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Mosquera (Cundinamarca)



Mosquera es uno de los 116 municipios del departamento de Cundinamarca, Colombia. Se encuentra ubicado en la Provincia de Sabana Occidente. El municipio está conurbado con Bogotá y con Funza. Forma parte del Área metropolitana de Bogotá, según el censo DANE 2005.

El municipio está atravesado por la autopista Bogotá-Mosquera-Madrid-Facatativá de oriente a occidente. En los últimos años se han construido barrios de interés social debido a su cercanía con Bogotá y el bajo precio de la propiedad raíz en el municipio, lo que también ha atraído a multinacionales como la chilena Cencosud a establecerse en el municipio, que también tiene vocación industrial presente con fábricas de alimentos, materiales de construcción, etc.

En la época precolombina, el territorio del actual municipio de Mosquera estuvo habitado por los muiscas.

La población de Mosquera, llamada anteriormente Cuatro Esquinas, es conocida por la riqueza en yacimientos paleontológicos, los cuales han sido objeto de estudio sistemático en años recientes. También existen interesantes manifestaciones de arte rupestre consistentes en dibujos hechos con tinta roja en los acantilados de la región.

Los yacimientos paleontológicos fueron reconocidos científicamente por parte del investigador José Royo Gómez, del Servicio Geológico Nacional, director del Museo de Paleontología de la Universidad de California, quien exploró la zona en 1951. Los investigadores encontraron un importante depósito de animales fósiles, correspondiente a la era cuaternaria. Entre las especies extinguidas cuyos vestigios allí se conservan, figuran un perico ligero y la mandíbula de un mastodonte,[4]​ del que se conservan algunas vértebras y los grandes colmillos. Los yacimientos aludidos están ubicados en las fincas de Mondoñedo y Aguas Claras, dedicadas hoy a la cría de ganado.

Un hallazgo de gran interés fue verificado por Royo Gómez en las proximidades de los depósitos fosilíferos es el fragmento de una figura de cerámica, al parecer zoomorfa, con profundas incisiones en el lomo, a manera de espinas de pescado. Desde un principio se consideró tal objeto como atípico en la tipología de la cerámica del área muisca. Sin embargo ofrece algunas similitudes con fragmentos de cerámica hallados en la Laguna de Guatavita, en el año 1950, obsequiados al Instituto Colombiano de Antropología por el señor Peter Schuler.[5]​ La pieza se localizó en una capa geológica que parece ser bastante antigua, compuesta de fango y cenizas, capa que alcanza a recubrir gran parte de los cerros de la zona en la actualidad. Dicho estrato es, según los científicos citados, más antiguo que el estrato que corresponde a la cultura muisca, y pertenece al océano que cubrió la zona.

Gonzalo Jiménez de Quesada llegó por primera vez a la región con el fin de conquistar toda la Sabana de Bogotá, y luego de pasar por Zipaquirá, Guachetá, Suesca y Chía, decidió pasar de Suba a Funza. Antes, la actual región de Mosquera pertenecía al municipio de Funza.

El 27 de septiembre de 1861 el General Tomás Cipriano de Mosquera se había tomado el poder de la República liderando un ejército revolucionario; en ese momento decidió separar a la población de Cuatro Esquinas de la de Funza. De ahí el nombre de 'Mosquera', que recibió este municipio en agradecimiento a la gestión del presidente de facto.

El Ferrocarril de la Sabana de Bogotá, comúnmente conocido como el Tren de la Sabana, prestó el servicio de transporte ferroviario desde 1889, entre las poblaciones de la sabana y Bogotá. Sirvió como base para la expansión de las vías férreas hacia el resto del país, para las cuales posteriormente se unieron bajo administración de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia.

La construcción del ferrocarril de Bogotá a Facatativá pasando por Fontibón, Funza, Mosquera y Madrid, se contrató en 1873. En 1917, se inauguró la estación de la sabana y funcionó como punto central del sistema férreo nacional; se construyó en las afueras de la ciudad, hoy la esquina de la calle 13 con carrera 20, vía que comenzaba en el barrio San Victorino y se dirigía al occidente pasando por las poblaciones mencionadas.

Mosquera terminó la construcción de su estación en 1916. Localizada en la esquina de la calle quinta con carrera tercera del centro histórico, donde hoy funciona la casa de la cultura, fue un importante polo de desarrollo para el municipio, dado el movimiento de pasajeros y de carga que diariamente se producía.

