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Colonización francesa de América



¿Dónde nació Colonización francesa de América?

Colonización francesa de América nació en Francia.


La colonización francesa de América se inició en el siglo XVI por Samuel de Champlain y prosiguió hasta el siglo XVIII. Francia construyó su primer imperio colonial en América del Norte, denominado Nueva Francia, el cual se extendía desde el golfo de San Lorenzo hasta las Montañas Rocosas al oeste y hasta el golfo de México por el sur. Los franceses colonizaron igualmente las Antillas: Saint-Domingue, Santa Lucía y la Dominica, así como Guadalupe y Martinica. En América del Sur, los franceses intentaron establecer tres colonias, de las cuales solo una sobrevivió hasta nuestros días: la Guayana Francesa- Durante este período de colonización, los franceses fundaron, a partir de 1608 en Quebec, la Nueva Francia en sus «provincias» de Acadia, Canadá (Nueva Francia), el Pays d'en Haut (Grandes Lagos) y de Luisiana, Montreal y Bâton-Rouge, Detroit, Mobile, La Nouvelle-Orléans o Saint-Louis, actualmente ubicados en los Estados Unidos.

Los franceses exploraron primero el «nuevo mundo» buscando un pasaje hacia las Indias. La exploración francesa de América del Norte comenzó durante el reinado del rey Francisco I. En 1524, envió (gracias a los barcos del normando Jéhan Ango) a Giovanni da Verrazano para explorar la región entre Florida y Terranova, para descubrir un paso hacia el océano Pacífico. Aunque no descubrió esa ruta, Verrazano se convirtió en el primer europeo en explorar gran parte de la costa atlántica de los actuales Estados Unidos y Canadá. Diez años después, Francisco I envío a Jacques Cartier a explorar la costa de Terranova y el río San Lorenzo.


Los dos primeros viajes de Cartier tenían como objetivo encontrar un pasaje hacia Oriente, mientras que el tercero, buscaba descubrir el legendario reino de Saguenay y el establecimiento de una colonia permanente en las orillas del San Lorenzo. En 1534 llegó al territorio de los iroqueses, específicamente al campamento de Stadakoné y secuestró a los dos hijos del jefe para llevárselos a Francia. En 1535 volvió y llegó hasta la villa mohawk de Hochelaga, a la que puso el nombre de La Chine. También fue el primero en llevar las enfermedades, en enrolar indios a la fuerza y en llevar una conducta violenta, que provocó enfrentamientos con los Iroqueses. En agosto de 1541, la expedición francesa con 500 colonos a su cargo, que buscaba conquistar el territorio, se vio obligada a establecer una colonia fortificada debido a la resistencia de los Iroqueses, el fuerte se llamó Charlesbourg-Royal, en el sitio del actual distrito de Cap-Rouge en Quebec. Un segundo fuerte fue construido sobre un acantilado que dominaba la colonia, para mejorar su protección. Después de haber dado a todos un trabajo que hacer, el 7 de septiembre, Cartier salió en un barco para un reconocimiento, con una pequeña escolta, en busca de ese famoso reino de Saguenay. Sin embargo, el mal tiempo y los rápidos evitaron que llegase al río Ottawa.


Cartier regresó a Charlesbourg-Royal y se encontró a la colonia luchando contra los iroqueses por su supervivencia. Después de un invierno difícil, Cartier fue consciente de que la falta de mano de obra y de recursos para proteger el fuerte y encontrar el reino de Saguenay. Regresó a Francia en junio de 1542. Ese mismo mes llegaron 3 barcos franceses con 300 colonos más. tras la partida de Cartier el sieur de Roberval tomó el mando de Charlesbourg-Royal como Teniente General de la Nueva Francia, cargo concedido por el Rey. Al trascurso de un año la colonia se vio frustrada en sus intentos de conquista sobre todo por la hostilidad de los nativos iroqueses que con sus continuos ataques llevaban a los colonos a la desesperación[1]​, lo que hace que a finales de 1543 los franceses decidan escapar del asedio Iroqués y volver a Francia. La ubicación precisa de esa colonia fue un misterio para los historiadores debido a que fue destruida por los iroqueses, hasta el reciente descubrimiento por los arqueólogos (agosto de 2006) de sus restos, incluido un plato que probablemente perteneció a Roberval.[2]

En 1562, Carlos IX, a instancias del almirante Gaspar de Coligny, envió al normando Jean Ribault y un grupo de colonos hugonotes para intentar colonizar la costa atlántica y fundar ahí una colonia en un territorio que llevaría el nombre de la Florida francesa. Descubrieron la sonda de Port Royal y una isla, que más tarde se llamará Parris Island, en la actual Carolina del Sur, sobre la que construyeron un fuerte llamado Charlesfort. El grupo, dirigido por René Goulaine de Laudonnière se desplazó hacia el sur donde fundaron el fort Caroline en el río St. Johns, en Florida, el 22 de junio de 1564.

