San Mateo (en valenciano y oficialmente Sant Mateu) es un municipio de la Comunidad Valenciana, España. Pertenece a la provincia de Castellón, en la comarca del Bajo Maestrazgo.
San Mateo, la capital histórica del Maestrazgo, se encuentra situada a 65 km al norte de la capital de provincia.
Situado entre montañas en lo que se denominó antiguamente el Vall d'Àngel, a una altura sobre el nivel del mar de aproximadamente 325 metros y a 27 kilómetros de las playas del Mediterráneo.
El valle es rico en aguas puras y cristalinas, existiendo numerosas fuentes naturales en todo el valle: Font de les Piques, Morella, Aiguanova, Font Cuberta, Guilona, arroyos como el Benifarquell, Palacio y Coma que desembocan a la Rambla de Cervera.
La vegetación es característica del bosque mediterráneo abundando las plantas silvestres y aromáticas, romero, espliego, mirto, tomillo, saboricha, etc. Sus pinares y olivos milenarios tapizan de frondoso bosque todo el valle, con rutas de recorrido turístico.
El término municipal de San Mateo limita con las siguientes localidades: Chert, La Jana, Cervera del Maestre, Tírig, Salsadella y Catí todas ellas de la provincia de Castellón.
Se accede a esta localidad desde Castellón de la Plana tomando la CV-10 (antigua vía Augusta) o desde Vinaroz por la N-232 (antigua vía César Augusta); También se accede por la autopista AP-7 (salida Vinaroz).
Los datos históricos y arqueológicos dicen que antes de la época medieval ya existía poblamiento en el actual término municipal de San Mateo. Existen muestras de pintura rupestre levantina, restos de la Edad de Bronce y del mundo íbero, representados por los restos del poblado del Tossal de Carruana.
En época romana ya existía un asentamiento en el actual emplazamiento de la población, hecho confirmado por los hallazgos hechos el año 1925 en unas obras de canalización de aguas en la calle Sto. Domingo. Este asentamiento debería ser pequeño y tendría que estar relacionado con el paso de la Vía Augusta y la Caesar Augusta; según Ptolomeo 250 años a.c. situaba la ciudad de Intibili en esta confluencia, por lo que actualmente es la población. Otros historiadores, como Cortés (1835), también sitúa a Intibili debajo de la actual San Mateo. Los numerosos hallazgos encontrados últimamente podrían confirmar esta hipótesis. Últimamente se han encontrado restos arqueológicos de la época ibero-romana en la Porta falsa, Palau Borrull, Iglesia San Pedro y piedra de sillería en el Llano Sta. María con la inscripción íbera de kakerikor.
Otra referencia, antes de la conquista cristiana, aparece en el año 1195. Es la primera vez que aparece el nombre de San Mateo en la documentación escrita. Se trata de un documento en el que Alfonso II de Aragón dona al Capítulo Catedralicio de Tortosa todas las tierras del término de Puebla de Benifasar y al citar los límites del territorio de esta cesión aparece Sancto Matheo. San Mateo fue conquistado por el rey Jaime I de Aragón quien lo entrega a los hospitalarios. En 1237, Hugo de Folcalquier, castellán de Amposta, otorga Carta Puebla a la población. El 24 de septiembre de 1274, Fray Berenguer de Almenara otorga la segunda Carta Puebla a la población de San Mateo de acuerdo con los usos y costumbres de Valencia. San Mateo toma por escudo de armas y bandera el ángel representativo del apóstol San Mateo. En la torre campanario aparecen las armas en piedra del ángel y San Miguel y la fuente de la Plaza Mayor está coronada por su escudo de armas, el ángel.