Con el pasar de los años, el tren fue perdiendo importancia debido a que las poblaciones que éste conectaba se integraron al área urbana de Bogotá a través de las carreteras, que permitieron el desarrollo progresivo del transporte intermunicipal de pasajeros, por medio de buses, y el transporte de carga por medio de camiones. Las limitaciones técnicas del tren, como la baja potencia, la velocidad de los equipos y lo angosto de la carrilera, no permitieron que su modernización resultara viable.

El ferrocarril de la sabana fue liquidado en 1992 junto con los Ferrocarriles Nacionales de Colombia.

La comunidad salesiana arriba en 1903 a Mosquera como presencia religiosa, liderada por el acólito don Silvestre Rabagliati. Se instalaron en la casa de don Lorenzo Fonseca, con el propósito de inculcar en los jóvenes mosquerunos los pasos de san Juan Bosco, fundador de la congregación salesiana, y con el objetivo de formar nuevos salesianos así como de realizar sus ejercicios espirituales y hacer parte del desarrollo del municipio confiando en ellos la construcción del templo, el cementerio y el colegio. Su objetivo era transmitir a los jóvenes y sus familias formación de calidad tanto académica como en valores humanos y cristianos, siempre con la idea de realizar un trabajo formativo caracterizado por el amor y entrega hacia los demás, y una toma de conciencia por el deseo de conocer aspectos de la vida salesiana.

Mosquera pasó de ser un caserío de 700 habitantes a casi cien mil, actualmente. La tasa de crecimiento del 8.07%, según el DANE, deja ver su complejidad, cuando de darle techo a la creciente población se trata, toda vez que la demanda de nuevos proyectos, principalmente de vivienda de interés social, que sigue aumentando. En consecuencia, la necesidad de crear soluciones efectivas de vivienda ha sido una de las prioridades del municipio para cobijar un buen porcentaje de familias que carecen de ella, o que necesitan mejoramiento de sus espacios.

La necesidad de formar barrios se inició en Mosquera a mediados de la década de los 40, con un propósito de progreso y desarrollo. Cada habitante buscó su identidad en el seno del municipio para darle lugar a una ciudad moderna. En la actualidad, Mosquera cuenta con 67 barrios legalizados y 30 conjuntos cerrados, los cuales van desde el estrato 1 al 6.

Para el siglo XXI, la administración local no solo ha impulsado programas para el mejoramiento de vivienda, también ha sumado esfuerzos para la entrega de viviendas de interés social; a su vez, el municipio de Mosquera ha planeado mantener un equilibrio social, integrando viviendas entre los estratos 4 y 6, como las de los barrios Panorama, Quintas de Serrezuela,Cortijo de Serrezuela, Quintas del Trébol, Campobelo y Reservas de Alcalá, entre otros.

Esta es solo una pequeña muestra del crecimiento de los barrios y proyectos de vivienda en Mosquera con lo cual se ha logrado satisfacer todas necesidades de sus habitantes, sin dejar atrás los emblemáticos barrios del municipio como el Carmen, Bremen, La Esperanza, El Diamante, El Cabrero, y Los Puentes.

El 23 de agosto de 1968, con motivo del Congreso Eucarístico Internacional, el papa Pablo VI visitó Colombia, siendo el municipio de Mosquera uno de los lugares que contó con su presencia.

Los preparativos para el recibimiento del papa comenzaron varias semanas antes en el municipio. Para el día del encuentro con los campesinos, después de la visita del papa a la Casa de Nariño, se trasladó en helicóptero a la finca San José, localizada al oriente del área urbana, y colindante con la granja experimental Tibaitatá del Instituto Colombiano Agropecuario. Allí lo esperaban más de trescientos mil campesinos, que habían llegado desde las montañas, valles y veredas de Colombia y de algunas naciones vecinas. El papa se paseó entre ellos en un jeep, en un giro que duró una hora y que suscitó el entusiasmo de todos los presentes quienes aplaudían, agitaban pañuelos o pancartas y lanzaban orquídeas al papa. Pablo VI, desde la tribuna, se dirigió a los campesinos, hablando sobre la doctrina social cristiana y poniendo de relieve la opción preferencial evangélica de la iglesia por los pobres. En este discurso resonó por primera vez en América Latina el llamado del papa contra la violencia y la revolución y proclamó un saludo especial a los que allí se congregaron:

“Recibid nuestra bendición apostólica. Es para vosotros campesinos de Colombia, de américa latina; para todos vosotros, trabajares del campo en el mundo entero”.

