Sus experiencias las describió en un libro llamado Les Fôrets naturelles de la République Argentine (1913).

Realizó una travesía por el lago Nahuel Huapi y Chile, por Córdoba y San Luis, Entre Ríos y Corrientes, Santa Fe, Chaco y Formosa, provincia de Buenos Aires y Misiones (tal vez la provincia que lo dejó más impactado por su selva, en la cual estudió, fotografío y valoró diversos árboles) y la región noroeste (Salta, Tucumán y Jujuy), donde conoció al árbol de la tipa, árbol al que consideró magnífico, útil e ideal para ciudades no muy frías. Así como con este último árbol, fueron muchos otros los que vio en sus diferentes recorridas y luego fueron introducidos por él en la ciudad de Buenos Aires para adornarla con extensas arboledas, tales como el lapacho, el ceibo, el jacarandá y el palo borracho.[1]

En su viaje por las cataratas del Iguazú se preocupó por el saqueo de la forestación y por la depredación y espíritu de especulación que existirían si las riquezas forestales de esa zona se dejaban al alcance de cualquiera.

A fines del siglo XVIII, luego de la expulsión de los jesuitas, los yerbales de mate (Ilex paraguariensis), se fueron perdiendo como explotación productiva. Su reposición se hizo difícil pues se desconocían los métodos que habían permitido a los jesuitas producir la germinación a escala industrial.[1][13]

A principios del siglo XX, en Argentina sólo se cosechaba yerba mate silvestre. Ante la necesidad de importar la yerba desde Brasil y Paraguay para satisfacer el consumo interno y la manera en que se arrasaban los yerbales existentes para cosechar sus hojas, Thays investigó los métodos de germinación de las semillas. Esto ya había sido intentado por el naturalista Aimé Bonpland, quien había vivido en la actual provincia de Corrientes, pero sus estudios habían fracasado.[1][13]

En 1895 recibió las primeras semillas de yerba mate y gajos de plantas. Los gajos no prosperaban pero logró hacer germinar las semillas al someterlas a una prolongada inmersión en agua a elevada temperatura.[13]

Comenzó así a difundirse su metodología con lo que comenzó la plantación y cultivo de la planta de yerba mate en toda la Mesopotamia, hecho que dio paso a una importante industria.

Su método llegó a publicarse en el Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura del Paraguay.[13]​ Debido al éxito obtenido, la Dirección de Agricultura y Ganadería de la Nación Argentina confirmó la eficacia del sistema Thays y lo divulgó en la región noreste del país.[1]

El Jardín Botánico de Buenos Aires fue el resultado de las investigaciones desarrolladas por Thays sobre las características forestales de nuestro país y a partir de las cuales propuso proyectos para la formación de parques nacionales, con el fin de preservar los conjuntos más valiosos de Argentina.

Fue el 22 de febrero de 1892 que elevó a la Intendencia Municipal, a cargo de Francisco Bollini, un proyecto exponiendo la necesidad de crear un jardín botánico de aclimatación para objetivos científicos, recreativos y paisajísticos, aconsejando hacerlo en el lugar que ocupa actualmente y en el que funcionaban en ese entonces el Departamento Nacional de Agricultura y el Museo Histórico Nacional. Primeramente rellenó el sitio con tierra más fértil de otras regiones.[15]​ Lo inauguró el 7 de septiembre de 1898.[16]​ Con el tiempo Thays convirtió al Jardín Botánico en un centro de investigación botánica de relevancia internacional.

Jules Huret, periodista francés en aquella época del diario Le Figaro y del diario La Nación de la Argentina, manifestó:

Carlos Thays también fue escritor y periodista. Fue autor del primer libro argentino sobre paisajismo, dedicado al Jardín Botánico de Buenos Aires y editado en 1910 por la casa de Jacobo Peuser. En él relató la historia del Jardín e hizo un aporte científico al enumerar las colecciones botánicas que allí formó.

En Francia fue redactor de la Revue Horticole durante diez años. Este fue uno de los órganos periodísticos más importantes sobre jardinería en la Europa de los siglos XIX y XX.

En su informe de marzo de 1912 sobre la zona de las Cataratas del Iguazú, elevado al Gobierno Nacional, se encuentran 103 espectaculares fotografías de la expedición que comandó Thays y relató el viaje y su propuesta de crear allí un Parque Nacional. Esto recién se concretó en 1934.

Escribió un texto denominado "Les fôrets naturelles de la République Argentine", escrito para el Congreso Internacional de Bosques de París, en 1913, que describe los bosques y bellezas de la Argentina, en especial de las Cataratas del Iguazú y del lago Nahuel Huapi.

Fue autor de numerosos informes y memorias de trabajos.

El amor que Thays tuvo por la uruguaya Cora Venturino le llevó a familiarizarse con el país e integrarse a él.

Comprometido con el país que lo albergó y con la colectividad francesa del mismo, ocupó cargos en muy diversas instituciones: vicepresidente de la Société Philantropique du Río de la Plata, presidente del Club Francais, presidente del Comité des Sociétés Francaises, vicepresidente del Comité del Centenario, Presidente del Comité Patriótico, miembro del Comité de los Aliados, miembro honorario de la Sociedad Rural Argentina, de la Sociedad Central de Arquitectos, de la Sociedad de Horticultura y de la Sociedad Forestal.

Su nieto, que lo conoció solo hasta los ocho años, lo ha descripto como muy alegre, y recordaba que si bien dominaba perfectamente el español no dejaba de entonar canciones de su país natal y en especial La Marsellesa.[1]

El destacado médico, periodista y político francés Georges Clemenceau opinó en 1911

Jules Huret dejó testimonio de cuanto se lo quería al afirmar que lo consideraba

Trabajaba ya sea para el estanciero más poderoso como para el vecino más humilde

Carlos Thays falleció en Buenos Aires, el 31 de enero de 1934.

Una gran multitud, formada en gran parte tanto por estudiantes como obreros, acompañó sus restos al Cementerio de la Chacarita.[1]

El prestigioso arquitecto René Karman lo despidió con estas palabras

Carlos Thays tuvo, a lo largo de los años, diversos reconocimientos:

Las siguientes listas han sido obtenidas del libro Carlos Thays. Un jardinero francés en Buenos Aires. de Sonia Berjman[1]

(los paseos llevan el nombre con el cual son conocidos actualmente)

Y otros paseos que ya no existen.

Trabajos públicos en el interior

Otras obras:

Jardines de residencias:

Parques de estancias:

Esta lista se confeccionó recopilando los datos documentales de los planos originales existentes en el Archivo Thays.



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