El zoroastrismo, por el nombre de su fundador e iniciador, es la denominación de la religión que, derivada de una religión anterior denominada mazdeísmo (devoción a Ahura Mazda), se funda en las enseñanzas del profeta y reformador Zoroastro (Zarathustra), que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único creador increado de todo. El Supremo, y el Absoluto.
El término zoroastrismo es una construcción moderna que, según el Diccionario Oxford, apareció en primer lugar en 1874 en Principios de filología comparada de Archibald Sayce. La primera referencia a Zoroastro en Occidente es atribuida a Thomas Browne, que brevemente se refiere a él en su libro Religio Medici (1642).
El término mazdeísmo probablemente derive de Mazdayasna, una expresión compuesta del avéstico que combina el último elemento del nombre Ahura Mazda y la palabra avéstica yasna, la cual significa devoción. El rey persa Ciro el Grande era seguidor de esa religión.
En sus orígenes, el zoroastrismo se presenta como una reforma de la religión practicada por tribus de lengua iraní que se instalaron en Turquestán occidental entre el I y II milenio a. C. Estas tribus estaban estrechamente ligadas con los indoarios, los que aportaron el sánscrito y todas sus lenguas derivadas en la India del Norte, a partir del año 1700 a. C. Estos pueblos constituyen a la familia indo-aria.
La comparación del zoroastrismo con la religión india es útil para comprender su nacimiento. Estas dos religiones tenían un dios llamado Mitra por los indios y Mithra por los iranios, que significan el sol o el dios del sol.
Evolucionó de manera muy divergente en estos dos pueblos. Entre los indios, según François Cornillot, especialista del Rig-veda y del Avesta, el Mitra original se escindió en tres dioses, Mitra, Ariamán y Váruna. Entre los iranios, este dios guardó en cambio su unidad. Dios soberano, era el hijo de Ahura Mazda, que parece haber sido el Cielo.
Los zoroástricos se esforzaron por eliminar el culto de Mithra en provecho del de Ahura Mazda, justificando el nombre de mazdeísmo dado a veces a su religión. La Persia antigua, bajo la dinastía de los aqueménidas, no era verdaderamente mazdeísta: veneraba tanto a Mithra como Ahura Mazda. Los griegos consideraban a este último como equivalente a Zeus, su dios celeste.
Según Heródoto (I, 131), la costumbre de los persas «es subir sobre las montañas más altas para ofrecerle sacrificios a Zeus, y dan su nombre a toda la extensión del cielo». Heródoto en Los nueve libros de la historia incluye una descripción de la sociedad iraní, que posee algunos elementos reconocibles del zoroastrismo, incluida la exposición de los muertos. Según Heródoto (I-101), los magos eran una de las seis tribus de la Media. Parecen ser la casta sacerdotal de la hoy conocida como zurvanismo, rama del zoroastrismo que tenía una gran influencia en la corte de los emperadores medos.
En cuanto a Mithra, estaba estrechamente emparentado con el Sol.
Hay que observar que el término ahura era también conocido por los indios, que lo pronunciaban asura. Son los iranios quienes transformaron la "s" original en una "h". En los pasajes más antiguos del Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.), la palabra asura representa al Ser supremo, como entre los iranios. Más tarde, cambiando de sentido, se aplicó a los antidioses, los demonios.
El culto de *sauma era común entre los indios y los iranios. Este término se convirtió en soma para los primeros y en haoma para los segundos. Esta bebida alucinógena puede haber sido hecha con efedra. Pensando que les permitía a los dioses conservar su inmortalidad, se la ofrecían en sus sacrificios. Los propios participantes la bebían y accedían al mundo divino, a una inmortalidad provisional. En wakhí (una lengua irania hablada al este de Afganistán), la efedra es llamada yimïk, término que podría provenir de *haumaka. Según el Rig-veda, el elemento de base del soma podría haber sido una seta, una sustitución que se explica por el hecho de que en la India no hay efedra.
En el actual Turkmenistán meridional (antigua Margiana), el arqueólogo ruso Viktor Sarianidi buscó las ruinas de un edificio llamado Togolok-21. Se trataba de un templo donde se practicaba el culto del fuego y donde se preparaba el haoma. Este edificio formaba parte de una cultura bactro-margiana (Margu), fechada del 2200 al 1700 a. C., que se extendía al este hasta la Bactriana, a lo largo del curso del Amu-Daria.
