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Batalla de Stalingrado



La batalla de Stalingrado fue un conflicto bélico entre el Ejército Rojo de la Unión Soviética y la Wehrmacht de la Alemania nazi y sus aliados del Eje por el control de la ciudad soviética de Stalingrado, actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943.[14][15][16][17]​ La batalla se desarrolló en el transcurso de la invasión alemana de la Unión Soviética, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.[15][18]​ Con bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos, la batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta en la historia de la humanidad. La grave derrota de la Alemania nazi y sus aliados en esta ciudad significó un punto clave y de severa inflexión en los resultados finales de la guerra;[19]​ representando el principio del fin del nazismo en Europa,[19]​pues la Wehrmacht nunca recuperaría su capacidad ofensiva ni obtendría más victorias estratégicas en el Frente Oriental.[20]

La ofensiva alemana para capturar Stalingrado comenzó a finales del verano de 1942 en el marco de la Operación Azul o Fall Blau, un intento por parte de Alemania de tomar los pozos petrolíferos del Cáucaso. El 23 de agosto, el 6.° Ejército, apoyado por el 4.° Ejército Panzer, logran cruzar la curva del Río Don. Un masivo bombardeo redujo buena parte de la ciudad; mientras las tropas terrestres del 6° Ejército debían tomar la ciudad calle por calle, casa por casa y edificio por edificio, en lo que ellos denominaron «Rattenkrieg» ('guerra de ratas'). A pesar de lograr controlar la mayor parte de la ciudad, la Wehrmacht nunca fue capaz de derrotar a los últimos defensores soviéticos que se aferraban tenazmente a la orilla oeste del río Volga, que dividía la ciudad en dos. En noviembre de 1942, una gran contraofensiva soviética embolsó al 6º Ejército Alemán del general Paulus y parte de 4° Ejército Panzer dentro de Stalingrado,[21]​ incapaz de escapar del cerco por la negativa de Hitler a renunciar a la toma de la ciudad. Este cerco, llamado por los alemanes «Der Kessel» ('el caldero'), significó el embolsamiento de 250 000 soldados, debilitados rápidamente a causa del hambre, el frío, los continuos ataques soviéticos; y los constantes fracasos del general Von Manstein por intentar romper el cerco, harían, desobedeciendo las órdenes de Hitler, que Friedrich Paulus rindiera su 6º ejército en febrero de 1943.[22]

La derrota alemana en Stalingrado confirmó lo que muchos expertos militares sospechaban: la capacidad logística de las fuerzas alemanas era insuficiente para abastecer y mantener una ofensiva en un frente que se extendía desde el mar Negro hasta el océano Ártico.[20]​ Esto se confirmaría poco después en la nueva derrota que Alemania sufriría en la batalla de Kursk. El fracaso militar convenció a muchos oficiales de que Hitler estaba llevando a Alemania al desastre, acelerándose los planes para su derrocamiento y dando como resultado el atentado contra Hitler de 1944.[23]​ La ciudad de Stalingrado recibiría el título de Ciudad Heroica.[24]

Influido por el geopolítico Karl Haushofer, Adolf Hitler pensaba convertir las tierras de la Unión Soviética en colonias alemanas a las que denominaría Germania.[25]​ Entre 1939 y 1941, la Alemania nazi estuvo ocupada luchando con sus históricos enemigos de Occidente: Francia y el Reino Unido (véase Batalla de Francia y Batalla de Inglaterra); no obstante, Hitler nunca perdió de vista su verdadero objetivo: invadir el este de Europa y aniquilar a los eslavos.

El 22 de junio de 1941, Alemania invadió la Unión Soviética, incluso cuando Inglaterra no había sido derrotada. Hitler, convencido de la debilidad del Estado soviético, a quien consideraba como un gigante con los pies de barro, creía que sus pueblos se volverían contra Iósif Stalin, permitiéndole concluir la invasión antes del invierno. Sus generales recibieron órdenes de ceñirse al plan, desdeñando sus opiniones.[26]​ De esta forma, un día antes de la invasión, unos tres millones de soldados alemanes esperarían el inicio de la mayor operación militar hasta la fecha, distribuidos desde Finlandia hasta el mar Negro.[27]​ Unos 950 000 soldados de otras naciones aliadas de Alemania, peor entrenadas, coordinadas y equipadas, acompañaban a los alemanes.

En diciembre de 1941, la guerra en la Unión Soviética no se había desarrollado tal como el Alto Mando Alemán había planeado. Leningrado y Sebastopol continuaban resistiendo el cerco en el norte y el sur respectivamente,[28]​ y la ofensiva contra Moscú había llegado a un punto muerto. Entonces, inesperadamente, los alemanes se encontraron con una gran contraofensiva soviética desde la capital rusa y tuvieron que afrontar el hecho de que, a pesar de haber aniquilado y capturado a cientos de miles de soldados del Ejército Rojo en los últimos meses, pactando la no agresión con Tokio, el Alto Mando soviético había logrado desplegar reservas suficientes, además de las divisiones siberianas dirigidas por el general Georgi Zhúkov, hasta entonces ubicadas en la frontera con Manchuko, para emprender una gran contraofensiva. Tardíamente, y tal como se ha creído durante décadas, los invasores comprenderían que aparentemente las reservas enemigas eran «inagotables». Estudios recientes revelan que las reservas soviéticas tenían preocupado al Alto Mando soviético en una proporción más grande de la esperada.

Habiendo fracasado en capturar Moscú, Hitler —con sus generales en contra— decidió dirigirse hacia los pozos petrolíferos del Cáucaso, pues el petróleo era el elemento fundamental, del que apenas disponía, para poder sostener la guerra y, además, debilitar verdaderamente a su enemigo. La Operación Azul, como se denominó la campaña alemana en el sur de la Unión Soviética, tenía como objetivo la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el avance sobre el Cáucaso.

El 5 de abril de 1942, Hitler emitió la Directiva fundamental 41 con la que definió el desarrollo planificado de la nueva gran ofensiva en detalles tácticos y describió, en realidad de una manera bastante nebulosa, los objetivos geoestratégicos de la operación Azul (Fall Blau en alemán) a partir de los cuales esperaba un éxito decisivo.[29]​ La ofensiva alemana, que habría involucrado a dos grupos de ejércitos, más de 1 millón de soldados con alrededor de 2500 tanques,[30]​ apoyada por cuatro ejércitos rumanos, italianos y húngaros (unos 600.000 hombres más).[31]​ se habría desatado en el sur de Rusia con el objetivo de conquistar las cuencas del Don y el Volga, destruya las industrias importantes de Stalingrado (nodo de comunicación ferroviario y fluvial y centro de producción mecánica muy importante) y luego apunte a los pozos petroleros del Cáucaso, asegurando a Alemania con suficientes recursos energéticos para continuar la guerra [32]​ Esta ambiciosa directiva se basó principalmente en la suposición errónea de Hitler de un supuesto agotamiento irreversible material y moral del Ejército Rojo después de las enormes pérdidas sufridas en la campaña de 1941-42.[33]

La operación, inicialmente programada para principios de mayo, sufrió retrasos considerables debido a la dura resistencia soviética en el asedio de Sebastopol,[34]​ la necesidad de llevar a cabo algunas operaciones preliminares de rectificación del frente y oponerse a algunos intentos prematuros e ineficaces. Ofensivas soviéticas (segunda batalla de Járkov[35]​). De hecho, después de estos éxitos alemanes que le costaron a los soviéticos menos de un cuarto millón de pérdidas, favorecieron en gran medida el éxito inicial de la Operación Blau. [36]

"Hitler comprendía que Stalingrado era el símbolo soviético, por su industria y por lo que ideológicamente representaba, por ello puso mucho énfasis en tomarla, pero los soviéticos eran conscientes de las consecuencias de la derrota también, y no se amilanaron ante el poderío nazi; el duelo estaba servido."[37]

El 10 de mayo, el general Friedrich Paulus, comandante del 6.º Ejército Alemán, presentó al Mariscal de Campo Fedor von Bock un esbozo de la «Operación Federico». Paulus había tomado el mando del 6.º Ejército recientemente tras el fallecimiento de su anterior comandante, Walter von Reichenau, a consecuencia de un ataque cardíaco sufrido después de hacer ejercicio en la campiña[nota 5]​ rusa a temperaturas bajo cero.

La Operación Federico significaba la consolidación del frente delante de Járkov, recién capturada por Alemania. No obstante, el mariscal Semión Timoshenko se adelantó a Paulus, emprendiendo el 12 de mayo una contraofensiva desde Vorónezh, cuyo objetivo era precisamente la liberación de Járkov, rodeando al 6.º Ejército en un movimiento de pinza. Cuando 640 000 soviéticos con 1200 tanques se lanzaron contra las fuerzas de Paulus, este se encontró al borde del colapso. Solamente la oportuna llegada del 1.º Ejército Panzer de Ewald von Kleist permitió revertir la situación de la ofensiva y, en lugar de ser capturados, los hombres de Paulus ayudaron a los de Von Kleist a capturar los Ejércitos soviéticos 6.º y 57.º en Barvenkovo. El 28 de mayo unos 240 000 soldados soviéticos fueron embolsados y capturados, e incautan 1.250 carros y más de 2000 cañones. Es la peor derrota soviética de la guerra, terminando con la contraofensiva de Timoshenko.

El 1 de junio, Adolf Hitler y el mariscal Fedor von Bock presentaron a los generales del Grupo de Ejércitos Sur los planes culminados de la Operación Azul en los cuarteles generales de esta unidad, ubicados en Poltava. Al 6.º Ejército de Paulus se le encargó la tarea de limpiar Vorónezh, y dirigirse luego a Stalingrado acompañado del 4.º Ejército Panzer de Hermann Hoth. Una vez allí, se encargarían de destruir los complejos industriales y de proteger las refinerías petroleras del Cáucaso desde el Norte.

Cómo adelanto de la ofensiva, el 10 de junio la 1.ª Panzerarmee y el 6.°Ejército alemán, compuestos por 33 divisiones, 5 de ellas Panzerdivisionen y 2 motorizadas, iniciaron una contraofensiva en los sectores de Volchansk y Kupians; las fuerzas acorazadas se desplegaron entre el flanco derecho del Grupo de Ejércitos meridional y el sector Smolensk-Slaviansk.

En cuanto a la ofensiva general, se prohibió toda transcripción de las órdenes de la Operación Azul, todo debía comunicarse de manera verbal. Sin embargo, el 19 de junio, un avión alemán que llevaba anotaciones personales del general Georg Stumme acerca de la operación fue derribado detrás de las líneas enemigas, y los papeles fueron capturados por los soviéticos. No obstante, después de que el general Filipp Gólikov los entregara directamente a Stalin, este los rechazó como falsos, convencido de que Moscú seguía siendo el principal objetivo alemán.

Para el día 26 de junio, la 1.º Panzearmee y el 6.º Ejército alemán, tras 16 días de combates, rechazaron el ala izquierda del Frente Sudoccidental soviético, empujando a los rusos hasta las orillas del Oskol, donde se atrincheran.

Caída de Sebastopol, el 11.º Ejército alemán entran en las ruinas de la fortaleza tras meses de resistencia soviética, el cual había estado retrasando la ofensiva alemana hacia el Cáucaso. El general del 11º Ejército, Erich Von Manstein fue ascendido a mariscal de campo por su brillante campaña de Crimea, que culminó con la toma del fuerte de Sebastopol.

