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Guyunusa



María Micaela Guyunusa (norte del Río Negro, costa del Río Uruguay, Banda Oriental, 28 de setiembre de 1806-22 de julio de 1834, Lyon, Francia) más conocida como Guyunusa, integró junto a Laureano Tacuavé Martínez, Vaimaca Pirú y Senacua Senaqué, el envío de indígenas de Uruguay para ser exhibidos y estudiados en un zoológico humano de París en 1833.[1]​ El grupo es conocido en Uruguay como "los últimos charrúas". La historia de su desgracia, convertida en leyenda, simboliza la despótica intervención del primer gobierno nacional frente a la cultura indígena local y marca un hito en la Historia de Uruguay.[2]

Guyunusa nació en la zona del actual Departamento de Paysandú, donde fue bautizada con el nombre cristiano de María Micaela. Hija natural de María Rosa, indígena charrúa. Micaela era uno de los nombres preferidos por las madres charrúas, en honor a la mártir peruana Micaela Bastidas. Fueron sus padrinos Victoria Cambyaé y Manuel Medina.[3]

A los 5 años de edad, formó parte del Éxodo Oriental junto con su madre y otros familiares charrúas vinculados a la revolución oriental.[1]​ Desde los 14 años debió vivir oculta en los montes, junto con su familia y su tribu. Los charrúas eran perseguidos y capturados, considerados por el gobierno de la Provincia Oriental como «malvados que no conocen freno alguno que los contenga», que no podían estar «librados a sus inclinaciones naturales».[4]

El 11 de abril de 1831, los jefes charrúas, con sus tropas y familias fueron convocados por el Presidente Fructuoso Rivera y el ejército para conciliar diferencias, ofreciéndoles integrar tropas de cuidado de la frontera. Al llamado asistieron varios centenares de charrúas, así acompañó Guyunusa a sus familiares e integrantes de su tribu hasta un potrero cercano al arroyo Salsipuedes Grande, donde Rivera asesinó personalmente al cacique Venado de un tiro, siendo ésta la señal para iniciar la matanza. 1200 soldados al mando de Bernabé Rivera persiguieron y sentenciaron en el acto a 40 indígenas -según el parte de Rivera, y "miles" según la historia oral-[2]​ y tomaron a 300 prisioneros, entre los que se encontraba Guyunusa, a la que le fue arrebatado su hijo, un niño pequeño del que no hay datos registrados.[Nota 1]​ Los prisioneros fueron llevados a pie casi 300 km hasta Montevideo, donde algunos fueron vendidos como esclavos y otros permanecieron en cautiverio.[6][7]

Durante el año siguiente a la matanza de Salsipuedes, Bernabé Rivera se dedicó a continuar con el genocidio del pueblo charrúa.[8]

Guyunusa fue entregada al director del Colegio Oriental de Montevideo, el francés François De Curel, quien consideró que el contacto directo con sobrevivientes de una raza próxima a su extinción despertaría el interés del público y los científicos franceses y solicitó al gobierno uruguayo autorizaran el traslado de “Guyendita” y tres indígenas más a París.[9]

Tenía 26 años y estaba embarazada de dos meses cuando partió el barco rumbo a Francia el 25 de febrero de 1833. El grupo estaba integrado también por el cacique Vaimaca Pirú (o Perú) y el chamán Senacua Senaqué, ambos en poder de De Curel y el joven guerrero Laureano Tacuabé (o Tacuavé) Martínez, elegido por el gobierno entre los que se encontraban en prisión.[10]​ En el envío se incluían también un par de ñandúes, considerados por De Curel tan exóticos como los indígenas y con las mismas consideraciones y derechos. Fueron introducidos en Francia sin siquiera cumplir con los requisitos legales de la época.[11]

Al llegar a París, De Curel editó un folleto para anunciar su llegada y presentación al público, que decía:

El 8 de junio de 1833 fueron examinados por primera vez por los miembros de la Academia de Ciencias de Francia. Guyunusa fue descripta con la cabeza elevada en forma prominente, con un tatuaje en la frente de tres rayas azules, menos habilidosa para el juego que Tacuabé y más indolente, con modo de hablar dulce. En el informe también figura que sabía cantar y se acompañaba tocando su violín.[12]

Fueron instalados bajo una toldería y expuestos a la curiosidad pública en la casa situada en el número 19 de la calle Chaussée-d’Antin en el IX Distrito de París. Se cobraban 5 francos para poder verlos y poco tiempo después la entrada fue rebajada a 2 francos debido a la poca asistencia del público.

