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Operación Bagratión



Decisiva victoria soviética;

La operación Bagratión (en ruso, Oперация Багратиóн) fue el nombre en clave que recibió la gran ofensiva general del Ejército Rojo para destruir al Grupo de Ejércitos Centro alemán durante el verano de 1944. El 22 de junio de 1944, tres años después de la invasión alemana de la Unión Soviética, las fuerzas soviéticas dieron comienzo a la operación, coincidiendo con el conflicto abierto en el frente occidental por el desembarco aliado en Normandía, iniciado dos semanas antes. El ataque, que debía impedir el traslado de divisiones enteras alemanas al frente occidental y retirar de la guerra a Finlandia, Rumania y Bulgaria, alcanzó su punto álgido cinco semanas más tarde y acabó infligiendo enormes pérdidas al bando germano. Cuando el Ejército Rojo llegó a las puertas de Varsovia a finales de julio, obligó a la Alemania nazi a retroceder hacia su propio territorio, hasta la derrota final en la guerra con la caída de Berlín un año después. Supuso la mayor derrota del ejército alemán en toda su historia.

A fines de noviembre de 1943 se realizó la Conferencia de Teherán, primera vez que se reunieron los líderes aliados, Iósif Stalin, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt. En esa reunión, caracterizada por la desconfianza mutua, Roosevelt y Churchill le comunican a Stalin que en agosto del año siguiente, desembarcarán en la costa francesa, abriendo finalmente el frente occidental que la URSS venía reclamando desde tres años atrás. Stalin sostuvo entonces que la URSS debía realizar una ofensiva que diera un golpe devastador a las fuerzas alemanas, simultáneamente con el desembarco aliado, e impedir así, el traslado de fuerzas alemanas al frente Occidental, pero por razones estratégicas, Stalin lo aplazó.

La planificación de la operación comenzó en la primavera de 1944. A mediados de abril el Estado Mayor General aplazada por meteorología adversa al 6 de junio. El 20 de mayo, tras no recibir otras propuestas, Stalin en persona eligió el nombre en clave de la operación: "Bagratión", nombrado en honor al comandante Piotr Bagratión, quien ganó fama durante la Guerra Patriótica de 1812 en la batalla de Borodinó, en la cual murió haciendo frente al Ejército napoleónico. La ofensiva comenzaría en el tercer aniversario de la invasión de la Unión Soviética, el 23 de junio. El alto mando soviético celebró la conferencia final el 22 y 23 de mayo. El objetivo era la destrucción del Grupo de Ejércitos Centro, con un avance simultáneo en seis sectores y con dos ofensivas principales que avanzarían sobre Babruisk, en la ruta de Minsk, que era donde tendrían que converger los tres frentes bielorrusos procedentes de dos direcciones, a ambos lados del Río Berézina.

Esta batalla se ha descrito como el triunfo del concepto del engaño militar, basado en una completa desinformación del adversario gracias a la completa coordinación de todos los movimientos en el frente y el tráfico de señales a fin de desorientar al enemigo sobre el auténtico objetivo de la ofensiva. Pese a las gran cantidad de fuerzas desplegadas frente a Bielorrusia, las fuerzas soviéticas lograron impedir completamente que los alemanes supieran cual sería el lugar donde se concentraría la ofensiva, hasta que fue demasiado tarde. Los soviéticos llamaron a este tipo de operaciones maskirovka, que en ruso significa literalmente «camuflaje», «ocultación» o «enmascaramiento».

La Stavka soviética había definido tres opciones de ataque a mediados de 1944, siendo evidente tanto para el Alto Mando del Ejército Germano (OKH) como para la propia Stavka que las fuerzas soviéticas no desaprovecharían la ocasión de lanzar una gran ofensiva en el verano boreal de 1944 (entre junio y septiembre). Las opciones del Ejército Rojo eran:

Todas las alternativas fueron rechazadas, por el riesgo de hallar una severa resistencia alemana, y se decidió que finalmente un avance por el centro mismo de Bielorrusia era la única opción que permitiría tomar por sorpresa a la Wehrmacht, considerando que los pantanos de la cuenca del río Prípiat eran un obstáculo militar casi imposible de franquear, pero precisamente la dificultad en salvar este accidente geográfico causaba que el Grupo de Ejércitos Centro de la Wehrmacht aún contase con tropas en buenas condiciones, sin ser afectadas por las contraofensivas soviéticas. Ante ello, la Stavka decidió que el ataque principal del Ejército Rojo se lanzaría al norte de los pantanos del Prípiat contra las principales fuerzas del Grupo de Ejércitos Centro, para destruir la mayor cantidad posible de tropas alemanas y al mismo tiempo comprometer la ruta de escape del Grupo de Ejércitos Norte.