El 28 de junio, inició la ofensiva general alemana en dirección a Vorónezh, y el 30 de junio en la región del Donetsk [38]​ hacia el sur de Rusia, el Grupo de Ejércitos Sur comenzó bien su ofensiva. Las fuerzas soviéticas ofrecieron poca resistencia en las vastas estepas vacías y comenzaron a fluir hacia el este. Varios intentos de restablecer una línea defensiva fallaron cuando las unidades alemanas los flanquearon. Se formaron y destruyeron dos grandes focos: el primero, al noreste de Járkov, el 2 de julio, y un segundo, alrededor de Millerovo, el Óblast de Rostov, una semana después. El avance inicial del 6º Ejército y sus aliados del Eje, fue un éxito. Mientras tanto, desde hace días se combate en las proximidades y en la periferia de la importante ciudad meridional soviética de Voronezh. Von Bock esperaba que los alemanes pudieran tomarla pronto, pero Timoshenko había reforzado su guarnición. Hitler dio la orden de detener el ataque y proseguir la Ofensiva Fall Blau hacia el sur. Para el día 6 de julio, el 4.º Ejército Panzer alemán continúa entrabado intensos combates con los soviéticos que defienden Voronezh y no pueden retirarse como lo había ordenado Hitler. Pero capturan parcialmente la ciudad. Como los rusos comienzan a retroceder, el Führer ordena conquistar la ciudad. El 4.º Ejército Blindado estuvo completamente involucrado en la batalla de Voronezh durante dos días y los alemanes tardaron un tiempo antes de que pudieran abandonar la línea hasta la llegada del 2.º Ejército húngaro que continuó luchando por el resto de la ciudad. Cómo parte de la segunda fase de la operación, el cuarto panzer se dirigió en dirección al Don y el Volga, Sin embargo, fue sometido a un contraataque potente por parte del Ejército Rojo hasta el 13 de julio en la zona del Don y el Donietsk. Hitler reconocerá más adelante que esos dos días de retraso en Voronezh, junto a otras demoras evitables, permitieron al mariscal Semión Timoshenko reforzar el Don y su gran meandro, evitando la toma de Stalingrado por parte del 4º Ejército Panzer, los cuales tendrán futuras consecuencias.

En la segunda fase de operación, el 9 de julio, Hitler había ordenado dividir el Grupo de Ejércitos Sur en dos fuerzas. El Grupo de Ejércitos A, comandado por el mariscal Wilhelm List, continuó la ofensiva en el Cáucaso. El Grupo de Ejércitos B, incluido el 6º Ejército de Friedrich Paulus y el 4º Ejército Panzer de Hermann Goth, comandados por el mariscal Maximilian von Weichs se dirigieron hacia el Don y el Volga. Para llevar a cabo los dos objetivos simultáneamente, Hitler, no tuvo en cuenta las reservas alemanas de combustible, eran alarmantemente escasas, asumió que el enemigo había agotado en gran medida las masas de sus reservas en el primer invierno de la guerra.

Para 13 de julio, en un informe de Halder al Führer : «—Los ejércitos alemanes de Von Bock, empeñados en la Ofensiva Fall Blau en el sur de Rusia, no pueden aniquilar a las tropas soviéticas del mariscal Timoshenko, que se repliegan en perfecto orden hacia el este para evitar las maniobras de tenaza germanas». Hitler lo asumirá que es una desbandada y cambiará los planes de la ofensiva en los siguientes días, ordenará al 4ª Panzerarmee y al 40º Panzerkorps que abandonen el objetivo en el Don meandro, dejando dirigirse allí al 6.º Ejército en solitario.

El 15 de julio, Hitler y von Bock, comandante del Grupo de Ejércitos Sur, discutieron sobre los próximos pasos en la operación. El acalorado debate y los continuos contraataques soviéticos, que ataron al 4°. Ejército Panzer hasta el 13 de julio, hicieron que Hitler perdiera los estribos y despidiera a von Bock.

El 4.º Ejército Panzer de Hoth, se dirigió al sur. según lo acordado por el alto mando alemán para unirse al Grupo de Ejércitos A, debido a los lentos progresos en la campaña del Cáucaso, y con ello ayudar en la captura del resto de las fuerzas de Timoshenko, que se esperaba tendría lugar cerca de Rostov del Don, sin lograrlo plenamente. En el avance se produjo un atasco masivo cuando el cuarto panzer y el primer panzer requirieron las pocas carreteras en el área. Ambos ejércitos fueron detenidos mientras intentaban limpiar el desorden resultante de miles de vehículos. La demora fue larga y se cree que le costó el avance al menos una semana. A pesar de los inconvenientes, Rostov fue atacada y reconquistada por el 17.º Ejército y el 1.º Ejército Panzer, el 23 de julio.

La ciudad tenía una importante industria militar (Stalingrado tenía las fábricas octubre Rojo, de Tractores y de cañones Barricady), y poseía el nudo ferroviario crucial de la línea que unía Moscú, el mar Negro y el Cáucaso, existiendo igualmente un puerto fluvial en servicio para la navegación por el Volga. La urbe se extendía unos 24 kilómetros a lo largo de la orilla occidental del Volga pero con menos de diez kilómetros de anchura. No existía ningún puente cruzando el río, empleándose grandes barcazas para comunicar ambas orillas. La orilla oriental apenas estaba poblada. Es importante considerar que la temperatura en el Cáucaso es muy extrema tanto en verano como en invierno, durante el cual el frío es tal que el Volga se congela con una capa suficientemente gruesa de hielo como para permitir el paso de vehículos pesados.

Stalin había previsto la rápida caída de Rostov. Por esta razón, el 19 de julio había ordenado que Stalingrado quedase en estado de sitio total y comenzasen los preparativos para resistir ante los alemanes que se acercaban. No se permitió a los civiles abandonar la ciudad, queriendo alentar a la milicia soviética con la permanencia de sus familiares entre los habitantes.[39]​ No obstante, trabajadores especializados considerados claves de las industria armamentista fueron enviados a los Urales, para seguir trabajando allí.

El 17 de julio, había iniciado la ofensiva alemana hacia el Don, a cargo del 6.º Ejército, en cuanto a la defensa; Vasili Chuikov llegaría al Frente de Stalingrado, allí quedaría a cargo del 64.º Ejército soviético, cuyas principales unidades todavía no habían llegado. Chuikov encontró a sus tropas con la moral muy baja, y fue muy poco lo que pudo hacer para evitar ser obligado a cruzar el Don.[40]​ La llegada de la aviación rusa, que mantuvo ocupados a los Messerschmitt 109 alemanes hasta inicios de agosto, alivió a las castigadas fuerzas terrestres.

A mediados de julio, los alemanes habían empujado a las tropas soviéticas de vuelta hacia el margen del río Don, a pesar de la escasez de combustible. En este punto, los ríos Don y Volga están a solo 65 km (40 millas) de distancia, en el avance, los alemanes dejaron sus principales depósitos de suministros al oeste del Don, lo que tuvo implicaciones importantes más adelante en el curso de la batalla. Puesto que los rusos se posicionaran fuertemente en la curva del río Don. Los alemanes comenzaron a usar los ejércitos de sus aliados italianos, húngaros y rumanos para proteger su flanco izquierdo (norte). Ocasionalmente, las acciones italianas se mencionaban en comunicados oficiales alemanes. Las fuerzas italianas generalmente eran tenidas en poca consideración por los alemanes, y fueron acusadas de tener baja moral: en realidad, las divisiones italianas lucharon relativamente bien, según un oficial de enlace alemán, [41]​ la 3.ª División de Infantería de Montaña Ravenna y la 5.ª División de Infantería Cosseria demostraron tener buena moral, y se vieron obligadas a retirarse solo después de un ataque blindado masivo en el que los refuerzos alemanes no habían llegado a tiempo, según un historiador alemán.[42]​ De hecho, los italianos se distinguieron en numerosas batallas, como la Batalla de Nikolayevka.

El 24 de julio de 1942, Hitler reescribió personalmente los objetivos operativos para la campaña de 1942, ampliándolos en gran medida para incluir la ocupación de la ciudad de Stalingrado. Ambas partes comenzaron a atribuir valor propagandístico a la ciudad, basándose en que llevaba el nombre del líder de la Unión Soviética. Hitler proclamó que después de la captura de Stalingrado, matarían a sus ciudadanos varones y deportarían a todas las mujeres y niños porque su población era "completamente comunista" y "especialmente peligrosa". Se suponía que la caída de la ciudad también aseguraría firmemente los flancos norte y oeste de los ejércitos alemanes a medida que avanzaban en Bakú, con el objetivo de asegurar estos recursos petroleros estratégicos para Alemania. La expansión de los objetivos fue un factor significativo en el fracaso de Alemania en Stalingrado, causado por el exceso de confianza alemán y una subestimación de las reservas soviéticas.

El 25 de julio, los alemanes enfrentaron una fuerte resistencia con una cabeza de puente soviética al oeste de Kalach. «—Tuvimos que pagar un alto costo en hombres y material ... en el campo de batalla de Kalach quedaron numerosos tanques alemanes quemados o disparados».[43]​ Ese día el grueso de la 1.ª Panzerarmee de Kleist cruza el río Don, por el sur, pero algunas unidades rezagadas no lo harían hasta pasado mañana.

El 28 de julio, preocupado por el avance alemán hacia el Volga, que amenazaba con dividir a la Unión Soviética en dos, Stalin prohibió la rendición sin importar las razones, y ordenó la formación de una línea en la retaguardia de la infantería que fusilara a todo soldado soviético que retrocediese sin permiso.[44]​ Esta orden de Stalin, la 227, muy pronto fue conocida popularmente como la orden «¡Ni un paso atrás!». Asimismo, se obligó a combatir también a las mujeres a gran escala. Además, el Ejército Rojo practicaba el envío de ataques masivos frontales a distancias mínimas, convirtiendo la batalla en una masacre.

Por su parte, confiado en el derrumbe del Ejército Rojo en el sur de Rusia, Hitler, ignoró una vez más el estado real de sus tropas en el Cáucaso y de los planes enemigos de posicionarse fuertemente en las montañas, ordenó la inmediata captura de los pozos petrolíferos por el reforzado Grupo de Ejércitos A, que se empeñaba por avanzar lo más rápido posible, hasta situarse a 100 km del mar Caspio, los cuales nunca llegarán. El 9 de agosto cae el primer yacimiento petrolífero de Maikop, pero lo encuentran completamente destruidos. Las unidades germanas carecen de suministros y se encuentran agotadas; las compañías raramente tenían más de 60 hombres, y las Panzerdivisionen, 80 tanques. Sin más refuerzos y de combustible, muy lejos de su alcance de los principales yacimientos petrolíferos de Bakú. Hitler exasperado, comienza a prestar su atención en el frente de Stalingrado que todavía no había sido tomada por el 6.ºEjército, debido a la feroz resistencia soviética en la curva del río Don. Finalmente, el 9 de septiembre Hitler destituyó a Von List jefe del Grupo de Ejércitos A, asumirá personalmente el mando de sus tropas en el Cáucaso por algún tiempo.

A inicios de agosto, Hitler enfurecido, debido a los lentos progresos del general Paulus en el Don, ordenó al 4.° Ejército Panzer de Hoth, que se dirigieran de nuevo a Stalingrado para apoyar al 6.° Ejército y aplastar definitivamente la resistencia soviética en el Don meandro, por el sur. El general Hoth obedeció preocupado, debido a las pocas reservas de combustible restantes tras el descenso hacia el Cáucaso. El 8 de agosto, las 16ª y 24ª Panzerdivisionen del 6º Ejército de Von Paulus, que avanza con el objetivo de llegar a Stalingrado, terminan de cercar a las tropas del 62º Ejército soviético del general Kolpakchi al oeste de Kalach, a 60 km de la Stalingrado. Quedan embolsadas 7 divisiones, 2 brigadas motorizadas, y 2 acorazadas con unos 1000 carros de combate y 750 piezas de artillería. Al día siguiente, Stalin nombró a Andréi Yeriómenko comandante del Frente de Stalingrado, harto de las continuas derrotas del mariscal Timoshenko. Para el día 10 de agosto, el 6º Ejército alemán del general Von Paulus derrota a las tropas del 62º Ejército soviético del general Kolpakchi, que oponían una fiera resistencia en la curva del río Don. Los germanos hacen unos 35.000 prisioneros rusos e incautan 270 carros y unos 560 cañones. Los restos del 62° Ejército cruzan el Don hacia los arrabales de la Ciudad. El general Vladimir Kolpakchi fue destituido del cargo y reemplazado por el general Anton Lopatin. De esa forma queda abierto para las fuerzas del Eje el camino a Stalingrado; pero antes los germanos tendrán que acabar con los reductos soviéticos en la zona: tardarán unos once días. El 22 de agosto tras acabar con los últimos reductos de resistencia soviéticos, el 4º Panzerkorps penetra en las líneas rusas de Vertiachi, al noreste de Stalingrado. El 14ª Panzerkorps del general Wietersheim abre una brecha en el frente ruso con la que podrán alcanzar la orilla del Volga; por la brecha penetrara el 51º Cuerpo de Ejército de Seydlitz. Es así, como las primeras unidades alemanas cruzan la curva del río Don y establecen una cabeza de puente,

El 23 de agosto, Stalingrado recibió su primer bombardeo proveniente de los Heinkel 111 y Junkers 88, unos 600 aviones del general Wolfram von Richthofen, comandante de la Legión Cóndor durante el bombardeo de Guernica. Se lanzaron 1000 toneladas de bombas y se perdieron tan solo tres aeroplanos. Murieron no menos de 5000 personas ese día. En esa semana morirían 40 000 de los 600 000 habitantes de la ciudad, dañando o destruyendo unos 4.000 edificios. La Luswafe perdería, en total, 90 aeroplanos. Ese mismo día, la vanguardia del 6.º Ejército alemán alcanzó el Volga. Los soldados estaban emocionados por haber avanzado con tantos sacrificios desde el Don meandro (gracias en parte al resultado del Combate de Isbucensky y al apoyo de la Lutfwaffe), confiando en una caída rápida de Stalingrado. La 16ª Panzerdivisionen germana al mando del general Hube, continuó cruzando la curva del río Don sobre un pontón montado en Vertiachi, al noreste de Stalingrado. Por la tarde, la componía de transmisiones llega a la vista de la ciudad, a unos 40 km, mientras está siendo bombardeada por Stukas. Prosigue por los suburbios de Spartakovka, Hinok y Latashinika, entra en los arrabales de la ciudad y se atrinchera en la ribera del Volga.