Luego de presidir la eucaristía para la gran concentración de trabajadores, empresarios y universitarios en el campo eucarístico, tuvo un encuentro con el cuerpo diplomático y altas autoridades extranjeras llegadas a Bogotá con ocasión del congreso eucarístico. La razón de la presencia de Pablo VI en Colombia fe la celebración del XXXIX Congreso Eucarístico Internacional, que bajo el lema «vínculo de amor», constituyó una fuente de renovación para la iglesia colombiana y en particular para la Arquidiócesis de Bogotá, que desplegó un gigantesco esfuerzo y una creatividad nunca antes vista, para reavivar y modernizar el espíritu de los católicos dentro de las recientes enseñanzas del Concilio Vaticano II.

Con la llegada de los salesianos a la población, a principios del siglo XX, en los primeros meses del año 1905, el alcalde, don Venancio Jiménez, encargó al padre Mauricio Arato, director de la casa salesiana, la construcción de una iglesia que estuviera a la altura del creciente progreso de la población. El 4 de julio del mismo año se colocó la primera piedra para la edificación del templo, en donde hoy existe, y que fue edificado en honor a la virgen María Auxiliadora. Los planos de la iglesia fueron elaborados por el ingeniero Ruperto Ferreira, proponiendo la combinación de los estilos gótico, romano y bizantino, pero dada la escasez de recursos fue construida en adobe y teja de barro. En tres años se terminó y pudo darse al servicio el tramo principal, mientras se adelantó lentamente la construcción de la fachada y de la torre. En 1910, el padre Jorge Herrán fue nombrado capellán de la iglesia y continuó los trabajos del templo casi hasta su completa terminación.

La instauración como parroquia se vino a dar gracias a la voluntad de monseñor Perdomo, el 14 de marzo de 1930, cuando expidió el decreto de la parroquia, fijándole los mismos límites que en lo civil el municipio. El día 19 del mismo mes se llevó a cabo la solemne ceremonia canónica y la posesión del primer párroco, R. P. Julio Caicedo Téllez, quien fue elevado posteriormente a la dignidad de obispo.

En 1942, fue nombrado párroco el R. P. Miguel Müller, sacerdote salesiano de nacionalidad alemana, a quien desde el primer momento le pareció pequeña y deficiente la iglesia existente y principió a dar los pasos pertinentes para la construcción de un nuevo templo. Esta idea se cristalizó el 8 de diciembre de 1943, cuando se colocó la primera piedra del templo. El arquitecto español Constantino de Castro, salesiano, proyectó los planos en estilo romántico, de tres naves de cincuenta metros de longitud por veinte de ancho, dieciséis metros de alto en la parte central, y ocho en las laterales. Las torres, treinta y seis metros de altura.

Después de siete años de trabajos interrumpidos, dada la escasez de recursos, se logró su completa terminación, no solo en la parte arquitectónica sino también en el decorado y adquisición de todos los elementos y enseres necesarios. El templo posee un reloj de seis caras fabricado en los talleres salesianos del colegio León XIII de Bogotá; un órgano Hammond de gran sonoridad; una espléndida puerta de acero construida en la población, por el señor Julio García, y un juego de tres campanas de vuelo, armónicamente afinadas, las cuales fueron fundidas en bronces en el municipio bassano del Grappa, Italia, por la empresa Colbachini. La mayor pesa 800 kilos, la segunda 600, y la mejor 400. Además, llama poderosamente la atención, el ara o altar mayor, una gran piedra para consagrar de un solo bloque, con peso de 4 toneladas. El 20 de mayo de 1951, se llevó a cabo la solemne consagración de templo, con grandes festejos cívicos y religiosos que duraron siete días.

La ciudad de Mosquera está situada en la Provincia de Sabana Occidente, en el Departamento de Cundinamarca, sobre la Cordillera Oriental; tiene una población de más de 45.000 habitantes; su extensión total es de 107 km² y con una temperatura promedio entre 12 y 14 ºC.

Mosquera limita con los municipios de Madrid, Funza, Bojacá y Soacha. Su cabecera municipal se encuentra a una altitud de 2516 m s. n. m.

Su verdadero nombre es Desierto de La Herrera, pero es comúnmente conocido como Sabrinsky, en razón a que en la conocida película Zabriskie Point de Michelangelo Antonioni, en la década de los 70; la historia se desarrolla en el desierto de Arizona, en lugares muy similares a los del desierto de La Herrera.

