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Hiosciamina



La hiosciamina es un alcaloide tropánico y el levo-isómero de la atropina. Es el metabolito secundario encontrado en ciertas plantas de la familia Solanaceae, incluyendo la hierba loca (Hyoscyamus niger), la mandrágora (Mandragora officinarum) y el toloache (Datura ferox).[1]

La hiosciamina se utiliza para el alivio sintomático de varios trastornos gastrointestinales, incluyendo espasmos, úlceras pépticas, el síndrome del intestino irritable, pancreatitis, cólicos y cistitis. También se ha utilizado para aliviar ciertas cardiopatías, el control de ciertos síntomas de la enfermedad de Parkinson, así como el control de las secreciones respiratorias en los cuidados paliativos.[2]

Algunos de los efectos secundarios incluyen sequedad de boca y garganta, visión borrosa, agitación, mareos, arritmias, sofocos y desmayo.[2]​ Una sobredosis puede causar dolor de cabeza, vómitos y síntomas del sistema nervioso central como diarrea, desorientación, alucinaciones, euforia, expresiones afectivas inapropiadas, pérdida de la memoria a corto plazo y posible coma en casos extremos. La aparición de estos síntomas debe consultarse con un profesional de la salud especializado.

La hiosciamina es un anticolinérgico, específicamente del tipo antimuscarínico, pues bloquea la acción del neurotransmisor acetilcolina a nivel de los receptores muscarínicos. Por ello, su efecto se opone al de la acetilcolina, en las terminaciones del sistema nervioso parasimpático del músculo liso, glándulas secretoras y en el SNC. Asimismo, aumenta el rendimiento cardíaco, disminuye la secreción de las glándulas y antagoniza a la serotonina. A dosis terapéuticas, la hiosciamina tiene el 98% del efecto anticolinérgico de la atropina y el 92% del otro fármaco derivado de la belladona, la escopolamina.



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