Por el sur, el avance de Hoth era más lento, ya que Yeremenko había colocado la mayor parte de sus fuerzas contra el 4.º Ejército Panzer; además, Hitler le había quitado al general Hoth un Cuerpo Blindado para integrarlo al 6.°Ejército de Paulus.

El 24 de agosto unidades de la 16ª Panzerdivisionen al mando de Hube, avanzan por los arrabales industriales de Spartakovka, al noroeste de Stalingrado, entablando una dura lucha con tropas del 62º Ejército soviético que emplea algunos T 34 recién fabricados y son ayudados por ciudadanos armados, que luchan en las barricadas. Los germanos atacan el ferrocarril, con su artillería dominan el Volga y la Luftwaffe continúa bombardeando la gran ciudad soviética. La 35ª División soviética aísla a los germanos, que forman en erizo aguardando la llegada de más unidades alemanas. algunas divisiones no podrán llegar, debido a una inesperada contraofensiva soviética de grandes proporciones, que durarían varias semanas en ser derrotadas, el contraataque se llevó a cabo en el sector de Kotluban al norte de la ciudad, con ejércitos recién formados: el 4.º de Tanques, el 24.º y el 66.º ejércitos y el 1.º de Guardias soviéticos. Estos nuevos ejércitos lanzarían contraataques costosos sobre las fuerzas alemanas, por lo que se tuvo que desviar divisiones completas del 6.º Ejército próximas a Stalingrado, hacia el norte para contener la arremetida soviética. Otros dos ejércitos soviéticos frescos, el 57.º y el 51.º, hicieron lo propio desde el sur, donde se encontraban las fuerzas de Hoth, relegando nuevamente el avance de Paulus y sus fuerzas a una toma rápida de Stalingrado.[45]

Parte de la infantería alemana llegaría a los suburbios el 1 de septiembre con escaso apoyo maquinizado, debido a los acontecimientos recientes al norte de la ciudad. En aquel momento convergían sobre Stalingrado, por el sur, las 29.ª y 14.ª Divisiones motorizadas; por el oeste se acercaban la 24.ª, 94.ª, 71.ª, 76.ª y 295.ª Divisiones de infantería blindada; por el norte y hacia el centro de la ciudad, la 100.ª División de cazadores, la 389.ª y 60.ª División de infantería motorizada. Mientras que en la ciudad era defendida en ese momento solo por unos 56 000 soldados. El comando soviético podría proporcionar a sus tropas en Stalingrado solo transbordadores arriesgados a través del Volga. En medio de las ruinas de la ciudad ya destruida, el 62º Ejército soviético construyó posiciones defensivas con puntos de disparo ubicados en edificios y fábricas. Al día siguiente, tropas del 6º Ejército alemán y el 4.ª Panzerarmee llegan a las colinas que dominan Stalingrado, cortando las comunicaciones terrestres de la urbe; su guarnición solo puede aprovisionarse por el Volga. Francotiradores y grupos de asalto detuvieron al enemigo lo mejor que pudieron. Los alemanes, que se trasladaron a Stalingrado, sufrieron grandes pérdidas. Los refuerzos soviéticos cruzaron el Volga desde la costa este bajo bombardeos constantes y fuego de artillería. En el transcurso de la batalla, todo el 6.º Ejército y parte del 4.º Ejército Panzer se encontrarían combatiendo en la ciudad. Estas tropas desconocían (en parte por motivos de seguridad) que el Ejército Rojo preparaba una ofensiva a gran escala contra el 6.º Ejército alemán en los próximos meses.

Stalin, que instaba a Zhúkov a salirles al encuentro e interceptar dichas fuerzas enemigas, replicaba:

Las ofensivas de Kotluban a finales de agosto y septiembre, lograrían aliviar en parte la situación respecto del norte de la ciudad. La orden de Zhúkov era terminante: «¡No entreguen Stalingrado!».

El mariscal Zhúkov, quien recientemente había sido nombrado Vicecomandante en Jefe, segundo después de Stalin, llegó a Stalingrado el 29 de agosto.

Hitler, que no había deseado la guerra de guerrillas en Moscú y Leningrado, ahora bramaba por la conquista de la ciudad bajo esa premisa: eso implicaba la guerra calle por calle, casa por casa, un tipo de combate para el cual ni la Wehrmacht ni las Waffen-SS estaban preparadas.[46]

El fracaso en la toma del Cáucaso llevó a Hitler a repensar drásticamente sus objetivos. Sin el ansiado petróleo, se convenció que al conquistar la ciudad, además de tapar su derrota estratégica con una victoria simbólica, tendría de nuevo posibilidades de virar hacia el sur.

En el frente, el 6.º Ejército alemán de Von Paulus inició un ataque cuyo objetivo era completar la conquista de Stalingrado. Para ello, la 71ª, 76ª y 295ª divisiones de infantería avanzaría desde la estación de Gumrak hacia el hospital principal, para luego tomar Mamáyev Kurgan; por otro lado la 94ª división de infantería y otra división motorizada atacan la zona de los suburbios apoyadas por las 14ª y 24ª Panzerdivisionen, el comandante del 62º Ejército soviético Lopatin, dio por perdida la ciudad, y pide autorización para huir por el río. Stalin se lo niega. El 12 de septiembre, Zhúkov destituyó deshonrosamente al comandante a cargo de las defensas de Stalingrado, Anton Lopatin por demostrar cobardía ante el enemigo al no poder contenerlo con el 62.º Ejército, y fue reemplazado por el granítico e inflexible general Vasili Chuikov, un soldado eficiente y decidido, hasta entonces a cargo del 64.º Ejército, desplegado al sur de la ciudad y que había estado resistiendo los embates del 4.° Ejército Panzer de Hoth y el Panzergruppe de Kleist.

Cuando Chuikov llegó al escenario de la batalla, Yeriómenko y Jrushchov le preguntaron: «—¿Cuál es el objetivo de su misión, camarada? —Defender la ciudad o morir en el intento», contestó firmemente Chuikov. Yeriómenko observó a Jrushchov, y tuvo la certeza de que Chuikov había entendido perfectamente lo que se esperaba de él.

El nuevo comandante se encontró con menos de 20 000 hombres y 60 tanques, así como unas deficientes defensas. Chuikov reforzó las defensas antiaéreas (servidas por mujeres militares) de la ciudad y, asimismo, fortificó aquellos lugares donde fuese posible contener al enemigo, en especial la colina de Mamáev Kurgán y el barranco del río Tsaritsa. Además retiró la mayor parte de su artillería a la ribera oriental del Volga y fomentó el despliegue de francotiradores, entre ellos el famoso Vasili Záitsev.

El mismo día que Chuikov tomó el mando del 62º Ejército, Paulus se encontraba en Vinnitsa, en el Wehrwolf con Hitler, que quería saber cuándo caería la ciudad. Paulus se encontraba preocupado por los flancos de su 6.º Ejército, que estaban desprovistos de unidades mecanizadas de consistencia y eran resguardados por ejércitos sin armamento pesado de varias nacionalidades: rumanos, italianos, húngaros. Estas fuerzas de inferior calidad resultarían sobrepasados, incapaces de asegurar los flancos de las fuerzas alemanas en Stalingrado, unos 20 000 soldados en aquel momento. No obstante, Hitler minimizó esta debilidad, convencido de que el frente soviético estaba al borde del colapso, una falsa confianza que fue contagiada a Paulus.

El 14 de septiembre, se inició el otro intento alemán de tomar la ciudad —que se pensaba sería el único intento— y la 71ª y 76ª División alemana llegaron al control de Stalingrado, acercándose peligrosamente al embarcadero principal, la terminal de llegada de refuerzos soviéticos, y abriendo una brecha en el sector central de las posiciones rusas, llegando algunas avanzadillas a 200 metros del búnker de Chuikov, que desplaza la totalidad de sus tanques para detener el ataque, y emplea la táctica de dejar pasar a los carros enemigos hasta sus posiciones de cañones anti-tanque. Las tropas del Eje pierden hoy 8.000 hombres; los soviéticos pierden 2000 soldados y evacuan por el Volga a 3500 heridos. Los alemanes hacen 5000 prisioneros.

En estos combates cae abatido el teniente Rubén Ruiz Ibárruri, el único hijo de la Pasionaria. La batalla en la estación central de la ciudad, especialmente en la conquista de la colina de Mamaev Kurgan y en las fábricas en el centro de la ciudad, duró más de dos meses y se convirtió en una enconada lucha en que las banderas de ambos bandos ondearon alternadamente, ya que si los alemanes controlaban esta colina, su artillería dominaría el Volga. Las batallas por la fábrica de Krasny Oktyabr, la fábrica de Tractores y la fábrica de artillería de Barricadas se dieron a conocer en todo el mundo. Mientras que los soldados soviéticos continuaron defendiendo sus posiciones disparando contra los alemanes, los trabajadores de las fábricas y las fábricas estaban reparando tanques y armas soviéticas dañadas en las inmediaciones del campo de batalla, y algunas veces en el campo de batalla. Los detalles específicos de la lucha en las empresas era el uso limitado de armas de fuego debido al riesgo de rebote: las peleas se peleaban con objetos que perforaban, cortaban y aplastaban, así como la lucha cuerpo a cuerpo. Los alemanes desplegaron todo un sistema de altavoces incitando a la deserción de los soviéticos. Muchos se pasaron y se convirtieron en hiwis, muchos otros fueron fusilados por acción u omisión frente a la deserción.

Para las fuerzas soviéticas de Stalingrado fue, probablemente, el momento más crítico de la batalla. Los alemanes asaltaron al 62º Ejército en estado crítico, siendo salvado del desastre gracias a la intervención de la 13ª División de Fusileros de la Guardia del general Rodimtsev (si bien esto fue reconocido después) y a la reactivación de la 8ª Fuerza Aérea Soviética, donde servía un hijo de Stalin. Las operaciones soviéticas en tierra fueron constantemente obstaculizadas por la Luftwaffe.

El 19 de septiembre, la 1.ª Guardia Soviética y el 24º Ejército lanzaron otra ofensiva contra el VIII Cuerpo de Ejército del general Walter Heitz en Kotluban. VIII Fliegerkorps envió ola tras ola de bombarderos de buceo Stuka para evitar un gran avance. La ofensiva fue repelida. Los Stukas afirmaron que 41 de los 106 tanques soviéticos noqueados esa mañana, mientras escoltaban los Bf 109 destruyeron 77 aviones soviéticos.[47]​ En medio de los escombros de la ciudad destruida, los ejércitos 62 y 64 soviéticos, que incluían la 13 División de Fusileros de la Guardia Soviética, anclaron sus líneas de defensa con puntos fuertes en casas y fábricas.

