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Jota flamenca



La jota es una danza y canto tradicional extendida por gran parte de España. Varía su estilo según las regiones, existiendo, por ejemplo, la jota de Aragón, la jota castellana, la jota manchega, la de León, la de Valencia, la jota mallorquina,[1]​ la de Navarra, la de La Rioja, la «montañesa» de Cantabria, la de Asturias, la de Galicia, la de Extremadura, la de la Alta Andalucía, la de Murcia, las jotas del País Vasco,[2][3][4]​ la jota catalana[5]​ e, incluso, la insular jota de Canarias.[6][7][8]

Entendida como representación escénica, la jota se canta y se baila acompañándose de castañuelas y los intérpretes suelen ir vestidos con trajes regionales. En Valencia, antiguamente, se bailaba la jota en la ceremonia de los entierros. También se bailaba —y se baila— en Cataluña, y especialmente en la zona de las Tierras del Ebro (Amposta, Tortosa, etc) y en el Campo de Tarragona (jota fogueada).[9]​ También en Canarias las jotas y rondallas con características peculiares eran la parte del folclore más destacada, hoy día un tanto desplazadas por la protección hacia otros estilos considerados más autóctonos. No obstante, en las islas existe la isa, una pieza musical que deriva de la jota. En Filipinas, los religiosos españoles trasmitieron la jota a los tagalos, que la interpretan en rondallas y acompañada de instrumentos nativos. Las variedades de jota de Aragón, La Rioja y Navarra están emparentadas entre sí y forman las llamadas Jotas del Ebro, siendo unas de las más características de este género. Se celebran concursos y certámenes de jotas del Ebro por todo el territorio español.[10][11]

No se sabe su origen. Parecería provenir del mozárabe *šáwta, salto, y este del latín saltāre, bailar. Al norte de los Pirineos, se bailan danzas llamadas también sauts, saltos, en las provincias gascona-aquitanas, bearnesas y la Baja Navarra, derivadas directamente del Branle del Renacimiento (c.f. "Le saut de Béarn", "Les sept sauts", y "Le saut deu lapin").

En cuanto al origen del canto, ha habido una creencia, más bien fantasiosa, de que la jota había sido llevada a Aragón por un árabe expulsado de Valencia llamado Aben Jot. Se lo tenía por «inventor» del canto, según reflejan algunas coplas que le mencionan refugiado en Calatayud en el siglo XII:

Existen documentos escritos que hablan de la jota como baile muy generalizado en el Reino de Valencia en los siglos XIV, XV, XVI, XVII y primera mitad del siglo XVIII (no se ha encontrado ningún documento anterior que hable de la jota ni en Aragón ni en el conjunto de España, y la jota aragonesa aparece a finales del siglo XVIII). Destaca un cuadro pintado de la inauguración del Palacio del Real, Al Munia en árabe, que fue construido en 1009 por el rey de Balansiya Abd-Al-Aziz. Para el arabista Henri Péres, en el cuadro se ve a hombres y mujeres bailando una jota. Si la jota nació en Valencia, es lógico pensar que los jornaleros de Requena, Utiel y sus comarcas, que bajaban a la Ribera del Júcar en la siega del arroz a finales de septiembre en la comarca de Llíria, y la siega de la alfalfa, del cereal y la cebolla en las tierras del Turia, a su regreso comentaran maravillados el baile que habían visto y que se llamaba jota. Esta danza se extendió por Requena, Utiel y sus comarcas, y seguramente estos mismos jornaleros fueron los que empezaron a transmitirla cuando subían a la siega del cereal a los reinos de Aragón y de Navarra.

Su ritmo suele ser compaseado en 3/4, aunque algunos autores sostienen que el 6/8 se adapta mejor a la estructura del ciclo coreográfico y estrófico. Las armonizaciones populares más habituales se ciñen a acordes de primera, cuarta y quinta del modo mayor con séptima dominante. Para su interpretación se utilizan guitarras, bandurrias y laúdes. Acordeón en el caso de la navarra, riojana y aragonesa, dulzaina y tamboriles en la castellana, y en el caso de la cántabra, leonesa, asturiana y gallega gaitas, pitu montañés, gaita charra, panderetas, tambores y bombo.