La maskirovka fue diseñada por los soviéticos muy detalladamente para la operación Bagratión y supuso el despliegue aparente de seis ejércitos blindados en Ucrania, dejados en forma muy visible para el reconocimiento aéreo de la Luftwaffe lo que provocó un despliegue defensivo alemán destinado a contrarrestar un supuesto ataque contra el Grupo de Ejércitos Sur desde el norte de Ucrania en dirección al Báltico. El tráfico de vehículos soviéticos fue intencionalmente reducido en la zona central de Bielorrusia e intensificado en el sector noroccidental de Ucrania, para que así el OKH alemán no sospechara de que el verdadero golpe lo asestaría el Ejército Rojo precisamente en Bielorrusia contra el Grupo de Ejércitos Centro. Mientras que los pocos vehículos soviéticos que transitaban por la región bielorrusa transportaban grandes contingentes de tropas, los numerosos convoyes soviéticos que aparecían en la zona ucraniana de Leópolis y Przemyśl marchaban vacíos, engañando a los alemanes y sus reconocimientos aéreos. El movimiento de tropas soviéticas de reserva se realizó también en medio del mayor secreto, transmitiendo órdenes muy anticipadas, exigiendo que los estados mayores de cada Ejército soviético emitieran solo órdenes verbales (y nunca escritas) y evitando todo uso de radios o aparatos de telecomunicación. De igual modo, la Stavka ordenó transportar tropas solamente de noche y sin encender las luces de los camiones; con el fin de evitar accidentes, se dictaron severísimas órdenes para que los camiones marcharan a una misma velocidad de convoy.

De igual modo se dispuso que el despliegue de fuerzas del Ejército Rojo en las posiciones del frente se ejecutase solo cuando todas las divisiones de un ejército hubieran llegado al punto de reunión, prohibiendo que divisiones aisladas marchasen al frente. Inclusive se ordenó que, en caso de divisar un posible avión de reconocimiento alemán, las fuerzas soviéticas de tierra se dispersaran y fingieran la construcción de caminos o aeródromos. La operación Bagratión, en combinación con la Ofensiva Leópolis-Sandomir lanzada pocas semanas después en Ucrania, permitió a la Unión Soviética recuperar casi todo el territorio que controlaba antes de la invasión alemana de 1941, penetrar en territorio del Reich alemán por Prusia Oriental y alcanzar las afueras de Varsovia tras ocupar la región al este del río Vístula del Gobierno General, la porción de Polonia ocupada por Alemania tras el reparto de Polonia entre el Tercer Reich y la Unión Soviética.

Luego de la derrota de Stalingrado en febrero de 1943, las tropas alemanas fueron retrocediendo hasta establecer el frente oriental al este de los países bálticos, al este de Bielorrusia y al oeste de Ucrania. Los alemanes sabían que en el verano de 1944 la Unión Soviética llevaría adelante una ofensiva, de manera más o menos simultánea con el desembarco aliado en la costa atlántica. Debido a que los soviéticos habían logrado el máximo avance en Ucrania, llegando a ubicarse a apenas 200 km de Varsovia, los alemanes descontaban que el ataque se concentraría allí, en la zona de Kóvel.[11]​ La exitosa inteligencia soviética se orientó a ratificar esa creencia.[11]

Para preparar la defensa, Hitler fortaleció los ejércitos ubicados en Ucrania transfiriendo grandes cantidades de tropas, tanques y armamentos que se encontraban en Bielorrusia. Simultáneamente, en marzo de 1944, destituyó a los generales Erich von Manstein y Ewald von Kleist, y reorganizó los dos ejércitos establecidos en Ucrania, poniendo a su frente a dos generales «nazis convencidos», Walter Model (el único general alemán con un oficial de las SS en su estado mayor) y Ferdinand Schörner.[11]​ A partir de ese momento, Hitler decide dar por finalizada la estrategia basada en maniobras, para adoptar una estrategia de «plazas fuertes», como Ternópil y Kóvel en Ucrania, Vítebsk, Orsha, Maguilov y Babruisk, ubicadas en el este de Bielorrusia (sobre las que caerá la operación Bragatión), y Vilna en Lituania.[11]

