La Wehrmacht (pronunciado [ˈveːɐ̯maxt] ( escuchar), «Fuerza de Defensa» en alemán) era el nombre de las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi desde 1935 a 1945, surgida tras la disolución de las fuerzas armadas de la República de Weimar, llamadas Reichswehr. Consistía en el Heer («ejército»), la Kriegsmarine («marina») y la Luftwaffe («fuerza aérea»). La designación «Wehrmacht» reemplazó el término previamente usado Reichswehr, y fue la manifestación de los esfuerzos del régimen nazi para rearmar a Alemania en mayor medida de lo permitido por el Tratado de Versalles.
Después de que los nazis subieron al poder en 1933, uno de los movimientos más abiertos y audaces de Adolf Hitler fue establecer la Wehrmacht, una fuerza armada moderna con capacidad ofensiva. Cumplir los objetivos a largo plazo del régimen nazi de recuperar el territorio perdido, así como ganar un nuevo territorio y dominar a sus vecinos. Esto requirió el restablecimiento del servicio militar obligatorio, y una inversión y gasto masivos en la industria de armamentos.
La Wehrmacht formó el corazón del poder político-militar de Alemania. En la primera parte de la Segunda Guerra Mundial, la Wehrmacht empleó tácticas de armas combinadas (cobertura aérea, tanques e infantería) para lograr un efecto devastador en lo que se conoció como Blitzkrieg («guerra relámpago»). Sus campañas en Francia (1940), la Unión Soviética (1941) y África del Norte (1941/42) se consideran actos de audacia. Al mismo tiempo, los avances remotos forzaron la capacidad de la Wehrmacht hasta el punto de ruptura, que culminó en las primeras grandes derrotas en las batallas de Moscú (1941), Stalingrado (1942) y El Alamein (1943); a fines de 1942, Alemania estaba perdiendo la iniciativa en todos los teatros bélicos. El arte operacional no era compatible con las habilidades guerreras de la coalición aliada, haciendo que las debilidades de la Wehrmacht en estrategia, doctrina y logística se hicieran evidentes.
Las SS y el Einsatzgruppen cometieron crímenes de guerra y atrocidades contra la población civil, todo lo cual cayó en el olvido o el ocultamiento, tras el fenómeno llamado Mito de la Wehrmacht inocente. La mayoría de los crímenes de guerra se cometieron en la Unión Soviética, Polonia, Yugoslavia, Grecia e Italia, como parte de la guerra de aniquilación contra la Unión Soviética, el Holocausto y la guerra de seguridad nazi.
Durante la guerra, cerca de 18 millones de hombres sirvieron en la Wehrmacht.Waffen-SS, la Volkssturm y las unidades colaboradoras extranjeras) habían perdido aproximadamente 11,3 millones de hombres, de los cuales aproximadamente la mitad estaban desaparecidos o muertos durante la guerra. Solo algunos de los líderes superiores de la Wehrmacht fueron juzgados por crímenes de guerra, a pesar de la evidencia que sugiere que hubo más personas involucradas en acciones ilegales. La mayoría de los tres millones de soldados de la Wehrmacht que invadieron la Unión Soviética participaron en cometer crímenes de guerra.
Cuando la guerra terminó en Europa en mayo de 1945, las fuerzas alemanas (formadas por la Wehrmacht, lasLa Wehrmacht (Die Wehrmacht) estaba compuesta por los siguientes tres cuerpos:
Las Waffen-SS, el brazo armado de las SS (la organización paramilitar del Partido Nazi), se convirtió de facto en la cuarta rama de la Wehrmacht, ya que se expandió de tres regimientos a 38 divisiones en los años 1940. Y aunque las SS eran autónomas y existían de forma paralela a la Wehrmacht, las unidades de las Waffen-SS eran puestas bajo el control operacional del Alto Mando de la Wehrmacht (Oberkommando der Wehrmacht, OKW) o del Alto Mando del Ejército (Oberkommando des Heeres, OKH).