El 20 de septiembre las tropas alemanas dominan las orillas del Tsaritsa y tienen artillería a pocos metros del muelle principal. El general Chuikov se vio obligado a trasladar su amenazado cuartel general del búnker de Tsaritsin a Mamaeiev Kurgan. La zona central de la ciudad está estancada, ambos ejércitos están agotados. Los soviéticos aún podían traer refuerzos empleando los transbordadores del extremo septentrional de la ciudad y los subterráneos, donde tienen sus cuarteles, hospitales y refugios, inalcanzables para la artillería germana. La ciudad ya es un montón de escombros.

Pelear dentro de la ciudad en ruinas era feroz y desesperado. El teniente general Alexander Rodimtsev estaba a cargo de la 13ª División de Fusileros de la Guardia, y recibió a uno de los dos Héroes de la Unión Soviética premiados durante la batalla por sus acciones. La Orden No. 227 de Stalin del 27 de julio de 1942 decretó que todos los comandantes que ordenaron retiradas no autorizadas estarían sujetos a un tribunal militar.[48]​ Los desertores y presuntos simuladores fueron capturados o ejecutados después de la lucha. [49]​ Durante la batalla, el 62º ejército tuvo la mayor cantidad de arrestos y ejecuciones: 203 en total, de los cuales 49 fueron ejecutados, mientras que 139 fueron enviados a compañías penales y batallones.[50][51][52][53]​ Los alemanes que avanzaban hacia Stalingrado sufrieron grandes bajas.

La doctrina militar alemana se basaba en la interacción de las ramas militares en general y en la interacción particularmente estrecha de infantería, zapadores, artillería y bombarderos de buceo . En respuesta, los combatientes soviéticos trataron de ubicarse a docenas de metros de las posiciones enemigas, en cuyo caso la artillería y los aviones alemanes no podían operar sin el riesgo de ir por su cuenta. A menudo, los oponentes estaban divididos por una pared, piso o escalera. En este caso, la infantería alemana tuvo que luchar en igualdad de condiciones con la infantería soviética: rifles, granadas, bayonetas y cuchillos. La lucha fue por cada calle, cada fábrica, cada casa, sótano o escalera. Incluso edificios individuales se pusieron en las tarjetas y obtuvieron los nombres: Casa de Pavlov, Molino, Grandes almacenes, prisión, Casa Zabolotny, Casa de productos lácteos, Casa de especialistas, Casa en forma de L y otros. El Ejército Rojo constantemente realizaba contraataques, tratando de recuperar las posiciones previamente perdidas. Varias veces pasaron de mano en mano Mamaev Kurgan, estación de ferrocarril Stalingrado-I. Los grupos de asalto en ambos lados trataron de usar cualquier pasaje al enemigo: alcantarillas, sótanos, socavamientos.

Para mediados de septiembre, ocho de las veinte divisiones del 6.º Ejército alemán se encontraban luchando dentro de la ciudad; no obstante, los soviéticos no dejaban de alimentar el frente con refuerzos de Siberia y Mongolia. El general Paulus, enfermo de disentería, estaba sobre tal presión para que informara de la fecha en que caería Stalingrado que acabó por desarrollar un 'tic' en el ojo izquierdo, que luego se extendió por el lado izquierdo de su cara.

En este momento, las estadísticas de bajas alemanas se dispararon dada la inexperiencia en combate urbano del soldado alemán. Aunque Paulus sabía que las bajas soviéticas era por lo menos el doble que las alemanas, sus recursos humanos se disipaban rápidamente ya que nada más contaba con una división en la reserva. Eran habituales los destacamentos de comandos alemanes enviados al combate callejero que perdían entre el 50 y el 70 % de efectivos.

En este campo de batalla, los alemanes estaban bajo constante tensión ya que el soldado soviético se había convertido en un maestro del camuflaje y las emboscadas eran comunes. La noche no ofrecía descanso, ya que los defensores de la ciudad preferían atacar de noche, neutralizando el peligro de los bombarderos alemanes. Sin embargo, no era una limitación para los bombarderos soviéticos, que pasaban sobre la ciudad arrojando pequeñas bombas de 400 kilogramos. Finalmente, el 6.º Ejército solicitó a la Luftwaffe que mantuviera la presión sobre la aviación soviética durante la noche, porque «las tropas no tienen descanso». Si los bombardeos nocturnos, las minas antipersonales y las emboscadas de la infantería enemiga no eran suficientes para mantener alerta a los alemanes en Stalingrado, los francotiradores sí lograron captar la atención de los oficiales germanos. Los francotiradores soviéticos, utilizando las ruinas como refugios, también infligieron grandes daños a los alemanes. El francotirador Vasily Grigorievich Zaitsev durante la batalla mató a 225 soldados y oficiales del enemigo (incluidos 11 francotiradores).[54]​ El número de oficiales muertos por francotiradores, especialmente los observadores, también se disparó y muy pronto se tuvo que recurrir a realizar promociones prematuras, con el fin de reemplazar a los caídos.

La neurosis que un soldado podría desarrollar por estar sometido constantemente al grado de tensión de la llamada Rattenkrieg ('Guerra de ratas') no era excusa para abandonar el campo de batalla, ya que tanto alemanes como soviéticos no reconocían esta condición y la calificaban de cobardía, que usualmente era solucionada con la ejecución sumaria inmediata.

La artillería pesada se volvió inútil en este ambiente de lucha urbana, ya que debido a la falta de precisión de la misma, no se podía atacar una casa ocupada por el enemigo, porque las casas vecinas estaban ocupadas por tropas amigas. Una gran cantidad de baterías de artillería apoyaron a ambos lados de la lucha (artillería soviética de gran calibre operada desde la costa oriental del Volga), morteros de hasta 600 mm. Hubo el famoso caso de la llamada Casa de Pávlov en que el dominio de los pisos se alternaban cruentamente entre los bandos.

Vasili Chuikov ordenó que la artillería fuera trasladada a la orilla oriental del Volga y que atacase detrás de las líneas alemanas con el objetivo de destruir las líneas de comunicación y las formaciones de infantería en la retaguardia. Para saber hacia dónde disparar, un oficial de observación debía asomarse por la azotea de un edificio en la ciudad, lo que en muchos casos significaba la muerte a manos de un francotirador alemán. Solamente los Katiusha fueron dejados en Stalingrado, ocultos en el banco de arena del Volga.

A diferencia de los puestos de mando alemanes, los puestos de mando soviéticos se encontraban en la ciudad y, por lo tanto, expuestos a ser atacados. En una ocasión, un tanque alemán se situó en la entrada del búnker del comandante de artillería del 62º Ejército y este, junto con su personal, tuvo que cavar para salvarse.

Pese a que la iniciativa, la razón de bajas enemigas per cápita y los mejores medios técnicos correspondían a las tropas alemanas, el ejército invasor tuvo grandes dificultades en conquistar una ciudad que, al haber sido salvajemente bombardeada, disponía de condiciones ideales para una defensa calle por calle. Los ataques combinados de infantería y blindados resultaban inútiles en el caos de la lucha urbana.

Para desgastar al oponente, las medidas impuestas por Chuikov fueron extremas: por ejemplo, se envió a miles de soldados sin experiencia para apoderarse de las trincheras alemanas, asumiendo muchas bajas. Pronto la ciudad se cubrió de una atmósfera repulsiva y pútrida. La razón era obvia: los cadáveres de ambos bandos se descomponían bajo los escombros. A su vez. en el bando alemán, y bajo tal ambiente, se prosiguió la política antisemita nazi. La Feldgendarmerie (Policía Militar alemana) había estado capturando judíos y haciendo cautivos a civiles que fueran aptos para el trabajo y se ejecutó a unos 3000 civiles judíos de todas las edades por parte de los Sonderkommandos de los Einsatzgruppen. Otros 60 000 fueron enviados a Alemania para trabajos forzados. Los Sonderkommandos se retiraron de Stalingrado el 15 de septiembre, habiendo ejecutado cerca de 4000 civiles.

Sabiendo que el invierno se aproximaba, Paulus decidió acelerar la toma de la ciudad y preparó una ofensiva que se ejecutó el 27 de septiembre. La principal fuerza alemana atacó al norte del Mamaev Kurgan, cerca de los asentamientos obreros de las fábricas octubre Rojo y Barrikady. Los alemanes observaron atónitos cómo los civiles que huían de los asentamientos para buscar refugio en las líneas alemanas eran derribados por sus propios soldados. En ocasiones los alemanes también disparaban a civiles asistiendo al ejército rojo. Una división escogida de soldados alemanes capturó la «Casa de los Especialistas», donde se hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían por el Volga trayendo soldados. Los cañones de 88 mm, los Stukas y la artillería alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado del Volga.

Entre el primer y segundo día de combate los alemanes tuvieron cerca de 2500 bajas, los soviéticos cerca de 6000. Para los soviéticos las pérdidas sobrepasaban las ya de por sí altas bajas diarias: casi 3000 soldados morían por día (a razón de un centenar cada hora). Aunque las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de ella, nunca se hicieron completamente con la totalidad (el muelle y la colina), puesto que los primeros no pudieron ser alcanzados, y mientras permanecieran en manos soviéticas, los refuerzos y suministros necesarios para proseguir la batalla podrían afluir con regularidad. Batallones y brigadas de comandos alemanes que intentaron llegar a los muelles fueron reducidas al 50 % de sus efectivos.

El 30 de septiembre, en un discurso en el Palacio de deportes de Berlín, con motivo del inicio de la 4ª campaña del Socorro de invierno, Hitler dirá: «—Stalingrado ha sido conquistada" y alego: "...nadie conseguirá expulsarnos jamás de esta posición».

Tanto para Stalin como para Hitler, la batalla de Stalingrado se convirtió en una cuestión de prestigio. además de la importancia estratégica de la ciudad. El comando soviético trasladó las reservas del Ejército Rojo de Moscú al Volga, y también transfirió fuerzas aéreas de casi todo el país a la región de Stalingrado.

Pero aquí, desde la reserva de la Sede, el Frente Don recibe 7 divisiones de fusil totalmente equipadas (277, 62, 252, 212, 262, 331, 293 sd ). El general soviético Konstantin Rokossovski, hasta hace poco comandante del Frente de Briansk, es nombrado comandante del Grupo de Ejércitos o Frente del Don, decide usar nuevas fuerzas para una nueva ofensiva.

El 4 de octubre, las tropas del 6º Ejército realizan un cuarto ataque contra las posiciones soviéticas en Stalingrado, dándose durísimos combates. Ese día Rokossovsky instruyó para desarrollar un plan de operación ofensiva, y el 6 de octubre el plan estaba listo. La operación estaba programada para el día 9 de octubre. Pero en esos momentos varios eventos esteban teniendo lugar en la ciudad.

El 5 de octubre de 1942, Stalin criticó duramente el liderazgo del Frente de Stalingrado en una conversación telefónica con A. I. Eremenko y exigió que se tomaran medidas inmediatas para estabilizar el frente y luego derrotar al enemigo. El 6 de octubre, Eremenko hace un informe a Stalin, en el que propone llevar a cabo una operación para rodear y destruir unidades alemanas cerca de Stalingrado. Allí se propone por primera vez rodear al 6º Ejército con ataques laterales contra las unidades rumanas, y después de atravesar los frentes, unirse en la región de Kalach-on-Don. La sede consideró el plan de A.I. Eremenko, pero luego lo consideró imposible (la profundidad de la operación fue demasiado grande, etc.). Sin embargo, la idea misma de una contraofensiva fue discutida por Stalin, Zhukov y Vasilevsky el 12 de septiembre.

En efecto, los generales Zhukov y Vassilievksi, del Stavka o estado mayor del Ejército Rojo, habían acordado con los comandantes de los 3 Frentes soviéticos en la zona de Stalingrado las operaciones para cercar al 6.º Ejército alemán de von Paulus dentro de la ciudad, en septiembre. Para los comandantes que resisten en la ciudad no les serán detallados verídicamente.

