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Relaciones entre Rusia y la Unión Europea



Las Relaciones Rusia-Unión Europea tienen como base jurídica el Acuerdo de Colaboración y Cooperación (ACC) firmado en junio de 1994 tras disolución de la Unión Soviética (1990-1991) y la creación de la Federación de Rusia. El ACC, que inicialmente tenía una validez de diez años, se ha ido renovando automáticamente cada año. En él se fijan los objetivos comunes y se establece el marco institucional para los contactos bilaterales.[1]

Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior desaparición de la Unión Soviética, la Unión Europea (UE) ha experimentado un progresivo desarrollo de las relaciones con los países del antiguo Bloque del Este y en particular con Rusia. Lo que durante más de cuatro décadas fueran dos bloques antagónicos han iniciado un acercamiento que los ha llevado a convertirse en socios vitales en varios aspectos.[2]

Rusia se beneficia del programa comunitario TACIS desde 1991, siendo la UE el mayor proveedor de asistencia económica y técnica al país mediante este programa y también en virtud de la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos.[3]

Sin embargo, desde la década de 2010, se ha instalado un clima de relativa hostilidad entre ambas partes. Así, según afirmaba en 2020 el sitio web del Parlamento Europeo:[4]

Históricamente, Rusia ha estado ligada a los países que actualmente conforman la UE durante más de cuatro siglos. Destacan en este proceso la participación de ciudadanos alemanes que llegaron a ostentar la corona de los zares del Imperio Ruso, como fueron los casos de Pedro III y Catalina II la Grande, así como la consorte del último zar Nicolás II de Rusia, la zarina Alix de Hesse y el Rin.

Rusia tuvo una participación decisiva en la derrota a Napoleón Bonaparte, y participó de forma destacada en la definición del orden político de Europa en el Congreso de Viena de 1815. En 1945, la Unión Soviética lideró junto al Reino Unido y Estados Unidos las conferencias de Yalta y Potsdam en las que se decidió el destino del continente tras la derrota de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial.[5]

La URSS no prestó gran atención al proyecto europeo iniciado cinco años después a partir de la Declaración Schuman. Los dirigentes soviéticos vieron con hostilidad la constitución de las Comunidades Europeas, a las que nunca reconocieron como institución internacional. Aunque ya a comienzos de los años 80 la URSS se convirtió en un importante suministrador energético de Europa, sus planteamientos con respecto a los europeos occidentales se centraron principalmente en la dimensión político-militar y estuvieron marcados por la evolución de las relaciones Este-Oeste.[6]

La disolución de la Unión Soviética en 1991 marcó un cambio radical en la relación entre Bruselas y Moscú. Rusia, que se constituyó en heredera de la URSS, se encontró debilitada y no pudo impedir la intervención militar de varios países europeos en las Guerras yugoslavas que incluyó el Bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia.[6]

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ambas partes apoyaron la Guerra en Afganistán. Después, en 2003, Rusia por una parte, y Alemania y Francia (respaldados por la mitad de los Estados de la UE) por otra, conformaron el principal bloque que se opuso a la invasión de Irak de ese mismo año, liderada por Estados Unidos, el Reino Unido y España.[7]

Las relaciones Rusia-Unión Europea desde 2012 es un término que hace referencia a las relaciones entre ambas partes a partir del tercer mandato presidencial de Vladímir Putin en Rusia. Durante este periodo, iniciado en mayo de 2012, las relaciones bilaterales se han visto afectadas por una sucesión de crisis desarrolladas en medio de una asociación económica en la que el sector energetico representa un factor preponderante ya que Rusia es el mayor proveedor para la Unión Europea.

El principal punto de conflicto entre la UE y Rusia es la influencia que puede ejercer cada parte sobre diversos países de la Europa Oriental (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania). Es así que mientras Rusia recurre a dispositivos económicos, militares y no militares, para mantener a estos países en su esfera de influencia, la UE apoya ocasionalmente la integración de los mismos en las instituciones “occidentales”, apostando por la cooperación dentro del marco de la Política Europea de Vecindad.[8]​ En este contexto, la condena de la UE a la intervención rusa en Ucrania desde 2014adhesión de Crimea a Rusia, guerra del Donbás y escalada de 2022— ha entretenido una crisis que provocó un cambio de actitud de Putin, donde la UE pasó de ser el principal mercado para sus exportaciones energéticas a ser un competidor.[9]

La UE suspendió el diálogo sobre las cuestiones relativas a la política de visados y las negociaciones sobre un nuevo acuerdo bilateral destinado a sustituir el Acuerdo de Colaboración y Cooperación. Desde entonces la Unión aplica un enfoque de doble vía que combina sanciones con intentos de encontrar una solución al conflicto en Ucrania.[10]​ Así, a partir de marzo de 2014, la UE ha impuesto una serie de medidas restrictivas contra Rusia aplicables a los intercambios bilaterales en determinados sectores. Se destacan las sanciones económicas que se han venido prorrogando por periodos sucesivos de seis meses desde 2016.[11]​ La Unión también impuso a decenas de personas y entidades la inmovilización de bienes y la prohibición de viajar en respuesta a los actos que «menoscaban la integridad de Ucrania».[11]

