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Villanueva de la Jara



Villanueva de la Jara es un municipio y localidad española de la provincia de Cuenca, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Pertenece a la comarca de la Manchuela. Bordea la localidad el río Valdemembra. Además del núcleo principal comprende también los núcleos de Casas de Santa Cruz (109 hab.) y Ribera de San Benito (2 hab.). Es conocida por el cultivo del champiñón, que es la principal actividad económica de la localidad, así como distintos hongos comestibles.

Suele ser un terreno arenoso por lo general, aunque según el sitio habrá más o menos arcilla. Aparecen salpicados por todo el término unas depresiones del terreno donde se acumula el agua de lluvia y que son llamadas labajos, éstos pueden ser estacionales o mantener el agua durante todo el año como ocurre muchas veces en el conocido Labajo del Buitre. Algunos de estos abrevaderos fueron creados de forma artificial para facilitar el paso del ganado. Villanueva de la Jara es atravesada por la cañada ganadera del Levante además otras vías pecuarias.

Villanueva de la Jara se encuentra aproximadamente a unos 800 metros de altura sobre el nivel del mar y a unos 160 km del mismo, por lo tanto tiene un clima mediterráneo-continentalizado con temperaturas extremas según la estación del año. Los veranos son calurosos y a menudo las temperaturas pueden llegar a superar los 30 °C. Por otro lado en invierno las temperaturas bajan a unos 5 °C y por las noches cuando el cielo está despejado se producen heladas y no son raras temperaturas de -6, -7 y hasta -10 °C en alguna ocasión. Las precipitaciones no son muy abundantes (La precipitación media anual es de 500 mm aproximadamente) siendo prácticamente inexistentes en verano y algo más copiosas durante el resto del año, es posible que nieve entre diciembre y febrero, hay lluvias regulares en primavera y otoño, y en verano no son raras fuertes tormentas a finales de agosto y durante septiembre.

El paisaje de Villanueva de la Jara es el típico que se puede encontrar en la Manchuela; es un terreno llano con suaves elevaciones, atravesado por el valle del río Valdemembra. La agricultura domina en el paisaje destaca sobre todo la llanura cerealista y los viñedos, también destaca la presencia, aunque en menor medida que los anteriores, de los olivares, cultivos de almendros y nogales. En las vegas de los ríos hay huertas y regadíos. Las zonas de monte generalmente restringidas a los terrenos de elevada pendiente o de suelo no apto para la agricultura, distribuyéndose por todo el término municipal en manchas de diferentes formas y tamaños. De esta manera se configura un paisaje heterogéneo donde se combinan campos de cultivos alternados con las manchas de monte y con la influencia del valle del Valdemembra da lugar a un paisaje muy rico en cuanto a la biodiversidad típica de la zona.

Entre los cultivos encontramos manchas de vegetación natural, las más extensas son los pinares de pino piñonero y pino rodeno, también hay montes mixtos de pinos y encinas. Los matorrales están compuestos por vegetación típica mediterránea como carrascas, coscojas, enebros, sabinas, aliagas, torvisco, retamas, romero, tomillo, etc. En los márgenes del río crecen olmos, chopos, fresnos, álamos, zarzas y cañas.

Este tipo de hábitats en principio favorecen a especies de caza menor como los conejos, las liebres y las perdices. La paloma torcaz se puede encontrar todo el año en los pinares de la Jara.

Merece la pena hablar de las aves esteparias que habitan en el llano como las perdices, codornices, alcaravanes (llamados chorlitos), los sisones y las avutardas. El hábitat de estas especies está siendo degradado muy rápidamente y las poblaciones de estas aves están en serio riesgo de desaparición, sobre todo las de sisón; avutarda y alcaraván.

Los cernícalos primilla y común, el ratonero, el gavilán, el azor, el halcón peregrino, el águila calzada, el aguilucho cenizo y lagunero, el búho real, el búho chico, el mochuelo y la lechuza son las principales rapaces que se pueden ver aunque ocasionalmente aparece algún buitre leonado sobrevolando la zona.

En el río, viven entre la maleza garzas, ánades reales, fochas y gallinetas de agua. Ocasionalmente las grullas de paso paran a descansar.

El conejo que es muy abundante y la liebre son los mamíferos más representativos del lugar. Otros mamíferos que habitan el lugar serían: los erizos, varios tipos de roedores (ratones, topillos, musarañas) y en cuanto a carnívoros encontramos comadrejas, hurones, zorros y tejones. De vez en cuando aparece algún jabalí.

Los primeros restos que se conocen de vida en Villanueva de la Jara fueron encontrados en el Cerro del Cuco. Dichos restos datan de la Edad del Bronce. Actualmente se encuentran expuestos en el museo provincial en Cuenca.