San Mateo, a principios del siglo xiv, fue el centro de una pequeña comunidad de cátaros, aparte de ser junto con Morella la residencia del último perfecto cátaro, Guillaume Bélibaste. El historiador Jean Duvernoi encontró en unos legajos de la inquisición de Pamiers la delación de Arnau Sicre contra el último cátaro Guillaume Bélibaste que se encontraba oculto en Morella. En 1317, reinando Jaime II de Aragón, se funda la Orden de Montesa en el reino de Valencia y San Mateo se convierte en residencia de sus maestres y en cabeza del maestrazgo, o sea, en su capital. Desde la fundación de la Orden de Montesa en 1317 hasta el año 1400, la simbología montesiana era una cruz florlisada negra y con motivo de la anexión de la Orden de San Jorge de Alfama a la Orden de Montesa, se cambió la florlisada negra por la roja llana de San Jorge.
San Mateo fue la capital histórica de un amplio territorio que se denominaba Real Maestrazgo de Santa María de Montesa y de San Jorge de Alfama. El Maestrazgo estaba formado por Baylias y Encomiendas, entre ellas el Baylio Cervera o Mensa Maestral con ocho poblaciones: Cervera del Maestre, San Mateo, Traiguera, Chert, La Jana, Rosell, Canet y Calig. Empieza aquí una esplendorosa época medieval en la que San Mateo se convierte en un importante centro comercial, ganadero y artesanal desde donde se exportaba la lana de los rebaños de la zona a los telares de Prato y Florencia. Los comerciantes de la lana, Rossi, Comí y Datini desarrollaron una fuerte economía lanar de las más importantes de Europa. Los historiadores italianos magnificando la importancia económica de esta zona han afirmado «mudos hubiesen quedado los telares de Florencia de haberles faltado la lana de Sant Mateu». Los comerciantes de la lana fueron los impulsores de la construcción de la Iglesia Arciprestal de San Mateo, llamada también «la catedral de los mercaderes de la lana». Este empuje económico sirvió para que San Mateo creciera durante los siglos xiii, xiv y xv, albergando en su villa, la Universidad de Humanidades, Escuela de Griego, Escuela pictórica, de orfebrería y cantería.
Su importancia política hizo que tuviese un destacado papel histórico, pues se celebraron Cortes Generales del Reino de Valencia en 1369-1370, 1421, y 1429. Visitaron la población importantes personajes como San Vicente Ferrer, Benedicto XIII (el famoso antipapa Papa Luna, señor temporal de la población en 1409), el antipapa Clemente VIII, Alfonso de Borja, (más tarde papa Calixto III), legado del papa de Roma Pedro de Foix, la reina María (esposa del rey Alfonso V el Magnánimo), el rey Carlos I (siendo príncipe de Asturias) y Felipe II de España.
El Papa Benedicto XIII (papa Luna) llega a San Mateo en mayo de 1411 al abandonar la sede papal de Aviñón, se aposenta en el palacio del Mestre de Montesa fray Romeu de Corbera varios meses hasta que concluyen las obras de acondicionamiento en Peñiscola como sede pontificia en octubre del mismo año. Durante su estancia en San Mateo toma las riendas del problema sucesorio de la Corona de Aragón al fallecer el rey Martín I sin sucesión directa. El Compromiso de Caspe pone fin al desgobierno asumiendo el trono de Aragón el infante de Castilla Fernando de Trastamara, no sin haberse evitado revueltas y guerras entre partidarios y candidatos. El papa Luna visitó varias veces San Mateo, en donde expidió numerosas bulas y celebró el final del concilio rabínico-cristiano en 1414, convirtiendo al cristianismo a más de 3000 judíos de la corona de Aragón en la Iglesia Arciprestal. El acontecimiento histórico más importante acaecido en San Mateo fue el final del Cisma de Occidente. El 15 de agosto de 1429, en la iglesia arciprestal de San Mateo, el antipapa Clemente VIII, sucesor del Papa Luna, renunciaba al papado ante el legado del Papa de Roma Martín V, finalizando el cisma de la iglesia occidental. El cardenal legado de Roma Pedro de Foix recogió en la Arciprestal de San Mateo la Tiara de San Silvestre y el Liber Censuum de las propiedades que los papas de Aviñón se llevaron de Roma en su huida.
