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Reptiloide



Los reptiloides, también conocidos como reptilianos, hombres lagarto o draconianos, son reptiles humanoides imaginarios que desempeñan un papel destacado en la literatura fantástica y de ciencia ficción, la ufología y en las teorías de conspiración contemporáneas.[1][2]​ Como su supuesto origen, se ha planteado la evolución de una raza inteligente en la Tierra de forma paralela a la humanidad, de origen extraterrestre o intraterrestre, entidades sobrenaturales o los restos de una antigua civilización prehumana.

Los humanoides reptilianos de descripciones variadas han sido muy comunes en los mitos y leyendas de muchas culturas a lo largo de la historia.

Quetzalcóatl, nombre náhuatl de la deidad descrita como Serpiente Emplumada de la antigua Mesoamérica. Es uno de los principales dioses o energías de muchas civilizaciones en lo que es hoy México y Centroamérica. El nombre Quetzalcóatl literalmente significa "serpiente emplumada" (quetzal, serpiente o serpiente con plumas de quetzal).

El quetzal tiene connotaciones divinas en estas civilizaciones y se lo relaciona con el Kukulkan de los mayas y el Gukumatz de los quiché.[cita requerida]

Cécrope I, el mítico primer rey de Atenas, era mitad hombre, mitad serpiente. Se ilustra como ejemplo en un friso en el altar de Zeus, de Pérgamo.[cita requerida]

En la cultura del antiguo Egipto se encuentran las imágenes de Sobek.

En las culturas judaica y cristiana, en Génesis, se relata como Adán y Eva son seducidos por la Serpiente para alimentarse del Árbol del Conocimiento (del Bien y el Mal), y como consecuencia son expulsados del Edén.

También hay una clara alusión al "gran dragón", "la serpiente original" enemigo de Jesús en el libro bíblico del Apocalipsis (Apoc. 12:12).

En escrituras y leyendas de la India, los Naga (devanagari: नाग) son descritos como seres reptilianos que viven subterráneamente y que interactúan con los seres humanos en la superficie.

En algunas versiones se dice que estos seres vivieron alguna vez en un continente en el océano Índico y que se hundió en las aguas. Textos de la India también hacen referencia a los Sarpa (devanagari: सर्प).

Los chinos, vietnamitas, coreanos y japoneses hablan en su historia acerca de 龍 (Lóng) (Yong en coreano, Ryu en japonés) o dragones, concebidos en ambas formas físicas y metafísicas, pero raramente descritos con forma humanoide. En el folclore de Japón se habla de seres como los Kappa, demonios acuáticos anfibios con aspecto de tortuga y pico de pájaro, y también de Orochi, una serpiente monstruosa similar a la Hidra occidental.

Los belatricianos son una supuesta raza extraterrestre de existencia meramente imaginativa. Los belatricianos son descritos como seres con rasgos reptilianos con cierto resplandor fosforescente en la piel. Su color es entre anaranjado y amarillo y visten trajes espaciales.

El supuesto médium Sheldan Nidle y su pareja Coreen Marshall, aseguran canalizar mensajes de los belatricianos para la humanidad. Según la pareja, los belatricianos fueron una cruel raza de tiranos galácticos, ahora arrepentidos y deseosos de lograr la paz y ser aceptados dentro de la galaxia. De allí su deseo de corregir las atrocidades del pasado y convertirse en miembros responsables de la Federación Galáctica.

Son famosos dentro de las teorías de conspiraciones y conocidos por muchos estudiosos del fenómeno OVNI; y son una tipología que presenta la mayoría de sus supuestas apariciones en los Estados Unidos, siendo prácticamente nulos los reportes de reptilianos en otros países.

A causa de la obra del escritor británico David Icke, la figura del reptiliano ha renacido con bastante popularidad, asociándola a teorías conspiratorias de dominación mundial por parte de los reyes, jefes de estado, aristocracias y magnates financieros muy ligados a la masonería. También está la teoría de Zecharia Sitchin sobre los Anunnakis, de que fueron realmente reptilianos.

Dwight York, líder sectario estadounidense condenado por abuso sexual infantil, creó el Nuwaubianismo como una religión de nacionalismo negro derivada de la Nación del Islam. Dentro de su doctrina se concluye —entre otras cosas— que diferentes especies extraterrestres reptilianas operan dentro de la Tierra.

Se han encontrado estatuillas de terracota[3]​ que datan de los años 4500 a 5500 a. C. (pertenecientes al Período de El Obeid) en Ur, entre 1919 y 1922 durante excavaciones arqueológicas dirigidas por Henry Hall. Algunas están representados con una "cabeza de lagarto".[4][5]​ Algunos autores partidarios de teoría de la conspiración o adherentes a la teoría de antiguos astronautas (Anunnakis),[6][7][8]​ se basan en la existencia de estas figuras para acreditar la tesis de los "reptilianos".

El concepto dinosauroide surge de una investigación sobre los dinosaurios terópodos como el Troodon, y el Saurornithoides. Dado que estos animales poseían el cerebro más grande -comparado con el tamaño de su cuerpo- del período Mesozoico, algunos han especulado que, de no haberse extinguido, estos animales habrían tenido la probabilidad de evolucionar hasta una forma parecida a la humana. Cabe destacar que este concepto no tiene ninguna base científica[cita requerida] y solo fue desarrollado dentro de un marco especulativo.

Es usual encontrar en Internet cientos de sitios sobre criptozoología, ufología y otras pseudociencias afirmando poseer fotos o vídeos "reales" de seres reptilianos. Lo cierto, es que este material gráfico proviene de falsificaciones digitales, de imágenes del modelo de Dinosauroide creado por Dale Russell descrito en el apartado anterior o, más desafortunadamente, de la tergiversación de imágenes de casos de una enfermedad congénita llamada Ictiosis Arlequín.

Como en muchas otras leyendas, al igual que en los casos del dragón y Pie Grande, se afirma como prueba de veracidad la supuesta "distribución universal del mito" en "culturas que no tuvieron relación entre sí". La distribución global de fósiles de dinosaurios y los hallazgos realizados por culturas antiguas previas a la paleontología moderna, así como el hecho de que como especie, el ser humano comparta una serie de arquetipos y temores psicológicos, pueden rebatir perfectamente este argumento.



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