En la época romana, la localidad está bajo la influencia del triángulo formado por las villas de Tarazona, Tresjuncos y Valeria. Tras ello, el esfuerzo por el dominio del territorio hace que se asienten junto al río Valdemembra almohades, moriscos y más tarde cristianos, fruto de una repoblación que en esta zona comienza a mediados del siglo XII.

Tras el dominio árabe el rey de Castilla, Alfonso VIII, reconquista la ciudad de Cuenca en 1177, también se reconquistaron las villas de Alarcón en 1184 e Iniesta en 1186 estableciéndose el Fuero de Cuenca para favorecer la repoblación de este territorio. Durante esta época, unos vecinos de Alarcón viajaron 4 leguas hacia el sur fundando el pueblo, al principio como aldea dependiente de Alarcón y regido bajo la jurisdicción del Señorío de Villena y de la Corona de Castilla.

El municipio posee el título de Villa desde el 8 de julio de 1476, ganándose la independencia de Alarcón debido al apoyo prestado a la reina Isabel la Católica durante la Guerra de Sucesión Castellana, en la que Diego López Pacheco, Marqués de Villena y señor de Alarcón, luchó a favor de la otra candidata al trono de Castilla, Juana la Beltraneja. Al principio su término municipal limitaba con los términos de Alarcón, Iniesta y Jorquera e integraba pueblos como: Quintanar del Rey, Tarazona de la Mancha, Casasimarro, Villagarcía del Llano, Madrigueras o Villalgordo de Júcar.

En la Guerra de Sucesión las tropas del archiduque Carlos tomaron la villa, la saquearon y la incendiaron.

Villanueva de la Jara tuvo a partir del siglo XIX una importancia significativa que se vio reflejada en la construcción de un Colegio de Latinidad (el primero en la provincia de Cuenca).

En la Guerra Civil Española fue una de las bases del Ejército Leal Republicano y de las Brigadas Internacionales. En Villanueva de la Jara estuvieron George Orwell, Willy Brandt y Josip Broz Tito entre muchos otros, dentro de las Brigadas Internacionales, la Comitern y la Brigada Lincoln. En las afueras de la localidad se encuentran unos búnkeres de lo que fue aeródromo en tiempo de guerra.

Tras una época de gran importancia durante los años de la posguerra mucha gente tuvo que emigrar de Villanueva de la Jara debido a la sobra de mano de obra en el campo. Muchos jareños viven hoy en día en Barcelona, Valencia o Madrid.

A partir de 2000 empezaron a llegar inmigrantes de Sudamérica y Europa del Este para trabajar, principalmente, en el champiñón.

En 2005, Villanueva de la Jara protagonizó diversas manifestaciones a favor de un Instituto de Educación Secundaria en la localidad. Tras varias negociaciones entre la Plataforma Jareña por la Educación, compuestas por padres y madres de niños de la localidad, y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha no se consiguió un Instituto de Educación Secundaria propio, que se construyó en el municipio limítrofe de Casasimarro. Villanueva de la Jara está hermanada con la localidad riojana de Pradejón desde 2018.

Diversas fuentes locales han demostrado que la cifra de población del INE no es correcta debido a un error burocrático. Desde 1897 Villanueva de la Jara empezó a crecer demográficamente hasta alcanzar los 3600 habitantes aproximadamente en 1950. Es a partir de ahí, la progresiva mecanización del campo y la exclusiva dependencia de este sector, cuando se produce un fuerte éxodo hacia las zonas urbanas (Valencia, Madrid, Barcelona...) y que reduce la población a 2500 habitantes. Desde entonces y debido a la llegada de inmigrantes a la localidad la cifra es estable. Actualmente viven en Villanueva de la Jara unos 300 inmigrantes de distintas nacionalidades (ecuatorianos, rumanos, marroquíes,...), siendo la comunidad rumana la de mayor población.

Villanueva de la Jara está bien comunicada ya que pasa por la localidad la N-320 que va desde Cuenca hasta Albacete y la N-310 que va desde Villanueva de la Jara hasta Manzanares, y está a 13 kilómetros de la A-3. Por su término municipal también pasa el AVE Madrid-Cuenca-Albacete-Levante.

Villanueva de la Jara mayoritariamente basa su economía en el sector del cultivo de hongos, especialmente champiñón y setas. Villanueva de la Jara fue pionera en toda España siendo la primera localidad que cultivó champiñón profesionalmente en los años 60. Al principio se utilizaron cuevas en todo el valle del Valdemembra, horadadas a pico y pala para más tarde tecnificar el cultivo en locales llamados sótanos.

El cultivo tradicional basado en basura de caballo ha caído en desuso en detrimento de compost elaborado a base de paja de cebada, maíz, guano de ave, sarmientos de viña y otros materiales naturales.

En Villanueva de la Jara se cultivan distintos tipos de hongo, como la Seta de Chopo (Agrocybe aegerita), diversos tipos de Pleurotus (P. ostreatus, P. colombinus, P. eringii, P. pulmonarius, P. cornucopiae), Champiñón (Agaricus bisporus, A. bitorquis, A. portobello) así como de manera experimental hay algún cultivo de Shii-take y Reishi. También en época de otoño se recogen níscalos y pie azul silvestres.