En el área de Bielorrusia, se encontraba el Grupo de Ejércitos Centro, al mando de Ernst Busch, un militar con escasa iniciativa propia que se limitaba a cumplir las órdenes de Hitler. Adicionalmente, Hitler decidió no establecer una segunda línea de defensa en Bielorrusia, con el fin de que sus generales en el terreno no pudieran utilizarlas para disponer una retirada.[11]​ El Grupo de Ejércitos del Centro había sido reducido drásticamente de tropas y tanques, que fueron enviados a los dos ejércitos de Ucrania, debido a la ya referida creencia que la ofensiva soviética se concentraría en Kóvel. Sin embargo aquí se concentrará el grueso de la operación Bagratión.

En el norte, en el área de los países bálticos aliados de Alemania, se ubicaba el Grupo de Ejércitos Norte, al mando de Georg Lindemann.

Por entonces Hitler estaba concentrado principalmente en el frente occidental, que se abriría con el Desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944, algo que los soviéticos le venían reclamando a los aliados desde hacía tres años.[11]​ Se considera que la atención preferencial de Hitler por el frente occidental y la insuficiencia de planeamiento en el frente oriental, se debió a que el líder nazi ya consideraba por entonces que la guerra contra la URSS era una causa perdida.[11]

En la zona norte, el mariscal soviético Iván Bagramián, al mando del Primer Frente Báltico, lanzó una gran ofensiva el 5 de julio (comprendiendo al 43.° Ejército, al 4.° Ejército de Choque y el 6.° Ejército de Guardias) hacia Lituania, teniendo como objetivo las ciudades de Šiauliai y Kaunas, mientras también las fuerzas soviéticas se preparaban para llegar a la costa báltica y bloquear a las fuerzas germanas estacionadas en Estonia y el este de Letonia. La ciudad de Šiauliai fue tomada por los soviéticos el 27 de julio, quienes con este triunfo se adentraron profundamente en suelo lituano, mientras el día 31 de julio las fuerzas del Ejército Rojo llegaron al golfo de Riga amenazando con un cerco inminente a las fuerzas germanas situadas al este de Letonia y Estonia; de hecho, la mayor parte del Grupo de Ejércitos Norte estaba concentrada a lo largo de la costa báltica desde Narva hasta Riga (incluyendo algunas Waffen SS), por lo cual la ofensiva soviética hizo al OKH temer un masivo cerco contra los restos del Grupo de Ejércitos Norte de la Wehrmacht.

Solo un masivo contraataque alemán (tanto desde el sur como de las fuerzas cercadas) pudo restablecer posteriormente la conexión terrestre ininterrumpida desde Lituania con las tropas alemanas cercadas más al norte, pero esto solo fue suficiente para permitir al Grupo de Ejércitos Norte una retirada rápida y ordenada en el mes de septiembre, abandonando definitivamente el territorio estonio y el este de Letonia, para concentrarse en la costa de Curlandia. Con ello, la operación Bagratión también amenazó con aislar del resto del Reich a las unidades alemanas del Grupo de Ejército Norte que combatían en Curlandia; así como significó para los soviéticos ocupar la mayor parte de Lituania para, desde allí, penetrar luego en territorio propiamente alemán, en Prusia Oriental, a mediados de agosto de 1944.

