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Tetis (nereida)



En la mitología griega, Tetis (en griego antiguo Θέτις / Thetis), la de los pies argénteos, es una ninfa del mar,[1]​ una de las cincuenta nereidas, hijas del «anciano dios de los mares» (ἅλιος γέρων: halios geron),[2]Nereo, y de la oceánide Doris,[3]​ y nieta de la titánide Tetis (en griego Τηθύς "Teethys"), con quien se la suele confundir en español. A veces también se confunde con ella a Temis, la encarnación de las leyes de la naturaleza. Fue educada por Hera, que siempre la ayudó.

Aunque la mayoría del material existente sobre Tetis concierne a su papel de madre de Aquiles, y aunque en gran medida es una criatura de fantasía poética, más que una diosa de culto en su periodo histórico, algunos indicios y referencias fragmentarias sugieren un estrato más antiguo de la tradición en el que Tetis desempeñó un papel mucho más importante en las prácticas religiosas y la imaginación de algunos griegos.

La etimología de su nombre (procedente de τίθημι tithemi, ‘constituir’, ‘establecer’) sugiere un papel inicial político.

En la Ilíada, Aquiles recuerda a su madre su papel en la defensa, y, por tanto, legitimación del reino de Zeus ante una incipiente rebelión de tres olímpicos, todos ellos con raíces preolímpicas:

Quinto de Esmirna, recordando este pasaje, escribe que Tetis liberó una vez a Zeus de las cadenas, si bien no hay otras referencias a esta rebelión entre los olímpicos.[5]

En un fragmento de un himno del poeta espartano del siglo VII a. C. Alcmán, Tetis aparece como un demiurgo, comenzando su creación con πόρος poros (‘senda’, ‘camino’) y τέκμωρ tekmor (‘jalón’, ‘poste de meta’). Lo tercero fue σκότος skotos (‘oscuridad’), y después el sol y la luna. Esta cosmogonía resulta interesante no solo porque recoge especulaciones astronómicas y teológicas propias de Oriente Próximo, sino también porque sus primeros principios son los elementos básicos de una pista de carreras, reflejando las preocupaciones atléticas de las sociedad y educación espartanas. Dado que Tetis es la madre de Aquiles, el joven griego por excelencia, podría ser que Tetis alguna vez presidiera la esfera de importancia de la adolescencia aristocrática.

En la Biblioteca mitológica del Pseudo-Apolodoro se dice que Tetis fue una vez cortejada tanto por Zeus como por Poseidón.[6]​ Fue dada en matrimonio al mortal Peleo solo por la profecía de Temis, Prometeo o Calcas de que su hijo destacaría sobre su padre.[7]

Cuando Hefesto nació fue lanzado del Olimpo por su madre Hera, ya que ella se sentía avergonzada de la cojera de su hijo, la oceánide Eurínome y Tetis lo acogieron y lo cuidaron en una gruta en el mar. Él hacía allí trabajo de herrería para ellas.

Cuando Dioniso fue expulsado por Licurgo con la ayuda de los olímpicos, fue a refugiarse con Tetis en el mar Eritreo en una cama de algas.

Tetis es la madre de Aquiles con Peleo,[1]​ rey de los Mirmidones. Tanto Poseidón como Zeus estaban interesados en ella, pero una profecía de Temis reveló que su hijo sería más grande que su padre, así que arreglaron su matrimonio con un hombre mortal.

Los dioses enviaron a Iris (que es con Hermes mensajero de los dioses) para encontrar un mortal que quisiese unirse a Tetis. Iris fue a ver al centauro Quirón, uno de los más famosos sabios de la antigüedad, que más tarde sería tutor de Aquiles. Entre los discípulos de Quirón destacaba por su hermosura, inteligencia y valentía el joven Peleo, hijo de Éaco, a quien tenía en gran estima. Peleo cortejó a Tetis pero esta, sintiéndose humillada por la imposición de los dioses, le rechazó. Ante esto Quirón aconsejó a Peleo que buscase a la ninfa del mar cuando estuviera dormida en la cueva a la que solía ir, y la atase fuertemente para evitar que escapase cambiando de forma. Lo que ella hizo, transformándose en llama y en un rugiente león (compárese con el dios del mar Proteo). Pero Peleo se mantuvo firme. Tetis consintió en casarse con él, aunque sin amor ni interés.

La boda de Tetis y Peleo se celebró en el monte Pelión y a ella asistieron todas las deidades: allí los dioses celebraron el matrimonio con un banquete. Apolo tocó la lira y las Musas cantaron, cuenta Píndaro. En la boda Quirón le regaló a Peleo una lanza de madera de fresno cuyo poder residía en curar las heridas que infligía y Poseidón los caballos inmortales, Janto y Balio. Sin embargo Eris, la diosa de la discordia, no había sido invitada. En venganza, arrojó una manzana dorada en la que decía «para la más hermosa». (La subsiguiente disputa de varias diosas llevó al Juicio de Paris y terminó ocasionando la Guerra de Troya.)

Tetis y Peleo tuvieron varios hijos, pero Tetis, apenas nacían, los asfixiaba para que no heredaran rasgos mortales de su padre. Peleo empezó a sospechar y descubrió al nacer Aquiles, su séptimo hijo, que Tetis los sometía a un ritual para intentar hacer inmortales, pero acababa con sus vidas: empleaba su magia con el bebé por la noche, quemando su mortalidad en el fuego del hogar y ungiendo al niño con ambrosía durante el día, cuenta Apolonio.[10]​ Cuando Peleo la sorprendió quemando al niño, dejó escapar un grito. «Tetis le oyó, y alcanzando al niño lo arrojó chillando al suelo, y como un soplo de viento cruzó rápidamente la sala y saltó al mar, furiosísima, y nunca desde entonces regresó.»[11]​ Al ser interrumpida por Peleo, Tetis hizo a su hijo físicamente invulnerable salvo por su talón, que estaba a punto de quemar cuando su marido la detuvo.

En una variante de este mito, Tetis intentó hacer invulnerable a Aquiles sumergiéndole en las aguas de Estigia (el río del Hades). Sin embargo, el talón por el que le sujetó no fue protegido por las aguas del Estigia. En la historia de Aquiles en la guerra de Troya narrada en la Ilíada, no se hace mención de esta debilidad de Aquiles en su talón.

Peleo dio entonces el niño a Quirón para que lo criase.

La profecía decía que el hijo de Tetis tendría una vida larga pero aburrida, o gloriosa pero corta. Cuando estalló la guerra de Troya, Tetis estaba preocupada y ocultó a Aquiles en la corte de Licomedes, disfrazado de mujer. Pero de todas formas terminó acudiendo con el resto de los griegos. Viendo que no podría evitar que su hijo cumpliese su destino, Tetis hizo que Hefesto forjase un escudo y una armadura, pero luego rehusó pagarle los favores sexuales que le había prometido a cambio.[12]

Cuando Paris mató a Aquiles, Tetis vino del mar con las Nereidas para llorar su muerte, y guardó sus cenizas en una urna de oro, levantó un monumento en su memoria e instituyó unas fiestas conmemorativas.



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