Sobre todo el territorio de esta cultura, se encuentran amuletos con representaciones de lucha entre serpientes y dragones que tenían una actitud claramente agresiva, con ojos enormes y una boca grande abierta. Era una representación primitiva de la lucha entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte, que caracterizaba la religión indoirania y que el zoroastrismo conservaría.
Parece que la cultura bactro-margiana hubiera sido más bien indoaria. También contenía un substrato cultural no indoeuropeo difícil de concretar, como lo prueba el mismo hecho de la construcción de los templos: los verdaderos indoiranios prefirieron mucho tiempo los santuarios al aire libre.
Siguiendo la unificación de los imperios Persa y Medo en 550 a. C., Ciro II y más tarde su hijo Cambises II redujeron el poder de los magi. En 522 a. C., los magi se rebelaron y reclamaron el trono a través de una persona. El usurpador, pretendiendo ser el hijo menor de Ciro, Esmerdis, llegó al poder poco después.
El pseudo-Esmerdis (de nombre real Gaumata), gobernó durante siete meses, antes de ser destronado por Darío I en 521 a. C. Los magi, aunque perseguidos, continuaron existiendo, y un año tras la muerte del pseudo-Esmerdis, un segundo pseudo-Esmerdis (de nombre Vahyazdāta) intentó un golpe de estado, que fracasó.
La cuestión de si Ciro II era zoroastrista está sujeta a debate. En cualquier caso le influenció hasta el punto de no imponer una religión en Persia y permitir a los judíos cautivos volver a Canaán cuando los persas tomaron Babilonia en 539 a. C. Se desconoce si Darío I, aunque ciertamente devoto de Ahura Mazda, era un seguidor de las enseñanzas de Zoroastro.
Darío I y sus sucesores mostraron su devoción a Ahura Mazda en inscripciones, permitiendo a las religiones coexistir. Fue durante el período aqueménida cuando el zoroastrismo adquirió peso, y varios textos zoroastristas (que hoy son parte del compendio del Avesta) son atribuidos a este período, aunque probablemente en esta época permanecían en forma de relato oral.
En los últimos momentos de esta dinastía, comienzan a integrarse divinidades y conceptos divinos de las religiones protoindoiranias entre los seguidores del zoroastrismo, hasta establecerse un culto a ellos en el calendario religioso. Sin embargo, dichos elementos son ajenos a la religión del zoroastrismo.
Casi nada se sabe del estatus del zoroastrismo bajo los imperios seléucida y parto, que gobernaron Persia tras la invasión de Alejandro Magno en 330 a. C.
Una forma de zoroastrismo fue aparentemente la religión principal en la Armenia precristiana, o al menos fue prominente allí. Los persas hicieron intentos de promover la religión allí.
Con anterioridad al siglo XI, el zoroastrismo había llegado al norte de China a través de la Ruta de la Seda, obteniendo estatus oficial en algunas zonas de China. Ruinas de templos zoroastristas han sido encontradas en Kaifeng y Zhenjiang, y según algunos intelectuales permanecieron hasta 1130. En cualquier caso, la influencia del zoroastrismo puede apreciarse en el budismo, especialmente en el simbolismo de la luz.[cita requerida]
La religión que sucedió al zoroastrismo en Persia estuvo marcadamente influida por este. Los sacerdotes iranios nunca lograron derribar las enseñanzas de Zoroastro, pero resucitaron la antigua adoración de Mitra, y el mitraísmo se difundió a lo largo y a lo ancho del Levante y de otras regiones mediterráneas, siendo durante cierto tiempo contemporáneo tanto del judaísmo como del cristianismo.
En el siglo VII, la dinastía sasánida fue derrocada por los árabes. Aunque algunos de los últimos gobernantes habían perseguido el culto zoroastrista, inicialmente los zoroastristas fueron incluidos como Gente del Libro y se había permitido su práctica libremente. Hubo un lento pero permanente movimiento de población en Persia hacia el islam. La nobleza y las personas de la ciudad fueron los primeros en convertirse. El islam se extendió más lentamente entre los campesinos. Muchos zoroastristas se marcharon, entre ellos varios grupos que se establecieron en la India, donde se les aceptaba. A estos se les llama parsis y son más de cien mil. En los siglos siguientes el zoroastrismo volvió gradualmente a su forma original monoteísta, sin elementos politeístas.