Esto irritó a los españoles que consideraban la Florida suya y se opusieron a los colonos protestantes por razones religiosas. En 1565, Pedro Menéndez de Avilés lideró un grupo de españoles y fundó San Agustín, a 60 kilómetros al sur del fuerte Caroline. Temiendo un ataque español, Ribault planeó mover la colonia, pero una tormenta repentina destruyó su flota. El 20 de septiembre de 1565, los españoles, comandados por Menéndez de Avilés, atacaron el fuerte Caroline y masacraron a sus ocupantes, incluido Jean Ribaut.

El interés francés por la Nueva Francia se centró primero en las pesquerías de los Grandes Bancos de Terranova. Sin embargo, a comienzos del siglo XVII, Francia se interesó más por el comercio de pieles en América del Norte. El puesto de Tadoussac fue fundado en 1600. Cuatro años más tarde, Samuel de Champlain hizo su primer viaje a Nueva Francia en una misión de comercio de pieles. Aunque no tuvo un mandato oficial durante este viaje, esbozó un mapa del río San Lorenzo y escribió, a su regreso a Francia, un informe titulado Des sauvages[3]​ (relación de su estancia en una tribu de Montagnais cerca de Tadoussac).

Encargado por Enrique IV de informar sobre sus descubrimientos, Champlain participó en otra expedición a Nueva Francia, en la primavera de 1604, dirigida por Pierre Dugua de Mons. Ayudó a fundar el asentamiento de la Île Sainte-Croix, el primer asentamiento francés en el Nuevo Mundo, que será abandonado el invierno siguiente. La expedición fundó luego la colonia de Port-Royal. En 1608, Champlain fundó un puesto de pieles que se convirtió en la ciudad de Quebec, estableciéndose como la capital de Nueva Francia. En la ciudad de Quebec, Champlain forjó alianzas entre Francia y los hurones y los outaouais contra sus enemigos tradicionales, los iroqueses. Champlain y otros viajeros franceses continuaron explorando Norteamérica, utilizando la canoa de corteza de abedul, para moverse rápidamente a través de los Grandes Lagos y de sus afluentes —desde el Pays d'en Haut hasta la Luisiana—. En 1634, el explorador normando Jean Nicolet había llevado su exploración hacia el oeste hasta el actual estado estadounidense de Wisconsin. Tras la capitulación de Quebec frente a los hermanos Kirke, los ingleses ocuparon la ciudad de Quebec y la Acadia desde 1629 hasta 1632. Samuel de Champlain fue hecho prisionero y se produjo la quiebra de la Compagnie des Cent- Associés. Tras el Tratado de Saint-Germain-en-Laye, Francia recuperó la posesión de la colonia en 1632

El comandante de Ile Bouchard (Touraine), Isaac de Razilly, dejó Auray en Bretaña en julio de 1632 con otras dos turoneses Nicolas Denys y Menou de Charnizay y 300 hombres de élite (cuyos nombres y orígenes se desconocen) y 3 capuchinos -Theophrastus Renaudot en la Gazette de France en 1632 relata este viaje desde Razilly a Acadia partiendo desde Auray.

La ciudad de Trois-Rivières fue fundada en 1634. En 1642, el angevino Jérôme Le Royer, sieur de La Dauversière fundó Ville-Marie (futura Montreal) que era, en ese momento, solo un fuerte que servía de protección contra los ataques iroqueses (la primera gran guerra iroquesa duró desde 1642 hasta 1667).

A pesar de esta rápida expansión, la colonia se desarrolló muy lentamente. Las guerras iroquesas y las enfermedades fueron las principales causas de muerte en la colonia francesa. En 1663, cuando Luis XIV instituyó el gobierno real, la población de la Nueva Francia tenía solo 2500 habitantes europeos. Ese año, para aumentar la población, Luis XIV envió entre 800 y 900 «filles du Roy» para convertirse en esposas de los colonos franceses. La población de Nueva Francia aumentó a 7000 en 1674, y 15 000 en 1689.

Desde 1642 hasta 1701, los colonos franceses se encontraron en guerra de forma casi incesantemente en las Guerra de los Castores. De 1689 a 1697, lucharon contra los ingleses en la guerra de la Liga de Augsburgo. La guerra contra los iroqueses continuó incluso después del Tratado de Ryswick, hasta 1701, cuando ambas partes acordaron la paz. Luego, la guerra contra los ingleses se reanudó, en la Guerra de Sucesión española. En 1690 y 1711, la ciudad de Quebec resistió con éxito los ataques de la marina inglesa y luego de la armada británica. Sin embargo, los británicos aprovecharon la segunda guerra. Con la firma de los tratados de Utrecht en 1713, Francia cedió a Gran Bretaña la Acadia (con una población de 1700), Terranova y la bahía de Hudson.