Tras la invasión rusa de Ucrania iniciada en febrero de 2022, la Unión Europea, Estados Unidos y varios de sus aliados decidieron aumentar las sanciones contra el gobierno ruso iniciadas en 2014. La medida buscaba “paralizar” la capacidad rusa para «financiar su maquinaria de guerra» y dificultar su manejo de activos para obtener liquidez. Además Alemania negó la certificación de gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2 —que eventualmente perjudicaría a Ucrania—, cuya construcción finalizó en 2021 pero que aún no había entrado en funcionamiento.[12]​ Adicionalmente varios gobiernos nacionales de los Estados miembros de la UE decidieron enviar armamento y ayuda económica al gobierno ucraniano, así como facilitar la entrada de refugiados ucranianos a sus respectivos territorios.[13]

También los intercambios diplomáticos se han visto perturbados ya que en 2014 se canceló la cumbre Rusia-Unión Europea y los Estados miembros de la UE decidieron no celebrar desde entonces esta serie de reuniones bilaterales semestrales que se venían realizando desde 1997.[14]​ Además, en lugar de la cumbre del G-8 de ese año programada en la ciudad rusa de Sochi, se celebró en Bruselas la 40.ª Cumbre del G7 sin Rusia y, desde entonces, se han seguido celebrando únicamente las reuniones del G7. Asimismo, los miembros de la UE respaldaron la suspensión de las negociaciones sobre la adhesión de Rusia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y a la Agencia Internacional de la Energía (AIE).[11]

Otras controversias también han provocado tensiones entre las partes: el trato reservado por el gobierno ruso a la disidencia —en el caso Skripal la UE expulsó diplomáticos rusos— y a la oposición en su país —caso de Alekséi Navalni[15]​ o la mediatiazada ayuda sanitaria de Putin a Italia durante la pandemia de COVID-19 en 2020 —el gobierno de Putin envió 14 aviones con equipos y expertos militares[16]​— que se topó con las sospechas de que su gobierno buscaba simplemente mejorar su imagen o lograr el levantamiento de las sanciones. En este sentido, la UE recordó que dichas sanciones no obstaculizaban la lucha del gobierno ruso contra el COVID-19.[17]

El Acuerdo de Colaboración y Cooperación (ACC) entró en vigor en 1997 y se ha ido renovando automáticamente cada año. En él se creó un marco institucional en campos como:[1]

Además, establece:

En mayo de 2005 se celebró en el Kremlin de Moscú la decimoquinta cumbre entre Rusia y la cúpula de Bruselas (Solana, Durão Barroso y el Presidente de la UE). Allí se suscribió una hoja de ruta que contempla cuatro espacios que abarcan todos los ámbitos posibles: 1-Economía, 2-Libertad y Justicia, 3-Seguridad Exterior y 4-Educación, cultura e investigación científica.[4]

El acuerdo se negociaba desde 2003, pero no se había logrado su firma definitiva porque Bruselas exigía consensuar los cuatro apartados en bloque. Sin embargo, al final de la cumbre se reconoció que la cuestión de los visados sigue sin resolverse.

Putin calificó de “absolutamente correcto” que la UE vincule la supresión de visados con la existencia de un convenio que regule la readmisión de ilegales por parte de Rusia, pero señaló que esa misma exigencia, cuando de lo que se trata es de conseguir un régimen simplificado de expedición de visas, es “excesiva”.

Por otra parte, Letonia exigía, a tenor del Tratado de Riga de 1920, la devolución del raión Pytálovski, región perteneciente desde 1945 a Rusia. El 27 de marzo de 2007, Rusia y Letonia firmaron un acuerdo por el que Letonia renunciaba a dicha región.[19]

El Parlamento Europeo (PE) legisla, junto con el Consejo, en cuanto a los objetivos y las prioridades de la asistencia financiera de la Unión, incluido el Instrumento Europeo de Vecindad (IEV), a través del cual se financia la cooperación regional de la Unión con Rusia.[4]

Entre 1997 y principios de 2014, esta comisión parlamentaria sirvió de plataforma para desarrollar la cooperación y el diálogo entre las delegaciones del Parlamento Europeo y de la Asamblea Federal de Rusia. Sin embargo, desde marzo de 2014 el Parlamento ha interrumpido las relaciones interparlamentarias de conformidad con las medidas restrictivas diplomáticas adoptadas en respuesta a la crisis en Ucrania.[4]

A pesar de las sanciones, en 2020 la Unión Europea seguía siendo el mayor socio comercial de Rusia, y Rusia era el cuarto mayor socio de la Unión.[10]​ El comercio entre las dos partes se rige por el Acuerdo de Colaboración y Cooperación de 1994.