El hecho más destacado del siglo xvi está relacionado con el episodio de las Germanías. Los agermanados asesinaron el 16 de junio de 1521 al lugarteniente de Montesa, Bernardo Zaera, ante el rumor de que escondía hombres de armas en su palacio de la actual calle Forn Vell y tomaron el control de la población. Las tropas del Comendador Mayor de Montesa, D. Francisco Despuig, con la ayuda de tropas de Morella tomaron la población el 23 de junio de 1521 siendo el último baluarte de los agermanados la torre campanario que debido al uso defensivo que hicieron los refugiados perdió parte de su coronamiento.
En 1587, por disposición del Papa Sixto V, la dignidad de maestre de Montesa se incorpora a la Corona en la persona de Felipe II. Los monarcas delegaron su autoridad en un cargo conocido como Lugarteniente General del Maestrazgo Viejo de Montesa o Gobernador de San Mateo, cargo que perduró hasta 1784. El último Gran Maestre Pedro Luis Garcerán de Borja al no conseguir que el capítulo de la Orden de Montesa nombrara como maestre a su hijo después de su muerte, llegó a un acuerdo con el rey de España Felipe II para anexionar la orden a la Corona de Aragón. Es cuando el rey Felipe II visita San Mateo durante cuatro días para finalizar la negociación. Las Órdenes militares españolas de Santiago, Alcántara y Calatrava fueron anexionadas por los Reyes Católicos a la Corona de Castilla excepto la de Montesa. Los montesianos se resistieron a ello y pagaron con la muerte por envenenamiento de su maestre Felipe Vivas de Cañamas en su palacio de San Mateo. Unos meses más tarde muere el Papa de Roma y es elegido nuevo papa Rodrigo de Borja con el nombre de Alejandro VII que evitó a toda costa esta anexión. Actualmente la Orden de Montesa tiene su sede en Madrid formando parte del Consejo General de las Órdenes Militares españolas, siendo su majestad el rey Juan Carlos I el Gran Maestre de las cuatro Órdenes Militares Españolas, Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.
En 1649 durante la Revuelta de los Segadores en Cataluña, tropas franco-catalanas se dirigen hacia el sur para ocupar la plaza de Valencia. La situación estratégica de San Mateo era una pieza codiciada para los franco-catalanes apresurándose a tomarla de forma que con las plazas de Tortosa y San Mateo se abría el camino directo a Valencia. Se ordenó la toma de San Mateo al general José Dárdena que formaba parte del grupo de «desenganyats» de Pau Claris y con un ejército bastante numeroso, mientras San Mateo estaba defendida por Lord John George, Barón de Seebach, con un reducido grupo de hombres. El pueblo de San Mateo resistió el asedio de forma heroica hasta que los franco-catalanes abandonaron la plaza y regresaron a Cataluña ante el rumor de que en las inmediaciones de Vinaroz se encontraba el Almirante y Capitán general de los Océanos, Francisco Díaz Pimienta con toda su flota y dispuesto a socorrer a San Mateo con un contingente de 5000 hombres. El ejército de José Dárdena abandonó su intento de tomar San Mateo y de proseguir en dirección a Valencia.
Durante la Guerra de Sucesión Española, el 17 de diciembre de 1705 San Mateo se entrega sin resistencia al general austracista Jones, ejemplo seguido por el resto de los pueblos de la comarca, excepto Peñíscola. Los ejércitos borbónicos comandados por el conde de las Torres intentan reconquistar la población unos días después, por lo que la asedian del 28 de diciembre de 1705 al 9 de enero de 1706, produciéndose graves destrozos tanto del recinto amurallado como en el casco urbano. Después de la Batalla de Almansa en 1707, San Mateo cae en manos de los Borbones sin ofrecer resistencia alguna y estos por los antecedentes de la villa al tomar parte en la causa austracista, despojan a la villa de todos sus privilegios, pasando la capitalidad administrativa del Maestrazgo a Vinaroz, que se mantuvo leal a los Borbones. Se destruyeron parte de las murallas y torres más representativas.