Existen varias fábricas que se encargan de comercializar el champiñón y las setas y exportarlas al resto de España. Actualmente el sector atraviesa una profunda crisis.

La agricultura y ganadería también tienen gran peso en la economía local, con cultivo de cereales, viña, almendros, olivos y hortalizas (tomates, patatas, habas...). También hay numerosas explotaciones ovinas y caprinas.

El turismo rural es una nueva actividad que parece despegar debido al gran interés monumental que tiene esta localidad.

Constituye el elemento central del pueblo. En uno de los lados se encuentra el Ayuntamiento, edificio renacentista del siglo XVI. El antiguo pósito, al lado del Ayuntamiento y hoy Centro Médico, es del siglo XV o del siglo XVI. Destaca la torre del reloj de tres plantas. También se encuentra aquí la Posada Massó, de estilo renacentista, que constituye uno de los mejores exponentes de la típica posada castellana. En el otro extremo de la plaza se encuentra Villa Enriqueta, una casa palaciega del siglo XIX. El edificio, que según la inscripción de la fachada data de 1899 y es nombrado como Villa Enriqueta, fue mandado construir por Jesús Casanova para su uso como vivienda propia. Y si en un principio fue palacio, luego pasó a ser hospital militar durante la Guerra Civil española y actualmente es propiedad de una familia cuyas viviendas se sitúan en torno a un patio central. Estilo artístico: esta es claramente historicista, muy al gusto de la época, mezclándose en ella elementos que recuerdan al Arte Mudéjar, ecos renacentistas e incluso modernistas, como refleja la ornamental utilización del hierro en la marquesina que cobija la puerta de entrada. Realizada en fábrica de ladrillo de dos colores colocados en su mayoría de forma decorativa creando motivos cruciformes, florales, etc., decorando el remate almenado sobre la cubierta del volumen inferior del edificio, los arcos de medio punto de los cinco balcones del primer piso y de las diez ventanillas pareadas del segundo. También de ladrillo, el volumen que remata el edificio, de planta rectangular a modo de torreón apaisado y cubierto a cuatro aguas, parece ser una especie de galería o pasillo cubierto cuyas paredes se encuentran horadadas por ventanas de arcos rebajados y arquillos menores de medio punto.

Ostenta el título de Basílica y desde 1982 está declarada Monumento Histórico-Artístico. Esta iglesia se construyó con las piedras del antiguo castillo árabe de Villanueva allá por el siglo XV. El Altar Mayor posee un valioso retablo de tres cuerpos en madera dorada. De esta construcción resalta su carácter fortificado, más evidente en el perímetro amurallado de origen árabe y reconstruido como muro almenado en el siglo XVI. Compuesto por tres lienzos con torreones circulares, es todo lo que queda del Castillo de Villanueva.

Fue fundado por Santa Teresa de Jesús en 1580. Está compuesto por iglesia, convento y claustro. Es un edificio aislado que forma una manzana entera y rodeado de muros. En su interior destacan las pinturas del siglo XVII del retablo y una magnífica techumbre de madera de estilo mudéjar que cubre el presbiterio formando una estrella de 32 puntas. También destaca el sepulcro de la venerable Ana de San Agustín, a cuyo cargo quedó el convento una vez que santa Teresa abandonó Villanueva de la Jara.

La localidad forma parte de las Huellas de Santa Teresa, ruta de peregrinación, turística, cultural y patrimonial que reúne las diecisiete ciudades donde santa Teresa de Jesús dejó su huella en forma de fundaciones.[1]​ La ruta no tiene un orden establecido o un tiempo limitado ya que cada peregrino o visitante puede realizarla cómo y en el tiempo que desee.

Antiguamente fue un convento de Frailes Carmelitas, que guarda la imagen de la Virgen de las Nieves, patrona de los católicos jareños: una figura gótica sentada en una silla sin brazos con un pomo en la mano derecha y sosteniendo en su izquierda a su Niño. El edificio es de una sala nave con planta de cruz latina y cúpula de media naranja. En una de las capillas (no se ha podido localizar) fue sepultada la ermitaña Catalina de Cardona.

Es un monumento histórico donde antiguamente se ejecutaba a quienes infringían las antiguas leyes. Se encuentra sobre una base de tres escalones, es un rollo cilíndrico con 3'5 metros de altura aproximadamente, encabezado por cuatro huecos, uno por cada cara.

Cabe destacar el grupo de Jotas Virgen de las Nieves. Este grupo se compone de niños y jóvenes de la localidad. También es importante la Rondalla Santa Teresa, que interpreta canciones típicas de la localidad. Gracias a estos grupos se ha evitado la desaparición del folclore jareño.



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