La red transeuropea de energía se encuentra ligada de manera preponderante al suministro de gas natural procedente de yacimientos rusos, donde la alemana Ruhrgas AG es la única firma occidental que posee una participación en OAO Gazprom, el gigante ruso de este hidrocarburo.

En años recientes Rusia ha suministrado el 30 % del gas natural y el 18 % de las importaciones petroleras de la UE. El país euroasiático abastece de gas natural a Alemania, la mayor economía de Europa, satisfaciendo el 40 % de sus necesidades y proveyendo hasta el 90 % de la energía en algunos de los nuevos estados miembros de la UE, considerados durante la Guerra Fría como "países satélite" de la Unión Soviética.

Asimismo, la construcción del Gasoducto Noreuropeo (Nord Stream) cuya capacidad final cubrirá cerca del 10 % de la demanda de gas natural de la UE. La moneda con la que se comercializa en este proyecto es el euro, pese a que hasta ahora el dólar estadounidense había sido la moneda mundial de las transferencias de petróleo y gas. En este mismo orden, el euro ha destronado la primacía del dólar como moneda de reserva en Rusia. Sin embargo, el proyecto Nord Stream 2, cuenta con la oposición de algunos Estados de la Unión, especialmente de Polonia.[20]

La Unión fue una firme defensora de la adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC) concluida en 2012.[10]​ Además, las aspiraciones de Rusia de ingresar a la OMC fueron respaldadas por los Estados ya pertenecientes a la organización. Por ello, la UE negoció durante años para lograr que Moscú firmara el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático a cambio de dar su respaldo a la aspiración rusa en la OMC.

En octubre de 2004 Rusia confirmó que firmaría el protocolo, con lo cual la UE votó positivamente en el Consejo de la OMC. De esta manera, Rusia y la UE han unido fuerzas para defender dos proyectos a los que Estados Unidos se ha mostrado reticente en aceptar.

En 2015 en la Conferencia de París sobre el Clima (COP21) 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante sobre el clima, que entró en vigor en noviembre de 2016. En 2019, el primer ministro ruso Dmitri Medvédev firmó el decreto con el que Rusia ratifica el Acuerdo de París,[21]​ como ya lo habían hecho los Estados de la UE.

El tendido de Nord Stream 2 se llevó a cabo en 2018-2021. La primera línea de Nord Stream 2 se completó en junio de 2021 y la segunda línea se completó en septiembre de 2021.

Nord Stream 2 tiene una capacidad anual total de 55 mil millones de m³ (1,9 billones de pies cúbicos) de gas,

La situación del territorio de Kaliningrado le confiere un papel preponderante en las relaciones bilaterales. Dicho territorio, parte de la antigua Prusia Oriental, perteneció a Alemania hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue integrado en la URSS, de quien Rusia lo heredó.

Cuando la Unión Europea completó su proceso de ampliación hacia el este en 2004, Kaliningrado se convirtió enclave ruso en territorio rodeada por la UE.[22]​ Separado del territorio ruso y circundado por Lituania y Polonia, Kaliningrado tiene una superficie de 15 000 km² y una población de un millón de habitantes, de los que casi la mitad viven en la capital.

El tráfico de personas y mercancías reviste una complejidad particular, dada la necesidad de una vía de comunicación terrestre entre Kaliningrado y el resto del territorio ruso.[23]

El corredor de Suwalki es una franja de territorio de 96 kilómetros en la frontera entre Lituania y Polonia. Toma el nombre de la cercana ciudad polaca de Suwalki. Su situación es estratégica ya que es el única vía de comunicación terrestre entre los países bálticos y el resto de Europa. Hacia el Oeste se encuentra el enclave ruso de Kaliningrado y hacia el Este Bielorrusia.

Entre los más entusiastas partidarios de la membresía rusa en la UE es el expresidente del Consejo de Ministros de Italia Silvio Berlusconi quien en 2008 dijo que consideraba que Rusia era un «país occidental» y que su plan era «que la Federación de Rusia pueda convertirse en miembro de la Unión Europea en los próximos años».[25]​ En el mismo sentido se manifestó el excanciller alemán Gerhard Schröder quien dijo en 2002 que aunque Rusia debía «encontrar su lugar tanto en la OTAN, y, a más largo plazo, en la Unión Europea, y si se crean las condiciones para que esto suceda».[26]

Por su parte, el líder ruso, Vladímir Putin, manifestó en 2005 que Rusia en la UE no estaría en los intereses de Rusia o la UE, aunque abogó por una estrecha integración en varias dimensiones, incluido el establecimiento de cuatro espacios comunes entre Rusia y la UE, incluyendo economía y espacios científicos como fue declarado en el acuerdo en 2003.[27]

Según una serie de encuestas llevadas a cabo por Deutsche Welle en 2012-2013, del 36 % al 54 % de los rusos apoyaban que Rusia se uniera a la UE, y alrededor del 60 % de ellos ven a la UE como un socio importante para su país.[28]​ Los jóvenes tenían una imagen especialmente positiva de la Unión Europea.[29]



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