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Lliria



Vista general

Término municipal de Liria en la comarca de Campo del Turia

Liria[1][2][3][4]​ (oficialmente y en valenciano Llíria) es un municipio de la Comunidad Valenciana, España. Pertenece a la provincia de Valencia, y es capital de la comarca del Campo de Turia, y sede de partido judicial. A 1 de enero de 2012 contaba con 23 542 habitantes (INE). En el actual yacimiento del Tosal de San Miguel, a unos 500 m del núcleo histórico de Liria, se situaba la ciudad ibérica de Edeta, capital y centro político y económico de la Edetania.[5]​ El 30 de octubre de 2019 Liria fue declarada Ciudad Creativa de la Música por la Unesco. [6]

Los términos Liria (español) y Llíria (valenciano) derivan del árabe Lyria,[7]​ que a su vez proviene, según Joan Fuster, de Leiría, el topónimo ibérico de Edeta.

El término de Liria se sitúa sobre el piedemonte que se extiende desde las montañas de Alcublas y Marines hasta la margen izquierda del río Turia formando un plano inclinado de noroeste a sureste, cuya altitud oscila entre los 350 m de la Masía del Campos y los 150 }m en las cercanías de Liria. Sobresalen el cerro de las Umbrías (881 m) y el cerro Agudo (668 m).[8]

En su paisaje topográfico se distinguen tres zonas bien diferenciadas. La zona más septentrional está ocupada por montañas jurásicas y cretácicas, pertenecientes al sistema ibérico. Una segunda zona está constituida por una llanura ondulada en forma de glacis. La tercera zona, sobre la que se encuentra la población y la huerta actual, corresponde a un llano de sedimentos cuaternarios. El llano miocénico está atravesado por las ramblas de Liria o Primera y Castellarda, cuyo cauce es superior al del río Turia, pero que permanecen secas durante casi todo el año.[8]

El piedemonte cuaternario está surcado por las ramblas de Artaj o Castellarda, Montragón y Primera. En sus propios aluviones desaparecen otra serie de ramblas que bajan de las sierras, como el barranco del Navajo, la rambla de las Veinticuatro y la del Foral. Tradicionalmente los recursos hidráulicos se han concentrado en los alrededores de la capital municipal y han faltado durante siglos en el piedemonte. La principal fuente del término es la de San Vicente, situada unos 3 km al norte de la ciudad, que ha fertilizado la huerta desde la época romana.[8]

Localidades limítrofes

La vegetación es más rica en las montañas del norte, en donde existen todavía algunos pinares de rodenos y marítimos, mientras que en los cerros del centro y sur predominan los romeros y el esparto.

Los vestigios más antiguos en el término de Liria se remontan a finales del Paleolítico superior. En el Eneolítico hubo un importante poblado en el puntal de la rambla Castellarda, que debió perdurar hasta los primeros tiempos del Bronce, época esta de la que se conocen restos en la Torreta y la Cova del Cavall, y varios poblados en el Castillarejo de Peñarroya, en la Lloma del Camí del Cavall, en el Tosal de San Miguel (Tossal de Sant Miquel) y en la Cova Foradà, todos con ocupación posterior durante el iberismo e incluso la romanización, con especial importancia de los dos últimos, que han sido declarados BIC.[8]

La actual ciudad de Liria tiene sus raíces en la Edad del Bronce, en el establecimiento que hacia la mitad del II milenio a. C. hubo en el cerro de San Miguel. Este se vio continuado en el poblado ibérico de Edeta-Lauro, capital de la Edetania.[8]

Su importancia política y económica, así como su posición estratégica, le hizo desempeñar un papel importante en las guerras civiles romanas. Ya en época romana, y por permanecer fiel a la facción republicana, fue destruida por las tropas de Sertorio en el año 76 a. C., razón por la cual sus habitantes se trasladaron al llano y edificaron una nueva ciudad con rasgos plenamente romanos. La importancia de Edeta fue primordial durante los siglos I y II, mientras que el descenso iniciado en el siglo III y acentuado en los posteriores pudo ser consecuencia paralela al crecimiento de Valentia.[8]

Durante la época visigoda, las termas de Mura se reutilizan como monasterio cristiano, aunque durante el siglo VII el asentamiento del Pla de l'Arc se abandona totalmente.[7]​ Con la dominación de los andalusíes se perfeccionaron las acequias y el sistema de riegos de la huerta de Liria. En el aspecto político fue sede residencial del Cadí, especie de juez o magistrado de la ley musulmana, designado directamente por el califa. En el año 1090, al negarse Al-Mustain a pagar el tributo de 2000 dinares correspondientes a las parias, el Cid sitió la ciudad. Durante el sitio, el Cid recibió una carta de la reina Constanza, esposa de Alfonso VI, que le aseguraba el perdón de su marido si se incorporaba a la expedición del rey castellano preparada contra los almorávides en Andalucía, por lo que abandonó el sitio sin tomarla.[8]

