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Letur



Letur es un municipio español situado al sureste de la península ibérica, en la provincia de Albacete, dentro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Pertenece al partido judicial de Hellín y está enclavado en la sierra de Segura. Por el sur limita con la Región de Murcia (municipio de Moratalla). También limita con los municipios de Férez, Socovos, Nerpio, Yeste y Elche de la Sierra en la Sierra del Segura. En 2020 contaba con 892 habitantes censados, según los datos oficiales del INE.

El municipio de Letur cuenta con las pedanías de:

Desde tiempos inmemoriales, este asentamiento ha fascinado a todas las culturas que han pasado por él, desde el Paleolítico al Neolítico.

El término de Letur cuenta con una presencia humana muy temprana representada por un grupo importante de cavidades con arte rupestre prehistórico de dos etapas culturales.

El Epipaleolítico, con el Arte levantino (10.000-6.500 años antes del presente), expresión creencial (y artística) de los últimos grupos de cazadores y recolectores, que se fundamenta en la figuración.

El Neolítico, con el llamado Arte esquemático (6.500-3.200 años antes del presente), expresión de las creencias (e igualmente artística) de los grupos productores neolíticos y del bronce, cuyo fundamento formal es la abstracción.

Las primeras muestras fueron descubiertas por el malogrado maestro Matías Muñoz Jiménez (1981 aproximadamente) y correspondieron a Cortijo de Sorbas I y II. Al que siguieron otras dos, autoría de Anna Alonso (1985), Tenada de Cueva Moreno y Las Covachicas. Los abrigos de la Fuente del Saúco, Abrigo de la Casacueva y Barranco Segovia fueron descubiertas por Manfred y Katja Bader (1987) y las estaciones incorporadas por Alexandre Grimal Navarro (1988-1989) de Cueva Colorá y Cerro Barbatón.

Todos estos santuarios prehistóricos han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, desde 1998, por constituir una expresión valiosísima de la capacidad intelectual humana, bajo el nombre administrativo convencional de Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica. Son, definitivamente, el primer arte letureño. Sin embargo, la ausencia de algún tipo de protección y el todavía demasiado generalizado desconocimiento, sitúa en un permanente peligro este frágil y excepcional patrimonio.[1]

Siglos más tarde llegaron los romanos, árabes y cristianos. Todos han dejado huella en los variopintos parajes de su término municipal, siendo el legado mulsulmán el que mayor traza dejó en este municipio, como así se refleja en cada rincón de este pueblo.

De trazado árabe, reflejado también en sus casas encaladas y sus patios, así como el alcantarillado y el sistema de regadío, son muestras visibles en la actualidad del legado andalusí en la antigua Villa de Letur, que fue declarada conjunto histórico-artístico el 9 de marzo de 1983 por la magnífica conservación del diseño urbano islámico. Identificación del bien otorgado por el Ministerio de Cultura de España: RI-53-0000287.

Los territorios que hoy configuran el municipio pasaron por diferentes señoríos musulmanes. Es en 1243 cuando el rey Fernando III encarga a la Orden de Santiago la reconquista de Letur. Fue precisamente su hijo, el infante don Alfonso, futuro Alfonso X el Sabio, quien lideró esta misión. Letur queda encuadrada, por virtud del Tratado de Alcaraz de 1243, en el antiguo Reino de Murcia.

Posteriormente, parte de los territorios que pertenecían a la demarcación de Segura de la Sierra (Jaén) se dividieron en encomiendas, pasando Letur a depender de la vecina población de Socovos, dentro de la Orden de Santiago.

La villa de Letur era descrita en las Relaciones Topográficas de Felipe II, en 1578 ““… Esta villa, que al presente se dice Letur, no saben ni han oído decir que otro nombre haya tenido después que se pobló de cristianos. No sabemos la causa del por qué se llama Letur, si no es por ser pueblo fresco y deleytable, alegre y de mucha agua y frescuras, de yedras y vidarras y zarzas y otros munchos que no son de fruto…

Letur dependió de la Orden de Santiago hasta mediados del siglo XIX, en el que se abolió su jurisdicción.

La evolución demográfica de Letur sigue el patrón de la zona albaceteña de la sierra del Segura, con la particularidad de un inicio relativamente temprano del declive (1940), un decremento de extrema intensidad (-70% en 50 años) y una continuidad negativa que no se ha estabilizado, aunque sí ha reducido su magnitud desde la década de los noventa.

Su economía es fundamentalmente agrícola y ganadera e incluye una destacada empresa de producción lechera y quesera biológica llamada el Cantero de Letur.

Se debe destacar la importante contribución de la potabilizadora de aguas de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla. Destaca la ayuda del licenciado Canelo, para la construcción de la fuente del pueblo, diseñada por el señor Asni, y que fue financiada por el economista italiano Herbie.

Desde finales del siglo XX adquirió mucho peso el turismo rural: en la actualidad cuenta con más de cuarenta casas rurales y la posibilidad de realizar muchas actividades típicas en el entorno más próximo. En los arroyos cercanos hay parajes con cuevas, cascadas y zonas de baño, muy apreciados por lugareños y turistas.

Por carretera se halla a 136 km de Albacete (por la ruta de Hellín, más larga pero más rápida que la de Ayna) y a 112 km de Murcia por Tazona dirección Calasparra.

Del 14 al 20 de agosto en honor a la Virgen de la Asunción.

Dios se enamoró de Ella

y elevó del suelo al Cielo

con ilusionado celo,

a tan Virginal Doncella


Préndate Tú de esta gente

y haz que pongan todo empeño

en coronarte la Frente

de cariño letureño.


Se te ofrecen agua y piedra

como marco a Tu belleza

y amor que nunca se arredra

al defender Tu pureza.


Patrona, Madre y Señora

pues por amor nadie yerra,

guarda un pedazo de sierra,

de este Pueblo que te implora.


De este a oeste porfía,

Mariana de norte a sur,

bendice esta geografía,

de la Villa de Letur,

bendice esta geografía,

de la Villa de Letur.

Además de los platos típicos de la Sierra del Segura como las migas ruleras, migas de harina con caldo valiente, potajes, suspiros, andrajos, caldo verde (con habichuelas blancas) y la olla con morcilla.

Cabe destacar platos dulces como los buñuelos, las fritillas, suspiros, etc. Por supuesto, no podemos olvidar las toñas letureñas y los panecicos, tortitas con nuez y almendra picada cubiertas de miel y cocidas al horno.

Las "toñas", que consisten en un tortas delgadas cubiertas de nuez molida y otros frutos secos, y miel.

Vista general

Iglesia

Muralla

Casa en la roca del artista y escultor José Luis Martínez Valero




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