Las cuerdas son los instrumentos que marcan el ritmo.

Las versiones de exhibición se cantan y bailan con trajes regionales y castañuelas, lo que no es tan habitual cuando es practicada como diversión o baile social. El contenido de las canciones es muy diverso, desde el patriotismo, hasta la religión o las picardías sexuales. Prevalecen aquellas que tienen utilidad como generadoras de cohesión en el pueblo que las baila.

Los pasos que ejecutan los danzantes se parecen a los del vals, aunque en el caso de la jota hay mucha más variación. La letra, en cuanto a la forma, suele escribirse en cuartetos octosílabos, siendo asonantes el primer y el tercer versos.

Un buen número de compositores no españoles han utilizado el estilo de la jota en obras de inspiración española:

La jota aragonesa es la más conocida de las manifestaciones del folclore musical de Aragón. Su origen podría estar hacia finales del siglo XVIII, y tuvo su mayor esplendor durante el siglo XIX, adquiriendo gran auge tras la Guerra de la Independencia. Desde finales del siglo XIX ha sido llevada a los escenarios como espectáculo. La jota fue incluida en zarzuelas, películas, coreografiada para grandes festivales, y llevada a concursos y certámenes.

La jota aragonesa incluye tanto por baile como canto y rondalla.

El baile lo hacen mujeres y hombres de todas las edades. Posee gran dificultad sobre todo en los pasos. Se suelen bailar jotas de tres coplas, boleros, fandangos y todo ello se baila en parejas formando diferentes figuras grupales.

El canto es habitualmente solista, aunque también se puede cantar a dúo, compuesto por una voz que lleva la melodía y otra que lleva la octava, también llamada dúo. Se canta a modo grupal como pueden ser boleros, fandangos estribillos y cantos de bodega compuesto por hombres y mujeres. Respecto en el baile, los cantadores acompaña a los bailadores según el tema instrumental y por ello se forma un grupo de bailadores y cantadores que se adecúan al estilo musical. Los cantadores cantan las jotas comprendidas en los tonos mayores y menores desde DO hasta SI.

En cuanto a la formación de la rondalla no hay límite de edad. Las rondallas suelen estar formadas por los instrumentos más reconocibles como guitarra, bandurria, laúd y guitarrico (este se usa más para rondas), aparte también se pueden introducir nuevos instrumentos a esta formación como bajo eléctrico, viola o contrabajo. La rondalla juega un papel importante pero a la vez muy discreto, se encargan de acompañar a los bailadores en las jotas de baile y a los cantadores en sus jotas tanto solistas, como a dúo o grupales.

Los estilos de baile, llamados puros, por haberse conservado hasta nuestros días, son los correspondientes a las localidades de Calanda, Alcañiz, Andorra, Albalate del Arzobispo, Huesca, y Zaragoza. Entre las más populares en los repertorios se encuentran: Jota de San Lorenzo (Huesca), Jota Repetida (Teruel), Jota vieja, Aragón tierra bravía, Gigantes y cabezudos, La Dolores (estas últimas pertenecen a las zarzuelas del mismo nombre), La danza de la Olivera, etc.

Muy importantes son también otros bailes relacionados con la jota, como los boleros del siglo XVIII, destacando el de Alcañiz, el de Caspe, y el de Sallent de Gállego, que aunque hoy en día están muy influidos por la jota, en su día gozaron de gran popularidad, y se bailaban acompañados de dulzainas y tambores, como en la Jota Hurtada de Albarracín. Otras danzas singulares eran la Gitanilla de Andorra, con cintas, hoy coreografiada como Danza de Andorra, la danza de los pañuelos de Remolinos, o las danzas decimonónicas del Pirineo, tales como el Cadril, el Villano, la Canastera o el Tin tan.