Mientras tanto, en Bielorrusia, el Grupo de Ejércitos Centro de la Wehrmacht contaba con cerca de 800.000 mil soldados, a los cuales se enfrentarían 1.200.000 mil soldados soviéticos. El rápido avance fue logrado inicialmente por la sorpresa del ataque y la falta de reservas móviles que permitieran el desplazamiento de tropas alemanas, iniciándose el ataque con un sostenido bombardeo aéreo y artillero sobre las posiciones alemanas, luego las tropas soviéticas aprovecharon excelentemente su superioridad numérica en infantería y artillería sobre los alemanes, atrapando destacamentos de la Wehrmacht en pequeñas bolsas a lo largo del frente; esto permitió a los soviéticos arrollar las posiciones defensivas de los alemanes y mantener un sostenido avance donde el factor sorpresa fue un elemento decisivo en favor del Ejército Rojo. La creencia del OKH en un ataque soviético contra el Grupo de Ejércitos Sur impidió que las fuerzas germanas en Bielorrusia contasen a tiempo con baterías de cañones y unidades Panzer suficientes para detener el violento y repentino avance soviético, lo cual fue decisivamente fatal para las fuerzas germanas del Grupo de Ejércitos Centro. Esta situación fue agravada por el hecho que los soviéticos lanzaron simultáneamente la Ofensiva Leópolis-Sandomir en el sector sur, lo cual forzó al OKH a un esfuerzo logístico excesivo para proporcionar suficientes cañones y tanques a dos sectores gravemente amenazados: Ucrania y Bielorrusia.

En Bielorrusia el factor sorpresa llevó a las fuerzas soviéticas del 1.er Frente Bielorruso y del 2.º Frente Bielorruso a las órdenes del mariscal Konstantín Rokosovski a las puertas de Varsovia a finales de julio, tras causar daño al 4.° Ejército de la Wehrmacht en las sucesivas ofensivas contra Minsk, Mogilev, Vítebsk y Babruisk, expulsando a los germanos del suelo bielorruso a lo largo del mes de julio, y utilizando en esta operación un masivo apoyo aéreo en momentos críticos cuando la Luftwaffe se hallaba seriamente comprometida en Francia para detener a los británicos y estadounidenses que acababan de desembarcar en Normandía.

Utilizando su superioridad numérica al máximo, los soviéticos lanzaron su ataque contra Vítebsk y avanzaron rápidamente hacia la propia localidad, cercándola el 25 de junio. Pese a tenaz resistencia de los alemanes, las tropas soviéticas tomaron Vitebsk tras feroces combates el 27 de junio. La situación en Minsk fue igualmente de sorpresa total para las fuerzas alemanas, pues dicha ciudad era la capital bielorrusa y cuartel general del Grupo de Ejércitos Centro, así como su centro de comunicaciones. Los ataques soviéticos contra Minsk empezaron el 25 de junio, siendo que las tropas germanas acantonadas en los alrededores de la ciudad se vieron rebasadas rápidamente por los soldados del Ejército Rojo; las líneas de defensa alemanas quedaron también inútiles por la superioridad soviética en los tanques y artillería, siendo inviable para las tropas alemanas mantener sus posiciones por mucho tiempo.

En Babruisk los soviéticos lanzaron su ofensiva el 25 de junio y controlaron pronto todos los accesos a la localidad formando un kessel (cerco) que encerraba a gran cantidad de tropas alemanas tomadas por sorpresa; aquí la resistencia germana fue especialmente violenta y los soldados de la Wehrmacht atrapados en Babruisk (dos divisiones completas de infantería, más una brigada panzer) comprendieron prontamente que no tenían posibilidad alguna de recibir refuerzos para huir del cerco, por lo cual deberían abrirse paso en medio del nutrido fuego de artillería soviética para poder llegar hacia Minsk. Los soviéticos se lanzaron al ataque de las tropas cercadas en Babruisk, iniciándose feroces combates en los alrededores de la localidad, y luego un violentísimo combate urbano dentro de la propia ciudad. Los mandos alemanes de Babruisk, de la División 383 y la División 134, debieron luchar simultáneamente contra las tropas soviéticas que intentaban tomar la ciudad y contra las fuerzas que ocupaban las posibles rutas de escape.

La orden de salida fue ejecutada por los mandos de la guarnición alemana pese a sufrir fuertes bajas durante los ataques soviéticos contra la propia localidad, de hecho el escape del kessel de Babruisk revistió especial dificultad, pues el punto de llegada era la propia Minsk, que ya estaba bajo ataque; además los soldados alemanes deberían cruzar una zona de 40 kilómetros de bosques ocupados por los soviéticos, y al mismo tiempo abrirse paso entre las fuerzas soviéticas que penetraban en la ciudad. El escape se ejecutó con éxito pese a que las unidades de la Wehrmacht sufrieron algunas bajas. La localidad de Babruisk fue tomada finalmente por los soviéticos el 27 de junio, apresando a los soldados alemanes que tuvieron que ser dejados atrás en la evacuación (como los heridos de combate), mientras los sobrevivientes de la guarnición germana que pudieron huir del cerco se dirigieron a Minsk.