El 9 de octubre, un decreto del Presidium del Soviet Supremo devolvía a los oficiales del Ejército Rojo el cuidado de la disciplina militar, suprimiendo al Cuerpo de Comisarios. Se les ordenó disparar sobre grupos de combatientes soviéticos en retirada. Ese mismo día, en Occidente se acuerdan los detalles para el envío de armamento, materia prima y municiones a Rusia. Pero Stalin, en una entrevista con periodistas de diversos diarios y revistas americanos con fecha 2 de noviembre de 1942, manifestó que la ayuda militar de los Aliados fue insuficiente y continuará demandando un segundo frente.[55]

En la mañana del 14 de octubre, el sexto ejército alemán lanzó un nuevo ataque decisivo contra las cabezas de puente soviéticas cerca del Volga. Fue apoyada por más de mil aviones de la 4ta Flota Aérea de la Luftwaffe. La concentración de tropas alemanas no tenía precedentes: en el frente, a unos 4 km de distancia, tres divisiones de infantería y dos tanques atacaron la planta de tractores y la planta de Barricadas. Las unidades soviéticas se defendieron obstinadamente, apoyadas por fuego de artillería desde la costa oriental del Volga y desde los barcos de la flotilla militar del Volga, deteniendo de esa forma el avance alemán. Sin embargo, la artillería en la orilla izquierda del Volga comenzó a experimentar una escasez de municiones en relación con la preparación de la contraofensiva soviética.

Para el día 15 de octubre, las tropas alemanes logran llegar a la margen del río Volga, por el centro de la ciudad, partiendo al 62.° Ejército por la mitad. El comando soviético en la ciudad solicitó refuerzos desesperados ante el inminente peligro de ser empujados al otro lado del río. Los refuerzos llegaron al día siguiente por parte de la 138a División de Fusileros del coronel Lyudnikov, cruzaron el río por el lado norte de la ciudad, cerca a la fábrica de Barricadas (Barricady), y de inmediato se pusieron en acción, con grandes pérdidas, los alemanes fueron rechazados una vez más.

Hitler ordenó a Von Paulus que sus tropas del 6.º Ejército deberán "mantener a toda costa las líneas ya alcanzadas, punto de partida de una ofensiva prevista para 1943" Según el Führer, los soldados germanos se hallan mejor preparados y dispuestos para afrontar este invierno que lo estuvieron en el pasado, y considera que el Ejército Rojo está "debilitado tras los últimos combates." En definitiva, se debe resistir en Stalingrado hasta el último hombre.[56]

El 31 de octubre, era obvio que los alemanes no habían conquistado la totalidad de la ciudad, pero si habían ocupado el 80 % de ella. Las tropas del Ejército Rojo de Chuikov, hostigadas por el 6º Ejército alemán de Von Paulus y parte de la 4.ª Panzerarmee, tan solo dominaban las ruinas de 2 fábricas al norte de la ciudad y una franja de 2 km de ribera portuaria del Volga, por la que recibe refuerzos, suministros y pertrechos. Durante ese mes, las tropas del Eje han perdido 400 tanques y unos 40.000 soldados, gastando miles de toneladas de munición. Pero los alemanes continuaban asediando esas fábricas; la de tractores y la de cañones Barricady. Las bajas rusas se incrementarían a razón de 4000 soldados diarios. Los heridos soviéticos se arrastraban a la orilla del Volga con la efímera esperanza de poder ser auxiliados, y miles de ellos morirían congelados con la llegada del invierno. El hecho de cruzar el río no constituía ninguna garantía de recibir atención médica, ya que debido a la falta de recursos, muchos soldados eran dejados a su suerte. Lo que los soviéticos no podían notar era que los alemanes estaban al borde de su capacidad ofensiva; de hecho, no tenían las suficientes fuerzas para conquistar la ciudad, pues su línea de abastecimientos era insuficiente.

Al finalizar el mes, se habían dejado sentir los fríos y con ello las enfermedades en ambos bandos: fiebre paratifoidea, tifus, disentería, y los alemanes ya tenían conocimiento por medio de prisioneros de que los soviéticos preparaban una gigantesca contraofensiva. Ellos mismos habían notado los movimientos en sus flancos. Para protegerse, Paulus había levantado una barrera en su flanco izquierdo para prevenir los ataques procedentes por el norte, sirviéndose de las unidades rumanas. Pero el Alto Mando alemán en Berlín, seguiría ignorando esos informes.

En efecto, el alto mando soviético, alertado por la Orquesta Roja, la red de espías soviéticos en el estado mayor alemán, le habían informado de la debilidad de los flancos del ejército enemigo, formado por soldados inexpertos rumanos, y equipados con cañones franceses sin repuestos y con solo dos obuses cada uno, y se preparó una gran ofensiva dirigida contra esos flancos norte y sur. Se estaban acumulando cerca de 1 000 000 hombres, es decir, cerca de 100 divisiones, la mayoría siberianas, además de carros de combate y cañones procedentes de Moscú y los Urales. El plan consistía en una maniobra de pinza para cercar, copar y embolsar al 6.º Ejército entero, irrumpiendo en la retaguardia alemana por los flancos norte y sur, atacando allí donde las fuerzas del Eje fueran más débiles. Si bien en un primer momento Stalin se negaba a desviar recursos del propio combate urbano, vio en estos planes la mejor oportunidad de cambiar el frente sur y de revertir toda la situación de Stalingrado, por lo cual apoyó la idea del cerco; aunque esto significara reducir el cupo de municiones del 62º ejército, que defendía por sí solo la ciudad. La idea de rodear a un ejército alemán en estas condiciones era en todo osada, pero no había otra posibilidad viable luego de los constantes errores en las ofensivas soviéticas de comienzo del 42.

El 2 de noviembre; La STAVKA, el Alto Mando del Ejército Rojo, concluyó los planes para ejecutar la Operación Urano destinada a empujar a los alemanes en la región del Don hacia el oeste, cercando al 6.º Ejército alemán en Stalingrado. Ese día, las 151 y 152 Brigadas soviéticas lanzó un contraataque con éxito para aliviar la presión alemana en la ciudad.

En cuanto a Hitler, continuó ignorando los informes de la gran ofensiva soviética en el Don-Volga. A pesar de la reunión con Zeitzler, el 7 de noviembre le había informado que el Ejército Rojo preparaba una ofensiva en el Don, defendido por  el 8.º Ejército italiano y el 3.º Ejército rumano; muy débiles. Al día siguiente, en la conferencia por el aniversario de su intento de asesinato de la cervecería Löwenbraükeller de Múnich, Hitler manifestó a sus seguidores que el puerto fluvial del Volga de la ciudad de Stalingrado esta prácticamente en manos alemanas, declaró: «—Ninguna fuerza humana podrá arrancarnos de allá...». La conquista de la arrasada ciudad se ha convertido en un símbolo político, más que en un objetivo estratégico.[57]

El 9 de noviembre, cayeron las primeras nevadas, había llegado el invierno y la ciudad quedó sumida en un manto blanco con temperaturas que rondaban los -18 °C. De noche, los grupos enfrentados hacían señales de tregua temporales con banderas que asomaban en los orificios de las ruinas, permitiéndose retirar algunos caídos con vida en tierra de nadie; realizando, además. un intercambio no oficial de abastos entre pequeños grupos de ambos bandos, realizado muy a escondidas en treguas concertadas espontáneamente. De ser descubiertos, la pena era la ejecución inmediata por confraternizar con el enemigo. De día, la lucha se reanudaba sin cuartel.

Al final del día, el 11 de noviembre, las tropas alemanas lanzan su mayor y decisivo ataque, empleando 5 divisiones en un frente de 500 metros para capturar los restos de la ciudad. Logran llegar al Volga, cerca de la fábrica Octubre Rojo. En su avance, capturan gran parte de la fábrica de cañones "Barrikady", y logran rodear la división de Lyudnikov, cortando su enlace con el 62.° Ejército. La 138a División de Fusileros, o como se la conoció durante el furor de la batalla; la "isla de lyudnikov", se aferró en un tramo de territorio de 500mm ancho × 200mm largo a las orillas del Volga, amenazados, la artillería divisional soviética tuvo que ser evacuada hacia la orilla este. Pero la 138a se sostenía con una con fuerza cada vez más reducida de los feroces asaltos alemanes, hasta la liberación en enero de 1943, por el 62 ejército soviético. Chuikov reconocerá más adelante, que las tropas del Eje pudieron haber arrojado a los rusos al otro lado del río con el ataque de un solo batallón más.

El 17 de noviembre, en Berchtesgaden, Alemania, Hitler habló a sus comandantes del frente de Stalingrado, les pidió que conquistaran la fábrica de cañones "Barricada" y la planta de acero "Octubre Rojo" de la estrecha urbe industrial del Volga, de unos 50 km de longitud. Al día siguiente, tropas alemanas toman al final del día la fábrica de tractores "Djerjinski", y la de cañones "Barricada" (Barrikady), además de varios cientos de metros de la orilla del Volga. Chuikov informa a Eremenko que el 62.º Ejército solo domina 1/10 de la ciudad, y que se le están acabando las municiones y los víveres. Para los agotados y exhaustos alemanes será su último avance.

Como resultado, después de tres meses de sangrientos combates y lentos avances, los alemanes solo logran capturar el 90% de la ciudad en ruinas y dividiendo las fuerzas soviéticas restantes en tres bolsillos estrechos. Los témpanos de hielo en el Volga impiden ahora a los botes y remolcadores abastecer de aprovisionamiento a los defensores soviéticos. Sin embargo, la lucha continua, especialmente en las laderas de Mamayev Kurgan, fábrica Octubre Rojo y la "isla de lyudnikov". Del 21 de agosto al 20 de noviembre, el 6.º Ejército alemán perdió 60.548 hombres, incluidos 12.782 muertos, 45.545 heridos y 2.221 desaparecidos.

El 19 de noviembre de 1942, a las 07:30 horas; El Ejército Rojo inició una inmensa contraofensiva para empujar a los alemanes al Oeste, aislándoles de sus tropas en Stalingrado, los soviéticos lanzan bombardeos artillados con unas 3500 piezas. Los 3500 cañones soviéticos comenzaron a disparar sin descanso sobre las líneas enemigas más débiles entre Serafimovih y Klestkaya, las cuales consistían de tropas rumanas con escaso material antitanque. Después de una hora de fuego de artillería, los batallones de fusileros avanzaron sobre las filas rumanas. El 5.º Ejército de Tanques del general Romanenko y el 51.º Ejército del general Chistyakov atacan desde el norte y sur. Los rumanos del II y IV Cuerpos logran contener brevemente las primeras oleadas de infantería, pero fueron arrasados por carros de combate T-34 hacia el mediodía. Cuando los fortines fueron demolidos, los rumanos huyeron en desbandada por la planicie blanca, siendo perseguidos por las oleadas soviéticas. Si bien hubo algunos intentos de responder al ataque, los comandantes del 6.º Ejército infravaloraron el ataque hasta que fue demasiado tarde. Los combates en la misma ciudad de Stalingrado no se detuvieron durante varios días una vez comenzado el ataque soviético. Los Stukas acudieron a dar apoyo a las unidades del Eje, pero el avance soviético era por entonces imparable.

Si bien el ataque del sur fue, por muchos factores, más débil, funcionó, y las columnas de la trampa avanzaron sin grandes reveses, salvo contraataques aislados que apenas produjeron momentáneas detenciones. El objetivo donde convergían las tenazas de la ofensiva era el pequeño pueblo de Kalach y su puente, donde los alemanes no poseían una fuerza para afrontar la amenaza y donde quedaban expuestos sus talleres y depósitos de suministros. El desastre era total, el VIº Ejército de Paulus quedó encerrado en Stalingrado con unos 250 000 hombres y sin suministros mayores, más otros 50 000 de otras unidades auxiliares (Hiwi), unos 150 tanques y cerca de 5000 piezas de artillería. Estos efectivos eran apoyados en sus flancos noroeste y sur por unos 700 000 soldados del Eje repartidos entre el 3.º y 4.º Ejércitos rumanos, el 2º húngaro y el 8º italiano, este con 220 000 soldados; unos 800 km de las líneas poco guarnecidas con tropas mal armadas. Entre todos sumaban unos 1 040 000 soldados; 10.290 cañones, 275 tanques y 1.260 aviones.[58]​ Mientras que el Ejército Rojo de Zhuvov había lanzado contra ellos por el Sudeste, comandado por Vatutin, el del Don, por Rokossovski, y de Stalingrado, por Eremenko; un total de, aproximadamente, 1 005 000 soldados, unos 13.541 cañones, unos 894 tanques y unos 1.115 aviones.