La Reichswehr era el ejército de la República de Weimar y heredero del derrotado ejército imperial alemán. Ernst Röhm, jefe de la organización paramilitar Sturmabteilung (SA), pretendió que esta organización fuese aceptada en las filas de la Reichswehr, a lo que se oponía contundentemente el alto mando militar. Hitler hizo suyas las exigencias de los militares, ya que aún no los dominaba y temía que provocasen un golpe militar; de modo que intentó dialogar con Röhm, ya que su postura se alejaba del cauce que el caudillo alemán trazaba. Al no obtener resultado, Hitler pasó a considerar a Röhm peligroso para la estabilidad del régimen nazi, y en consecuencia este fue eliminado junto con sus seguidores más cercanos, en la matanza conocida como la noche de los cuchillos largos.
Durante la masacre también fueron asesinados el general Kurt von Schleicher y su esposa, que nada tenían que ver con la ideología de los asesinados. Al comprobar que la oficialidad de la Reichswehr estaba satisfecha de la eliminación de los jefes de la SA y que no cuestionaban la muerte de su compañero, Hitler comenzó a considerar como factible la criminalización del mando de la Reichswehr. De modo que se abocó a su transformación, disolviendo la antigua estructura y fundando un nuevo ejército, que pasó a llamarse Wehrmacht.
Entre los organizadores del nuevo ejército se encontraban los generales Heinz Guderian, von Reichenau y Jodl. La modernización incluyó el uso del arma blindada como caballo de combate junto a la infantería, nuevas y agresivas tácticas de combate y modernización del mando. La táctica de trincheras quedó obsoleta, y se reemplazó por la innovadora táctica Blitzkrieg o guerra relámpago, promovida por Guderian.
Se integró la artillería mecanizada a la infantería; se incluyeron en sus filas nuevos oficiales con más amplio grado de iniciativa. El armamento tuvo un cambio radical, con el empleo de ametralladoras más ligeras y fáciles de transportar, la organización de escuadrones móviles de asalto, escuadrones de logística, así como una cadena de mando, la cual —aun siendo monolítica— permitía la autonomía de acción a escuadrones sin oficiales al mando, si estos llegaban a faltar o caer. Muchos ejércitos del mundo han copiado la base de esta organización.
Hacia 1939, el ejército alemán de línea contabilizaba alrededor de 3 200 000 soldados y durante toda la Segunda Guerra Mundial combatieron por Alemania más de 12 millones de soldados de diversas nacionalidades.
Durante los primeros tres años de la Segunda Guerra Mundial, la Wehrmacht logró victorias completas y resonantes, derrotando a los ejércitos europeos con relativa facilidad, debido a su superioridad técnica y de doctrina militar, desarrollada por Alemania en los años posteriores a la derrota en la Primera Guerra Mundial. Esta superioridad quedó demostrada con el empleo de la Blitzkrieg (guerra relámpago), consistente en el empleo de movimientos rápidos de tropas, de una mortífera combinación de tanques en extensas formaciones (divisiones Panzer), infantería y artillería motorizada, y aviación de apoyo a las fuerzas terrestres. Esta doctrina dejó obsoleta con sus triunfos la doctrina militar imperante en la mayoría de los ejércitos europeos, aferrados aún a las defensas estáticas y a la guerra de trincheras, consideradas como válidas desde el final de la anterior guerra mundial.
La estrategia envolvente fue usada en Francia y la Unión Soviética (URSS) con gran éxito entre 1940 y 1941. Consistía en la embestida profunda en forma de pinzas y localizada contra el frente enemigo con la mayor concentración de fuerzas y armas de apoyo, para posteriormente enviar a través de la brecha conseguida las reservas acorazadas y motorizadas. Fuerzas blindadas atacarían los flancos cerrando el dispositivo y envolviendo al enemigo.
La velocidad de estas fuerzas permitiría en una fase posterior de la batalla, rodear y aniquilar a las fuerzas enemigas desde su propia retaguardia, estrangulando su sistema logístico y de suministro, y aislarlas hasta formar bolsas (en alemán Kessel 'caldero') de resistencia que acabarían rindiéndose.