El número de zoroastristas se ha reducido significativamente en los últimos siglos, pero la religión continúa viva y dinámica. La mayor parte de seguidores de esta religión se encuentran en la India e Irán. También hay unos 10 000 parsis en Pakistán y unos 2500 parsis en Sri Lanka. Son una comunidad muy próspera dedicada al comercio, a la administración y a las profesiones liberales, pero su número es cada vez menor. Existe un buen número de asociaciones en varias partes del mundo.[cita requerida]
Recientemente el zoroastrismo se ha popularizado entre los kurdos, con múltiples conversiones especialmente de jóvenes kurdos normalmente desde el Islam. Las razones del fenómeno responden a distintos factores como el enfrentamiento entre kurdos con grupos islamistas radicales como ISIS o un sentimiento de identificación étnica con el zoroastrismo que algunos kurdos consideran era la religión originaria de su pueblo.
El zoroastrismo posee una importancia única en la historia de las religiones a causa de sus enlaces con las tradiciones occidental abrahámica y oriental dhármica.
Estas se advierten en la angelología, la creencia en un estado futuro de premios y castigos, la inmortalidad del alma y el juicio final. Todo ello forma parte fundamental del esquema zoroastriano. Adicionalmente, la figura de Satanás, originalmente sirviente de Dios, asignado a Él como su fiscal, vino a asemejarse a la de Ahriman, el enemigo de Ahura Mazda (Dios), cada vez más. También, la figura del Mesías, que inicialmente era un Rey futuro de Israel que salvaría a su pueblo de la opresión, evolucionó, en Isaías, por ejemplo, en un Salvador universal muy similar al Saoshyant persa (iraní). Otros puntos de comparación entre Persia (Irán) e Israel incluyen la doctrina de los milenios, el Último Juicio, el libro celestial en el que se inscriben las acciones humanas, la Resurrección, la transformación final de la tierra, el Paraíso en la tierra o en el Cielo, el Infierno, etc.
Algunos estudiosos (Boyce, 1987; Black and Rowley, 1987; Duchesne-Guillemin, 1988) creen que un buen número de elementos de la escatología, soteriología, angelología y demonología del judaísmo -una influencia clave en el cristianismo-, tiene su origen en el zoroastrismo, y fue transferida al judaísmo durante la cautividad babilónica y la era persa. Con todo, existen diferencias en los sistemas de creencias.
Según Mary Boyce, «el zoroastrismo es la más antigua de todas las religiones de credo reveladas, y ha tenido probablemente más influencia, directa o indirectamente, que cualquier otro culto individual» (Boyce, 1979, pág. 1). El zoroastrismo ha sido propuesto como la fuente de los aspectos pos-Torá más importantes del pensamiento religioso judío, que emergió durante la cautividad babilónica.
Para muchos investigadores, en el zoroastrismo se apuntan por primera vez algunos importantes conceptos para otras religiones posteriores como el de cielo vs infierno; el Día de Juicio Final o la diferencia entre ángeles y demonios, es decir, son los introductores del dualismo en el ámbito de las religiones.
Idioma:
En los actos religiosos y colección de textos sagrados del Zoroastrismo se usa el Dialecto gatha o Idioma avéstico.
El zoroastrismo se formó alrededor de 1600-1200 a. C. (dependiendo de las fuentes usadas) en la región noroeste de Irán (Persia) por el profeta Zaratustra (Zoroastro), cuyas enseñanzas fueron transcritas en lo que se conoce como el Avesta. Se dice que el zoroastrismo es una de las primeras religiones monoteístas del mundo, aunque se puede considerar al zoroastrismo como un henoteísmo, la creencia en la existencia de un dios principal pero que no es el único que existe. Es un término acuñado por el orientalista Max Müller (1823-1900) (del griego gen. henos, que significa uno y theós, dios). La divinidad especialmente venerada asume las cualidades de divinidad suprema. Representa un intento de unificación, bajo la adoración de un dios supremo, de las religiones politeístas comunes en aquellos tiempos y por tanto conserva rasgos de ambas corrientes (mono y politeístas). El zoroastrismo ejerció una clara influencia en otras religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Ahura Mazda es su dios principal. Los zoroastristas veneran el fuego eterno, símbolo divino. Zaratustra predicaba un dualismo basado en la batalla entre el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas. El principio de Zaratustra es que existe un espíritu Spenta Mainyu, identificado posteriormente como Ahura Mazda u Ormuz, y un espíritu malvado Angra Mainyu asimilado a Ahriman, opuestos representando el día y la noche, la vida y la muerte. Estos espíritus coexisten en cada uno de los seres vivientes.