El 26º Cuerpo de Ejército ruso reanuda la ofensiva llegando cerca de las factorías de Ostrov y Plesistovski. El 4º Cuerpo de Ejército ruso avanza hacia el Don, rompiendo las líneas del 14.º Panzerkorps, llegando a Golubinski; el 21° Ejército ruso avanza hacia Verjne, Formijinki y Raspopinskaia, acabando con la resistencia del sector; mientras otra división hostiga al 3º y 4º Ejércitos rumanos, que ayer emprendieron la huida. Desde el sur de Krasnoarmeisk se movilizan los 51º y 57º Ejércitos soviéticos, ante los cuales se mantiene firme la 29ª División alemana, pero el primero consigue cruzar sus líneas en dirección a Kalach. El OKW alemán ordenó retirar el grueso del 6.º Ejército desde Stalingrado por el sudoeste hacia el Don, y así evitar el encierro. Tal proyecto aún podía ejecutarse ya que había brechas importantes que aún no estaban cerradas, pero Hitler se negó a aceptar semejante solución y exigió a Paulus y sus hombres mantenerse en la ciudad conquistada mediante una contraorden directa, retirando las vanguardias enviadas en dirección sudoeste para tratar de superar el cerco.

Mientras que la retaguardia del 6º Ejército alemán de Von Paulus se haya en serias dificultades: el 4.º Ejército rumano ha sido aplastado por las tropas rusas del general Yeremenko, haciendo 65.000 prisioneros. El cambio del puesto de mando del general a Gumrak crea problemas de comunicaciones entre las distintas unidades germanas.

Hitler consideraba que la situación no estaba del todo perdida y confiaba en poder repetir la situación producida en febrero de ese mismo año en la Bolsa de Demyansk, donde una gran masa de soldados alemanes pudieron resistir un prolongado cerco soviético mediante un puente aéreo. Tal idea llegó a oídos del jefe máximo de la Luftwaffe, Hermann Goering, quien sin consultar a sus asesores técnicos prometió a Hitler que sus aviones podrían realizar un vasto abastecimiento desde el aire. La promesa de Goering exasperó al general de aviación Von Richtofen, pues el tiempo nublado con tormentas de nieve impediría volar a los aviones de forma sostenida e incluso haría imposible siquiera que despegasen. En estas condiciones Paulus radió un mensaje directo a Hitler:

El 23 de noviembre a las 16:00 horas, unidades soviéticas del 4º Cuerpo de Ejército acorazado y unidades del 4.º Cuerpo de Ejército Mecanizado enlazan en las proximidades de la granja Sovietski. Las fuerzas del Ejército Rojo se encuentran así al oeste de Stalingrado, completando el cerco de las fuerzas del 6.º Ejército alemán del general Von Paulus y parte de la 4.° Panzerarmee: 22 divisiones en total, unos 300.000 hombres mal abastecidos, en una franja con una distancia entre el frente exterior e interior de 13´5 a 19 km. y de unos 40 km de longitud. Al noroeste, en Raspopinskaia, se rinde la 5ª División rumana. Las tenazas soviéticas se cerraron en menos de 4 días de lucha. El 24 de noviembre, Stalingrado estaba bajo asedio soviético. La División 94º al mando del general Walther von Seydlitz-Kurzbach, al ver que Paulus carecía de iniciativa ordenó a sus tropas evacuar su sector y forzar el bloqueo, esperando con ello que las demás divisiones le siguieran en su retirada no autorizada. Apenas dejó su posición, le cayó encima el 62º Ejército soviético y muchos de sus batallones fueron aniquilados sin contemplaciones, no hubo prisioneros.

Goering, de manera irresponsable, ante los informes advirtiéndole lo imposible de la misión —que recibió e ignoró—, prometió abastecer al Kessel con 500 toneladas diarias de pertrechos, pero los aviones apenas lograron llevar 130 toneladas en tres días de operaciones a horizonte raso y en medio de tempestades de nieve. Esto causaba que los vuelos nunca fueran realmente permanentes (como debía corresponder a un eficaz puente aéreo) sino que por causa del mal clima durante varios días los aviones no podían despegar de sus bases, o simplemente despegaban pero no podían aterrizar en Stalingrado. Para aumentar los males, los soviéticos atacaron de manera audaz la principal base aérea de suministros, el aeródromo de Pitomnik, llegando a colapsar las bases de reaprovisionamiento y acentuando la escasez de aviones de carga para las operaciones del puente aéreo. Sumado a las inclemencias climatológicas perjudiciales para los alemanes, los soviéticos lanzaban bengalas desde posiciones recién tomadas para hacer creer a los aviones de abastecimiento que en ese emplazamiento todavía quedaban soldados alemanes que solicitaban suministros. Hitler, obsesionado, dijo a Von Richtofen: «Si Paulus sale de Stalingrado, jamás volveremos a tomar la plaza».

En la madrugada del 25 de noviembre, en el norte del Frente ruso, el mariscal Zhukov lanzó una gran ofensiva en el sector de Rzhev y Sychevka, a unos 150 km al oeste de Moscú, destinada a cercar al 9.º Ejército alemán al mando de Model, como maniobra de distracción sobre el frente de Stalingrado. Se lanzó al ataque los 3º, 20º, 22º, 29º, 31.er y 41º Ejércitos soviéticos. Debido al mal tiempo, el fuego preparatorio de la artillería rusa no tiene efecto. Los alemanes estaban bien atrincherados en toda la línea del frente y tenían reservas en la retaguardia. El Grupo de Ejércitos del Centro alemán era el más armado de todo el frente del Este. Disponía de un total de 72 divisiones, de las 266 que tenía Eje en Rusia, las cuales comprendió de 1.680.000 soldados y unos 3500 tanques, 2/3 del total del Frente del Este. Ante el comienzo de la Operación Urano, La STAVKA había sugerido una segunda fase de operación al norte de Rusia, ante el peligro de que los alemanes transfirieran esas grandes fuerza al Frente Stalingrado. Para ello, Zhukov tenía a sus órdenes a dos grupos de Ejércitos, el Frente Occidental y el Frente de Kalinin, al mando de Koniev y Purkaev respectivamente, con 1.890.000 soldados, 24.682 cañones, 3.375 carros y unos 1.170 aviones. Se destinó para la ofensiva de la Operación Marte.

A principios de diciembre, surgieron las primeras bajas por inanición. A pesar de todo, los alemanes trataron de conservar la disciplina y la organización funcionó regularmente.

En Europa ocupada por el Eje; El Duce aconsejó a Hitler el cese de las hostilidades contra la Unión Soviética, le pidió que cierre "...el capítulo de la guerra contra Rusia, de un modo u otro, a la vista de que no tiene ya objeto proseguirlo". Hitler ignorara los pedidos del Duce.

En Stalingrado; El Caldero (Der Kessel), donde, sin agua ni alimentos suficientes, atacados por las epidemias y en medio del pútrido olor a descomposición, los alemanes se aprestaron a sufrir un largo asedio en medio de las mayores penurias. De este modo, unos 250 000 soldados quedaron atrapados en una bolsa con la orden, por parte de Hitler, de no retroceder ni rendirse. Pese a que Göring, mariscal del aire y jefe supremo de la Luftwaffe, prometió abastecer a las tropas desde el aire, la llegada de recursos a las tropas alemanas fue casi imposible y apenas se realizaron algunos vuelos.

Los alemanes pudieron utilizar el aeródromo de Pitomnik pero este se hallaba sujeto a continuos ataques soviéticos, los Junkers Ju 52 llegaron con abastecimientos e inmediatamente partían de vuelta evacuando heridos, aun así los pocos aviones no daban abasto y los afortunados que podían subir escapaban del infierno, los heridos colgaban de las puertas y algunos desesperados se aventuraban a volar asiéndose en las alas, donde ninguno logró sobrevivir. Tras la caída de Pitomnik, el 16 de enero solo quedó de improvisado el aeródromo de Gumrak, más pequeño y en peores condiciones que el de Pitomnik, pero Gumrak también caria en manos soviéticas el 23 de enero. A partir de ese día las hambrientas tropas alemanas solo pudieron recibir provisiones mediante cajas lanzadas en paracaídas por la Luftwaffe, lo cual no aseguraba que la carga llegase a destino: soldados soviéticos a veces se quedaban con las provisiones, estas caían al río Volga, o simplemente las tropas germanas estaban muy agotadas y hambrientas para buscar dichos suministros entre las ruinas de la ciudad.

Además, unos 10 000 civiles soviéticos también quedaron atrapados en la bolsa, de los cuales nunca se volvió a tener noticia.

En diciembre, los soldados alemanes cercados tuvieron una leve esperanza: Erich von Manstein venía en su auxilio. Manstein, que acababa de asumir el mando del Grupo de Ejércitos Don, cuya finalidad será enlazar con el 6º Ejército alemán de Von Paulus sitiado en Stalingrado. Este nueva agrupación la forman por el momento el Grupo Operativo Hollidt y la 4° Panzerarmee del general Hoth, un total de 50.000 hombres y 300 tanques, con ellos iban los restos del 3° y 4º Ejército rumanos. Para realizar la próxima Operación Wintergewitter (lit.Tormenta de inviero), con el fin de liberar a las fuerzas cercadas de Von Paulus en Stalingrado, Manstein consigue que 9 divisiones más del Eje abandonen sus posiciones del Caucaso, Voronezh, Oriol y Francia y acudan al suroeste de Stalingrado para integrarse en el Grupo de Ejércitos del Don, bajo el mando del mariscal von Manstein.

La Operación Tormenta de invierno, que incluía dos amplias operaciones con un punto de partida diferente. Una vendría de Chirsk y la otra de Kotelnikovo, a 160 km de Stalingrado. Incluso para los generales más incrédulos del régimen nazi, el hecho de que Hitler abandonara al 6.º Ejército era algo impensable, por lo cual sentían esperanzas de un posible rescate. De esta manera la Wehrmacht se aseguró de hacer todo lo posible por rescatar a este ejército de élite cercado lejos de Alemania. El objetivo es romper el cerco de Stalingrado y socorrer al 6º Ejército de Von Paulus, que dista 120 km de Kotielnikovski, punto de partida del ataque.

La ofensiva empezó el 12 de diciembre, las 6° y 23° Panzerdivisionen del general Hoth, apoyadas por infantería y aviación, siguen la vía ferroviaria a Stalingrado; defendido enconadamente por las 126° y 302° Divisiones de infantería rusa. En la noche del 13 de diciembre, la 23° Panzerdivision avanza hasta el norte de Nebikovo. habiendo cruzado Aksai, pero 15 de diciembre son rechazados hasta el río con el mismo nombre. En cuanto a la 6.ª División Panzer llegaría al pueblo de Verkhne-Kumsky. Las batallas por Verkhne-Kumsky continuaron con éxito variable del 14 al 19 de diciembre. Solo el 19 de diciembre, el fortalecimiento del grupo alemán por parte de la 17 División Panzer y la amenaza de cerco obligaron a las tropas soviéticas a retirarse, hacia una nueva línea defensiva en el río Myshkova. El retraso de cinco días de los alemanes en Verkhne-Kumsky fue un éxito indiscutible para las tropas soviéticas, ya que ganó tiempo para traer el 2º Ejército de la Guardia. Pero el 16 de diciembre, había comenzado la ofensiva del Frente de Voronezh. En la zona del río Don, 3 Ejércitos soviéticos arrollarán al 8º Ejército italiano, avanzando hacia Rostov con la posibilidad de aislar al Grupo de Ejércitos del Don del mariscal Manstein, que estaba intentando abrirse camino hacia Stalingrado, y de igual forma al Grupo de Ejércitos A del general Kleist, que había tomado el mando en el Cáucaso. Ese día, Hitler llamó a Mussolini, le pidió que ordene a sus soldados que detenga su huida y resistan. El 1.º Ejército soviético quedó en su persecución, de los 220.000 italianos; la mitad serán muertos, heridos o hechos prisioneros.