La capital de la RSS de Bielorrusia, Minsk, se había convertido en el punto de reunión de todas las tropas alemanas que retrocedían desde los alrededores de Mogilev y Vítebsk, así como de la guarnición alemana de la ciudad de Babruisk que había podido huir desde la misma localidad sitiada; no obstante, las propias fuerzas alemanas de Minsk se hallaban ya bajo fuerte presión del Ejército Rojo, y los sobrevivientes de la Wehrmacht que llegaban a la capital bielorrusa quedaban de inmediato absorbidos para la defensa de la ciudad por orden del general Ernst Busch, que insistía en conservar la ciudad por el mayor plazo posible. Pese a la tenaz resistencia de los alemanes, Minsk fue tomada por los soviéticos el 3 de julio tras una feroz batalla defensiva, capturándose a 50 000 soldados alemanes en una nueva bolsa, incluso pequeños grupos de soldados alemanes que se habían replegado en puestos más avanzados quedaron apresados o debieron huir inmediatamente apenas llegaron a Minsk, ante la inminente toma de la ciudad por parte del Ejército Rojo.

Tras la caída de Minsk, el empuje de las tropas soviéticas continuó, poniendo como siguientes objetivos las zonas más occidentales de Bielorrusia, limítrofes con Polonia, lanzando ataques contra Vilna, Grodno y Bialystok. En esta etapa de la lucha, las vanguardias del Ejército Rojo contaron con el apoyo de partisanos polacos.

El AK estaba ya muy bien organizado en esas fechas, y lanzó una revuelta en la ciudad de Vilna (la actual capital de Lituania) el 7 de julio, al conocerse el avance soviético. Pese a contar con poco armamento pesado, los partisanos polacos lograron penetrar en Vilna y cercar a la guarnición de la Wehrmacht, enfrentada simultáneamente a detener a los soviéticos y recobrar el control sobre Vilna. Tras varios días de cerco, las fuerzas alemanas debieron retirarse ante el empuje del Ejército Rojo en el este de la ciudad y la imposibilidad de repeler al AK, que se había hecho con el control de Vilna el 14 de julio.

Las avanzadas soviéticas llegaron masivamente al día siguiente, pero por órdenes de Stalin, la NKVD soviética apresó casi de inmediato a los jefes del AK que intentaron llegar a un acuerdo de colaboración polaco-soviética, en tanto el régimen estalinista ansiaba suprimir toda fuerza política o militar polaca que ensombreciera al Armia Ludowa controlado por los comunistas polacos. El resto de los partisanos polacos del AK, entendiendo la imposibilidad de mantener buenas relaciones con el Ejército Rojo, volvieron a sus refugios en los bosques de la región comenzando una tenaz lucha de guerrillas contra los soviéticos.

Paralelamente a la ofensiva sobre Vilna, las avanzadas soviéticas siguieron su ataque hacia Grodno y Bialystok en simultáneo, Grodno fue un punto de reconcentración para las unidades de la Wehrmacht que habían estado retirándose durante semanas de Bielorrusia, pero su descanso duró poco tiempo, en tanto desde el 5 de julio lanzaron sus ataques sobre la localidad el 49.º ejército, el 50.º ejército y el 3.er Ejército soviéticos del 1.er Frente Bielorruso. Las unidades alemanas sobrevivientes eran el LV Armeekorps y los restos del 2.º Ejército, pero no impidieron la caída de Grodno el 16 de julio. Las tropas alemanas vencidas en Grodno intentaron formar un núcleo de resistencia en Bialystok (bajo ataque del 3.er Ejército soviético desde el 5 de julio) pero sin reservas de alimentos y municiones, debieron retirarse pese a una tenaz resistencia. Los soviéticos finalmente tomaron Bialystok el 27 de julio.

En los puntos de ataque más severo, las ventajas cualitativas y numéricas de los soviéticos fueron aplastantes, por lo cual las líneas de defensa de la Wehrmacht simplemente se derrumbaron al carecer de suficientes hombres para sostenerse frente a un ataque masivo del Ejército Rojo, al punto que el abandono de las posiciones era la única alternativa de los alemanes ante un casi seguro aniquilamiento a manos de los soviéticos.

