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Embalsamamiento



El embalsamamiento, momificación o mirlado es una práctica tanatopráxica que utiliza generalmente sustancias químicas, en especial resinas o bálsamos, y cuyo objetivo es preservar la integridad de los cadáveres, evitando su putrefacción.

Las referencias más antiguas de la práctica se remontan al antiguo Egipto; sin embargo, se ha descrito que la preservación de los cadáveres también se acostumbraba entre las culturas sudamericanas —particularmente en el caso de la cultura Chinchorro, en el norte de Chile, la primera del mundo en momificar artificialmente a sus muertos,[1]​ y también entre los incas en Perú —mediante diversos procesos y técnicas diferentes a las egipcias.[2][3]​ Cuando lo que se trata de preservar son animales, se denomina taxidermia.

En la actualidad, se han sometido a un proceso de embalsamamiento los cuerpos de personajes como Lenin (1924), Eva Perón (1952), Hồ Chí Minh (1969) y Mao Zedong (1976).

En el antiguo Egipto enterraban, inicialmente, a sus muertos en la caliente arena del desierto, en recipientes con hierbas, lo que provocaba que los restos se disecaran rápidamente, previniéndolos así de la descomposición; posteriormente eran sepultados. Más tarde, comenzaron a construir mastabas de adobe, e idear el complejo proceso de la momificación y los rituales asociados con el entierro que dieron origen a los ritos funerarios.

La práctica se originó debido a la creencia en la inmortalidad del espíritu humano, según la mitología egipcia, dando lugar al desarrollo del embalsamamiento y la momificación, para poder preservar la identidad del individuo en el más allá, de acuerdo con sus costumbres. También creían que para pasar con éxito el Juicio de Osiris, el cuerpo debía conservarse intacto. Descubren que el cuerpo simplemente enterrado no tarda en estropearse y buscando una razón con el tiempo dan con la solución: el cuerpo tiene mucha agua lo que hace que se descomponga con facilidad.

Aprendieron a extraer del cuerpo los órganos, la sangre y todo aquello que facilitase su descomposición, al final los enterraban en la arena del desierto y después de un tiempo empezaron a tratarlo con natrón, lo que era mucho más costoso e hizo que hubiera dos tipos de enterramientos: los de aquellos que tenían pocos bienes y los de aquellos que tenían mucho, o lo suficiente como para permitirse un mineral tan "raro" como el natrón. Uno de los peores castigos era tirar el cuerpo al agua o arrojarlo al fuego, haciendo imposible la inmortalidad de esa persona.

Además debían comportarse en vida, lo cual se comprobaba con una balanza en la que se colocaban el corazón (los actos) y la pluma (la justicia), si el corazón pesaba lo mismo o menos era una persona pura y se le otorgaba la inmortalidad, si no era una persona pura su corazón era comido por Ammyt, «la que destruye los malvados», representada normalmente sentada y es el nombre egipcio del normalmente denominado «devorador». Estaba compuesto por una parte leona, una parte hipopótamo y otra parte cocodrilo.

El embalsamamiento egipcio alcanzó su máximo desarrollo alrededor de la cuarta dinastía. Casi todas las vísceras eran retiradas, excepto los riñones y el corazón, y la cavidad corporal se trataba con una disolución de natrón. Después, el cuerpo se recubría completamente con natrón pulverizado.

La persona encargada de efectuar el corte inicial del cuerpo con un cuchillo de piedra, a un lado del abdomen, era elegida en la ceremonia y posteriormente sometido a un ritual de persecución y lapidación, ya que constituía una ofensa dañar el cuerpo del faraón, incluso después de su muerte física.

Después de extraerlo del natrón, el cuerpo era recubierto, tanto por dentro como por fuera, con resina para preservarlo, se envolvía con vendajes de lino, engarzando escarabeos, amuletos y otros talismanes religiosos. En el caso de la realeza, eran colocados dentro de una serie de ataúdes jerarquizados, siendo el exterior un sarcófago de piedra, normalmente. Los intestinos, pulmones, hígado y estómago eran preservados por separado y almacenados en los vasos canopos, quedando protegidos así por los cuatro hijos de Horus.