Entre los cantantes destacan las figuras de Pedro Nadal («el royo del Rabal»), Mariano Malandía («el Tuerto de las Tenerías»), Juanito Pardo, Cecilio Navarro, Jesús Gracia, José Iranzo Bielsa («el pastor de Andorra»), y José Oto, considerado el más importante «cantador» de jota aragonesa.[13]​ Entre las voces femeninas se pueden señalar las de Asunción Delmás, Pilar Gascón, Jacinta Bartolomé, Pascuala Perié, Felisa Galé, Pilar de las Heras o María Blasco.

La jota castellana (tanto la de la parte castellana de Castilla y León, como la de Madrid y la castellano-manchega) se suele acompañar con guitarras, bandurrias, laúdes, dulzaina y tambor.

En Cataluña, la jota es parte del folklore tradicional de las tierras occidentales de la comunidad, y especialmente de las llamadas Tierras del Ebro.[14]​ La primera referencia escrita conocida es una condena por parte del obispo de Tortosa, de 1734, si bien se refiere a Calaceite, localidad aragonesa vecina a Cataluña.[14]​ En los últimos tiempos se ha revalorizado este género musical en la comunidad gracias sobre todo al grupo tortosino Quico el Célio, el Noi i el Mut de Ferreries; el gobierno autonómico declaró en 2010 la jota danza de interés nacional en Catalunya.[14]

Extremadura conserva gran número de bailes y danzas tradicionales autóctonas. Las jotas toman en Extremadura gran variedad de formas y matices, también sobresale el fandango, la rondeña, la jota del triángulo, las paleos, el pindongo, el perantón, sones brincaos y sones llanos.

Los Instrumentos utilizados son la flauta de tres agujeros, la gaita extremeña y tamboril, guitarra, bandurria, laúd, rabel, acordeón, pandero, violín y otros instrumentos de percusión como almireces, castañuelas, sonajas, morteros, cencerros, botella de anís... La jota extremeña forma parte del arquetipo estilístico de la jota castellana, en su versión más lenta. Por lo tanto estructura sus acentos también en un compás binario de subdivisión ternaria, es decir, un 6/8. Este aspecto, como en la jota castellana se puede ver también en la estructura de sus melodías y del baile. Así lo reflejara ya Manuel García Matos en su Lírica popular de la Alta Extremadura. Los textos suelen presentar una métrica de cuarteta octosilábica. Ejemplo:

De la aceituna el aceite,
Y de mi corazón sale ¡ay!
Cariño para quererte.
En Olivenza se suena
Que nos queremos los dos,
Niégalo tu vida mía,
Que también lo niego yo.
Eres alta y buena moza,
no te lo presumas tanto,
Que también las buenas mozas ¡ay!
Se quedan p´a vestir santos.
Eres más chica que un huevo
Y ya te quieres casar,
Anda ve y dile a tu madre,
Que te enseñe a trabajar.
Las muchachas de Olivenza,
No son como las demás,
Porque son hijas de España ¡ay!
Y nietas de Portugal.
Tienen la dulce belleza,
De la mujer lusitana,
Y la gracia y el salero,
De las mujeres de España.

En el caso de la jota leonesa es más frecuente el acompañamiento con gaita o flauta de tres agujeros y tamboril. También el acompañamiento más austero de voz y pandereta ha sido muy tradicional en la provincia, como en el resto de provincias castellanas y leonesa. Todo mientras la pareja de bailarines danza manteniendo las manos encima de la cabeza, ocasionalmente acompañados de castañuelas. Estos tipos de jotas se bailan con los característicos pasos saltados, un poco picadas, y son más sobrias y menos movidas y airosas en sus gestos que las de Aragón. A las estrofas e las canciones que a veces acompañan a la jota se les llama coplas. Estas a veces tratan del amor, de las bodas (en las que se daban consejos y alabanzas a los novios), de la vida o de su religiosidad, pero casi siempre se caracterizan por su picaresca y gran sentido del humor.

Rítmicamente es similar a la jota castellana, organizando sus acentos en un compás de 6/8. Como las jotas castellanas de las provincias del norte su tempo es más rápido que, por ejemplo, las que se dan en Extremadura, Castilla-La Mancha o el sur de la submeseta norte.