En esta ocasión la táctica soviética concentraba los ataques sobre un punto específico del frente alemán, aplicando allí la superioridad numérica de manera aplastante hasta que el resto de unidades germanas en el frente se viera presionado a enviar refuerzos urgentes al punto amenazado. Ello permitía un mayor debilitamiento de la línea de defensa alemana y posteriores ataques soviéticos a lo largo de esta, multiplicando los puntos débiles atacados sin que la Wehrmacht pudiera atender eficazmente todas las brechas creadas por el Ejército Rojo gracias a su enorme superioridad en números, lo cual permitía mantener un ataque sostenido y masivo en varios puntos de la línea alemana a la vez.

Esto se sumaba a la rapidez y profundidad del ataque (similar a las operaciones en profundidad ideadas por Mijaíl Tujachevski), con la cual las fuerzas soviéticas trataban de perforar las defensas alemanas y una vez logrado ello penetraban en la retaguardia enemiga con la mayor rapidez posible, utilizando unidades de tanques que «barrieran» las defensas enemigas y permitieran el paso de la infantería propia para forzar el avance y destruir los nidos de resistencia simultáneamente.

Con ello el colapso de las posiciones alemanas era inevitable, debido a la inferioridad germana en número de tropas y de tanques. La única salvación para los defensores alemanes consistía en retroceder las líneas velozmente, pero el OKH se oponía tajantemente a esta opción hasta cuando era demasiado tarde para salvar tropas. De hecho, las órdenes de retirada para el Grupo de Ejércitos Centro se emitieron cuando ya había grandes masas de tropas cercadas (como en Babruisk), mientras Hitler exigía al OKH movilizar como «refuerzo» a divisiones que ya estaban bajo ataque soviético (como en el asedio de Minsk).

Gracias a la rapidez del ataque y de la penetración, diez días después de tomar Minsk, el Ejército Rojo alcanzó la frontera prebélica de Polonia, en la cual los soviéticos se detuvieron por propia iniciativa, mientras los alemanes recién empezaban a reorganizar sus divisiones que ya habían sufrido numerosas bajas.

La ofensiva ejecutada por los soviéticos sobre el territorio norte de Ucrania se dirigió sobre el Grupo de Ejércitos Sur de la Wehrmacht, aunque tuvo un menor éxito y alcance que los obtenidos en Bielorrusia unas semanas antes. Aun así, lograron liberar la importante ciudad de Leópolis y toda la zona de la Ucrania occidental que continuaba bajo control alemán.

La grave derrota alemana causada por estas operaciones también facilitó la entrada de la URSS en los Balcanes en agosto de 1944, pues al terminar la operación Bagratión diversos políticos rumanos ejecutaron un golpe de Estado que derrocó al régimen pronazi de Ion Antonescu el 25 de agosto e instaló un gobierno favorable a los Aliados y a la URSS. Ante el temor que los soviéticos lanzaran toda su fuerza bélica contra Rumanía y al ser evidente que las fuerzas alemanas del Grupo de Ejércitos del Sur se retirarían apresuradamente hacia el noroeste para evitar el cerco, abandonando a las tropas rumanas a su suerte. Efectivamente ello sucedió y las tropas de la Wehrmacht abandonaron la mayor parte de Rumanía solo concentrando una breve defensa al este de Rumanía. Las tropas germanas evacuaron también prontamente la región rumana de Transilvania entre agosto y septiembre de 1944, luchando allí simultáneamente contra los soviéticos y contra el Ejército rumano que acababa de cambiar de bando.

El cambio de bando de Rumanía arrastró también a Bulgaria, aún aliada del Tercer Reich. El 5 de septiembre el Ejército Rojo cruzó el Danubio (río que forma la frontera rumano-búlgara), invadiendo el país. El gobierno búlgaro reaccionó aceptando los requerimientos de la URSS el 8 de septiembre, al día siguiente se instaló en Sofía un nuevo régimen antinazi que declaró la guerra a Alemania. Esta decisión no afectó militarmente a Bulgaria, pues Alemania nunca había estacionado tropas en suelo búlgaro. El éxito de la operación Bagratión permitió así indirectamente que a fines de septiembre de 1944 tropas soviéticas pudieran cruzar libremente Rumanía y Bulgaria para auxiliar a los partisanos de Tito en Yugoslavia, precipitando la retirada nazi de los Balcanes.