La moral combativa de la Wehrmacht, una oficialidad competente, sus tácticas veloces y masivas, el logro efectivo y rápido de objetivos, con suministros y logística eficaces, sumado a la existencia de armamento avanzado, con tanques rápidos y una aviación táctica adaptada a las nuevas estrategias, hicieron del ejército alemán el más efectivo y poderoso de la época. Posteriormente su propia fe en esa superioridad inclinó a la Wehrmacht a acometer empresas que demostraron ser demasiado ambiciosas.
En la invasión de la Unión Soviética (Operación Barbarroja), que comenzó el 22 de junio de 1941, la Wehrmacht logró varios éxitos iniciales y la aniquilación de gran parte de las fuerzas del Ejército Rojo estacionadas en la frontera, permitiendo profundos avances dentro del territorio de la URSS hasta llegar a Leningrado en solo dos semanas.
Sin embargo, el atraso de cuatro semanas en las campañas de Creta y Grecia fueron vitales, ya que el invierno más crudo en 50 años se dejó sentir tempranamente en las latitudes soviéticas frenando el avance alemán cuando los caminos se transformaron en lodazales y además los suministros de equipos de invierno no fueron distribuidos en el frente de manera adecuada, sumado a una red logística cada vez más extensa y frágil. Los soviéticos lograron resistir la embestida y movilizando todas sus reservas humanas y materiales, apoyados por sus crudos inviernos, la ayuda logística norteamericana, y un material bélico muchas veces tan eficaz como el alemán y mejor diseñado para la producción en masa, frenaron el empuje de los alemanes, quienes no pudieron hacerse con Moscú, en noviembre-diciembre de 1941, ni Stalingrado, en diciembre de 1942-febrero de 1943, sufriendo la pérdida del VI Ejército alemán en 300 000 bajas entre muertos y heridos, incluyendo unos 90 000 soldados germanos que quedaron como prisioneros de guerra.
No obstante, la maquinaria bélica alemana aún era fuerte, al punto de mantener ocupada prácticamente la totalidad de Europa y poder combatir en África. Por gestión del ministro de armamentos, Albert Speer, se habían incorporado nuevos modelos de tanques como el Tiger, el Panther, el Jadgpanther. En el verano de 1943, sin embargo, la Wehrmacht sufrió otra grave derrota en tierras rusas, cuando en la batalla de Kursk, la fortaleza de las defensas y la posterior contraofensiva soviética destruyó las mejores unidades blindadas de la Wehrmacht y le causó bajas irremplazables en tropas de élite en Korsun-Cherkassy. La de Kursk se considera la última ofensiva estratégica de la Wehrmacht, y representó su última oportunidad de obtener la victoria en la guerra.
Por otra parte, en 1943 la Wehrmacht no logró repeler la invasión angloestadunidense en Italia, pero sí logró establecer sucesivas líneas defensivas en la península, la cual resistió hasta abril de 1945.
En estos dos años la Wehrmacht ya estaba exhausta y cansada de luchar en tantos combates, además de tener que combatir en 2 frentes a la vez, y que la situación en Italia era crítica, e Italia era vencida con relativa facilidad durante sus combates contra los Aliados occidentales.
En 1944 la Wehrmacht, ya debilitada por las pérdidas en combate contra el violento contraataque de la Unión Soviética no pudo rechazar ni contener el avance de tropas británicas, estadunidenses y canadienses en Francia y Bélgica tras la batalla de Normandía, debiendo efectuar un rápido repliegue. A pesar de todo durante el invierno de 1944-1945, la Wehrmacht realizó sorpresivamente en el frente occidental su última gran ofensiva, llamada batalla de las Ardenas. Esta ofensiva terminó en derrota germana y representó la pérdida de hombres y material que la Wehrmacht ya no podía reemplazar.
A partir de 1944, la Wehrmacht carecía de suficientes soldados veteranos para cubrir sus filas, sus mejores tropas habían sido destruidas en batalla contra las tropas soviéticas en tres años de cruenta lucha, quedando ante ellas en una clara situación de inferioridad numérica, mientras que en el sector occidental, cuyas tropas eran soldados de 40 años y más no podía resistir mucho tiempo la abrumadora superioridad material de los aliados occidentales.