Jaime I tomó la ciudad en 1238, donándola al infante Fernando.[7]​ Hacia los años 1248 y 1249 tuvo lugar un repartimiento de tierras y la subsiguiente repoblación con cristianos viejos, hecho que confinó a los musulmanes al lugar de Benisanó. Aunque Liria fue villa real siempre, tuvo varios señoríos como los de María Fernández en 1293, el del infante Juan desde 1337 y el del infante Raimundo Berenguer desde 1339. El último señor sería el infante Martín.[8]

Durante las guerras de la Unión, Liria tomó partido del rey. En la guerra entre los dos Pedros fue conquistada por el castellano Pedro I el Cruel en 1363. En junio de 1364, Pedro el Ceremonioso se dirigió hacia Liria con ánimo de recuperarla. La expulsión de los moriscos en 1609, no le afectó mucho puesto que su población estaba integrada casi exclusivamente por cristianos viejos.[8]

Terminada la Guerra de Sucesión, el rey Felipe V, para premiar los servicios del duque de Berwick, vencedor en Almansa, creó el ducado de Liria y se lo concedió. El primer duque, Jacobo Fitz-James Stuart, era hijo de Jacobo II, rey de Inglaterra, quien le había nombrado duque de Berwick y virrey de Irlanda. Fue mariscal de Francia y capitán general de España durante la guerra de Sucesión. El tercer duque de Liria, Jacobo Felipe Fitz-James Stuart y Silva, casó con María Teresa de Silva y Haro, duquesa de Alba. A partir de este momento, el título de duque de Liria, pasa a manos de la Casa de Alba, estando en posesión en la actualidad por Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo.

Durante el siglo XVIII la política fisiocrática de los Borbones dio lugar a un avance espectacular de la agricultura liriana. En épocas posteriores, durante la guerra de la Independencia, la población abandonó el casco urbano y se refugió en los montes. Las tropas francesas ocuparon la villa desde 1810 a 1813 y se hicieron fuertes en el santuario de San Miguel.[8]

Liria fue saqueada durante la guerra civil de 1836 por las tropas carlistas de Cabrera en numerosas ocasiones. En 1887, por real decreto, se concedió a Liria el título de ciudad.[8]

En 1572, Liria contaba con 1520 habitantes aproximadamente, cifra que se incrementó durante los siglos XVI, XVII, XVIII (en la que se duplicó) y XIX, producto de la expansión agropecuaria y de una floreciente actividad artesanal. Así pues, en 1646 tenía 2718 habitantes, en 1713 eran 3019, en 1787 había aumentado a 7069 y alcanzó los 9443 en 1877. Durante la primera mitad del siglo XX se produjo un estancamiento demográfico producto de la inestabilidad socioeconómica de dicho periodo (en 1910 había 9034 habitantes, y en 1930, 8226); desde entonces, la población experimentó un continuo crecimiento, consecuencia de la expansión de la agricultura comercial de regadío y de una pujante industria local: en 1960 tenía 9723 habitantes, en 1991, 13 599, y en 2003 más de 18 000.[8]

En 1843 disminuye el censo del municipio porque independiza a Casinos. [9]

     Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001) según los censos de población del INE.      Población según el padrón municipal de 2019 del INE.

El municipio contaba con 22 441 habitantes en 2008 (INE), de los cuales 16 626 vivían en el centro de la ciudad y el resto: 4250 en urbanizaciones residenciales a las afueras de esta, y 1565 de forma diseminada.[10]​ Un 12,2 % de su población era de nacionalidad extranjera, siendo los principales colectivos foráneos el rumano, el británico y el marroquí.[11]

Las residencias secundarias suman más de 9000, que se distribuyen en urbanizaciones y aglomeraciones de chalets, sin previa planificación. Hay seis urbanizaciones legales: San Gerardo (56 ha, 300 chalets), El Regalón (33 ha, 250 chalets), Sant Vicent y Oasis (16 ha, 250 chalets), Monte Blanco (2 ha, 20 chalets) y Vall de Llíria. Las aglomeraciones suman más de 60 y acogen unos 8000 chalets, y están construidas sobre suelo no urbanizable, en torno a la C-234 (Monrabana, Moncatí, Monte Aragón), al sur del casco urbano (La Buitrera, San Miquel), y junto a la carretera de Marines (Puxilis-Formidales, La Paridera-Monte Jarque, Safareig, Jardín de Lauro, Caramello).[8]

La evolución demográfica de estos núcleos de población es:

Liria es gobernada por una corporación local formada por concejales elegidos cada cuatro años por sufragio universal que a su vez eligen un alcalde. El censo electoral está compuesto por todos los residentes empadronados en Liria mayores de 18 años y nacionales de España y de los otros países miembros de la Unión Europea. Según lo dispuesto en la Ley del Régimen Electoral General,[13]​ que establece el número de concejales elegibles en función de la población del municipio, la Corporación Municipal de Liria está formada por 21 concejales. La sede actual del ayuntamiento liriano está en la plaza Mayor.