La jota charra, típica de la provincia de Salamanca, tiene por instrumentos típicos la flauta de tres agujeros o gaita charra y el tamboril. También se da una tendencia castellanizante en el este de la provincia al introducirse recientemente el uso de la dulzaina castellana. El folclore charro constituye un puente entre la cultura leonesa al norte y la extremeña al sur.

La jota charra acostumbra a bailarse en pareja, aunque también es común hacerlo en grupo, especialmente en las fiestas de los pueblos. Este tipo de jota, igual que el resto del folclore charro, suele ser muy estático de cintura para arriba.

Respecto a las canciones, las hay con letra y sin ella, debido a la cultura oral existen multitud de variedades de una misma letra, como ocurre con la Jota de la Clara.

La jota manchega, típica del lugar, tiene como característica propia rasgos de ronda. A muchas jotas manchegas se las conoce por «Jota del Mantecado», ya que era frecuente cantarlas y bailarlas en fechas cercanas a la Navidad (y también en otras fechas señaladas).

Se denomina jota montañesa a la variedad interpretada en zonas de Cantabria, también conocida como baile "a lo altu y a lo baju" o "a lo ligeru y a lo pesau". Antiguamente interpretada al son de la pandereta para posteriormente entrar el pitu (clarinete en mi bemol) y tambor. En la actualidad se ha incorporado la gaita. En el sur de Cantabria este baile se acompaña de voz y rabel. Forma parte del arquetipo de la jota castellana, en su versión más rápida, por lo que también estructura su ritmo en un compás de 6/8 (dos partes de tres golpes). Esto se puede observar también en la estructura de sus melodías y en la del baile. Estrictamente, la parte de la jota montañesa que se corresponde con lo que en el resto de la península se entiende como jota (el arquetipo castellano, diferente del aragonés) es el "baile a lo baju". En Cantabria tradicionalmente se ha entendido como jota montañesa la alternancia del "baile a lo baju" (como se ha dicho, un baile de dos partes ternarias) con el "baile a lo altu", un baile de dos partes binarias, es decir, un 2/4. Esta característica, como en el caso del "baile a lo bajo", se puede observar también en las estructuras de sus melodías y en las del baile. El "baile a lo altu" es bastante más ligero y de tempo más rápido. Una característica que tiene este "baile a lo altu" es que, en ocasiones, se acompaña con un diseño rítmico en tresillos a cargo de la percusión, resultante de la equiparación de figuras de un motivo de dos semicorcheas y una corchea. Esto ocurre exclusivamente con el acompañamiento de la percusión, nunca de las melodías, que no abandonan la estructura de subdivisión binaria. Este procedimiento es característico de muchos bailes binarios de subdivisión binaria (habitualmente denominados "ligeros") de otras zonas del norte.

Junto con la aragonesa conforman las famosas jotas del Ebro. Los joteros y joteras de este tipo de cante visten con pantalón o falda blanca, alpargatas blancas con cintas rojas, faja roja, camisa blanca y pañuelo rojo.

Las letras de las canciones son versos populares, en algunos de los casos referidos a temas del día a día tradicional de las personas por los que fueron compuestas. Un ejemplo son las jotas dedicadas a las labores del campo, como la vendimia, la siega, etc., a los santos patronos de muchas localidades, como, por ejemplo, en Pamplona a San Fermín, a San Mateo, en Logroño, o cantos a Navarra o a La Rioja en sí misma.

Otros temas son los familiares, del campo, de tono satírico, de los ciclos agrícolas o del amor y desamor. Se cantan en las fiestas populares o por los labradores para amenizar las faenas del campo. Normalmente la parte instrumental de la actuación está protagonizada por una rondalla o a veces por instrumentos de viento como la gaita de bota riojana o la dulzaina navarra, tocada en ambas regiones. También muy frecuentemente por un acordeón.