En 1766 con motivo del descubrimiento de las Catacumbas de Priscila en Roma, el pueblo de San Mateo a instancias de Fray Bernardo Cervera, natural de Sant Mateu, de la Orden de San Francisco que residía en Roma, solicitó el cuerpo entero de un cristiano para declararle co-patrón de la villa y erigirle una capilla. La solicitud fue concedida por el Papa Clemente XIII y el 2 de mayo de 1767 llega a San Mateo el cuerpo de San Clemente Mártir, denominado así en honor al Papa Clemente XIII, revestido de soldado romano y en una urna barroca, aportación que hizo Madona Sofía de origen alemán.
Durante la Guerra de la Independencia, los franceses ocuparon la población desde septiembre de 1810 hasta julio de 1813. Su cuartel general estaba situado en el convento de los dominicos al que convirtieron en un auténtico fuerte, rehaciendo algunos tramos de muralla, siendo esta actuación muy destructiva para el convento.
El trienio liberal de 1820 a 1823 está caracterizado a partir de 1822 por los ataques de las partidas realistas a las tropas liberales o constitucionalistas acantonadas en San Mateo.
El conflicto entre carlistas y liberales de 1835 (Primera Guerra Carlista) fue muy destructivo para la población. Tras ser tomada por los dos bandos en lucha en mayo de 1839, las tropas isabelinas al mando del general O'Donnell recuperan San Mateo. A finales de abril de 1837, Ramón Cabrera trató de apoderarse de San Mateo. El 3 de julio de 1837, estando en San Mateo las tropas carlistas y consolidado un extenso territorio, fue el momento propicio para que la villa recibiese la visita del rey carlista Carlos V, alojándose en el palacio de los marqueses de Villores. Desde el Cuartel de la Expedición Real, se hizo el nombramiento, el 3 de julio de 1837, de Ramón Cabrera como Comandante General de Aragón, Valencia y Murcia, relevándose del mando de la Comandancia General de Valencia al brigadier José Miralles el Serrador, que se había presentado a D. Carlos a su paso por Traiguera. La expedición Real estuvo en San Mateo hasta el día 6 de julio, en que salió camino de Cuevas de Vinromá, donde comieron, y marcharon después hacia Castellón de la Plana por el camino de Cabanes. Esta expedición tenía como misión recorrer las posiciones carlistas conquistadas más importantes y seguir hasta Madrid en donde el pretendiente D. Carlos tomaría el poder y sería nombrado como rey de toda España. El General liberal Baldomero Espartero salió a su encuentro y frustró las intenciones de los carlistas.
Desde el fin de las guerras carlistas hasta nuestros días desde un punto de vista urbanístico destaca el nacimiento de los arrabales de Santo Domingo, Barcelona y Chert y su crecimiento junto con el ya existente de San Isidro. En el siglo xx, durante la II República se redactó un plan de ensanche que no se realizó.
La agricultura está representada por los cultivos de olivos, almendros y cereales. En las zonas de regadío, irrigadas por norias de tradición romana y árabe, se cosechan patatas, hortalizas, legumbres y cebollas.
La industria ha sufrido una baja importante con varias empresas cerradas, quedando únicamente algunas del sector de la madera y servicios.
El turismo sigue la línea ascendente con la consolidación de restaurantes, hoteles y varias casas rurales.
A pesar de las agresiones y pérdidas que el paso del tiempo ha perpetrado, el legado monumental histórico ha motivado la declaración de Bien de Interés Cultural, por parte de la Generalidad Valenciana, al conjunto histórico artístico coincidente con la villa medieval de Sant Mateu.
San Mateo posee diversos museos de interés patrimonial e histórico:
La gastronomía está basada en los productos de la tierra, con platos como la olleta de Sant Mateu, arroz al horno, chuletas a la brasa, cordero mechado, conejo con caracoles, paella y cabrito al horno. De la tradicional repostería destacan los rollets d'aiguardent, primetes, pastissets, bunyols, rosques, prims, coques salades, suspiros y almendrados.
Otros productos típicos de la gastronomía local son la miel, el aceite de oliva y el queso de San Mateo.
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