Senaqué había viajado herido de lanza en el vientre, las malas condiciones del viaje empeoraron su situación y falleció el 26 de junio.[13]​ El trato despótico y humillante que les proporcionaba De Curel, además del castigo físico al que los sometía, comenzó a ser rechazado por la sociedad francesa que se apiadó de ellos y comenzaron las gestiones legales para liberarlos.

Vaimaca Pirú ayunó y guardó profundo silencio en señal de duelo por la muerte de Senaqué. Fueron trasladados a un nuevo local de exhibición donde estarían en mejores condiciones, Vaimaca falleció dos días después de llegar, el 13 de setiembre de 1833. Los médicos franceses diagnosticaron “muerte por melancolía”.

Guyunusa ya estaba al término de su embarazo y pocos días después de la muerte de Vaimaca, el 20 de setiembre, dio a luz a una niña a la que llamó María Mónica Micaela Igualdad Libertad.

La niña probablemente fuera hija de Vaimaca Pirú, pero en la situación fue Tacuabé quien asumió el rol paterno, asistiéndola atentamente durante el parto y cuidando de ambas.[14]

En ese momento, las duras críticas por parte de la opinión pública francesa hicieron que la Justicia determinara que los sobrevivientes fueran retornados a su país natal. Ante esta decisión, De Curel los pasó a la clandestinidad cambiando sus nombres a Laurent Tacoubé, Michella Jougousa Gununusa y su hija Caroline Tacoubé, y huyó a su ciudad natal, Lyon, donde los vendió al dueño de un circo con la condición de que los sacara de Francia.[15][16]​ Otras versiones indican que los habría vendido previamente a un empresario que a su vez los habría entregado a alguien más.[17]

Se emitió una orden de arresto sobre De Curel, pero nunca se lo pudo encontrar. Guyunusa y Tacuabé habrían logrado escapar y recibido apoyo solidario de gente de la ciudad para rentar una habitación en una pensión y asentarse en Lyon. Otra versión indica que según un registro de viajeros, Tacuabé continuaría relacionado al circo en julio de 1834.[9]

El 22 de julio de 1834 Guyunusa es llevada al hospital del Hôtel-Dieu de Lyon con un grave cuadro de tisis pulmonar. En el hospital le afeitaron el cabello, pusieron un encofrado en su cabeza y dos tubos en su nariz para permitirle respirar y le hicieron un vaciado de yeso para conservar el registro de su estructura craneana. Falleció pocas horas después, según consta en su acta de defunción en los archivos de los Hospices Civils de Lyon,[17]​ sus restos fueron depositados en un osario común.[18]​ El molde del busto de Guyunusa se conserva en el Museo del Hombre de París.[19]

Una hipótesis enuncia que Tacuabé trabajaba como saltimbanqui en Lyon con el nombre de Jean Soulassol, cuyo acto desapareció de cartel el mismo día que falleció Guyunusa.[9][20]

En la ciudad de Lyon existe una calle a la que llaman “Camino del indio”. La leyenda dice que por allí pasó un indio huyendo con un bebé en brazos.[19]

En una reciente investigación se comprobó que Caroline Tacoubé de un año de edad, falleció el 29 de agosto de 1834 en Lyon. No existen registros de Laureano Tacuabé, Laurent Tacoubé ni Jean Soulassol después de la muerte de Guyunusa.[9]

Se han nombrado en su honor:



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