Bajo el Consejo soberano, el poblamiento de la colonia progresó más rápidamente. Sin embargo, la velocidad de poblamiento estaba lejos de lo que estaba sucediendo en el sur en las trece colonias británicas. A mediados del siglo XVIII, la Nueva Francia tenía 60 000 habitantes mientras que las colonias británicas tenían más de un millón. Esto colocó a la colonia en una gran desventaja militar contra los británicos. La guerra entre las colonias se reanudó en 1744, durando hasta 1748. Una guerra final y decisiva comenzó en 1754. Los franceses fueron ayudados por sus muchas alianzas con los amerindios, pero generalmente eran superados en número en los campos de batalla.

En Acadia (rebautizada como Nueva Escocia), la población de origen francés alcanzó más de 15 000 habitantes en 1755, pero la guerra trajo efectos devastadores. Ese año, el gobernador británico exigió que los acadianos jurasen lealtad a Gran Bretaña. La mayoría se negó, y fueron expulsados de la colonia. (Ver el artículo Deportación de los acadianos).

En septiembre de 1759, los británicos, dirigidos por el general-mayor James Wolfe, atacaron a los franceses en la ciudad de Quebec después de un asedio de diez semanas. Los franceses, liderados por el marqués Louis-Joseph de Montcalm, intentaron defenderse a pesar de la abrumadora inferioridad numérica. Mientras las fuerzas británicas subían a un acantilado para luchar contra los franceses en las llanuras de Abraham, frente a la ciudad de Quebec, la flota británica bombardeaba la ciudad. Los británicos, superiores en número y tácticas, ganaron. En 1760, los británicos atacaron Montreal. La ciudad, rodeada, se rindió sin luchar. La derrota francesa fue formalizada por el Tratado de París en 1763

El 17 de mayo de 1673, los exploradores Louis Jolliet y Jacques Marquette de la Nueva Francia comenzaron a explorar el río Misisipi, que conocían con el nombre sioux ne tongo, «el gran río», o incluso el miami-ilinués (illinois) missisipioui, de igual sentido. Llegaron hasta la desembocadura del Arkansas, luego se volvieron ascendiendo río arriba, después de enterarse de que fluía hacia el golfo de México y no hacia el mar de California (océano Pacífico).

En 1682, el normando René Robert Cavelier de La Salle y el italiano Henri de Tonti descendieron a su vez el Misisipi hasta su delta. Partieron del Fort Crèvecœur en el río Illinois, acompañados por 23 franceses y 18 amerindios.[4]​ En abril de 1682 llegaron a la desembocadura del Misisipi y erigieron allí una cruz y una columna que llevaba las armas del rey de Francia. La expedición salió por el mismo camino hacia Canadá y La Salle regresó después a Versalles. Allí, convenció al ministro de la Marina de que le otorgase el mando de Luisiana. Sugirió que estaba cerca de Nueva España dibujando un mapa en el que el Misisipi parecía mucho más al oeste que su curso real. Estableció una expedición marítima con cuatro barcos y 320 emigrantes,[5]​ pero se convirtió en un desastre: no pudo encontrar el delta del Misisipi y fue asesinado en 1687.

En 1698, Pierre Le Moyne d'Iberville abandonó La Rochelle y exploró el área de la desembocadura del Misisipi. Se detuvo entre Isle-aux-Chats (hoy, Cat Island) y Isle de Surgeres (rebautizada como Isle-aux-Vaisseaux, ahora Ship Island) el 13 de febrero de 1699, luego continuó sus exploraciones al continente, a Biloxi, con su hermano Jean-Baptiste Le Moyne de Bienville. Allí construyó un fuerte precario, llamado «Maurepas» (más tarde «Vieux Biloxi»), antes de regresar a Francia. Regresó dos veces al golfo de México y estableció un fuerte en Mobile en 1702. De 1699 a 1702, Jean-Baptiste Le Moyne de Bienville fue gobernador de Luisiana. Su hermano le sucedió de 1702 a 1713. Fue nuevamente gobernador de 1716 a 1724 y de 1733 a 1743. En 1718, Le Moyne de Bienville encargó una expedición francesa a Luisiana. Fundó la ciudad de Nueva Orleans, en homenaje al regente, el Felipe II, duque de Orleans. El arquitecto Adrien de Pauger dibujó el plano ortogonal (Le Vieux Carré).