Partiendo desde Mosquera por la carretera hacia Tena y La Mesa, al iniciar la zona montañosa, muy cerca de Mondoñedo, existe un lugar recóndito, silencioso y exótico, que permite apreciar un terreno fuera de lo común, en medio del verde. Este lugar presenta unas condiciones de régimen de lluvias que han creado una zona desértica en medio de cerros y lagunas; existe un ecosistema atípico que se ha producido por la influencia de los vientos secos que recorren el altiplano y que al encontrarse con los vientos húmedos que ascienden de la cordillera, permiten su ascenso y generan un sector con escasas lluvias. Es un esplendoroso terreno erosionado de vivos colores con excavaciones donde se encontraron restos de mastodontes y enterramientos indígenas.

Uno de los atractivos ecológicos de Mosquera es el conjunto de pictogramas que se encuentran en las piedras de la cátedra de Usca. Allí se pueden hallar grabados antropomorfos inscritos en paredes verticales de la conocida serie de pinturas rupestres de los cerros de Usca. Las piedras están localizadas a 4,5 km al sur de la población, en la vereda Balsillas (sobre el costado norte de los cerros de Usca), frente el desierto de Zabriskie.

En los cerros de Usca y la cátedra hay al menos 20 piedras y 4 paredes verticales con vestigios de pictogramas y algunos petroglifos que narran las primera palabras, símbolos e imágenes del pasado indígena (muisca y panche) que aún no han podido ser descifradas. No obstante su belleza, las piedras de Usca se ven afectadas por la explotación indiscriminada por parte de grandes industrias mineras que han acabado con gran parte de estos vestigios indígenas por lo que tienden a desaparecer paulatinamente.

Mosquera conserva gran mayoría de los humedales de la zona occidental del departamento. Por ejemplo, en la laguna de la Herrera, para ver espejos de agua hay que subir a un cerro y desde lo alto; la delimita una cerca de postes de cemento y alambre de púas; sus aguas están muy contaminadas , tanto que el viento en ocasiones saca grandes volúmenes de espuma; en el lado sur pasa una carretera por la cual circulan cientos de volquetas cargadas de recebo, el cual suelta polvo que contamina la laguna; el lado norte colinda con fincas privadas que no permiten el acceso a la laguna.

La Laguna de la Herrera es un cuerpo de agua que respira al suroriente de la cuenca hidrográfica del río de Bojacá, localizada en el costado suroccidental de la Sabana de Bogotá. Está conformada por una serie de bajos y depresiones comprendidos entre la hacienda de Serrezuela y Casa Blanca de Madrid, por el norte, y las lomas de Mondoñedo y vista hermosa que rodea la laguna, por el sur, con un máximo de 2 metros de profundidad y una extensión de 21.200 ha.[6]

La laguna tiene una extensión aproximada de 4.5 km² y es el recurso hídrico natural más grande de la sabana, aunque con el paso del tiempo la vegetación acuática ha venido cubriendo el cuerpo de agua; la deforestación y explotación minera han venido secándola progresivamente, perjudicando a la gran variedad de especies animales y vegetales que allí habitan. Hoy día ha perdido más del 50 por ciento de sus aguas, las cuales han dado paso a enormes extensiones de pastos que hoy son alimento del ganado lechero de la región. De otra parte, el agua es utilizada para el regadío de cultivos agrícolas y por algunas empresas floricultoras, actividades que han contribuido a su secamiento

Según relata el historiador Miguel Aguilera, en su monografía histórica del municipio de Mosquera, el nombre dado a este ecosistema de la sabana de Bogotá probablemente se originó del apellido de los Olaya de Herrera, prestigiosa familia que vivía en ese entonces.

Forma parte del sistema de regulación hídrica del río Bogotá, en la Sabana de Bogotá, y pertenece al conjunto de humedales. Se encuentra localizado entre los municipios de Funza y Mosquera, a 2.548 m s. n. m.

El humedal Guali es compartido por los municipios de Mosquera y Funza, teniendo este último la mayor parte de ecosistema (alrededor del 70%). De acuerdo con fuentes oficiales, el humedal tendría 198 hectáreas en 1998, y es considerado como parte de un desaparecido lago del Altiplano Cundiboyacense. Sus aguas presentan contenidos altos de ácido, sulfato, fosfato, hierro, manganeso, valores de oxígeno, CO2 y alcalinidad, que reflejan una calidad regular de aguas.