La economía de Liria se ha transformado en las últimas décadas, pasando de una estructura económica tradicional (agricultura de secano, artesanado local) a una moderna (agricultura de regadío, industrialización, actividades terciarias). Las hortalizas constituyen el principal cultivo, con 4375 ha, seguidas de los cítricos (5602 ha) y los frutales (1142 ha) y el algarrobo (1040 ha).[8]

La actividad industrial (27,1 % de la población activa) se ha desarrollado particularmente en las últimas décadas y presenta un arraigado componente endógeno, dada su evolución desde el artesanado tradicional. El principal sector es la confección, seguido de los materiales de construcción y el mueble.[8]

El concepto de deuda viva contempla solo las deudas con cajas y bancos relativas a créditos financieros, valores de renta fija y préstamos o créditos transferidos a terceros, excluyéndose, por tanto, la deuda comercial. La deuda viva municipal por habitante en 2018 ascendía a 5789,44 €.[n. 2]

     Deuda viva del ayuntamiento en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.

Por el término de Liria circulan las siguientes carreteras:[15]

Liria cuenta actualmente con varias líneas de autobús urbano operadas por Edetania Bus que comunican, entre otros, con el hospital comarcal.[18]

Por Liria circulan las líneas 145 y 245 de autobuses de los MetroBus (operadas por Edetania Bus), que comunican con la capital.

Liria es, además, cabecera de la actual Línea 2 de MetroValencia, con frecuencias de 30 minutos. En la década de 1990 fue cerrada y desmantelada la antigua línea de RENFE, construida en 1890, que circulaba entre Valencia y Liria pasando por Manises.[21]

El actual casco urbano de Liria tiene su origen en el cerro de la Sang, sobre el que se alza la iglesia de Santa María de la Sangre, en lo que se conoce como la Vila Vella. Junto a la iglesia se observan los restos del primitivo castillo, en cuyo entorno se dispone una serie de callejas adaptadas a la irregularidad del terreno. Durante los siglos XV y XVI el crecimiento estuvo contenido dentro del límite físico de las murallas. Fue a finales del siglo XVI y principios del XVII cuando la ciudad superó este recinto amurallado, y se asentó preferentemente en la cuenca dibujada por las tres colinas que la delimitan actualmente.[8]

A finales del siglo XVII inició un desarrollo de forma radial limitado por una serie de impedimentos físicos: el monte de la Torreta, el barranco entre este y la Pedrera, la huerta baja y el vial de distribución perimetral, que constituía el camino que ocupa actualmente la calle Mayor. En los siglos XVIII y XIX la ciudad tuvo como eje lineal del desarrollo dicha calle Mayor, mediante una red ortogonal de calles adaptadas al medio físico (en pendiente y siguiendo las curvas de nivel). La morfología de las calles adquirió entonces una impronta moderna, con alineaciones regulares, mayores y uniformes anchuras, y trazados más rectilíneos. A principios del siglo XX, cuando se modificó el trazado de la carretera comarcal Valencia-Ademuz, se creó un nuevo eje funcional que canalizó la posterior expansión urbana. Al mismo tiempo la carretera de Olocau se ha ido configurando como un eje de segundo orden, hoy fundamental, tras la ubicación de la mayor parte de la actividad industrial (polígono Pla de Rascanya), la localización de centros educativos y sanitarios, la favorable topografía y la proximidad de urbanizaciones (Sant Vicent, Oasis y otras).[8]

La denominación de Ciudad de la Música que recibe Liria, y su reconocimiento internacional se deben a la existencia de dos entidades municipales: el Ateneo Musical y de Enseñanza Banda Primitiva de Liria y la Unión Musical (Unió Musical),[49]​ que mediante sus respectivas bandas han logrado un gran prestigio alrededor del mundo.[8]​ Además de estas dos formaciones musicales existe en Liria un Conservatorio Profesional en donde se forman músicos procedentes de las dos sociedades lirianas, así como jóvenes músicos de toda la comarca.

El 5 de julio de 2014, durante el Festival Internacional de Música ‘Tierra de Gigantes’, se acreditó el hermanamiento entre la localidad manchega de Campo de Criptana y la capital de Camp de Turia.[56]

Llíria suscribió un acuerdo de hermanamiento de ciudades con el distrito chino de Pinggu (Pekín) en 2018,[57]​ otro con La Plata (Huila) (Colombia) en 2019[58]​ y otro con Boulemane (Marruecos) también en 2019.[59]



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