La exploración francesa del oeste continuó hasta el siglo XVIII. En 1714, Louis Juchereau de Saint-Denis remontó el río Rojo y llegó al Río Grande. El mismo año, Étienne Véniard de Bourgmont navegó en el Misuri. En 1721, Jean-Baptiste Bénard de la Harpe remontó el río Arkansas en el país de los caddo. La zona de influencia francesa se extendió considerablemente y esos viajes sentaron las bases para el reconocimiento del Salvaje Oeste. En 1738, el comerciante de pieles Pierre de la Verendrye llegó entre los mandans del curso alto del Misuri, convirtiéndose en el primer europeo en entrar en Dakota del Norte y Manitoba. En 1739, Pierre y Paul Mallet descubrieron una cadena de montañas más cercana a la fuente del río Platte, que los nativos americanos llamaban las «Montañas Rocosas», convirtiéndose en los primeros europeos en dar cuenta de esta cadena inexplorada.

La Luisiana permaneció francesa hasta 1762, cuando fue cedida a España como compensación por la pérdida española de la Florida. Sin embargo, la colonia se mantuvo culturalmente francesa y atrajo a unos 4000 acadianos, que habían sido expulsados de su colonia en 1755. Muchos de sus descendientes aún viven en el área conocida como Acadiana.

En 1800, el tratado de San Ildefonso, que contemplaba la cesión de Luisiana occidental y de Nueva Orleáns a Francia a cambio del ducado de Parma, se firmó en secreto. En enero de 1803, el rey de España entregó Luisiana a Francia. Sin embargo, Napoleón Bonaparte decidió no mantener ese inmenso territorio. Dictado por el fracaso de la expedición de Santo Domingo y también por la ruptura de la paz con el Reino Unido, tomó la decisión de vender Luisiana a los jóvenes Estados Unidos de América en abril de 1803.

Los franceses fueron capaces de recuperar por poco tiempo algunas de sus antiguas posesiones, durante la Era napoleónica, con el tratado de San Ildefonso; sin embargo, Francia no tenía la armada para suministrar a sus dominios norteamericanos —el bloqueo del Imperio francés fue una parte clave de la estrategia británica contra Napoleón— y porque Francia no quería que sus posesiones cayeran a manos de los británicos, Napoleón vendió esta Luisiana colonial a los Estados Unidos, una operación referida como la compra de Luisiana. Este hecho tuvo lugar el 3 de mayo de 1803 y la indemnización fue de 15 millones de dólares, una considerable suma para el joven estado americano. No obstante, la tierra era extensa —desde Nueva Orleáns hasta Montana— y desde los días coloniales británicos, la Luisiana Francesa había empezado a parecer una barrera al potencial expansivo más allá de los Apalaches. La compra abrió el camino para los colonizadores del siglo XIX.

Durante los primeros viajes de Colón se habían establecido asentamientos en la isla de La Española, primero el Fuerte de La Navidad (1492), luego la colonia de La Isabela (1493) y finalmente Santo Domingo (1496). Pese a la temprana colonización, los españoles no fueron capaces de mantener el control sobre la parte occidental de la isla, convirtiéndose así un refugio para la creciente actividad pirata en el mar Caribe.

Tratando de defenderse de los ataques piratas, el Rey de España ordenó en 1606 a toda la población de La Española trasladarse a Santo Domingo, lo que no hizo sino facilitar el asentamiento permanente de bucaneros franceses en la Isla de la Tortuga a partir de 1625. La Corona Francesa reconoció oficialmente los asentamientos en La Española a comienzos de la década de 1660, fundándose el asentamiento de Cap-Français (en el actual Cap-Haitien y cerca de las ruinas de la colonia española de Puerto Real, abandonada en 1578) que serviría de capital para la colonia de Saint-Domingue. Finalmente, en 1697 España reconoció la soberanía francesa sobre el tercio occidental de La Española según el Tratado de Ryswick.

Durante el siglo XVIII Saint-Domingue fue una próspera colonia gracias al comercio de azúcar y a su función como astillero, llegando a ser conocida como "La Perla del Caribe". Este comercio de azúcar y las grandes plantaciones existentes trajeron consigo la llegada masiva de esclavos africanos, que llegaron a superar en gran medida a la población de origen europeo hasta que el 22 de agosto de 1791 comenzó una gran rebelión de los esclavos que dio lugar a la independencia de Haití en 1804.

Entre 1555 y 1567 los hugonotes franceses bajo el liderazgo del vicealmirante Nicolas Durand de Villegaignon intentaron establecer la colonia de Francia Antártica (cerca de Río de Janeiro en lo que es hoy Brasil), pero fueron rechazados por los portugueses. Entre 1612 y 1615, se llevó a cabo un segundo intento al establecer la colonia de Francia Equinoccial (en el actual São Luís, Brasil) que acabó igualmente con la expulsión de los franceses por tropas portuguesas.

La Guayana Francesa fue colonizada por primera vez por los franceses en 1604, aunque los primeros asentamientos fueron abandonados debido a la hostilidad de los indígenas y las enfermedades tropicales. El asentamiento de Cayenne se estableció en 1643 pero fue abandonado.



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