Dos papiros describen el ritual del embalsamamiento, aunque de forma incompleta: el conocido como "Papiro 3 de Bulaq", el más extenso, que se halla en el Museo Egipcio de El Cairo, y el papiro número 5.158, que se encuentra en el Museo del Louvre.

Heródoto, el historiador griego del siglo V a. C., en su Historia, Libro II, Euterpe, expone el modo de embalsamamiento egipcio:[4]

LXXXVII. Otra es la forma con que preparan el cadáver los que, contentos con la medianía, no gustan de tanto lujo y primor en este punto. Sin abrirle las entrañas ni extraerle los intestinos, por medio de unos clísteres llenos de aceite de cedro, se lo introducen por el orificio, hasta llenar el vientre con este licor, cuidando que no se derrame después y que no vuelva a salir. Adóbanle durante los días acostumbrados, y en el último sacan del vientre el aceite antes introducido, cuya fuerza es tanta, que arrastra consigo en su salida tripas, intestinos y entrañas ya líquidas y derretidas. Consumida al mismo tiempo la carne por el nitro de afuera, sólo resta del cadáver la piel y los huesos; y sin cuidarse de más, se restituye la momia a los parientes.

LXXXVIII. El tercer método de adobo, de que suelen echar mano los que tienen menos recursos, se deduce a limpiar las tripas del muerto a fuerza de lavativas, y adobar el cadáver durante los setenta días prefijados, restituyéndole después al que lo trajo para que lo vuelva a su casa.

Los faraones de las primeras dinastías fueron considerados inmortales y eran los únicos seres que podrían seguir viviendo en el más allá. Posteriormente, los nobles y los altos jerarcas se consideraron merecedores de disfrutar de vida eterna, adoptando también rituales similares de momificación y enterramiento, extendiéndose esta facultad a la mayoría de la población con el paso de los siglos, al evolucionar los sistemas de creencias religiosas. En la Biblia, se menciona que tanto el patriarca Jacob como su hijo el visir José fueron embalsamados tras sus respectivos fallecimientos (Génesis) aunque los hebreos no llevaban a cabo dicha práctica funeraria.

También fueron embalsamadas otras criaturas que se consideraban encarnaciones vivientes de los dioses o sus manifestaciones. Se han encontrado en estado momificado: toros, ibis, cocodrilos, gatos, babuinos, serpientes, percas del Nilo, etc. Estos disponían, en algunas poblaciones, de necrópolis o complejos funerarios específicos, como el Serapeum de Saqqara.

Se sabe que está en un buen funcionamiento cuando están conectadas todas las partes de manera que no exista alguna fuga. Una bomba de inyección en línea a la cual pueden estar unidos, de forma individual o conjunta, un bombín de alimentación y un variador de avance. La identificación del conjunto de bomba es posible por un número ya que se utilizan combinaciones alfanuméricas, del 0 al 10 aproximadamente. Se gradúa con una perilla para verificar que esta gire y sea graduable. Frecuentemente debe verificarse el buen drenaje. Se calibra de 4 a 6 libras a presión dependiendo del cuerpo.[5]

Esta herramienta se puede utilizar con pulsaciones o con flujo continuo, está hecha de acero inoxidable y tiene normalmente 35,6 cm de alto, 43,20 cm de ancho y 48,30 de largo. Cuenta con un motor y una bomba, lo que la convierte en automática, por lo que la persona que la utiliza solo debe ocuparse de dejar salir agua por la llave y encenderla cada vez que requiera utilizarla. El funcionamiento de esta herramienta es un secreto dentro de esta profesión, ya que a pesar de saber la función del artefacto, no conoce todo el proceso mecánico que se lleva a cabo dentro de la bomba.