Casi todas las especies de animales que se pueden encontrar en Mosquera son mamíferos como el Conejo de monte, el Comadreja, el chucha, el Murciélago, la Nutria; algunos ratones y Zorros. Aves como la Garza, la mirla patinaranja, las Monjitas,el Parula, el Tingua de Bogotá, el Zambullidor Y varias especies de colibríes y aves migratorias de Estados Unidos y Canadá como el Gualón, el gavilán blanco, el halcón patero, especies de Patos, como el Pato Canadiense y el Pato cola de Gallo. Las especies de anfibios son pocas pero existen algunas como la rana, el coquí, el Lagarto reptiles como la serpiente tierrera y Peces como el Guapuchas y la Trucha Arco Iris. también se crían vacunos, equinos y caprinos.

Mosquera posee una gran variedad de vegetación, principalmente acuática; las principales especies vegetales son el Pasto Kikuyo, el Barbasco, el Botoncillo, el Buchón de agua, el lirio acuático, la Cortadera, la Espadaña, la Guaba, el Helecho de agua, Junco, el Junco pequeño, la Lenguevaca, la Lenteja de agua y la sombrilla de agua son los principales.

Mosquera cuenta con varios sitios turísticos,[7]​ la mayoría reconocidos por su antigüedad; también cuenta con diversas actividades y festividades culturales como el Festival Cultural y Deportivo Recrearte, que se celebra cada año y que cuenta con muestras folclóricas, deportivas y culturales del municipio; también se conmemora la Semana Cultural, que se ha llevado a cabo desde 1995, en la que se celebra el aniversario de Mosquera. También cuenta con festividades anuales como el Festival de Tunas, Vacaciones Recreativas, Festival del Viento, Noche de las Velitas, Novenas Navideñas y desde el año 2014 el Festival Internacional de Teatro de Mosquera.

En el municipio se encuentran:

El municipio cuenta con una importante actividad agrícola en la que se destaca la ganadería lechera y una de sus fortalezas radica en las grandes haciendas que se dedican a esta actividad y a la calidad excepcional de sus tierras. Su crecimiento ha sido notable en los cultivos como espinacas, coliflor, lechuga, zanahoria, apio, ajos, papa y arveja entre otras. Se ha tecnificado la siembra y recolección. Aunque en Mosquera se cultivan flores como en el caso de Funza y Madrid, mosquera se destaca más en el cultivo de verduras. En ganadería se explota la raza Holstein y Normanda, para lechería y carnes, la cría y ceba de especies menores como cerdos y pollos. El sector de comercio y servicios está representando por establecimientos comerciales como almacenes, salones de belleza, confecciones, droguerías, centros de cómputo, supermercados, restaurantes, etc.

En Mosquera tenemos un 62% del sector industrial cuenta con 237 empresas registradas en la cámara de comercio de Facatativa al año 2010, pero solo 274 según el censo el 2005, 28% unipersonales, 42% microempresas entre 2-5 trabajadores, 16% son microempresas de 6-10 trabajadores (48 empresas) con una mejor perspectiva de crecimiento y generan empleo. Mosquera cuenta con varias empresas de productos alimenticios: Doria S.A.S, molinos el lobo S.A., fiberglass Colombia S.A. purina Nestle S.A. En Mosquera podemos encontrar una serie de situaciones desfavorables tales como: La prohibición de la entrada de vehículos pesados ya que el diseño de las carreteras no están aptas para vehículos de cierto peso, todo ello sin sacrificar el mercado, en el área de otras infraestructuras se requiere más espacio y esparcimiento para los deportes, escenarios y un reacomodo de instalaciones administrativas del municipio, hay una falta de calificación de mano de obra, lo cual ha derivado el contrato del personal de otras poblaciones Por el contrario tenemos unas ventajas tales como: que se destaca en la producción ganadera, lechería que se radican en grandes haciendas; en la parte agrícola se destaca por el gran aumento de la producción de coliflor lechuga zanahoria apio ajos papa y arveja entre otros ya que gracias a la ubicación estratégica, su cercanía a Bogotá y su clima es que se puede dar esta clase de producción. Algunos factores para mejorar la economía son nuevos proyectos que pretender generar 4500 empleos directos y 1000 indirectos la tracción de industrias y empresas que se ubicaran en 83 lotes del municipio, se necesitan nuevas infraestructuras de alcantarillado es necesario mejorar la cobertura para ciertos sectores.

Una manera de mejorar nuestra economía sería la creación de empresas para así mismo generar empleo, una de las causas es que los mosquerunos no tienen un nivel de educación medio. El municipio cuenta con una importante actividad agrícola en la que se destaca la ganadería lechera y una de sus fortalezas radica en las grandes haciendas que se dedican a esta actividad y a la calidad excepcional de sus tierras. Su crecimiento ha sido notable en los cultivos.



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