El Avesta es la colección de textos sagrados del zoroastrismo. Aunque algunos de los textos son muy antiguos, el compendio conocido actualmente es, esencialmente, el resultado de una redacción que se cree se realizó durante el reinado de Sapor II (309-379). Sin embargo, desde entonces se han perdido partes importantes, especialmente después de la caída del Imperio persa, cuando el zoroastrismo es sustituido por el islam. La copia más antigua de los textos data de 1288.
La parte más antigua del Avesta ―el texto sagrado de los zoroástricos― está constituida por himnos, los Gatha, se considera que han sido transmitidos oralmente durante siglos antes de tomar la forma escrita y que han podido ser compuestos por el propio Zaratustra. Aparece claramente como un sacerdote. Ahura Mazda le habría dado la misión de renovar la antigua religión, confirmándose como el único dios del Bien, la encarnación de la Luz, de la Vida y de la Verdad. Zaratustra condena el culto del haoma y, entre otros, el sacrificio del Toro que es el animal más sagrado reconocido por Zaratustra; Ahura Mazda era inmortal por sí mismo, sin la práctica de los sacrificios sangrientos.
Elimina la condición divina del fuego, para hacerlo un símbolo concreto de la Luz. En lo sucesivo el fuego no se venera como un dios, sino como un aspecto principal de Ahura Mazda.
Los Gāthā hablan de las relaciones entre Ahura Mazdā y seis categorías divinas llamadas las Amesha Spenta, Inmortales Benéficos. En los primeros textos del Avesta, son clasificados como Amesha Spenta y posteriormente se personifican como arcángeles. Son:
Muy cercano a Vohu Manō, se encuentra Spenta Mainyu, el espíritu benéfico, opuesto a Angra Mainyu, el espíritu malvado, encarnación de las tinieblas y la muerte. Más que enemigos, estos dos espíritus son gemelos.
Los Gāthā están compuestos probablemente en una época pre-aqueménida, antes del siglo IV a. C. Durante la era aqueménida (648–330 a. C.) el zoroastrismo desarrolla los conceptos abstractos de cielo, infierno, juicio personal y juicio final, los cuales solo estaban aludidos en los Gathas.
Las otras partes del Avesta son claramente posteriores a los Gāthā. Particularmente los himnos denominados Yasht, donde se ve el resurgir del panteón que había querido eliminar Zaratustra. Son la fuente de información más importante sobre la mitología irania. A pesar de su contradicción los Gāthā y los textos del Avesta reciente son venerados de la misma forma por el zoroastrismo.
Conviene señalar que la lengua de los Gāthā es muy próxima a la del Rig Vedá, y sus lectores pueden comprenderla.
Es central en el zoroastrismo el énfasis en la elección moral, de la vida como batalla por acercarse o alejarse del bien. Según los Gatha, las personas son libres y seres responsables. La predestinación es rechazada. Los humanos son responsables de su situación, y deben actuar para cambiarla. La recompensa, el castigo o la felicidad, depende de cómo las personas vivan su vida. El bien transpira de aquellos que actúan correctamente, y los que actúan mal se dirigen hacia su ruina moral. La moral zoroastrista se resume en la frase buenos pensamientos, buenas palabras, buenos actos (Humata, Hukhta, Hvarshta en avéstico y Pendar-e Nik, Goftar-e Nik, Kerdar-e Nik en persa moderno).
Esperan al salvador Saosyant, cuando llegue el final de los tiempos se producirá la resurrección de todos los muertos. Las almas deberán cruzar un puente (Chivat), y serán juzgadas por sus pensamientos, palabras y actos, este juicio no es final ya que cuando el mal es eliminado, todas las almas se reúnen, por lo tanto la salvación es universal.
Los preceptos principales son:
En la actualidad afrontan una grave crisis interna, debido a la pugna entre los sacerdotes ortodoxos y los jóvenes modernistas. Aquellos insisten en la práctica funeraria de los antepasados y para ello conservan en el cerro Malabar ―el sector residencial más exclusivo de Bombay―, una construcción de piedra gris llamada la Torre del Silencio. Allí son llevados los parsis que mueren. Los cadáveres de niños, mujeres y hombres se depositan sobre losas de piedra y quedan expuestos a la voracidad de gigantescos buitres. Las aves de rapiña les arrancan la carne y en corto plazo dejan solo los huesos del esqueleto. Entonces el Sol los calcina y, tras ser semipulverizados los restos, se arrojan a un pozo habilitado en el fondo de la Torre. Desde allí, impulsados por agua corriente, llegan al mar. Los jóvenes parsis encuentran que esta ceremonia, que data de muchos siglos,[cita requerida] debe desaparecer. Algunos temen que con ello desaparezca la religión misma.
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