Esta herramienta está equipada con un freno de vacío automático, el cual ayuda a prevenir posibles contaminaciones, su succión es directamente proporcional a la presión del agua y trabaja en conjunto con la bomba hidro-aspiradora, al igual que esta, la persona que utiliza este artefacto al ser automático, únicamente debe observarlo con el fin de verificar que este funcionando adecuadamente. La bomba hidro-aspiradora es considerada de igual manera una caja negra por las mismas razones que ya se mencionaron con anterioridad acerca de la bomba electro-aspiradora.[6]

Se utiliza para la aplicación de preservativos viscerales y dicha herramienta consiste en un troquer conectado a una manguera con rosca, el líquido debe depositarse en la rosca y finalmente se inyecta cuando este vacío.[7]

Se utilizan para inyecciones intramusculares de líquido conservante. Existen unos tres tamaños de trocares;pequeño ,mediano y grande, el uso de ellos depende del tamaño del cuerpo con el que se trabaje. El más común es el mediano, ya que el pequeño se utiliza solamente para bebés, mientras que el grande se utiliza para gente con sobrepeso. El trocar va conectado a la hidrobomba.

Se utilizaran para el drenado vascular. El calibre utilizado de estas cánulas dependerá del diámetro vascular. Se utilizan en el extremo de la bomba de inyección y el calibre cambia en base al tamaño del cuerpo, al igual que el tamaño de la aguja.

Consiste en una bomba neumática de doble acción, manualmente operada por medio de una palanca, entubación un arreglo de cuello de ganso y una botella de cristal con fluido. Revisar que cuando se realice el bombeo, sea adecuado.

Se utilizan junto con la bomba aspiradora para la succión de la mucosidad en la cavidad nasal y oral. Se utilizan para sacar la sangre de la nariz y de la boca, cuando sale la sangre por la manguera cuando está succionando, si se tapa, tener cuidado porque regresa el agua o el líquido en la manguera. La persona encargada de este procedimiento se percata del buen funcionamiento de los tubos nasales observando que la sangre fluya a través de ellos, ya que son transparentes. Una señal del mal funcionamiento de esta herramienta es que empieza a correr agua por medio del tubo.

Se utiliza para la absorción del drenado vascular ya sea en una cavidad o en una incisión. El uso de esta herramienta es igual al de los tubos nasales.

El uso de esta herramienta es un poco antiguo y en la actualidad las personas encargadas de realizar esta actividad no lo utilizan, dicha herramienta se utilizaba para facilitar el trabajo del cierre de la boca del cadáver, ya que con el martillo se clavaban unos clavos.

El uso de esta herramienta también es obsoleto y consistía en un aparato con una forma similar a la de un lápiz, el cual se utilizaba para cerrar la heridas que tuviera el cuerpo después del embalsamamiento, esta herramienta se puede considerar una caja negra ya que por ser automática la persona que la utiliza solo se encarga de conectarla a la electricidad y utilizarla para quemar las heridas y de esta manera cauterizarlas sin saber todo el procedimiento mecánico que se lleva a cabo para que eso pueda pasar.

Esta es una herramienta manual ya que no necesita de algún complemento como electricidad ni necesita estar calibrada y la principal función de dicha herramienta es facilitar al embalsamador el arreglo final del cuerpo, como por ejemplo cuando debe peinar a las mujeres coloca el soporte a la altura de la nuca del cadáver y de esta manera la cabeza queda más elevada facilitando así la realización del peinado.

Esta herramienta es muy importante en el proceso de embalsamamiento porque por medio de la jeringa se le inyecta al cuerpo los preservativos locales, aunque no es una jeringa común y corriente, ya que tiene una aguja de aproximadamente 20 cm de largo. La verificación del buen funcionamiento de esta herramienta es el mismo que con una aguja pequeña utilizada en cualquier hospital, el embalsamador debe asegurarse de que por la aguja fluya el líquido correctamente haciendo salir un pequeño chorro de la sustancia que se va a inyectar, si el chorro sale sin ningún problema significa que la aguja no está tapada y se puede proceder a utilizarla.



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