Una consecuencia colateral de la operación Bagratión fue entonces que las tropas germanas que se hallaban en Grecia y los Balcanes aceleraron su retirada en septiembre y octubre de 1944 ante el temor de quedar atrapadas en caso de que el Ejército Rojo lanzara una ofensiva inmediata hacia Hungría, cortando las vías de comunicación terrestre entre las guarniciones balcánicas de la Wehrmacht y el territorio del Reich. Tales temores se confirmaron a mediados de octubre, cuando los soviéticos empezaron a avanzar hacia la llanura húngara.

La operación Bagratión solo se detuvo cuando las líneas de suministro soviéticas comenzaron a correr riesgo de no alcanzar la vanguardia, tal había sido su éxito. No obstante, aún es polémica la decisión soviética de proporcionar solo una ayuda irrelevante (y muy tardía) al ejército territorial polaco en el Alzamiento de Varsovia que comenzó justo el 1 de agosto, pocos días antes que las fuerzas soviéticas llegaran a las afueras de esa ciudad, pero sin que estas socorrieran efectivamente a los sublevados polacos. También contribuyó a la derrota alemana la súbita transferencia de divisiones completas hacia el oeste en respuesta a la invasión de Normandía, iniciada dos semanas antes que empezara la operación Bagratión. De ese modo los cuatro "frentes" (grupos de ejército) soviéticos, con un total de más de 120 divisiones, embistieron contra una línea alemana aún más precaria de lo que ya era. En varios puntos de la línea de combate los soviéticos pudieron alcanzar superioridad de 10 a 1 en tanques y 7 a 1 en aviones sobre los alemanes.

La cuestión de las pérdidas humanas de la Wehrmacht es discutible. Los más comunes entre los historiadores occidentales, en particular el historiador militar alemán, Karl-Heinz Frieser, son los siguientes: 26 361 muertos, 109 776 heridos, y unos 262 929 desaparecidos y capturados; sumando más de 339 929 bajas. Estas cifras se toman de los informes de bajas de diez días proporcionados por los ejércitos alemanes. El número extremadamente pequeño de muertos se debe al hecho de que muchos de los muertos fueron registrados como desaparecidos, a veces todo el personal de la división fue declarado desaparecido.[12]

Sin embargo, estas cifras han sido criticadas. En particular, el historiador estadounidense del Frente Oriental D. Glantz llamó la atención sobre el hecho de que la diferencia entre la fuerza numérica del Grupo de Ejércitos Centro antes y después de la operación es mucho mayor. D. Glantz enfatizó que los datos de los informes de diez días son el mínimo, es decir, representan la estimación mínima.[13]​ Para el historiador estadounidense las bajas del Grupo de Ejércitos Centro fueron de 450 000 entre muertos heridos y tomados prisioneros. El investigador ruso A. V. Isaev, en un discurso en la radio "Eco de Moscú", estimó las pérdidas alemanas en unas 500 mil personas.[14]S. Zaloga estimó las pérdidas alemanas en 300-350 mil personas antes de la rendición del 4º ejército inclusive, el 10 de julio.[15]

Según los datos oficiales soviéticos publicados por la Oficina de Información soviética, las pérdidas de tropas alemanas del 23 de junio al 24 de julio de 1944 se estimaron en 381 000 muertos y desaparecidos, 150 000 heridos, 158 480 prisioneros, 2.735 tanques y cañones autopropulsados, 631 aviones y 57.152 vehículos.[16]​ Es probable que estos datos, como suele ocurrir con las reclamaciones por pérdidas enemigas, estén significativamente sobrestimados. En cualquier caso, el punto sobre la cuestión de las pérdidas humanas de la Wehrmacht en "Bagratión" aún no se ha planteado.

También es necesario prestar atención al hecho de que en todos los casos se calculan las pérdidas del Grupo de Ejércitos Centro, excluyendo las bajas de los Grupos de Ejércitos Norte y Norte de Ucrania, como las ofensivas llevadas a cabo, simultáneamente con la operación Bagratión; como la 1.ª y 2.ª Ofensiva de Jassy-Kishinev, y la Ofensiva Leópolis-Sandomierz, la cual, Rumania como aliada del Eje, tuvo 203 294 bajas entre muertos, heridos y prisioneros.