El 20 de diciembre, las tropas alemanas llegaron al río Myshkova, donde yacen las posiciones rusas. La distancia al 6.º Ejército de Paulus, rodeado en Stalingrado, era ahora de 35 a 50 km, pero las grandes pérdidas (hasta un 60% de infantería motorizada y 230 tanques) socavaron significativamente el potencial ofensivo del grupo Hoth. La situación exigía comenzar inmediatamente una ruptura del ejército de Paulus desde el cerco hacia el 4º Ejército Panzer, ya que Goth no tenía la oportunidad de atravesar el "corredor" por su cuenta. El avance fue comenzar con la señal de código Thunderbolt. Pero Manstein no se atrevió a utilizar el plan de Donnerschlag debido a que no estaba seguro de que el comandante del 6.º Ejército Friedrich Paulus lo llevara a cabo. Primero, de acuerdo con la orden de Hitler, Paulus tuvo que mantener "Fortaleza de Stalingrado", y romper el cerco significaba abandonar la ciudad. En segundo lugar, el mando del VI Ejército requirió 6 días para preparar un avance, ya que el combustible disponible sería suficiente para superar solo 30 km.

Hace días que el Ejército Rojo emprendió una nueva operación, se desarrolló entonces una situación crítica en el flanco izquierdo del grupo de ejércitos de Hollidt. Bajo la presión de las tropas soviéticas, dos divisiones italianas del Grupo de Ejércitos B se habían retirado y el flanco izquierdo del grupo de Hollidt quedó expuesto. Lo harían también la 7ª División de Infantería rumana, abandonó sus posiciones sin autorización. Los destacamentos de vanguardia del Ejército Rojo llegaron al cruce a través del Seversky Donets cerca de la ciudad de Kamensk-Shakhtinsky. Era evidente la intención de las tropas soviéticas de abrirse paso en dirección a Rostov. El mariscal Manstein, comandante del Grupo de Ejércitos del Don, envió a la región del bajo Chirsk a la 6ª Panzerdivisionen, de la 4ª Panzearrmee del general Hoth, para intentar detener la ofensiva rusa hacia Rostov. La Operación Wintergewitter continuó, pero la ofensiva rusa amenaza los 200.000 hombres del Grupo de Ejércitos del Don, junto con el Grupo de Ejército A del Cáucaso, y los restos del Grupo de Ejércitos B con el 6º Ejército sitiado en Stalingrado: cerca de 1.500.000 soldados del Eje corren peligro de ser aniquilados. La tarea principal del grupo de Hollidt y del 3.º Ejército rumano era ahora proteger los aeródromos de Morozovsk y Tatsinskaya, que eran muy necesarios para los suministros del 6º ejército cercado, así como la retención de importantes cruces a través del Donets en Forkhstadt (Belaya Kalitva) y Kamensk-Shakhtinsky. La detención significó que los soviéticos le atacaran con todo y lo hicieran retroceder 200 km más. El ataque, que fue llevado a cabo por la sexta división blindada soviética, de manera implacable al comienzo, se vio amenazado por otro contraataque soviético en la retaguardia, por lo cual se decidió retroceder de manera definitiva. A todo esto, el aeródromo de Tatsinskaya, el principal de los Ju-52 para reaprovisionamiento, cayó en poder soviético.

En los días siguientes, la situación en el frente de Chirsk se deterioró tanto que el 23 de diciembre Manstein ordenó a la 6.a División Panzer retirarse de sus posiciones y dirigirse hacia Morozovsk. Al amanecer del 24 de diciembre, las 3° Panzerdivisionen del 4.º Ejército Panzer del general Hoth, son atacadas por el 2° Ejército de Guardias del general Malinovsky, que avanza hacia Kotielnikovski desde el Norte, y el 51° Ejército soviético, que avanza desde el nordeste, rompiendo las defensas del 4° Ejército rumano, iniciando una maniobra de cerco. Con la retirada de la columna alemana, el 2.º Ejército de Guardias de Malinovsky pasó a la ofensiva contra el flanco extendido del 57º Cuerpo Panzer alemán. A las 16:30, las tropas soviéticas volvieron a capturar Verkhne-Kumsky. Con las fuerzas del 2º Ejército de la Guardia con tres cuerpos mecanizados, lanzó otra ofensiva sobre Kotelnikovo. Ante esta situación, el general Hoth dio la orden de retirada general ese mismo día, eliminando así toda opción seria de salvar a las tropas sitiadas en Stalingrado.

En Stalingrado se dan violentos combates entre rusos y alemanes; las tropas del 6.º Ejército se encuentran diezmadas, agotadas, padeciendo del frío y enfermedades. La falta de alimentos ha llevado a los sitiados a comerse unos 12 000 caballos. Siete ejércitos soviéticos, al mando de Zhukov, cercan Stalingrado y presionan hacia el interior para aniquilar a los defensores; debido a su precario abastecimiento aéreo, a partir de mañana su ración diaria de pan descenderá de 200 a 100 gr. Paulus, asqueado ante lo absurdo de las órdenes de Hitler, se dio cuenta de que, para el Führer, el 6.º Ejército, o lo que quedaba de él, era poco menos que una pieza sacrificable en el juego de la guerra. La vida de los soldados no tenía la menor importancia para Hitler. Porque mientras los jerarcas nazis como Erich Koch, el Gauleiter o gobernador de los territorios ocupados de Ucrania, fleta un avión de la Luftwaffe a Rostov para traerle 200 libras de caviar, mientras soldados padecen hambre o mueren de inanición en Stalingrado. Los jerarcas nazis pedirán su cese; pero el Reich está infestado de estos políticos corruptos. El Führer les defiende por su sanguinaria y eficiente capacidad de explotar los recursos y la mano de obra necesaria para la guerra. Los civiles de los territorios ocupados les odian.[59]​ Para el día 25 de diciembre, en el Kessel, mueren 1280 soldados de frío y hambre. Para el año nuevo, los soviéticos montaron una serie de cocinas y realizaron fiestas en la orilla sur del Volga con el doble objetivo de celebrar el año y desmoralizar a los alemanes cercados.

El 28 de diciembre, debido a la ofensiva rusa contra Rostov y el Don, que amenazaba con cortar las líneas del Grupo de Ejércitos A, las tropas del general Ruoff, retroceden lentamente del Cáucaso. hacia Taman, en los días siguientes formarían una cabeza de puente en Kuban. Hitler se mostraba contrario a esta decisión, pero Manstein y otros oficiales lograron convencerla. Pero en la zona de Rostov continuó siendo asediada por las tropas rusas, siendo escenario de duros combates. Ese mismo día, comenzó la contraofensiva del Ejército Rojo hacia Kotielnovski, donde aniquilan los restos del 4° Ejército rumano por el 2.º Ejército de Guardias de Malinovsky, mientras que el 4.° Panzerarmee se vatio en retirada hasta alcanzar entre 200 y 240 km de distancia de Stalingrado. La Operación Tormenta de Invierno fue rechazada. Las fuerzas soviéticas del Frente de Stalingrado llegan a la línea Verjne -Rubezhni -Tormosin -Gluboki, teniendo la posibilidad de lanzar una gran ofensiva sobre el sector meridional del frente alemán. Pero para la STAVKA lo primordial era acabar con la bolsa en Stalingrado.

Para el día 9 de enero, se presentaron dos oficiales del Ejército Rojo en la línea occidental del frente alemán con un ultimátum de la Stavka para Paulus. Si dicho ultimátum no se aceptaba, los soviéticos lanzarían una ofensiva final contra el Kessel al día siguiente. El ultimátum fue rechazado. Las penurias se multiplicaron en el 6.º Ejército Alemán: las epidemias diezmaban los soldados, la disciplina había desaparecido y el hambre era tan atroz que los alemanes sacrificaron todos sus caballos, además de perros y ratas para poder alimentarse. Cabe destacar que aún en estas penosas condiciones, la resistencia del 6.º Ejército continuaba, ya que las líneas del frente se retiraban combatiendo e infligiendo bajas a los soviéticos que ejecutaban el plan anillo para acabar con los alemanes.

A las 6:05 horas, del 10 de enero, el alto mando del Frente de Stalingrado dio la orden de atacar las posiciones alemanas en Stalingrado. La Operación Koltso o Anillo comenzó con los disparos de unos 7000 cañones, morteros y lanzacohetes Katyusha que durante 55 minutos baten las trincheras alemanas. Luego se lanzan a la carga oleadas de infantes apoyados por carros. La ofensiva se centra en tomar el aeródromo de Pitomnik, en donde aterrizan los Ju 52 que traen suministros a los sitiados y llevándose sus heridos. Ese día, El Führer radia a Von Paulus "Prohíbo la capitulación. Las tropas deberán defender sus posiciones hasta el último hombre y el último cartucho, para que con su comportamiento heroico contribuir a la estabilización del frente y la defensa de Occidente". Para el día 16 de diciembre caería el único aeródromo alemán Pitomnik en manos soviéticas, los alemanes tuvieron que reconstruir el de Gumrak, gravemente dañado por ellos mismos, para poder seguir recibiendo suministros.

Los soviéticos vuelven a ofrecer a los cercados en Stalingrado la posibilidad de rendirse, pero Von Paulus ordena a sus tropas, que intenten romper el cerco por cualquier punto posible para evitar su total aniquilamiento. Unidades rumanas que habían formado parte grueso del 6 Ejército, a los que han privado de raciones, se estaban rindiendo en grupos de forma continua. Otros germanos comenzarán a sobornar a pilotos para que los saquen por el aeródromo de Gumrak.

El 18 de enero, parte el que será el último avión correo alemán de Stalingrado. El general Von Paulus envía una carta a su esposa con su anillo de boda, el de graduación y sus medallas. El general Hube, el primero que llegó a la ciudad, es obligado a partir en el Cóndor que despega del campo aéreo de Gumrak. Este protestará ante Hitler del fracaso del puente aéreo sugiriendo que los responsables, incluido Göring, sean fusilados. Hitler ignorará esto, como mucho otros consejos.

A las 04:00 horas del 22 de enero, Gumrak, el último aeródromo alemán a unos 8 km de Stalingrado, es abandonado por las fuerzas alemanas ante el empuje del ejército soviético. Para el día 24 de enero, en la ya arruinada urbe las tropas alemanas forman en erizo en Gorodishche mientras se repliegan al este, a los restos de una fábrica de tractores. Los combates son durísimos. En el sur, los alemanes aguantan en los suburbios. Entre las ruinas se arrastran unos 20 000 heridos alemanes sin auxilio. Hay miles de cadáveres entre ellos muertos por frío y hambre, casi siempre desarmados. Durante los últimos 3 días, las fuerzas soviéticas avanzaron de 10 a 15 km, empujando a los alemanes y sus aliados a ocupar un aérea de 90 km cuadrados.

Para el día 26 de enero, el 62º Ejército se encuentra con la 13ª División de fusileros de Rodimtsev, del 21.º Ejército, en la colina Mamayev, dividiendo lo que queda del 6º Ejército de Von Paulus en dos bolsas de resistencia al norte y sur de la capital arrasada. Los T 34 rusos atraviesan las ruinas. En el Norte, lo que queda del 51º Cuerpo alemán resiste en la derrumbada fábrica de tractores. En el Sur, los restos de otros 4 Cuerpos luchan en torno a las ruinas de la Plaza Roja, donde von Paulus había trasladado su cuartel general, en el sótano de los almacenes Univermag. Al día siguiente, los 21°, 57° y 64º Ejércitos soviéticos atacan a las tropas del Eje embolsadas al sur de la ciudad, que protegen a Von Paulus. La resistencia germana es encarnizada.

El 29 de enero, en la bolsa, el 6.º Ejército alemán radia un saludo al Führer, felicitándole con antelación por su 10º aniversario de ascenso al poder, diciendo que "... La bandera de la cruz gamada aún ondea en Stalingrado..." Hitler haría lo mismo en un discurso augurando la "victoria final". Pero secretamente llama a sus aliados del Eje, Italia y Hungría, a que retiren sus respectivas tropas del frente del Don. Sin embargo, hacía días que los italianos ya habían emprendido la huida, y los inexpertos húngaros habían perdido unos 80.000 soldados y otros 63.000 resultaron heridos en los últimos diez días.[60]

El 30 de enero; El Führer asciende al rango de Mariscal de Campo al general Von Paulus, Hitler confiesa a Keitel: «—En la historia de la guerra no se registra ningún caso en que un mariscal de campo haya aceptado caer prisionero...». En realidad este acenso fue recibido con otra orden de suicidio. Paulus declaró entonces: «—No tengo intenciones de dispararme por este cabo bohemio», en referencia a Hitler, e informó a otros generales (como Arthur Schmidt, Seydlitz, Jaenecke, y Strecker) que él no se suicidaría y se prohibía hacerlo a los demás oficiales para seguir la suerte de sus soldados.

