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Lengua napolitana



Indoeuropeo
  Itálico
    Romance
     Romance oriental
      Italorromance

El napolitano (en napolitano napulitano, en italiano napoletano) es una lengua romance, perteneciente al grupo italorromance, y, en sus diferentes variantes, constituyente el sistema diatópico conocido como dialectos italianos meridionales,[2]​ hablado en Campania y en varias regiones vecinas del centro y del sur de Italia (Marcas merdionales, Abruzos, Molise, Lacio meridional, Apulia centro-septentrional, Basilicata y Calabria septentrional).[3]​ Sus hablantes forman un conjunto de más de 11 millones de personas.[1]

Se trata del idioma en que se escriben todas las canciones folklóricas napolitanas, tales como 'O surdato 'nnammurato, 'O sole mio, Funiculì, funiculà, Torna a Surriento o Santa Lucia, entre otras.

Al igual que todas las lenguas romances, el napolitano deriva del latín. Como muchas otras lenguas de Italia, el napolitano presenta un sustrato itálico (más exactamente osco),[4]​ así como un significativo sustrato griego (idioma hablado en Nápoles, junto al latín, durante buena parte de la Antigüedad clásica) y, al igual que cualquier otra variedad lingüística, también influencias de adstrato, derivadas tanto de las demás variantes italorromances como de otras continuidades lingüísticas neolatinas más lejanas (galorromances e iberorromances) y también de continuidades no romances (principalmente del griego bizantino).[5]

Bajo los soberanos de la Corona de Aragón el napolitano fue propuesto como idioma de la administración, en sustitución del latín, sin imponer nunca el aragonés o el catalán, pero el intento fracasó con la deposición de Federico I de Nápoles (1501) y el comienzo del virreinato, durante el cual, por voluntad de los mismos literatos napolitanos de la Accademia Pontaniana (como Giovanni Pontano y Jacopo Sannazzaro, entre otros),[6]​ el idioma de la administración empezó a ser el italiano,[7][8]​ utilizado como idioma administrativo en todos los Estados italianos preunitarios a partir del siglo XVI.[9][10]​ Posteriormente, a principios del siglo siglo XIX, en el Reino de las Dos Sicilias, al igual que en el anterior Reino de Nápoles, se seguía usando, de iure, el italiano como idioma administrativo y literario, así que el napolitano nunca gozó plenamente de la condición de lengua administrativa.

El napolitano (como el siciliano y otras variedades centromeridionales) tiene una larga tradición literaria. Hay testimonios escritos del napolitano desde el año 960, como el famoso Placito di Capua, considerado el primer documento en una lengua romance de Italia, que fue escrito utilizando lo que era el vernáculo neolatino más común en el sur de Italia de aquella época (también llamado volgare pugliese, "vernacular de Puglia", otro nombre con el cual se conocía el napolitano en la Alta Edad Media). Los textos dicen así:

La primera obra en prosa es un texto de Matteo Spinelli, alcalde de Giovinazzo, conocida como Diurnali, una crónica de los acontecimientos más importantes del Reino de Sicilia desde mediados del siglo XII al año 1268.

Los siguientes dialectos constituyen el continuo dialectal conocido como napolitano (los números se refieren al mapa):

Las regiones más meridionales de Italia —la mayor parte de Calabria y la Apulia meridional, así como Sicilia— son el lugar de las variedades sicilianas, en lugar de las napolitanas, si bien tienen mutuas influencias.

A nivel filológico el napolitano está estrechamente relacionado tanto con el siciliano, el romanesco como con el italiano (derivado del dialecto toscano de la Italia central). El italiano estándar, el romanesco, el napolitano y el siciliano, comparten las isoglosas al sur de la línea La Spezia-Rímini, siendo los cuatro parte integrante de la continuidad lingüística conocida como italorromance.

Al igual que el italiano, la c seguida de e o i se pronuncia ch, mientras que se pronuncia /k/ delante de a, o, u. Para mantener el sonido /k/ delante de e o i, habrá que añadir una h: chiste (este) se pronuncia /'kĭs.te/. Para obtener el sonido "ch" delante de las demás vocales se añade una i: muscio (flojo).

A diferencia del italiano, en el napolitano, las vocales finales se pronuncian casi siempre /ə/ dependiendo de la posición de la palabra en la frase. También, el napolitano posee la j en su abecedario. Ésta se pronuncia como /j/ o "y" en español: nap. tuojo; cast. tuyo.




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