Las bajas oficiales soviéticas fueron de 378 000 muertos y desaparecidos, 587 306 heridos, y 5073 polacos. 922 aviones, 4957 tanques y 5447 cañones, según Krivosheev.

Con el fin de demostrar a otros países el significado de éxito, 57 600 prisioneros de guerra alemanes capturados cerca de Minsk se marcharon a través de Moscú - durante tres horas una columna de prisioneros de guerra se manifestaron por las calles de Moscú, y después de la marcha se lavaron los calles y fueron conducidos directo a los gulag (Dirección General de Campos y Colonias de Trabajo Correccional).[17]

Demuestran claramente la magnitud de catástrofe que afectó en mayor parte al Grupo de Ejércitos Centro, la pérdida del personal de mando fue enorme.

Comparada con otras batallas, esta fue por mucho la mayor victoria en términos numéricos para los soviéticos, además reconquistaron una vastísima extensión de territorio en dos meses, recuperando casi todas las zonas de la URSS antes de la invasión alemana de 1941. La Wehrmacht alemana ya no se repuso de las pérdidas de material y soldados sufridas durante esta ofensiva. Al final de la operación Bagratión, las fuerzas alemanas perdieron casi una cuarta parte de todas las tropas activas que mantenían en el Frente Oriental. Las mayores pérdidas sufridas hasta entonces por la Wehrmacht eran las bajas soportadas en los 200 días de la ofensiva hacia Stalingrado, pero la operación Bagratión les causó un número de bajas mucho mayor en apenas 58 días. La ofensiva del Ejército Rojo alcanzó las costas del báltico y encaminaba a aislar al Grupo de Ejércitos Norte en Curlandia, hasta el fin de la guerra, mientras que el Grupo de Ejércitos Sur, fue obligado a retirarse prontamente del territorio soviético de Ucrania, a fin de evitar cercos masivos. La pronta entrada del Ejército Rojo en Besarabia por entonces integrada a Rumania. Este hecho causó, indirectamente, que los regímenes rumano y búlgaro abandonaran su alianza con el Tercer Reich en agosto y septiembre del 1944, respectivamente, facilitando la penetración de la URSS en los Balcanes. Ante la amenaza de que los avances soviéticos cortaran la ruta de escape en los Balcanes, el mando alemán autorizó el 26 de agosto la evacuación del Grupo de Ejércitos E de Grecia. A su vez, Finlandia se vio amenazada por una invasión soviética y abandono el Eje ese mismo mes.

Para poner esta batalla en perspectiva, en el desembarco de Normandía y la invasión de Italia los Aliados se enfrentaban a solo 100 divisiones de las fuerzas totales de la Wehrmacht disponibles en Europa; unos 245 divisiones de las fuerzas germanas se encontraba combatiendo al Ejército Rojo en algún lugar del Frente Oriental. En otras palabras, comparada con las cifras de la operación Bagratión, la invasión de Normandía fue un teatro numéricamente menor donde ambos bandos emplearon muchos menos hombres y recursos que en la operación Bagratión, la cual ratificó que en el Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial los alemanes habían perdido ante los soviéticos.[18]

En el contexto anteriormente mencionado de maskirovka, los alemanes fueron objeto durante el mes de junio de 1944 de dos de los mayores engaños estratégicos de la historia militar moderna. Por un lado, con la operación Fortitude, para la campaña de Normandía, los Aliados occidentales crearon el ficticio I Grupo de Ejército de Estados Unidos (FUSAG) al mando de Patton e indujeron al OKW alemán a mantener en el norte del Sena y el paso de Calais grandes fuerzas esperando un desembarco que nunca se produjo, pensando que el desembarco en Normandía era una operación de distracción y no la acción principal. Por otro lado, pocas semanas después, los soviéticos consumaron su engaño en la operación Bagratión, asegurando con su hábil maskirovka que el mando alemán del OKH desplegase sus efectivos para parar el golpe en el lugar equivocado, destinando las unidades blindadas del Grupo de Ejércitos Centro al Grupo de Ejércitos del Norte de Ucrania de Model y dejando al Grupo del Centro prácticamente sin reservas para afrontar la embestida soviética.



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