Las tropas soviéticas entran esta noche al que fuera el centro urbano de Stalingrado, La Plaza Roja, ahora reducida a un montón de escombros. Las posiciones alemanas sucumben ante las sucesivas oleadas del Ejército Rojo. Un tanque soviético se acercó al cuartel general de Paulus, en el que venía un intérprete que había sido enviado por Paulus, el mayor Winrich Behr. El 31 de enero, a las 05:45, Paulus se rindió ante el Ejército Rojo. Entre las ruinas yacen unos 80.000 alemane muertos, 23 generales, unos 2000 oficiales, 91.000 soldados y 40.000 auxiliares de origen ruso se entregan a los soviéticos; menos de 6.000 de todos ellos regresaran vivos tras la guerra. Se reunirán en el cautiverio con los 16 800 que ya fueron apresados durante la batalla; unos 42.000 tuvieron más suerte y pudieron ser evacuados como heridos con anterioridad. Aún resiste el grupo de alemanes del general Streker, al norte de la ciudad demolida. Pero el 2 de febrero, el 51º Cuerpo de Ejército, al mando del general Streker o Schrenck, se rinde. De esa forma el 6.° Ejército fue destruido, Von Paulus fue el primer mariscal que capitula en la historia alemana, desobedeciendo así a Hitler, atenazado por las tropas soviéticas, la falta de alimentos y el frío polar de la estepa rusa, para el que sus tropas no tenían material suficiente, todo lo contrario a lo que afirmaba Hitler. Un gesto sin precedentes.

Finalizó de esta forma el combate por la ciudad arrasada, la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial. Desde el 10 de enero, el Ejército Rojo eliminó 22 divisiones de la Werhmacht, y otras 160 unidades enviadas a socorrer al 6° Ejército. Unos 11 000 soldados alemanes no acataron la rendición y siguieron luchando hasta el final, a principios de marzo los soviéticos acabaron con los últimos reductos de resistencia en los sótanos y túneles.

El III Reich perdió en Stalingrado a su mejor ejército, con el cual Hitler se jactaba que "podía asaltar los cielos". Las pérdidas también incluyen parte del 4.º Ejército Panzer y el Grupo de Ejércitos Don e incontables recursos materiales que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad de la que disponía la URSS. De hecho, entre muertos, heridos, desaparecidos o caídos prisioneros, la Wehrmacht había perdido desde el 21 de agosto hasta el final de la batalla, a más de 400 000 combatientes, muchos de ellos experimentados, tropas de élite que solo podían ser reemplazadas mayormente por reclutas.[61]​ Si se incluyen las pérdidas del Grupo de Ejércitos A, el Grupo de Ejércitos Don y unidades alemanas del Grupo de Ejércitos B durante el período del 28 de junio de 1942 al 2 de febrero de 1943, las bajas alemanas fueron más de 600 000.[62]​ Por otra parte, los ejércitos aliados del Eje, sufrieron similares perdidas devastadoras, siendo el punto de quiebre en las relaciones de los satélites con Alemania.

Los alemanes también perdieron 900 aviones (incluidos 274 aviones de carga y 165 bombarderos), así como 500 tanques y 6.000 piezas de artillería.[63]​ Según un informe soviético de la época, las fuerzas soviéticas confiscaron 5.762 piezas de artillería, 1.312 morteros, 744 aviones, 1.666 tanques, 261 otros vehículos blindados, 571 vehículos semi-orugas, 10.722 camiones, 10.679 motocicletas 12.701 ametralladoras pesadas, 80.438 metralletas, 156.987 rifles.[64]​ Se desconocen las pérdidas de las partes húngara, italiana y rumana.

Los soviéticos, aparte de haber asegurado una ciudad prácticamente destruida, habían sufrido más de un millón de bajas.[65][66]​ De estos, unos 13 000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc.[67]​. Eso si se tiene en cuenta que miles de soldados soviéticos se pasaron al bando alemán. Se estima que más de 50 000 hiwis (soldados soviéticos vestidos de uniforme alemán), murieron o cayeron prisioneros en la batalla de Stalingrado. Se desconoce el paradero final que tuvieron. Cabe destacar que no fue hasta la caída de la URSS que los historiadores soviéticos pudieron discutir abiertamente las cifras de bajas de la batalla, por temor a reconocer que el sacrificio de vidas fue excesivo.[cita requerida], si bien estas nunca serán exactas (debido a la ausencia de registros fiables y la proliferación de fosas comunes no contabilizadas), se cree que fueron muy altas, quizá más de las consideradas, haciéndose eco aquella frase de los generales soviéticos «El tiempo es sangre». Según el cálculo más alto, si se incluye a todas las fuerzas que pelearon en el Volga y el Don, murieron, desaparecieron y fueron heridos 747 000 soldados del Eje y 102 000 fueron capturados, cerca de 1 130 000 soldados soviéticos (incluyendo prisioneros muertos en cautiverio, muertos en combates, heridos tras ser evacuados, desaparecidos o capturados) y más de 300 000 civiles desaparecieron o encontraron su fin (incluyendo refugiados y gentes que vivían en pueblos y ciudades donde también se combatió). Cabe resaltar que un cuarto de millón de civiles fueron evacuados al este del país.

Cuando el 6.º Ejército Alemán se rindió con más de 91 000 soldados, estos fueron condenados a andar sobre la nieve en la denominada “marcha de la muerte” pereciendo 40 000 a causa de la caminata y las palizas. Al resto se les recluyó en los campos de concentración de Lunovo, Suzdal, Krasnogorsk, Yelabuga, Bekedal, Usman, Astrakán, Basianovski, Oranki y Karaganda, e incluso a 3500 de ellos en la misma Stalingrado para que reconstruyeran la ciudad. La mayoría de ellos, con temperaturas de -25 y -30 ºC grados bajo cero enfermó de tifus, disentería, ictericia, difteria, escorbuto, tuberculosis, hidropesía y malaria. De los 91 000 prisioneros solo lograrían sobrevivir 5000.

Las consecuencias de esta catástrofe fueron inmensas y de gran alcance. La tragedia no pudo ocultarse al pueblo alemán, decretando tres días de duelo nacional. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que pasar a la defensiva. De hecho, la Wehrmacht carecía ya de los elementos logísticos necesarios para avanzar más hacia el este, siendo las orillas del Volga el punto más oriental alcanzado por tropas alemanas en Europa. Después de esta batalla, la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra en manos de sus líderes. Además, el comandante de la Luftwaffe, Hermann Göring, cayó en desgracia ante Hitler, perdiendo crédito entre la élite del régimen nazi, así como prestigio entre los militares, al no poder cumplir la orden de abastecer por aire a las fuerzas alemanas cercadas, como había prometido.

En cuanto al Führer, la rendición de Von Paulus en Stalingrado y la gran brecha abierta en el Frente del Este causarán en Adolf Hitler una aguda crisis depresiva. Tomará somníferos todas las noches, y tendrá pesadillas sobre el cerco, hasta casi el final de la guerra.[68]

El mariscal Paulus sobrevivió a la guerra y volvió a Alemania en 1952, viviendo en la zona de ocupación soviética y luego en la RDA. Zhúkov reclamó para sí el éxito de Stalingrado, pero se le concedieron todos los créditos a Vasili Chuikov, que fue ascendido a capitán general y puesto a cargo de un ejército que marcharía luego a Berlín. Sin embargo, la batalla de Stalingrado supuso para los nazis una auténtica catástrofe militar y una de sus principales derrotas en la Segunda Guerra Mundial, marcando además el punto de inflexión en la guerra, tras el cual ya no pararían de retroceder ante los soviéticos hasta rendirse ante Zhúkov, en el mismo Berlín, dos años y medio después.

El triunfo de esta batalla trascendió los límites de la Unión Soviética e inspiró a todos los aliados. El 62° Ejército, comandado por Vasili Chuikov, fue incentivando la resistencia en todas partes. El rey Jorge VI de Inglaterra le regaló a la ciudad una espada forjada especialmente en su honor, y hasta el poeta chileno Pablo Neruda escribió el poema «Canto de amor a Stalingrado», recitado por primera vez el 30 de septiembre de 1942, y el poema «Nuevo canto de amor a Stalingrado» en 1943, celebrando la victoria, lo cual transformó esta lucha en un símbolo y en un punto de inflexión para toda la guerra. Hoy en día los historiadores occidentales consideran la Batalla de Stalingrado como la segunda Verdún de Alemania.

La Medalla por la Defensa de Stalingrado fue otorgada a todos los miembros de las fuerzas armadas soviéticas y también a los civiles que estuvieron directamente involucrados en la defensa de Stalingrado del 12 de julio al 19 de noviembre de 1942. A partir del 1 de enero de 1995, esta medalla había sido otorgada 759,561 veces. En el edificio del personal de la unidad nº 22220 en Volgogrado, el enorme mural está determinado por la representación de la medalla. Muestra a un grupo de soldados con fusiles apuntando hacia adelante y bayonetas plantadas bajo una bandera ondeando. A la izquierda se puede ver el contorno de los tanques y un escuadrón de aviones, sobre él la estrella soviética de cinco puntas.

Con motivo del 50 aniversario del final de la batalla, se emitió una moneda conmemorativa en honor a la ciudad de Stalingrado en 1993 con un valor nominal de 3 rublos de cobre / níquel.

Con motivo de las celebraciones en el 55 aniversario del fin de la guerra, una moneda en honor a la heroica ciudad de Stalingrado también se lanzó en 2000 como parte de la serie Heldenstädte. La moneda con la inscripción СТАЛИНГРАД - Stalingrado muestra soldados atacantes y un pesado tanque rodante frente a las ruinas de las casas.

En el cementerio principal de Limburg an der Lahn, el monumento central alemán fue inaugurado el 18 de octubre de 1964 para conmemorar a todos los soldados que murieron en Stalingrado y murieron en cautiverio. En 1988, la ciudad de Limburg se hizo cargo de la "Fundación de Combatientes de Stalingrado", asegurando así el mantenimiento y cuidado del Sitio Memorial de Stalingrado a través de la existencia de los "Antiguos Combatientes de Stalingrado". V. Alemania". El gobierno federal decidió disolverse en 2004.

Para muchas personas, una imagen permanece asociada con la Batalla de Stalingrado: la de la Virgen de Stalingrado. La imagen pintada en 1942 por el pastor protestante, médico y artista Kurt Reuber en un refugio en Stalingrado con carbón en la parte posterior de un mapa soviético, lleva la inscripción "1942 Navidad en la caldera - Fortaleza de Stalingrado - Luz, vida, amor". Si bien el propio Reuber no sobrevivió al cautiverio, la imagen llegó a manos de la familia con uno de los últimos aviones, que el presidente federal Karl Carstens sugirió a la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm en 1983 en Berlín para conmemorar a los caídos y recordar la paz. En la iglesia (en la pared detrás de las filas de sillas del lado derecho) cuelga una imagen de María que alienta el recuerdo y la oración. La Madonna es el motivo en el escudo de armas del Regimiento Médico 2 del Servicio Médico de la Bundeswehr.

Cada febrero en Austria, las misas conmemorativas de Stalingrado tienen lugar en muchas iglesias, que generalmente son organizadas por la Asociación de Camaradas de Austria u otras asociaciones tradicionales. Además, numerosos objetos de la batalla se exhiben en el Museo de Historia Militar de Viena, que incluyen: a. también reliquias de guerra como cascos de acero, botas y equipos que se recuperaron en el campo de batalla de Stalingrado.

Hay una estación de metro de Stalingrado en París. Se encuentra en la Place de la Bataille-de-Stalingrad.

En Italia, las calles se llaman Via Stalingrado en varias ciudades.

75 años después del final de la Batalla de Stalingrado, el Ayuntamiento de Volgogrado decidió a fines de enero de 2013 que la ciudad debería volver a su antiguo nombre de Stalingrado seis días al año. Los veteranos de guerra habían solicitado esto. La decisión provocó acaloradas discusiones en Rusia. El oficial de derechos humanos, Vladimir Lukin, condenó el cambio de nombre temporal y lo calificó de "insulto a los caídos de Stalingrado". Merecen una apreciación, "pero no de esta forma". Los comunistas en Rusia están pidiendo un retorno permanente al antiguo nombre de la ciudad.[69]



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