Existen escuelas de jota a lo largo de todo el valle del Ebro a su paso por La Rioja y Navarra, y también es muy popular en Miranda de Ebro, Tafalla, Tudela, entre otras muchas. Se realizan diversos concursos de este arte que es uno de los máximos exponentes de la cultura de esta zona. El más reconocido se celebra cada año en Tafalla conocido como "Campeón de Campeones", en el que los joteros y joteras ganadores en certámenes de jota navarra durante el año compiten por el premio. La condición de haber obtenido el primer premio es indispensable para participar y se establece en las bases del concurso[15]​. Dicho certamen se suspendió en 2020 y 2021 debido a la pandemia[16]​. Su última edición se emitió en Navarra TV[17]​.

El formato habitual consta de 4 versos de los cuales se repiten 3 para llegar a un total de 7 en este orden a, b, a, c, d, d, b. Ejemplo:

La jota más brava jota
La que en Navarra se canta
Es un manojo de rosas
Que sale de mi garganta
Que sale de mi garganta

que en La Rioja nací
y en La Ribera del Ebro
yo la aprendí.
En La Rioja nací,
en La Rioja nací
y el orgullo a mi tierra

La jota navarra, declarada en 2019 bien de interés cultural de Navarra [18]​ a iniciativa de la Asociación de la Jota Navarra, Navarjota y la Cátedra de Patrimonio Inmaterial de la UPNA[19]​ publicado en el Boletín Oficial de Navarra[20]​. El Gobierno de Navarra solicitará el reconocimiento de la Jota como Patrimonio Inmaterial Mundial por la UNESCO[21]​.

Raimundo Lanas es uno de los más famosos joteros de su historia. Otros joteros de renombre son Faico y Josefina, Julián Arina, Hermanas Flamarique, los Hermanos Anoz o Molviedro. Pero incluso músicos como Joaquín Larregla, Pablo Sarasate o Manuel Turrillas compusieron jotas para violín, orquesta, etc.

Habitualmente se organizan en agrupaciones de joteros, y son conocidos grupos como Alma Navarra (con sus versiones de «No te vayas de Navarra», «Pamplona, perla del norte» o «himno de Osasuna»), Navarra Canta o Montaña y Ribera, entre otros muchos grupos.

Aunque sea puntual, también mencionar la jota de Ochagavía, en el Valle de Salazar, en pleno Pirineo navarro.[22]

Es la música popular de las fiestas de San Fermín[23]​.

En el caso de la jota riojana, declarada en 2017 bien de interés cultural,[24]​ cabe mencionar varios intérpretes y compositores de este estilo musical como Pepe Blanco, Teo Echaure, Purita Ugalde "La Riojanita", Antonio García, Ángel Sáez-Benito,[25]​ Oscar Alesanco o Fidel Ibarra, que actuó ante el Rey Alfonso XIII en 1903 durante su primera visita a la capital riojana y composiciones como "Riojano de pura cepa" (1880), el pasodoble-jota "En la Rioja nací" (1957) , "La jota de Logroño" (1910) , "En la Rioja los riojanos" (1945), "En La Rioja no hay tranvía" (1953) etc...

Este estilo musical también tuvo su repercusión en los teatros. Así sucedió con la zarzuela en obras como "El postillón de La Rioja" (1851), de autores no riojanos, que incluye una jota riojana en el primer acto, en "Cameranas" (1933) de José Eizaga" o en "La Riojana" (1898) de Florencio Bello. La jota riojana debido a su especificidad y singularidad ha sido declarada como bien de interés cultural de carácter inmaterial.[26]​ Existen grupos que interpretan tanto jota navarra como riojana, por ejemplo "Voces del Ebro".

La jota valenciana recuerda a los bailes de salón por sus cadenciosos movimientos. Muchos pueblos tienen su jota, como la jota vallera (Vall de Uxó), la cofrentina, la moixentina (Mogente), la del postiguet, la de Carlet o la de Villena.[12]

Existe un patrimonio formado por 9 géneros distintos de música para el baile con sus variantes musicales y coreográficas. Todo ello, sin contar los bailes de plaza, ni las danzas rituales.

También existe una variante de la jota en la región del Chocó, Colombia, que ha sido estudiada por el musicólogo Andrés Pardo Tovar.[27]



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