La Alemania nazi intentó paliar ese déficit de tropas instituyendo la Volkssturm (milicia popular) desde octubre de 1944, como leva en masa, donde se enroló forzosamente en la Wehrmacht a prácticamente todos los varones alemanes entre 14 y 65 años de edad que aún quedasen en retaguardia para defender el propio territorio germano; no obstante, estas tropas, carentes de instrucción militar y de un armamento adecuado, y desmoralizadas por el visible curso adverso de la guerra, no podían en modo alguno compararse a la Wehrmacht de 1940 o 1941.
En enero de 1945 la Wehrmacht aún podía contar con más de 7 millones de efectivos (millón y medio en el Oeste, otro millón en Italia y el resto en el Este), aunque una parte apreciable pertenecía al Volkssturm y mostraban escaso afán de lucha en circunstancias tan adversas.
Los bombardeos estadounidenses y británicos empezaron a dañar el suministro normal de combustibles y armas a las unidades de la Wehrmacht desde 1943, consiguiendo progresivamente la superioridad aérea y obteniendo para 1945 el estrangulamiento de la industria de guerra alemana, y la destrucción de su sistema de comunicaciones, además de numerosas ciudades.
La Wehrmacht fue derrotada finalmente por los soviéticos en la batalla de Berlín mientras los Aliados la batían en el oeste de Europa, dejando de existir tras la rendición alemana del 8 de mayo de 1945.
Hay muchas dudas sobre las fuerzas movilizadas por el Eje en la Segunda Guerra Mundial, ya que muchos documentos se perdieron o las cifras fueron alteradas por los Aliados, hay estimaciones de 10 a 12 millones, y las más elevadas llegan a 17 o 18 millones (probablemente incluyendo a tropas extranjeras que les ayudaron, como en las SS). Según el libro Segunda Guerra Mundial (Editorial Susaeta) en el bando alemán, entre unidades del Heer, Luftwaffe, Kriegsmarine y Waffen SS, fueron movilizados:
En este cálculo no se incluyen a unidades del Volkssturm y las Juventudes Hitlerianas movilizadas. Si entendemos por soldado el individuo movilizado, correctamente instruido (al menos varias semanas, conocimiento de armas ligeras, orientación, fortificación, supervivencia, acción en equipo dentro de una unidad de combatientes), son más exactas las cifras de entre 7 y 8 millones (en cambio la Unión Soviética movilizó de 11 a 13 millones y Estados Unidos a otros 12 a 16 millones). El Heer, la Luftwaffe y la Waffen SS se desperdigaron por casi toda Europa y norte de África, y solo en Rusia, al principio entraron de golpe tres millones de hombres.
La Wehrmacht fue usada en ocasiones como herramienta del estado policial impuesto por el régimen nazi en los países ocupados, llegando a ser cómplices del Holocausto. También empleó planes y estrategias para saquear los territorios conquistados y satisfacer las necesidades del ejército, especialmente en el frente soviético.
La Wehrmacht participó en numerosos crímenes de guerra, ejecuciones sumarias de comisarios políticos soviéticos así como de castigos de represalia por actividades partisanas de los países ocupados.
Los muertos fueron aproximadamente
3 533 000 alemanes y de otras nacionalidades que combatían como aliados. El número de heridos fue de 6 000 000 y los prisioneros de guerra 11 000 000.Después de la derrota incondicional de la Wehrmacht que tuvo efecto el 8 de mayo de 1945, algunos elementos del ejército seguían en activo con las fuerzas aliadas como fuerzas de policía. Para finales de agosto de 1945, esas unidades quedaron disueltas y al año siguiente los aliados declararon oficialmente disueltas a todas las unidades de la Wehrmacht y a Alemania se le prohibía tener un ejército. Esta prohibición se mantuvo hasta la creación de la Bundeswehr en 1955.
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